Paula Carbonell me envió hace unas semanas un ejemplar de Inesperadas (Antología de poetas imprescindibles), una selección de autoras y poemas tan exquisita como el propio volumen que los recoge, publicado por Bárbara Fiore Editores, y las magníficas ilustraciones que acompañan a los textos obra de Alejandra Acosta.
Es cierto que no soy un gran lector de poesía, y siempre me decanto por la narrativa o el ensayo, pero cuando cae en mis manos una obra poética que merece la pena la reconozco enseguida y la disfruto y la releo. (Además, tengo tantos buenos amigos poetas que debería de caérseme la cara de vergüenza por no escribir más de ellos) Eso me ha ocurrido con Inesperadas, donde mi querida Paula (nos vimos por primera vez en Casablanca y tuvimos la sensación de conocernos de siempre, y desde entonces nos llamamos o nos escribimos, deseando volver a coincidir de nuevo), ha sabido escoger con una minuciosidad y acierto encomiables lo mejor de cada casa, teniendo en cuenta la gran cantidad de poetas que hubo y que hay. De Hanni Ossott hasta Santa Teresa de Jesús, pasando por Meira Delmar, Violeta Parra, Carmen Conde, Ernestina de Champourcin, Alfonsina Storni o Rosalía de Castro, por nombrar solo alguna de ellas.
Solo voy a reproducir dos de los poemas que Paula Carbonell ha seleccionado para el libro.
De Dulce María Loynaz, Si me quieres, quiéreme entera (de Versos 1920-1938):
Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra…
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, y verde, y rubia,
y morena…
Quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!…
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda… o no me quieras!
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INESPERADAS una de las ilustraciones de Alejandra Acosta
Y de María Zambrano, El agua ensimismada (para Edison Simons) – (de El agua ensimismada, 1978-2001) :
El agua ensimismada
piensa o sueña?
El árbol que se inclina buscando sus raíces,
el horizonte,
ese fuego intocado,
¿se piensan o se sueñan?
El mármol fue ave alguna vez;
el oro, llama;
el cristal, aire o lágrima.
¿Lloran su perdido aliento?
¿Acaso son memoria de sí mismos
y detenidos se contemplan ya para siempre?
Si tú me miras, ¿qué queda?