Archivo de la categoría: TÁNGER

MÁLAGA, 25 DE MAYO – PRESENTACIÓN DE «LOS IRREGULARES DE TÁNGER», DE SANTIAGO DE LUCA

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«…Ya me había levantado para irme y no iba a volver a sentarme, entonces me di cuenta de que una bolsa de plástico que alguien había olvidado en el piso comenzaba un baile nervioso. Ráfagas de aire. Ella con lentitud terminó el café, me saludó con la mano mientras su cabello copiaba los movimientos de la bolsa y me impedía verle los ojos. Desapareció caminando frente al mar en dirección a la antigua cárcel de la Kasbah. Me acomodé con las dos manos la capucha y comencé a descender hacia el morabito. Pasé por la galería Conil hasta llegar a la calle Ibn Abbou. Doblé por esta calle y me dispuse a recorrer los metros que me faltaban. El viento se había aplacado como si hubiese sido un chaparrón de aire. Ahora el sol tibio de la mañana iluminaba también mi cara. Avancé por la calle estrecha deteniéndome en cada puerta para adelantarme mentalmente a lo que iba a vivir. Intentaba sorprender a ojos curiosos en las ventanas que eran pequeñas y estaban a una altura que no se podía alcanzar de pie. Pero no vi a nadie. Llegué frente al morabito. Entonces, pensé en Matisse y en su dibujo de lo que yo estaba viendo. Tuve que doblar a la izquierda para encontrar la posición exacta desde la que pintó el morabito. El viento se había calmado y recordé lo que le sucedió a Matisse con la lluvia. Cuando llegó a Tánger en marzo de 1912 estuvo recluido las primeras semanas sin poder salir del hotel Ville de France a causa de una incesante lluvia. En el momento en el que ya no podía más, al límite del hartazgo, dejó de llover y entonces pudo salir. Fue la revelación de la ciudad y de los colores. Había que atravesar esa lluvia para llegar al otro lado. Empezó a pintar y nos dejó el cuadro que hizo frente a este morabito. Claro que, partiendo de la forma realista, nos lleva a otro lugar. Los colores que hay en la ciudad después de varios días de lluvia predominan en su cuadro. Primero fue un azul que se apoderó y se extendió sobre la superficie de lo que pintaba. Y después el verde del florecimiento, de la resurrección. Si Matisse viajó no fue para visitar lugares, sino para ver la luz. En cambio, yo quise viajar solo para escuchar palabras. Atrapar rostros que se transforman en palabras…»

Este fragmento pertenece al relato El enigmático diverso, que forma parte del libro Los irregulares de Tánger, de Santiago de Luca, que presentaremos este jueves, 25 de mayo, en la Librería Luces, de Málaga. Una buena excusa para hablar y pasear por las calles de Tánger.   

 

 

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MÁLAGA, 25 DE MAYO – PRESENTACIÓN DE «LOS IRREGULARES DE TÁNGER», UN LIBRO DE SANTIAGO DE LUCA

El próximo jueves, 25 de mayo, a las 19.00 horas, en la Librería Luces, de Málaga, presentaré el libro más irregular que uno pueda pergeñar: Los irregulares de Tánger, de Santiago de Luca, que cruza el estrecho para que hablemos de esa pléyade de personajes que aún habitan o que han pasado por la ciudad más hipnótica. Y esos mismos personajes, nos servirán de excusa para detenernos en muchos de los lugares en los que se desarrollan estos relatos en un paseo que disfrutaremos juntos. Os esperamos.

 

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TANGER NOIR

Bajo la dirección de Santiago de Luca, en este libro nos damos cita los conjurados de Tánger. Relatos, artículos y poemas relacionados con el cine y la novela negra ambientados en Tánger como común denominador.

Con prólogo de Santiago de Luca, este número de la revista SureS, recoge artículos de Javier Valenzuela, Oufqa Sahar, Touria Oulehri, Pablo Macías y Tina Suau Jiménez. Entrevistas a Juan Madrid y Juan Sasturain. Relatos tangerinos de Karima Ziali, Simon-Pierre Hamelin, Ricardo Crespo, Alberto Gómez Font e Iñaqui Martínez. Y poema noir de Trino Cruz.

Entre los textos, se incluyen mis artículos «Cine noir en Tánger» y «En el Tánger noir de Javier Valenzuela».

Mañana, 11 de mayo, se presenta este número en la Cinémathèque Cine Rif de Tánger

 

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CUENTA GONZALO FERNÁNDEZ PARRILLA…

Ando leyendo Al Sur de Tánger: Un viaje a las culturas de Marruecos, de Gonzalo Fernández Parrilla. Muy interesante ensayo, que deja párrafos como éste:

«…El cementerio judío de Rabat está custodiado por un bello gigante con bigote que dice haber nacido allí, pues su padre ya era guardián y sepulturero. En un aparte están las escasas tumbas de los bahaís, protegidas por un perro. Lindan con el vecino cementerio cristiano, donde yacen católicos, franceses, protestantes, españoles, italianos, ortodoxos y africanos, y algunos musulmanes que lucharon con Francia en las guerras mundiales. También está allí el panteón de Mobutu Sese Seko, que murió exiliado en Rabat.

A los musulmanes se los entierra con el cuerpo lavado y perfumado, envueltos desnudos en una mortaja blanca, en posición de cúbito lateral derecho, sin ataúd y con el rostro orientado en dirección a La Meca. El color del luto en el islam es el blanco y en la tierra de las tumbas se suele plantar arrayán.

Tras la conquista/caída de Granada, no volvió a haber una almacabra en tierras peninsulares hasta la Guerra Civil. Algunos de esos cementerios moros, abiertos durante la Guerra Civil y en desuso durante décadas, han acabado reconvertidos en cementerios musulmanes para servir de almacabras a la comunidad marroquí, como el de Griñón en Madrid, adonde he acudido alguna vez a acompañar a seres muy queridos…»

 Me gusta esta mezcla de anécdotas, referencias históricas y experiencias personales, que hacen del libro aún más atractivo. Cuando acabe su lectura, me referiré con más detalle a él.

Sergio Barce, 12 de enero de 2023

 

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«EL CUADERNO MARROQUÍ», UN LIBRO DE JOAQUÍN CESTINO

“…La esposa aún quiere comprar un jarrón de metal dorado. Desde el Zoco Chico descienden por la calle de la Marina, y tras sobrepasar la mezquita se detienen en la puerta de un pequeño y poco iluminado bazar. En un minúsculo escaparate se agolpan los objetos más diversos.

El propietario les invita a entrar. Es un hombre mayor de barba gris que viste una chilaba de color azul grisáceo. No hay ninguna otra persona en el bazar. El propietario es viejo pero su mirada es joven. Brillan sus ojos al contemplar a la posible compradora recién llegada. Allí, en uno de los polvorientos estantes, está el jarrón que ella desea.

-¿Cuál es su precio? -pregunta la esposa.

-¡Qué fina pieza! -contesta el viejo- es muy antigua. Toda hecha a mano. Tal vez en Siria.

-¿Cuántos dirhams, por favor? -insiste la compradora mientras su marido recorre con la mirada distraída los estantes repletos de cerámicas y objetos de cobre y latón dorado.

-¿Qué importa el precio? Es un bello jarrón para una bella señora. Puede ver su forma, su brillo, sus dibujos, la suavidad del metal -y añade sonriendo- buen precio para usted. Está anocheciendo y pronto cerraremos. Su precio es mil dirhams, pero para la señora doscientos.

Limpia el viejo cuidadosamente el jarrón y lo envuelve lo mejor que puede en un arrugado papel de colores. Se dirige ahora al marido y con su más bondadosa mirada le pregunta:

-¿Podría besar a su esposa?

El marido, sorprendido, no es capaz de decir que no. Su mujer sonríe. Deja que el viejo se acerque y la bese con delicadeza en la mejilla. El anciano rostro del propietario del bazar evidencia toda la felicidad que le produce haber besado a una cristiana de agraciado rostro y armoniosa figura.

La esposa no puede dejar de agradecer la gentileza.

-Si desea algo de nuestro país nos gustaría traérselo en el próximo viaje.

-Qué bien sería que usted pudiera venir con una botella de vino dulce de su tierra. Nada habría mejor. Los buenos musulmanes no deben beber vino, pero ningún sabor es mejor que el del vino dulce de las viñas andaluzas que bebieron los sultanes omeyas de Córdoba.

Ha pasado un año. Han cedido un poco los intensos calores de julio y agosto. El matrimonio ha vuelto a Tánger.

Van bajando por la calle Es-Siaghin con la botella de vino dulce, envuelta en papel dorado, que le prometieron al viejo comerciante.

Sube violento el viento de levante que viene del mar. Casi hace frío. Cruzan el Zoco Chico y llegan al final de la calle de la Marina. Tienen dificultades para recordar el lugar exacto del pequeño bazar. No lo encuentran.

Finalmente reconocen el escaparate de la pequeña tienda…”

Este fragmento pertenece al libro El cuaderno marroquí, de Joaquín Cestino. Fue publicado por Campos Elíseos Ediciones (Málaga, 2011), con prólogo del tetuaní José Luis Ruiz Olivares.

En este volumen se recogen párrafos y fragmentos escogidos de otras obras del propio autor, junto a poemas y artículos, todos dedicados a Marruecos, en especial a Tánger, y también a Córdoba y Granada. Hay además un interesante texto de Cestino sobre Tánger en las letras, con una cuidada selección de extractos de obras de otros autores (de Abu Abbas Ahmad Al-Qalqasandi hasta Paul Bowles) que nos trasladan al Tánger de distintas épocas.

Un libro de fácil y amena lectura para recorrer la ciudad tangerina y otros rincones marroquíes.

Sergio Barce, diciembre 2022

 

 

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