Café Hafa es un poema escrito por José Sarria lleno de musicalidad, de olor y de colores, los que asoman en el horizonte y que pinta el alma secreta de Tánger. Me siento honrado, hasta casi abrumado, porque ese poema me lo dedicara Pepe, pero él es así de generoso. Yo le debo muchas cosas, pero nunca he sabido cómo pagarle.
Sergio Barce
Café Hafa (la palabra Hafa en árabe viene a significar “borde”, “acantilado”) es uno de los sitios mágicos de Tánger pues combina, en perfecta armonía, su decadente estado junto a la evocación de un pasado que anhelaba el deslumbramiento de la redención.
La pequeña colina que conduce hasta el Café Hafa desafía, al olor de la hierbabuena, el lapislázuli de un Mediterráneo que deja de serlo para convertirse en Atlántico.
Allí, entre sus pequeñas mesas y sus desvencijadas sillas, camina la esencia del reino que un día quisieron conquistar Paul Bowles, Mohamed Chukri o Tennessee Williams
El Café Hafa es, esencialmente, la libertad: un recóndito reino donde del hachís no tiene el agrio sabor de lo prohibido, un territorio de mujeres desveladas, un paraíso detenido en el tiempo.
Paula Carbonell me envió hace unas semanas un ejemplar de Inesperadas (Antología de poetas imprescindibles), una selección de autoras y poemas tan exquisita como el propio volumen que los recoge, publicado por Bárbara Fiore Editores, y las magníficas ilustraciones que acompañan a los textos obra de Alejandra Acosta.
Es cierto que no soy un gran lector de poesía, y siempre me decanto por la narrativa o el ensayo, pero cuando cae en mis manos una obra poética que merece la pena la reconozco enseguida y la disfruto y la releo. (Además, tengo tantos buenos amigos poetas que debería de caérseme la cara de vergüenza por no escribir más de ellos) Eso me ha ocurrido con Inesperadas, donde mi querida Paula (nos vimos por primera vez en Casablanca y tuvimos la sensación de conocernos de siempre, y desde entonces nos llamamos o nos escribimos, deseando volver a coincidir de nuevo), ha sabido escoger con una minuciosidad y acierto encomiables lo mejor de cada casa, teniendo en cuenta la gran cantidad de poetas que hubo y que hay. De Hanni Ossott hasta Santa Teresa de Jesús, pasando por Meira Delmar, Violeta Parra, Carmen Conde, Ernestina de Champourcin, Alfonsina Storni o Rosalía de Castro, por nombrar solo alguna de ellas.
Solo voy a reproducir dos de los poemas que Paula Carbonell ha seleccionado para el libro.
De Dulce María Loynaz, Si me quieres, quiéreme entera (de Versos 1920-1938):
Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra…
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, y verde, y rubia,
y morena…
Quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!…
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda… o no me quieras!
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INESPERADAS una de las ilustraciones de Alejandra Acosta
Y de María Zambrano, El agua ensimismada (para Edison Simons) – (de El agua ensimismada, 1978-2001) :
El agua ensimismada
piensa o sueña?
El árbol que se inclina buscando sus raíces,
el horizonte,
ese fuego intocado,
¿se piensan o se sueñan?
El mármol fue ave alguna vez;
el oro, llama;
el cristal, aire o lágrima.
¿Lloran su perdido aliento?
¿Acaso son memoria de sí mismos
y detenidos se contemplan ya para siempre?
Si tú me miras, ¿qué queda?
La edición es una pequeña joya, de una calidad que se agradece en esta época de prisas y de mercadeo, como si se hubiesen propuesto preservar todos estos poemas contra la mediocridad. El trabajo de Paula Carbonell ha sido concienzudo, lleno de cariño hacia todas estas autoras y a sus obras excepcionales.
Como Paula escribe en el prólogo: “De manera inesperada, con la lluvia, fugazmente, llegaron recuerdos o las recreaciones de estos; me guarecí de esa otra lluvia en el sotanillo de aquella casa, mi refugio cuando, de niña, olvidaba las llaves. Otras veces, si el olvido no había hecho de las suyas, me perdía en aquella buhardilla, un templo repleto de libros y un trastero lleno de disfraces, con la poesía y los cuentos como única compañía.
Allí comenzó esta andadura, leyendo a escondidas los primeros libros de versos de mis hermanas…”
Un exquisito libro para los amantes de la poesía, y para los demás, también.
Sergio Barce, enero 2021
NB: Me he propuesto a partir de ahora publicar en mi blog también poemas, y por eso he creado la categoría de “poesía”. Tengo que recuperar el tiempo perdido con mis amigos poetas. Va por vosotros.
Paula Carbonell, Mohamed el Morabet, Aziz Amahjour, Mohamed Abrighach, José Sarria, Sergio Barce, Boujemaa El Abkari y Ahmed el Gamoun