
«AISHA, EL MITO
Como mito, el tema hunde sus raíces en la época preislámica. Concretamente se le sitúa en la época de presencia fenicia en Marruecos (en torno al año 1000 a.C.). A Aisha se la relaciona con la diosa fenicia del amor Astarté, versión de la diosa babilónica Ishtár, gran símbolo de la fertilidad. De hecho, Aisha Qandisha aparece o vive donde hay agua, como ya hemos referido. Kedechas (de donde se supone que proviene su apellido o calificativo, según esta interpretación) son las santas de los templos cananeos donde se practicaba el sexo sagrado. Y a su marido Hammu Kayu (ya que, según se cree, Aisha también tiene marido) se le identifica con el marido de Astarté: Hamon. Curiosa correspondencia, por cierto, a nivel lingüístico, entre los dos nombres, como se puede observar.
Bien por importación, bien por identificación (o sea, tanto si fue introducida por los fenicios como porque ya existía como deidad femenina local), Aisha como mito, muy relacionado con el agua (ríos, estanques, prados, etc) es un claro símbolo de la fertilidad. Y al igual que las diosas orientales de los templos del amor sagrado, Aisha se vale de sus perfectas proporciones por una causa sagrada: luchar por su tierra y vengar la muerte de los suyos según la leyenda que sigue viva en el imaginario popular marroquí. Aunque, a decir verdad, Aisha lo es más -es más viva- como personaje que impone e infunde miedo; un miedo muy especial, fundido con una especie de respeto que raya en la misma devoción.
Aisha, como los auténticos dioses, sigue viva; de hecho el significado de su nombre lo indica: Aisha, <la viviente>. Aisha Qeddisa, según sentencia el profesor Chimenti, <decaída de su dignidad de diosa, habiendo perdido su nombre de Istar y no brillando ya entre los astros, no ha conservado otra cosa que su nombre de viviente y el respeto del pueblo, respeto del que participa con una infinidad de genios>.
Sea una reminiscencia de la diosa Astarté, un personaje legendario (la <Condesa> que luchó contra los portugueses) que el imaginario marroquí trató y trata de eternizar, o un espíritu maléfico, demonio o genio que infunde miedo y habita el inconsciente de muchos marroquíes, Aisha sigue siendo una diosa a juzgar por el respeto que impone y por sus atribuciones y su singular belleza.
El personaje de Aisha Qandisha guarda muchas similitudes con otros personajes del folclor universal, como las damas blancas del folclore europeo, las xtabay mayas, y, sobre todo, con el famoso personaje mexicano-azteca de la Llorona«.
Sergio Barce, abril 2020

AZIZ AMAHJOUR
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CASABLANCA – Paula Carbonell, Mohamed el Morabet, Aziz Amahjour, Mohamed Abrighach, José Sarria, Sergio Barce, Boujemaa El Abkari y Ahmed el Gamoun



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Farid Othman-Bentria Ramos, Sergio Barce, Mohamed Abrighach, Sergio del Molino y Mohamed el Morabet
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Mª Jesús García González, Sergio Barce y José Sarria
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Alberto Mrteh y Sergio Barce
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Zahraa Jbari y Sergio Barce
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José Sarria, Mohamed el Morabet y Sergio Barce
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Maribel Méndez, Sergio Barce, Sergio del Molino, Rocío Rojas-Marcos, Mohamed el Morabet, Mustafa Akalay Nasser y su hijo

Sergio Barce, Mustafa Akalay, Mohamed el Morabet y Farid Othman-Bentria Ramos
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Paula Carbonell, Mohamed el Morabet, Aziz Amahjour, Mohamed Abrighach, José Sarria, Sergio Barce, Boujemaa El Abkari y Ahmed el Gamoun
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