Archivo de la etiqueta: Hakim el Harrak

CREADORES LARACHENSES

Viene bien recordar, de tarde en tarde, la labor de los artistas de Larache, ya sean escritores, pintores, escultores o cineastas… Sirva hoy esta primera relación de algunas de nuestras portadas de nuestros libros, algunas de nuestras esculturas, algunas de nuestras pinturas o los carteles de nuestras películas. Sin duda, hay mucho que mostrar…

Novela

de SERGIO BARCE

Escultura

de MARINA LÓPEZ MATRES

Novela

de CARLOS TESSAINER

Libro de relatos

de MOHAMED AKALAY

Cuadro

de RACHID SEBTI

Libro de relatos

de LEON COHEN

Recopilación de Textos de varios autores

por MOHAMED LAABI

Poemas

de MOHAMED AL BAKI

Acuarela

de MANUEL BALAGUER

ARROUCHA, poemas de

ABDERRAHMAN JEBARI

Libro de Juegos

de FRANCISCO SELVA

Poemas

de MOHAMED SIBARI

Novela

de CRISTINA MARTÍNEZ

Cuadro

de HAKIM EL HARRAK

Poemas

de AHMED DEMNATI 

Novela

de LUIS MARÍA CAZORLA

Una película

de ABDESLAM KELAI

Poemas

de MOHAMED LARBI BOUHARRATE

RAS R´MEL un libro

de ANTONIO HERRÁIZ

Un libro

de CARLOS GALEA

Poemas

de MUSTAPHA BOUHSINA

Cuadro

de FRANCISCO SELVA

Un film

de MOHAMED CHRIF TRIBAK

Libro de relatos

de SARA FERERES DE MORYOUSSEF

Escultura

de EMILIO GALLEGO

Picaresca – teatro

de ABDELMAWLA ZIATI

Fotografía

de GABRIELA GRECH

Poemas

de MERCEDES DEMBO

Cuadro

de ABDELLATIF BELAZIZ

Libro

de JOSÉ EDERY BENCHLUCH

Novela

de SERGIO BARCE

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LARACHE – ALBUM DE FOTOS 13

Es bastante difícil continuar este álbum, y me refiero al texto que trato que acompañe a las imágenes, porque fotos sigo recibiendo de muchos amigos, pero no repetirse en las palabras resulta complicado. Lo último que desearía es aburrir a quien se asoma a estas páginas.

Rio Lukus, y, al fondo, LARACHE – foto de Javi Lobo

Por eso, en esta ocasión, creo que me refugiaré de alguna forma en los textos de varios autores de los que, aunque les dedico artículos individuales, pueden servir para “ilustrar” lo descrito por las fotografías.

No es la primera vez que uso la imagen de un cuadro para abrir el álbum de fotos –ya estamos en su página 13, y creciendo-. En esta ocasión es un cuadro del pintor larachense Hakim el Harrak. Gracias a él, me rindo a la majestuosidad del Castillo Laqbíbat o de San Antonio o de Al Nasr, que todos estos nombres ha tenido.

Parece increíble que este majestuoso castillo del siglo XVI fuera mandado erigir por el Sultán Ahmad al-Mansúr al-Dahabi tras la batalla de los Tres Reyes, y digo que parece increíble que sea un monumento de tal historia y que se haya dejado caer en el olvido… Sin embargo, el pincel de Hakim el Harrak le ha devuelto la vida, y los colores de su paleta lo han restaurado para nuestra imaginación.

Escribía Ali Bey (Domingo Badía) en 1805: “A un extremo de la ciudad, en la embocadura del río, hay un castillo que me dijeron fue construido por Muley Yezid (Nota: Se trata de una edificación más antigua que el reinado de Muley Yezid /1790-1792/. Este sultán visitó cuatro veces Larache durante su reinado, según relata ad-Du´ayyif, pero que no señala que se dedicara en esas breves etapas de visita a la construcción o reparación de las fortalezas. Este castillo, llamado de San Antonio por los españoles, es más antiguo que el de la parte de tierra o de las Cigüeñas). La fortaleza cuadrada está guarnecida por varias pequeñas culebrinas. Defienden la embocadura del puerto dos baterías colocadas al sur y otra batería o castillo por el mismo lado con cañones y mortero, situada a trescientos cincuenta toesas de distancia…”

Cuánta historia tiene Larache…  Cuántas vidas vividas en sus calles… Creo que la siguiente foto es de una simbología ejemplar: en la terraza del Café Central vemos a Pepe Osuna, Mohamed Sibari y Carlos Amselem, tres viejos amigos, un cristiano, un musulmán y un hebreo, tres amigos de toda la vida, tres larachenses que simbolizan lo que siempre hemos transmitido a los que no son de nuestro pueblo.

Alfonso Santamaría me ha enviado un buen puñado de imágenes, hoy colgaré alguna de ellas, como ésta, en la que aparecen Alfonso, Emilio y Elena Santamaría.

También de Paco Selva traigo hoy bastantes fotos y carteles. En esos viejos anuncios también nos reencontramos con la historia de la ciudad…

Creo que una de las cosas que mejor se recuerdan en una vida, son las celebraciones, las fiestas, la algarabía, los instantes de felicidad. En Larache hemos vivido tantos buenos momentos, familiares, personales o entre amigos, que eso es lo que más une en la memoria. Por eso, quizá sea un buen instante para llenar nuestras vidas de celebraciones… Así que nos vamos de bodas. En la imagen siguiente, asistimos a la de Mohamed, empleado de la compañía del Lukus, y en la foto están celebrándolo Aquilino, Sentamans, Emilio y Alfonso Santamaría, Bautista, el propio Mohamed, Narai, Julio el cubano, X y la esposa de Aquilino.

También acudimos al enlace de la hermana de Rafael de Cárdenas, y allí vemos, en la foto de abajo, al hermano de Castaño, Joaquín García, Ochoa y Rafael de Cárdenas.

Y de ahí nos vamos a celebrar el cumpleaños de la nieta de Cristóbal,  el de la Colonial:

La fiesta no decae, y damos salto en el tiempo, como siempre hacemos gracias a este álbum anárquico al que une en decenios la ciudad de Larache y los larachenses, y de los años sesenta y setenta aparecen estampas como las siguientes: Fiesta de Carnavales en el Colegio Nuestra Señora de los Ángeles, de la que Mati López Quesada guarda un par de imágenes curiosas…

Los disfraces ya nos dan una idea de la época…

Paco Selva es de los que más imágenes conservan de las celebraciones y parrandas. Estas dos son de la llegada de los Reyes Magos en 1962, y espero vuestra ayuda para reconocer a quienes aparecen en ellas… Primeras respuestas: Dice Clarisa que en esta primera foto de Reyes, agachada a la derecha, ve a Pepi Pereira, y arriba, entre los dos Reyes, cree que la chica rubia es MªCarmen Morcillo y la que está a su lado Africa Fernandez.

En 1963 volvieron Sus Majestades para repartir sueños… En las dos fotos que siguen: en la primer, los tres reyes son Paco Selva, Cuqui Andrade y Lucio Dámaso; en la segunda, los mismos reyes muy bien acompañados de tres bellas larachenses…

Fiesta de Reyes del año 63 que se prolongó bastante, según atestiguan las siguientes fotos…

Aunque quizá sea el Fin de Año la que hace que la alegría se desborde siempre anhelando la llegada de un tiempo mejor… Como en esta imagen, en la que aparece mi madre -segunda a la derecha-, la primera a su lado es Nena, pero no conozco al resto del grupo. Eso sí, se lo pasaron en grande.

Chicas larachenses divirtiéndose siempre vamos a encontrar en nuestros álbumes familiares. En la siguiente, de nuevo mi madre, Maru Gallardo (tercera por la derecha) con un grupo de amigas tomándose un vinito… Algunas ya muestran síntomas de estar algo chispas… Espero que reconozcáis a alguien para poder ponerles nombres.

Muchos años después, en 2005, durante el Festival de Guitarra y Música, celebramos un emotivo homenaje al músico larachense Tomás Chacopino, que aparece en esta imagen acompañado por Ahmed el Guennouni y por mí, Sergio Barce.

Y en esta otra, también celebramos un encuentro lleno de buena camaradería y calidez. Creo reconocer en la foto a los que nos reunimos en Larache creo que en 2004: en primer término Mohamed Akalay, y con él Abderrahman Lanjeri, Bouissef Rekab, Mohamed Sibari, el cónsul José Ramón Remacha, Mohamed Laabi, Mustapha el Bouhtoury, Ramón López Tuñas, Miguel Ángel, Gonzalo, Sergio Barce, Maria Luisa Diéguez y Mohamed Lahchiri.

Curiosa  la vida… En la fotografía anterior, está mi amigo Mohamed Akalay, y Alfonso Santamaría me ha remitido otra en la que, varios años antes, él acompaña a Akalay junto a su hermano Emilio, que perdimos hace muy poco tiempo, y cuya memoria guardamos con afecto.

A principios del siglo XX, Luis Antonio de Vega escribe: “La primera ciudad marrueca donde fijé mi residencia durante los dos lustros que residí en África fue Larache. Es tal vez por esto y porque en su recinto aprendí a conocer y amar a Marruecos por lo que mis mayores simpatías las reservo para la ciudad, que es proa de navío en la quilla del viejo Castillo de San Antonio, quilla metida en el mar.

Allí pasé un año, primero en la calle Real, luego en el callejón de Hamed Ben Tzami, donde los tejeringueros moros amasaban cada mañana la pasta de los aceitosos churros que serían adorno suculento en el collar que formaba un junco verde; la calle de Hamed Ben Tzami, en el barrio primoroso de la Marina, con la terraza situada frente a la barra que forma el Lükus en su desembocadura y en la que hasta en los días dulces y en las dulces tardes se revolvían las aguas en amasijos de olas turbias”.


 

Y algunos nombres de empresas y negocios que siguen en el recuerdo… Urrestarazu, Baeza…

O Bensimón, Morales o Caballero…  El Banco Hispano Americano en Larache…

 

Una joya de fotografía es la que me ha hecho llegar Juan M Fernández Gallardo, con quien me unen lazos familiares por la rama Gallardo, y se trata de este grupo del Colegio Santa Isabel, del curso 1947-1948:

Si fantástica es la estampa anterior, la siguiente me parece de una belleza plástica extraordinaria. Se trata de la pesca del atún, y quien habla de Larache habla de la almadraba y de sus atunes. Reconozco que me atrae mucho la fotografía en blanco y negro, pero es que en concreto esta foto parece sacada de una película neorrealista, como un fotograma de un largometraje filmado por Vittorio de Sica o Roberto Rossellini… En ella aparecen Julián Aixelá Ballester, Joaquín Garcia Camuñez, Guegue, Vicente Pro y Claudio Columé.

De 1967 es la foto de la Primera Comunión del siguiente grupo de larachenses: Mari Nieves Rebollo, Martín Romo, Alfonso Santamaría, Mula, José María López Garry, Pedro Bono, Miguel Ángel Ramírez Cano, Venancio, Agapito y Bono.

Un paréntesis deportivo… Menuda paliza le dio el Betis al Larache: 8 a 0. Desconozco si hubo revancha…

En esta otra imagen, quizá uno de los mejores amigos de mi padre: Alfonso “Ponchi” Ariza, con Mercedes, su mujer. Dos larachenses hasta el tuétano.

Como larachense hasta la médula es Abdellah Charafi, siempre una sonrisa, siempre entrañable.

Aprovechando que estoy ahora colgando las fotos de paisanos y amigos, traigo también a este rincón del álbum a dos larachenses a los que les profeso un afecto especial: Joana Márquez y a Luis María Cazorla, con quienes compartí un inolvidable acto en Madrid. Por cierto, que Luis Cazorla presentará en Larache el próximo 14 de Mayo su novela «La ciudad del Lucus» en el Colegio Luis Vives.

Y para cerrar esta página 13 del álbum de Larache, dos fotos más y un poema.

La primera de las fotografías pertenece a la película “Balcón Atlántico” del realizador larachense Mohamed Chrif Tribak.

El poema pertenece al escritor larachense Hassan Tribak, que escribe en su libro El eco de la huída:

 

Mi ciudad de Larache.

Un ciego que camina cada noche,

Un pájaro que pone su nido

Entre los dedos de un mendigo

Y entre dedo y dedo

Hay una voz que grita y pide perdón

Pero rechaza su castigo.

Mi ciudad ignora

Su mar con sus olas trajineras,

Sus años y años llora y llora

En la estéril zona de los engaños.

Así voy a morir;

No voy a decir

Más que mi Larache

Vive en su perpetua

Noche.

Y la última imagen es esta simpática foto tomada en la otra banda, en la que están Otra banda Pepe García, Gálvez, Antonio Salles, Diego Ramos Guegue y Munik.

Escribe Carlos Tessainer en su novela Los pájaros del cielo: “Como en un pueblo forzosamente abandonado por sus habitantes y luego anegado por las aguas de un embalse… vivimos en un mundo que ya no existe -nuestro pueblo, nuestro lugar- y que, sin embargo, siempre nos deleitamos en revivir en las conversaciones…” 

Pero Larache sigue ahí, y los larachenses también. El álbum de fotos trata de que ningún larachense abandone su pueblo ni que termine anegado por las aguas de un embalse, sino que perdure en nosotros, porque quién puede hacer desaparecer un sentimiento…

Sergio Barce, abril 2012

 

 

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LARACHE – ALBUM DE FOTOS 12


El detalle de este cuadro del pintor larachense Hakim el Harrak nos sirve de entrada una vez más a estos paseos que solemos hacer a Larache a través de las imágenes de sus calles y de sus gentes. Los colores de mi apreciado Hakim realzan la viveza y la belleza de una de las Medinas más hermosas de todo Marruecos.

Fadela Tadlaoui falleció hace unos días tras una penosa enfermedad. Tuve la suerte de conocerla, de compartir con ella momentos de alegría y jarana en Larache y en Madrid. La imagen anterior la hicimos precisamente en el Centro Hispano-Marroquí de Larache, donde ella nos cantó en un acto organizado por “Larache en el Mundo”, y nos regaló su voz prodigiosa, acompañada por el laúd de otro amigo, nuestro paisano el músico Abdelhay el Haddad.

En la foto de abajo, uno de los placeres de Larache, compartir la mesa con un suculento plato rodeado de los más queridos, en esta ocasión teniendo de anfitrión a Yebari: Sergio Barce, El Hachmi Yebari, mi hijo Sergio, mi madre Maru Gallardo, Fadela Tadlaoui y la mujer de Yebari, que cocinó como los ángeles. Recuerdo que Fadela nos contó más de un chiste, y nos tarareó una canción en voz baja. No me he resistido a rendirle un pequeño homenaje a su memoria.

Mi tía Maruja Burgos me ha dado la fotografía siguiente para colgarla del blog. Me parece una estampa increíble, de 1940, tomada en el Patronato Militar de Larache. En ella, entre muchísima gente, espero que podamos identificar a algunos más, aparecen: mi tía Maruja, Josele Gomendio, Isabel Timón, señorita Del Moral, hermana de Angel Palomino, sobrina de Pacheco, Emilio, Alex, Juan Vargas, Pepe Moreno, hermano de Minuto, Charo Cerezo, profes De Cózar y Salvador Antón, Angeles Gutiérrez Sastre

De ese color sepia, añejo, de un pasado ya lejano, al color esplendoroso del presente, con Larache bañada por la luz del sol…

De las fotos que me dio Paco Selva, hay varias con grupos, como las dos siguientes: la de arriba pertenece al Colegio Santa Isabel con su directora Doña Patrocinio, el propio Paco Selva de uniforme oscuro y Luis Morcillo con el traje beige. Los demás no los recuerda. Y la segunda, un grupo de buenos amigos: Juan Andrade, Miguel Ponce, Paco Selva, Cuqui Andrade, Zamorana, Lucio Dámaso, Rafa Gómez y Aurelio.

Y algunos establecimientos que le traerán recuerdos a muchos larachenses: el negocio de José Torres Aspe, El Arca de Noé o El Comercio Español, nombres fundidos a la historia de la ciudad.

También de hace ya bastantes años, la siguiente es una simpática foto de otro grupo de amigos larachenses: encima del caballo, Alberto Fuentes y Antonio Salles, y  delante del animal, Pepe García Gálvez y Diego Ramos “Guege”.

La música siempre ha sido algo consustancial a Larache. Mencionar a Don Aurelio Gómez es inevitable, como el del maestro Cherradi, por ejemplo. Hubo infinidad de grupos, y ésta es una vieja imagen de la Rondalla de Larache en la que aparecen Maria del Carmen y el Maestro Aller, debajo Carlota, Mari Carmen, Julia, Magdalena, Charo, Yoya y Rosi.

Otra foto maravillosa de Paco. Es del Festival Reyes de 1963, en la SEL, en la que aparecen muchas caras conocidas de aquel Larache inolvidable: Egea, Rodríguez, X, Sabater, José Luis Vázquez, Paco Selva, Antoñito Guerrero y Manuel Balaguer. Manu Balaguer cree que el rey mago de la izquierda es Dámaso y el rey negro Juanjo, y añade: yo que estoy al final tenia 18 años (el año que me fui a Madrid a estudiar).

Dice un precioso poema del escritor Mehdi Akhrif, en su libro “Malik al-hazîn” (La garza):

 

Prendiste tu secreto en

los espejos de las pupilas y me mostraste la quimera.

¿Acercaste tu prado

a los panales del roble para verme

como brasa del tamaño de un puño,

como grito atento a la tos?

¿Removiste un instante como espectro

el cubo del avaro para que yo te bebiera

y me resistiera a las hojas, desobedeciendo

su deseo, y te siguiera?

¡Plumas desperdigadas por

el puerto de Larache, no disimuléis!

Pues la voz es mi voz y la ausencia

es mi camino en la pasión.

Abandoné mi bandada y me quebré en el eco,

solo, dejando un agujero

en la ventana…

Colgué una dentellada indestructible

en tus altos racimos.

Larache,

¿quién saborea

cosas pasadas

que fueron mías

en una callejuela

cerca de

Laqbíbat,

y quién

canta provocando

el regreso

del graznido?

Tú escanciarás en mí y yo escanciaré en ti

El brindis del espejismo.

En la imagen anterior, en la puerta de la que fuera nuestra segunda y última casa en Larache, en el edificio de Uniban en la avenida Mohamed V, está mi madre, Maru Gallardo, conmigo y mis hermanas Marisol y Mónica Barce Gallardo.

Y ya que estamos con la entidad Uniban (la Unión Bancaria Hispano Marroquí) en el que trabajó mi padre, estas otras fotos me las envió Carlos Galea. En la primera, empleados de Uniban: Carlos Galea, Juan Vargas, Manolo Moya, Emilio L. Gambero. En la segunda, Africa Fernández y Carlos Galea. Y en la Playa del Matadero: Pérez, Mármol, Paco el cocinero, Carlos Galea y Cristobita.

La anterior foto, tomaba en la Playa del Matadero, me trae a la memoria la cantidad de playas hermosas que hay en Larache: la propia del Matadero, la Peligrosa, la Otra Banda, Miami, los meandros del Lukus… Y en esta foto que cuelgo a continuación vemos a Carmelita Vique y una amiga paseando con mucho garbo por la arena de la playa…

Raquel Fhima de Moryoussef, otra larachense hasta la médula, me manda esta foto en la que está un buen grupo de su familia, rama Fereres: Alberto Fereres, Elías Fereres, su mujer Estrella Melul de Fereres, Estrella Abecasis Fereres, Sara Fereres, Samuel Beneish, Aron Medina Fereres, debajo de Aron X, el hermano de Aron Jose Medina Fereres, al frente Mair Medina Fereres, hermano de Jose y Aron, Estrella Fereres y Samuel Fereres.

 

Pequeño paréntesis para introducir imágenes en color. Larachenses a los que aprecio y con los que he compartido instantes increíbles durante las jornadas que organizamos en Larache. En esta foto: Aicha Bekkouch, Razine Larbi y Abdeslam Akhrif.

Y en esta otra, tres maravillosas larachenses, en otra de nuestras actividades de Larache en el Mundo: Victoria, María Gutiérrez y Choni.

 

E inevitablemente, casi, he de colgar de nuevo fotos de algunos de nuestros equipos de fútbol. Gracias a la ayuda de Abderrahman Assili tengo el nombre de los integrantes del equipo del Chabab de Larache en la década de los 70. En esta primera aparecen: de pie, M. Douadi, Bennadi, Sahraoui, Abdelkader, Chemmar y Absellam. Agachados: Zemouri, Baatitem, Abbas, A. Doudi, Jilali y Baba Fetchah.

En esta otra, también del Chabab de la misma década de los 70, jugaban: de pie, Messari, Shouaib, Daoui, Zemouri, Oueld Issa, Lagdiri, Mouden, Zeruali y Chaouni. Agachados: Hassoun, Alouat, Bourbaa, Chemmar, Hilali, Redouan y A. Khlifi.

Muy anteriores en el tiempo, son estos otros dos equipos de nuestra ciudad, que Paco Selva me ha facilitado. El primero es Foto Navarro de estudios Vázquez, el equipo es el Juvenil Selva, con Cózar, Mula, Cristóbal y Máximo, aunque no reconoce a los demás. Y el segundo de los equipos es el equipo del Barrio de Las Navas, el barrio de mi familia paterna, y en este equipo aparecen, tal y como indica José Luis Vázquez: Julio Osuna, Paco Mula, A.L. Castillo, Quique Roda, Emilín Van-Eyk y Suisi. Agachados: Audax, Emilio «el Poli», Castaño (después del Real Madrid), Enrique Vázquez (su hermano) y Julián Roda, en el año 1952.

Dar por concluida otra página de este laborioso Álbum de Fotos de Larache, es difícil. Suelo  hacerlo con alguna imagen de la ciudad, una puesta de sol, el Balcón del Atlántico… Pero hoy lo cierro con la imagen de dos guapas larachenses en una fotografía que se hicieron en La Hípica: Cecilia Molinero y Maria Antonia Osuna. No me parece un mal punto y seguido.

Sergio Barce, marzo 2012

 

 

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LARACHE vista por… TRINA MERCADER y por Andrés Sánchez Pérez

Trina Mercader

 TRINA MERCADER nació en Alicante, en 1919. Poetisa, vivió en Marruecos, en concreto en Alhucemas y en Tetuán, pero la ciudad que realmente le marcó profundamente desde su infancia y a la que amó por encima de todo fue Larache. En Larache fundó una de las revistas literarias más importantes de la época, ya casi legendaria, la revista Al Motamid. Gracias a esta publicación, en la que colaboró asiduamente el escritor larachense Dris Diuri, comenzó a florecer un número importante de autores marroquíes que escribían en castellano.

Entre las obras de Trina Mercader destacan Tiempo a salvo (1956) o Sonetos ascéticos (1971). Trina murió en Granada en el año 1984.

En la revista Turia, que se editaba en Teruel, se publicó este pequeño relato donde Trina Mercader describe parte de la Medina de Larache. Siendo poetisa, su narración está atravesada de musicalidad y de una prosa poética dulce y envolvente.

 Sergio Barce

López Gorgé, Trina y Sabbag

UNA CALLE DEL BARRIO MORO DE LARACHE

de Trina Mercader

 Penetrar por una calle de Marruecos es abrir el libro de lo maravilloso. La luz vendrá, atravesando bóvedas, a nuestro encuentro. Porque hay que perderse, sin prisas, por el pequeño laberinto luminoso.

El barrio moro de Larache es ese laberinto de luces y sombras por donde me pierdo. Hay que aceptar la cuesta, y el guijarro resbaladizo, y la escalinata desigual y el rincón lóbrego y maloliente. Porque todo forma parte de esta escenografía ya en desuso en nuestro mundo civilizado, que nos engulle y atropella. Aquí, por el contrario, todo está a la mano, todo tiene una altura que no sobrepasa nuestra humanidad.

Medina de Larache

 La misma estrechez de la calle es agradable a nuestra estatura. Es como andar por el interior de una casa grande, familiar. La voz del mendigo ciego nos acompaña desde todos los ángulos, resonando. La salmodia del almuédano, desde su torre, es una impresión nueva a nuestros oídos. La novedad, la sorpresa nos va acompañando. Los ojos se acostumbran a la luz y a la sombra simultáneas. La cal de las paredes tiene sólo la estridencia de la luz, el propio reflejo trascendido. Mi paso se hace lento, obligadamente parsimonioso. Aquí la prisa lo rompería todo. 

Medina de Larache

Una mujer atraviesa la calle. El sol estalla en el blanco jaique y casi la transparenta. Los pliegues del manto retienen la sombra precisa, dándoles profundidad. Es un manto que tiene mucho de griego, en su cascada de pliegues a la espalda. De él emergen unos pies calzados de babuchas, blancas también, a ras del manto. Arriba, unos ojos negros, a veces verdes, en lo alto del <letam>, del velo. Acaso la tersura de una mejilla no vista, adivinada. El paso siempre es lento, comedido, remontando sin prisa la ascensión. La calle, las paredes de las casas son el marco de esa figura única, el único detalle vivo que aprisionan. La más leve esquina, una línea blanca entre lo blanco la oculta, desaparece. La calle, ahora, queda estática, más quieta que nunca, como en reposo.

Alguna puerta se entreabre. Un bisbiseo apenas perceptible, comenta en árabe: Es una nazarena. Y la puerta se cierra blandamente, sin ruido, como la voz de las mujeres en el interior de la vivienda, o como sus pasos de pie descalzo sobre la cal de las azoteas.

En el recuadro blanco de otra azotea, una mujer se asoma:

-Buenos días, dice. Y sonríe.

Larache, Medina

 Es una mujer que quiere conversación. Es la clásica mujer de siempre, atenta a cualquier posibilidad de charla. La voz del ciego insiste, se alza o se pierde, para regresar una vez más, llenando las callejuelas con su eco. De pronto tropiezo con él, a bocajarro, en una esquina. Con su cayado tantea los pequeños peldaños. Me hago a un lado y le dejo pasar, mientras inicia una vez más su petición de ayuda.

Medina de Larache

 Toda la calle asciende con mi propia ascensión. Su soberbia sube o baja su propio desnivel. Los edificios son enjutos, sobrios, de pequeñas ventanas altas que coronan las desiguales alturas. No hay tejados; sólo una terminación brusca del blanco, cortando en cubos una arquitectura sin complicaciones.

A mi lado pasan los jaiques, las severas chilabas, destacando en lo blanco el amarillo  limón de las babuchas. Los seres van como envueltos en su blancura. La calma de sus ademanes convierte cada calle en un claustro de mínimas proporciones. Claustro o celda para un pueblo religioso, en el que el silencio tiene una dimensión casi mística.

Detalle de la Medina de Larache

 En Enero de 1948, se edita en Larache, el número 11 de la Revista Al-Motamid. En este número, entre varios poemas, se recoge el siguiente escrito por Andrés Sánchez Pérez:

NOCHE DE JUNIO EN LARACHE

   A la luz de los luceros,

 

de Larache en la amplia ría,

 

moritos almadraberos

 

en sus barcos jaraneros

 

se cantan por alegrías.

 

Al escuchar cantar

 

las muchachitas judías

 

desde la Puerta del Mar,

 

pensando en Andalucía,

 

sienten ganas de llorar.

Oued Dahab – cuadro del pintor larachense Hakim el Harrak

 

 

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Nuevos cuadros del pintor larachense HAKIM EL HARRAK

Comandancia

En Diciembre del pasado año, dediqué un artículo a mi amigo HAKIM EL HARRAK, pintor nacido en Larache. Ahora, Hakim me ha enviado sus nuevos cuadros que hablan de nuestra ciudad, que la retratan. Su pintura es tan sencilla como él, sin artificios, directa, plasmando lo que siente en cada momento. La Comandancia, ahora Casa de la Cultura, pero que Hakim sigue titulando como todos conocen en Larache al inmueble, rodeado de un verde vivo, trazada con esmero, como si con su pincel reparara los años y la vejez del edificio.

Calles y puertas de la Medina, solitarias, donde el eco de las pisadas se pierde entre las luces que caen en perpendicular, puertas entreabiertas, invitando a entrar, quizá sólo a asomar la cabeza con pulcritud. Hay en sus trazos un aroma a silencio, nadie perturba el paisaje, un Larache adormecido, quizá una metáfora del Larache que es hoy. Silencio, pues, en medio de la soledad.

El espigón, el faro, el acantilado. Aquí, sin embargo, opta por colores más intensos, la nocturnidad en ciernes, las luces de las casas como prueba de vida, pero una vez más el silencio de ese mar callado, tranquilo, nada agitado, con las tonalidades de azul y cobalto, el cielo ardiendo, en un resto de crepúsculo rojizo que es embozado por un cielo de nubes, contraste del azul y del naranja en llamas.

Un retrato fiel del perfil de Larache, imagen repetida en todos los artistas larachenses, desde Manuel Balaguer hasta el propio Hakim el Harrak, todos ellos encantados por ese corte perfecto al abismo del mar y que observan junto a sus caballetes, con el pincel apoyado suavemente en la paleta, sobre otro tono azul o celeste o en el naranja enrojecido, hipnotizados por el fulgor periódico e intermitente del viejo faro, oyendo voces que llegan desde el Balcón, a sus espaldas, absortos, prendados por ese paisaje imborrable grabado en la memoria.

Sergio Barce, octubre 2011

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