Archivo de la etiqueta: Marruecos

12 DE ABRIL, PRESENTACIÓN DE «EL MIRADOR DE LOS PEREZOSOS» EN CEUTA

El próximo día 12 de abril, a las 19.30 horas, presentaremos mi libro El mirador de los perezosos (Ediciones del Genal) en la Biblioteca Pública del Estado en Ceuta, donde estaré acompañado de su director, José Antonio Alarcón, y de Ramón Tarrío.

Y el día 29 de abril, estaré en la Feria del Libro de Granada, donde, junto a Farid Othman-Bentria Ramos, presentaremos el libro en la Sala El Corte Inglés, y firmaré ejemplares en la caseta de la Librería Balqís.

 

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RAMADAN MUBARAK

A mis amigos musulmanes, especialmente a los larachenses, os deseo un feliz mes sagrado de Ramadán.

 

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NUEVOS LIBROS CON AMIGOS

Nuevas imágenes pertenecientes a mi biblioteca en las que alguna de mis obras acompaña a los títulos de buenos y queridos amigos escritores.

Hoy: mi novela La emperatriz de Tánger, posando con otros títulos muy tanyauis: Mohamed Chukri, de Rocío Rojas-Marcos;  Los irregulares de Tánger, de Santiago de Luca, y a Un cierto Tánger, de Fernando Castillo. 

Mi libro de relatos Últimas noticias de Larache y otros cuentos, junto a Crónica del Norte (Viajeros españoles en Marruecos), del añorado Abdellah Djbilou, y junto a Del Rif a Madrid (Crónica sarracina de un hispanista marroquí), de Mohamed Abrighach.

Y algunos de mis relatos en libros colectivos en los que he participado junto a un gran número de autores (a muchos guardo especial cariño), pero que no voy a poder enumerar por ser numerosos, aunque ellos saben quiénes son: mi cuento «Cien rifles», dentro de La narrativa tenía un precio, que coordinó Mario Sanz Cruz para Carboneras Literaria, de Playa de Ákaba (Almería); mi relato «La librería del tío Hugo», formando parte de Me estás pisando el Chéjov, para Espai Literari (Barcelona), y otro de mis cuentos titulado «La Venus de Tetuán», en el libro Por amor al arte, que coordinó Mauro Guillén, para Generación BiblioCafé, con Jam Ediciones (Valencia).

 

 

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LOS ALAUÍTAS: MULAY ISMAIL, POR GUILLERMO GUSTAVINO

Entre los libros, revistas literarias, periódicos y planos antiguos que colecciono relacionados con Marruecos, tengo un ejemplar de la Breve Historia de Marruecos, escrita por el bibliotecario valenciano Guillermo Gustavino Gallent, que llegó a ser director de la Biblioteca Nacional. Antes de ostentar ese cargo, fue el encargado de organizar en Tetuán la Biblioteca General del Protectorado, el Archivo Histórico, el Archivo General, el Archivo Fotográfico, la Hemeroteca y la Oficina de Distribución e Intercambio de Publicaciones. También fue profesor de Geografría e Historia de Marruecos y del Mundo Islámico, en el Centro de Estudios Marroquíes de Tetuán, y de Historia del Arte, en la Escuela Preparatoria de Bellas Artes de la misma ciudad. (Datos obtenidos de la base página web de la Real Academia de la Historia).

El ejemplar de su Breve Historia de Marruecos que conservo, fue editada en Larache, por la Editora Marroquí, en el año 1944, con ilustraciones de Carlos Gallegos, siendo su precio de 7 pesetas.

En el capítulo titulado Los Alauítas, Guillermo Gustavino escribió acerca del sultán Mulay Ismail lo siguiente:

«Mientras Marruecos se debatía en las convulsiones políticas de los sucesores del sultán El-Mansur, vivían en Tafilete unos descendientes del Profeta, de la rama de Muley Hasan. Hacia el 1640 el jefe de esta familia, Muley Mohamed ben Ex-Xerif, asume la soberanía de aquellos territorios y extiende su dominio por parte del Marruecos oriental.

Muley Er-Raxid, hermano de Muley Mohamed, huye de Sichilmasa donde reinaba este último y, después de múltiples peripecias para allegar partidarios, vence a Muley Ex-Xerif el cual muere en la batalla (1664).

Dos años más tarde domina la región del Rif y penetra en Fez donde es proclamado sultán.

Prosigue sus campañas y derrota a Gailán que señoreaba la región del Lucus; más tarde vence a los Dalaítas, se apodera de Marraquex y destruye el poder de los jefes religiosos de la Región del Sus. También domina Salé y utiliza en provecho propio la organización martítima de los piratas de dciha ciudad. Al fin en 1672 muere víctima de un accidente.

Muley Ismail, hermano del difunto sultán, sube al trono y su reinado de cincuenta y cinco años, señala el momento cumbre de Marruecos como nación.

Dotado de una fuerte personalidad, unía a sus características de sensualidad y violencia (atestiguadas por su prole innumerable y por una larga serie de víctimas), un conjunto de buenas cualidades como eran viva inteligencia, indomable energía, piedad ardiente y un gran interés por la independencia y el desarrollo económico de su país.

Durante cinco años hubo de luchar por el dominio del territorio marroquí tomando por fin al asalto la ciudad de Marraquex que entregó al saqueo. Todavía duró unos años la tarea de sofocar ciertos núcleos de resistencia menores. Entonces Muley Ismail tuvo completamente bajo su mando todo el Imperio.

Como instrumento adecuado para mantener su poder creó el sultán la célebre <guardia negra> que, sin arraigo racial en el país, le permaneció siempre fiel, aunque en lo futuro habría de originar graves disturbios interiores prevalida de ser la única fuerza organizada de la nación.

Una de las empresas a las que se dedicó Muley Ismail, dueño ya de los resortes del Imperio, es la de reconquistar las plazas litorales todavía en poder de los europeos. Aunque en 1673 no puede evitar que los españoles tomen el Peñón de Alhucemas, al año siguiente dirige un ataque a la plaza de Ceuta sin lograr su objetivo.

En 1680 repite sus ataques contra la misma ciudad así como contra el Peñón de Vélez, sin obtener resultados positivos. Sin embargo al año siguiente consigue apoderarse de La Mamora que solamente contaba con 160 soldados útiles y la población civil ascendia a 273 personas contando a las mujeres.

Siguiendo su lucha contra los europeos, en 1684 los ingleses evacuan la ciudad de Tánger, que poseían desde 1662 por cesión de los portugueses. El abandono de la ciudad obedeció no sólo a los ataques que desde 1679 le venía dirigiendo Muley Ismail sino también a razones de política interior inglesa.

Cinco años después el sultán dirige dos ataques contra Larache que se defiende firmemente. Por fin las fuerzas españolas abandonan la plaza. También los portugueses se ven obligados a evacuar Arcila en 1691.

Pese a los anteriores fracasos del sultán ante Ceuta, en 1694 Mulay Ismail inicia contra dicha ciudad un sitio, que con períodos de simpe bloqueo, habría de durar treinta y tres años, o sea hasta un mes después de la muerte del enérgico soberano. Igualmente en 1695 dirige contra Melilla un infructuoso ataque.

Menos afortunado fue el sultán con los turcos, pues si bien neutralizó en Marruecos las actividades de éstos, se vio derrotado cuando emprendió ofensivas contra ellos.

En el terreno diplomático Mulay Ismail mantuvo relaciones con las principales potencias europeas, sosteniendo el prestigio del Imperio; y en el orden interior organizó el gobierno en forma que, en sus líneas generales, se ha mantenido hasta la época contemporánea. Fijó su capital en Mequinez donde utilizó más de treinta mil obreros en la construcción de murallas, fortalezas, palacios y diversas clases de edificios con los que (según algunos autores) pretendía emular el Versalles de Luis XIV.

En 1727 muere Muley Ismail y con él se cierra un período de esplendor en la Historia de Marruecos…»       

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«AL SUR DE TÁNGER. UN VIAJE A LAS CULTURAS DE MARRUECOS», DE GONZALO FERNÁNDEZ PARRILLA

Acabo de recorrer Marruecos de Norte a Sur de la mano de Gonzalo Fernández Parrilla a través de las páginas de su libro Al sur de Tánger. Un viaje a las culturas de Marruecos. Al cerrarlo, he pensado que me habría gustado leerlo en un autobús o en un tren, cruzando el país, levantando la vista de tarde en tarde para ver el paisaje, o bien sentado en cualquier terraza, acompañado de un té con yerbabuena, quizá en la del Café de París, en Tánger, o tal vez frente al Balcón del Atlántico, en Larache. Oler ese aire salado y dulce, limpio y húmedo, viejo y nuevo, degustando cada capítulo. Aunque en realidad este libro te transporta a Marruecos desde las primeras líneas y todo eso que he escrito antes te lo imaginas mientras lo lees.

“…La primera noche que pasé en África no tuvo demasiado glamur. Fue en el camping de Ceuta. Recuerdo especialmente el paisaje sonoro: se oían voces y ladridos que me sonaban diferentes, como si vinieran de la jungla, pero que no eran más que voces humanas y perros. Y tal vez la voz de algún almuédano llamando a la oración. Era mi imaginación excitada por estar en África, por el primer viaje a Marruecos. Por supuesto que la familia árabe de Familias de 7 países, beduina con aires orientales de Las mil y una noches, había marcado mi imaginario.

-Ten cuidado con los moros -me dijeron familiares y amigos.

Sobraba la advertencia. Los moros y los negros habían estado siempre presentes en las conversaciones familiares. Un miedo atávico e indómito circulaba por mis venas junto con los glóbulos rojos y blancos.

Cuando, tras regresar de aquel primer viaje, anuncié que iba a estudiar árabe, fue como si me hubiera pasado a las filas del enemigo…”

Es un libro de pocas dimensiones, pero enorme de contenido. De apenas 163 páginas, parece guardar toda una enciclopedia. La concisión no está reñida en este caso con la intensidad. Entrar en este libro es saber mucho más de Marruecos, como si nos impartieran una lección magistral en medio de la plaza Xemaá-El-Fná/ Jemaa el-Fna. Gonzalo Fernández desbroza cada aspecto del país: desde su reciente historia hasta sus entresijos políticos, sus costumbres más ancestrales, la pléyade de artistas consagrados y las nuevas generaciones, la situación de la mujer, la religión, la gastronomía, los paisajes, la economía, el arte, el cine o la literatura (aportando un sinfín de títulos que he ido anotando en una lista imposible, salvo que decida quebrar, porque entre los libros que aconseja Moreta-Lara, los títulos que rescata Gómez Font y ahora los que desgrana Fernández Parrilla, se necesita un crédito para hacerse con todos ellos).

Leer este libro es descubrir el profundo conocimiento que posee Gonzalo de Marruecos, de sus gentes, de su idioma, de sus costumbres y de sus creadores. Sabe condimentar este tayín en el que sus especias son la música gnawa o yebalí, canciones de Umm Kulzum y del grupo Nass El Ghiwane o algún grupo rapero de los que menciona, como Zanka Flow; la salpimienta las esparce con las novelas que comenta, escritas por autores consagrados, Chukri y Laabi a la cabeza, escritoras rompedoras, desde la Mernissi a Najat El Hachmi y hasta las creadoras de novelas gráficas; y también pone algo de color con los pintores que analiza con la atención del estudiante. Gonzalo se empapa de todo lo que rezuma Marruecos y sabe cómo transmitirlo en una especie de transfusión de vivencias, experiencias y descubrimientos asombrosos.

No ahorra tampoco sus críticas, con cierta ironía, ni la denuncia a situaciones que pesan sobre el país, como los años de plomo o el problema de la emigración ilegal. Habla de artesanía con la misma propiedad con la que nos adentra en los misterios de la traducción, de la variedad lingüística del país, del resurgir amazigh, de los conflictos entre españoles y marroquíes, del profundo afecto entre marroquíes y españoles.

Hay páginas en las que me he reconocido o en las que he reconocido las situaciones que relata (porque también hay párrafos que son pequeños cuentos).

“…Leyendo un libro francés sobre Marruecos encontré una curiosa errata. Se referían a uno de mis amigos escritores como Abdelkafir. Esta combinación de palabras es imposible. Abd se suele combinar con muchos de los 99 nombres de Dios, como Abderrahman o Abdelkrim…, pero kafir no es un nombre de Dios, es de hecho el nombre con el que se alude a los infieles o descreídos (mécréant, que dicen en francés), a los paganos, y de donde, por cierto, deriva el español cafre. Por tanto, la combinación imposible, ya que no puede ser un atributo de Dios. Otra jugarreta del destino y de las letras, que a mi amigo Abdel le hizo mucha gracia, claro.

Contrastan estas costumbres con la de algunos españoles que vivieron en Marruecos, la de llamar a las trabajadoras domésticas, cocineras o mujeres de la limpieza como Fátima.

-Mi Fátima -decían, con orgullo de propietario, como si no conocieran el nombre de la persona que trabaja con ellos.”

Todo escrito con una delicadeza y agilidad que anima a avanzar, a no dejar el libro, porque sientes los latidos de todo un país. Es un plano humano que Gonzalo abre para enseñarnos el territorio de los sueños.

Habla de teatro, de arquitectura, de sexo, de los fotógrafos marroquíes que se abren paso, de personajes de la Historia reciente del país, del Rey, de las medinas, del kifi, del Jardín de las Hespérides y de las películas prohibidas, de los judíos marroquíes, incluso del origen y significado de los nombres y hasta de fútbol. Incluso en esto he aprendido cosas que yo desconocía. No hay tema que haya quedado fuera de este pequeño tesoro que es esta obra de Gonzalo Fernández Parrilla. Es de esos libros que uno consultará una y otra vez, que releerá con gusto. Una delicia, un delicatessen.

Al sur de Tánger. Un viaje a las culturas de Marruecos, ha sido publicado por La línea del Horizonte Ediciones.

Sergio Barce, 1 de febrero de 2023

 

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