Archivo de la etiqueta: Carlos Galea

SIBARI, AKALAY, BARCE Y GALEA

Dicho así, Sibari, Akalay, Barce y Galea, pudiera parecer que se está anunciando la defensa o la delantera (según el planteamiento del entrenador) de un equipo de fútbol. Suena hasta bien: Sibari, Akalay, Barce y Galea. Pero en realidad éramos cuatro larachenses reunidos en Ámbito Cultural de El Corte Inglés, de Málaga, para hablar de Larache en nuestro libros, un acto que organizó la Asociación Larache en el Mundo. Cuando compruebo la fecha se me hace un mundo: 2007. Ya han pasado catorce años, ni más ni menos. Y Mohamed Akalay y Carlos Galea ya han muerto. También hace años que le perdí la pista a Mohamed Akalay, y eso que he tratado de localizarlo, pero nada. Fue aquélla una jornada memorable: el salón a reventar de público, la emoción del reencuentro en el aire, los recuerdos compartidos entre nosotros y el público (abrumadoramente larachense) que transformaron el evento en un momento mágico. Y pensar que ya han pasado catorce años. Y pensar que ya ni Sibari ni Galea podrán repetir en la alineación. A veces, el pasado nos asalta por sorpresa y nos obliga a esbozar una sonrisa al rememorar los buenos instantes, los momentos preñados de magia. Sibari, Akalay, Barce y Galea. Larache en Málaga. 2007. 

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«LARACHENSEMENTE. RECORDANDO» (2ª parte) por FRANCISCO JUAN CARRASCO

He recibido otra crónica relatada larachensemente por Francisco Juan Carrasco y me ha hecho reír la anécdota que cuenta. Me dice en su correo que todo esto sucedió del modo que refiere, y que la foto le trae muy buenos recuerdos. A la derecha, se ve parte del rostro de Galea, hacia la izquierda está Peral, le sigue Gambero, y el último es él. Fue tomada el 4 de Noviembre de 1956, día de San Carlos Borromeo, patrón de la Banca, celebrándolo en el Hotel España, en Larache.
También me cuenta en su correo que, cuando se tomó esa foto, hacía escasamente dos meses de su entrada en el Banco Central, en contra de su voluntad, tal y como ya narró en su anterior crónica larachense.

Espero que disfrutéis de esta segunda entrega.

Sergio Barce, abril 2015 

LARACHENSEMENTE, RECORDANDO

Al leer en tu blog el relato, que León Cohen hace de Larache, con alusión a los chatarreros Trojman y Belliti, me vino a la memoria el insólito hecho, que ocurrió allí, a la muerte del último, viniendo a ponerse de manifiesto la capacidad e ingenio, para la acertada administración, que siempre caracterizó al pueblo judío.
La versión que conocí fue la que sigue: En el negocio de la chatarra el Sr. Belliti era un experto, y había conseguido, con su esfuerzo, salir adelante, en un mundo como el de entonces. Se ocupaba de atender a su familia, pero su preocupación mayor eran los tres hijos, que Jehová le había concedido. Por eso estaban siempre presentes en sus oraciones.
Les transmitió todo su saber, y les pagó toda la formación, que creyó necesaria e indispensable para su futuro. Ninguno era torpe. La imagen de despierto y habilidoso caracterizaba a los tres. El negocio giraba a nombre del matrimonio, y el Sr. Belliti, como causahabiente previsor, redactó en tiempo y forma su testamento, dejando a su esposa -mientras viviese- como usufructuaria de la parte indivisa que correspondía a los tres hijos.

1956 Derecha, Carlos Galea; izquierda, Peral; y centro Emilio Gambero y Fco Juan Carrasco

1956 Derecha, Carlos Galea; izquierda, Peral; y centro Emilio Gambero y Fco Juan Carrasco

Para que quedase clara su voluntad, de que los derechos debían de ser iguales para cada hijo, como virtual prueba de semejante participación, estableció en dicho testamento que, para acceder a la herencia, era “conditio sine qua non” que, al tiempo de su enterramiento, cada hijo depositara sobre su féretro, en efectivo, la cantidad de 5.000 pesetas, en presencia del Rabino y de todos los asistentes al acto.
Realizadas todas las formalidades y protocolos, que correspondían, en todos los órdenes, al hecho real de su muerte, quedaba el último, material y doloroso, como era la sepultura. El Rabino tenía a la vista el texto, refrendado por la Notaría, de la voluntad del difunto, y pidió al hijo mayor, que depositara sobre el ataúd, sus “mil duros”, que ya tenía preparados. Abraham así lo hizo. Rogó al segundo hijo que hiciera otro tanto con su parte, y este depositó igualmente otros “mil duros”, esta vez se vio que eran billetes nuevos, extraídos por Mesod aquella misma mañana, de “su cuenta en Banesto”, entidad con la que regularmente operaba la familia.
Finalmente nombró y se dirigió al benjamín, José, para que hiciese lo mismo con su participación. El hombre diligente, resolutivo, dio un paso al frente, y depositó un cheque nominativo, emitido a favor de su padre, por 15.000 pesetas, y a continuación, retiró las “diez mil pesetas en efectivo”, que sobraban de tal pago.
Respecto de la legalidad de tal operación, se formó un revuelo entre los dos hijos que habían dejado el dinero, y el del cheque, dividiéndose también simultáneamente los asistentes, unos estaban a favor, y otros no lo aprobaban. La controversia debía resolverse cuanto antes, pues tenían que concluir la ceremonia. No hubo acuerdo, y ante tal problema, se optó, por la consulta al Gran Rabino, que residía en Barcelona. Tuvieron que llevar el muerto de nuevo a su casa, hasta tanto se conociera la resolución del Superior religioso.
Las llamadas telefónicas a Barcelona se sucedieron sin tardanza, así como las demoras de línea, a las que, por entonces, estábamos acostumbrados. Entretanto, José tenía en su poder las 10.000 pesetas, y el Rabino custodiaba el cheque de Banesto, nominativo, a favor del difunto, por las 15.000 pesetas.
No fue hasta dos días después que, por telegrama, adelantara el Gran Rabino su escrito, donde rubricaba el procedimiento a seguir: “Si los billetes y el cheque eran auténticos, quedaba bajo la conciencia del emisor del cheque, que siempre hubiera en el Banco fondos suficientes, para atender tal orden de pago, porque si esto no se cumpliera, estaban ya escritos, desde hacía miles de años, los castigos y maldiciones que le sobrevendrían”.
Se le dio respetuosa sepultura, junto con el cheque del Banco Español de Crédito. El hecho se publicó en medios de la época, con alabanzas a la sagacidad que había demostrado José, emulando las cualidades y virtudes de su antepasado, homónimo, en tierras faraónicas del mismo Continente.

Para Antonio Barce. De Francisco J. Carrasco Molina. 30/3/15

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RECUERDOS DE LARACHE, POR CARLOS GALEA

Carlos Galea me ha ido enviando algunos escritos en los que hace pequeños retratos de sus años en Larache. Como son retazos cortos, pero intensos, me ha parecido bien agrupar dos de ellos y colgarlos en el blog como si fuesen fogonazos de la memoria. Seguramente muchos de los larachenses que pertenecen a su generación recuperarán también ciertas imágenes de entonces, y hasta les haga recuperar sus propios recuerdos. De nuevo Larache, sí, como algo inevitable que nos acompaña permanentemente, que nos visita a hurtadillas cada noche, como lo hace seguramente con Carlos.

Sergio Barce, abril 2013

Carlos Galea, Rosendo y las dos Africas, junto a otras chicas

Carlos Galea, Rosendo y las dos Africas, junto a otras chicas

 

LA ESCUELA FRANCESA

En el curso escolar siguiente a nuestra llegada de Francia, mi hermano Manolo y yo fuimos admitidos en la Escuela de la Misión Cultural de esta nación en Marruecos. Estaba ubicada en aquel entonces en una calle que bordeaba el Balcón del Atlántico, saliendo de la plaza de España. Años después la trasladaron a un hermoso chalet situado en la avenida del “Generalísimo”, frente al Palacio del Raisuni, Bajá de la ciudad.

Era bastante difícil ingresar en ella, pero mi madre lo consiguió porque el director, “Monsieur” Louis Albisson, fue muy sensible a la situación política y económica de nuestra familia. Sigue leyendo

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MARIFÉ DE TRIANA EN LARACHE, UNA CRÓNICA DE CARLOS GALEA

COLUMBIA - MARIFÉ DE TRIANA

Hace unos días ha fallecido Marifé de Triana, famosa cantante española, a los setenta y cinco años de edad.

Retrocediendo en el tiempo, estamos en el año 1952 en el que Marifé tenía dieciséis años, y llegó a Larache formando parte de un teatro ambulante que se instaló en el llano de Assayag. Yo tenía diecisiete años, y como siempre he sido más alto que los chicos de mi edad, me hicieron pagar una entrada de adulto, Sigue leyendo

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UN BAÑO PELIGROSO, un relato del escritor larachense CARLOS GALEA

Casi como si se tratara de una continuación de su anterior relato <La bahía de Larache>, Carlos Galea prosigue su recorrido por ésta y ahora nos cuenta una historia personal ambientada en este decorado natural y único. Se trata de una narración corta, breve, de gran sencillez que, por esta misma razón, prende fácilmente en el lector. Está escrita con una soltura elegante, porque un cuento sencillo ni es simple ni es fácil, y Carlos mantiene en <Un baño peligroso> el tono desde el inicio hasta el punto final. Se agradece este tipo de relatos, que nos mete de lleno en la historia, y que nos planta en lugares tan conocidos como entrañables, y que nos recuerde de paso esa forma tan pecualiar del hablar del jaquetía que algunos escuchábamos en la infancia y que otros practicaron en su vida diaria. Vayámonos a la piedra gorda…

Sergio Barce, diciembre 2012

Carlos Galea

Carlos Galea

La costa acantilada situada debajo de la Cárcel la bate mucho el mar, estrellando fuertes olas contra las rocas, en las que esculpen salientes puntiagudos, cortantes como cuchillos. Sin embargo, como ya he dicho en otro de mis relatos, este trozo de costa es muy rico en peces, y por ello es frecuentado por los pescadores de caña.

Una mañana de verano llegué a este lugar para pasar un rato pescando, y me encontré a Yacobi, Sigue leyendo

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