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«MELILLA 1936», UNA NOVELA DE LUIS MARÍA CAZORLA

Como ya hiciera en sus anteriores novelas ambientadas en el Protectorado español de Marruecos y en la II República, con títulos como La ciudad del Lucus, El general Silvestre y la sombra del Raisuni, Las semillas de Annual o La rebelión del general Sanjurjo, Luis María Cazorla vuelve a sumergirnos en otro episodio histórico con su nueva obra Melilla 1936, ambientada en los días previos al golpe de Estado contra la República.

Con su habitual estilo tan galdosiano, en esta ocasión Cazorla recrea el ambiente, las circunstancias, los hechos concretos que acaecieron en Melilla en esas tristes jornadas que dieron origen a la guerra civil. Como bien explica en la nota que cierra el volumen, al contrario que en sus anteriores novelas, en ésta todos los personajes son reales, protagonizaron los acontecimientos que se relatan y reviven gracias a un cuidadoso trabajo de investigación y documentación.

Fiel a ese estilo que antes mencionaba, Luis María Cazorla logra reconstruir el ambiente que se respiraba en la ciudad, la tensión entre los grupos de izquierdas y republicanos por un lado y los militares y falangistas que preparaban el golpe de mano por otro. Utiliza para ello a un personaje singular y admirable: Joaquín María Polonio Calvente, el juez de primera instancia e instrucción que fue designado para ocupar la vacante del juzgado de Melilla en tales fechas, y a través de su mirada lúcida y racional asistimos a los hechos que se fueron precipitando en esos días. Cazorla no oculta su admiración por este hombre íntegro y leal, que solo pretendía hacer cumplir la ley sobre cualquier otra consideración, y tampoco disimula su respeto hacia su figura como defensor del Derecho, probablemente porque el autor es también un reconocido y prestigioso jurista.

“…<La entrevista con el general Romerales fue decepcionante -escribía poco después Joaquín Polonio mientras que a través de la ventana entreabierta llegaban ruidos dispersos, última entrega de la animación que había reinado hasta hacía poco en la concurrida calle donde estaban el juzgado y su vivienda-. Este militar de alta graduación es culto, ha escrito varios libros y creo que toca aceptablemente el piano, me parece, además, una buena persona, pero, aunque está cargado de buenas intenciones republicanas, lo veo cautivo de una ingenuidad que deforma la realidad que lo rodea. Ojalá me equivoque, pero considero que no da la talla para un puesto tan delicado como el que desempeña. Es la segunda vez que lo nombran jefe de las fuerzas militares de la circunscripción oriental y comandante general de Melilla, y, a pesar de ello, cuando me entrevisté con él hace unos días me dio la impresión de no haberse caído todavía del guindo. Lo veo demasiado confiado y haciendo lo indecible por resaltar que tiene todos los resortes militares en sus manos. Que me disculpe, pero por los contactos personales que voy teniendo y por todo lo que me llega al juzgado, dudo mucho que a los Seguí, Barrón, Gazapo, Bartomeu, Rolando de Tella y compañía los tenga embridados. Me temo que estos militares tienen carácter más fuerte, experiencia de mando directo más actualizada y determinación más férrea que Romerales, por muchos distintivos de general de brigada que éste exhiba en su uniforme. Por decirlo de otra manera: estoy muy preocupado. Redactar estas líneas me sirve de desahogo.

(…) Me preocupa mucho la actitud amenazante de los militares que no soportan el sesgo que ha tomado la República con la victoria electoral del Frente Popular. Las informaciones que recabo de aquí y de allí y las opiniones que voy formando a partir de conversaciones más o menos fortuitas con sus cabecillas me llevan a pensar que son muchos, que les son afectas muy importantes unidades de la circunscripción y que se están preparando concienzudamente para no sé qué, pero, en todo caso, para algo atentatorio contra la legalidad republicana con la que se consideran incompatibles. Me dan mucho miedo los Seguí, Barrón, Bertomeu y compinches… (…) Cuando hablo con Romerales de este feo asunto, me queda el agrio sabor de boca producido por lo que voy a llamar su aldeanismo. Parece solo mirarse en el ombligo de Melilla; su visión llega poco más allá de Nador y Segangan y lo hace muy a duras penas hasta Alhucemas. No hay que tener muchas luces para comprender que la trama de militares antifrentepopulistas únicamente tiene sentido encadenada con otras de mucho más allá de Melilla.

Si se me apura, la entrevista con Romerales me sirvió para tomar conciencia de que el horno que es Melilla hierve a temperatura todavía más alta que la que yo soy capaz de apreciar. Hasta ese momento me limitaba a la idea que me he ido haciendo de los militares enfrentados a una República que, según ellos, está traspasando muchos límites infranqueables. No era consciente de la confabulación de otro tipo de militares descontentos que, primero, consideran que la República del Frente Popular está amenazada por sus compañeros derechistas, y, segundo, que la República está siendo demasiado pacata en sus avances sociales y políticos. A raíz de la reunión del otro día en la comandancia general he indagado con la ayuda de Lalaguna y me han soplado varios nombres de este último grupo entre los que he retenido los de los capitanes Leret, Casado y Rotger y del teniente Arrabal, que con mayor o menor intensidad conspiran con este otro sector…”

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Con habilidad, Luis María Cazorla hace de su protagonista un hombre de carne y hueso y creíble. Sus pensamientos, que va volcando en un diario que escribe cada noche, sus inseguridades, sus temores y sus ideales de justicia nos acercan a él, hasta el punto de que acabamos, al menos en mi caso, por sentir una cierta compasión. Compasión porque poco a poco contemplamos cómo la realidad lo fue engullendo pese a su resistencia numantina. Y es que Joaquín Polonio, como juez, decidió atenerse a la legalidad y, sin embargo, eso no bastó para que, quienes quebraban el orden establecido, respetasen su buen hacer y su saber estar. Joaquín Polonio era un buen hombre y su actitud representa la integridad, la justicia y la honradez.

Cazorla también consigue que asistamos al golpe de Estado que se urdió en Melilla casi segundo a segundo. Bien documentado, como decía antes y tal y como Luis me ha confirmado cuando hemos hablado de la novela, coloca al lector en mitad de los conciliábulos y de las reuniones que se iban organizando por los rebeldes día a día, descubriéndonos la clase de gente que eran, sus dudas, sus pasiones y sus fanatismos. Cómo iban logrando que otros militares, dubitativos, acabaran engrosando sus filas a base de intimidación y de presiones de todo tipo. Y también mostrarnos la fragilidad de una República que, en el instante más crucial, estuvo en manos de autoridades, civiles y militares, sin carácter y sin valentía, como el general Romerales en Melilla o Casares Quiroga en Madrid.

“…Solans, al enterarse de que le iba a informar de algo que le interesaría relacionado con el juez que le había plantado cara, recibió a García Vallejo la misma tarde del sábado, a pesar de la desenfrenada actividad de aquellos momentos cruciales para el levantamiento le obligaban a desplegar.

Lo recibió en el despacho que le correspondía como nuevo jefe de la circunscripción oriental de Marruecos y comandante general de Melilla. Lo hizo acompañado del teniente coronel Peñuelas, que de jefe de estado mayor había pasado a encargarse de los asuntos de justicia.

(…) Cuando García Vallejo concluyó satisfecho al percibir que había dado en la diana, Solans se concedió quebrar su normalmente mesurado comportamiento. Por su boca se despeñaron exabruptos malsonantes y cuarteleros dedicados al roblizo magistrado. Pero al pronto se controló, su semblante volvió a su ser natural sobrio y comedido. Agradeció a su visitante la información y, virando la cabeza hacia un Peñuelas que no había parado de escribir, le ordenó con palabras cortantes: <Redacte usted con toda urgencia un informe que recoja al detalle estos hechos y manifestaciones y páselos sin demora alguna a la auditoría de guerra para que nos informe de cómo proceder contra ese juececillo que se permite desafiar de palabra y ahora con hechos las órdenes de la autoridad nacida de nuestro movimiento nacional. ¡Quiero que esté esta misma tarde! ¡Comportamientos como el suyo no pueden quedar impunes! ¡Contra el enemigo con armas o sin armas hay que extremar la contundencia hasta donde sea menester!>. Estas aterradoras palabras quedaron suspendidas en el aire mientras que Peñuelas y García Vallejo se despedían y salían zumbando del despacho. Solans, cuando volvió a sentarse en el sillón del escritorio, murmuró para sí: <Creo que lo hemos pillado. No tomaremos el juzgado con las armas, como le dije ayer al dichoso juez, lo haremos con lo que se pavonea tanto, lo haremos con la ley, con el Código Penal>, y procedió seguidamente a revisar las listas de sindicalistas, militantes de organizaciones izquierdistas y dirigentes frentepopulistas que había que localizar sin tardanza para que los de la Falange de la sangre, que encabezaban el teniente y cruel falangista Sánchez Suárez y el herrador militar y fanático falangista Cuadrado Yelo, los eliminaran por la vía rápida…”

La conclusión de la novela es devastadora: los golpistas fueron capaces de retorcer la interpretación de la ley para aplicarla a su capricho. Si era necesario mentir, se mentía. Si era preciso pervertir los consejos de guerra, se pervertían. Si era beneficioso para la causa rebelde condenar a un inocente, se le condenaba. Todo bajo la excusa de regenerar a España y salvarla de la República. Lo que sí me queda claro es que el triunfo del Frente Popular y el asesinato de Calvo Sotelo solo fue una excusa para el definitivo levantamiento de los militares que ya venían rumiando desde hacía años.

Me ha conmovido el paso de Joaquín Polonio por la alcazaba de Zeluán, convertida, tras el golpe de Estado, en un campo de concentración; su estado calamitoso, sus penurias a la espera de un juicio que presumía injusto y vengativo. Luis María Cazorla parece proyectarnos en una pantalla esos días de reclusión, para enseñarnos la manera en la que los golpistas trataban de quebrar la entereza de un hombre bueno. La degradación a la que lo sometían, no solo a él sino a todos los detenidos.

Pero Cazorla, sin apartarse de los hechos acaecidos, rinde un hermoso homenaje a este juez humilde e íntegro que no se dejó arrastrar por los acontecimientos, que supo defender sus principios morales y éticos y que no se humilló ante los fascistas.

“…Soy consciente -masculló para sí ya en el despacho- de la impotencia de una lucha estrictamente jurídica contra el poder militar armado hasta los dientes y encabezado por jefes ebrios de odio y deseos de venganza frente a la mayor parte de la sociedad melillense que no piensa como ellos, como se demostró en las elecciones del pasado febrero. No soy menos consciente -siguió recapacitando mientras se sentaba en el sillón de su escritorio- de que lo que yo pueda hacer sería inútil casi con toda seguridad. Lo sé todo, no me engaño, pero tengo que ser fiel a la misión a la que he consagrado una parte muy importante de mi persona y hacerlo cueste lo que cueste…”

Una novela para adentrarse en los días más oscuros de nuestra Historia y descubrir a un héroe anónimo al que he comenzado a admirar desde que Cazorla lo ha rescatado del olvido.

Melilla 1936 ha sido editada por Almuzara.

Sergio Barce, julio 2022

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«LAS SEMILLAS DE ANNUAL», UN ARTÍCULO DEL ESCRITOR LARACHENSE LUIS MARÍA CAZORLA

Con ocasión del centenario del llamado desastre de Annual, se ha publicado en el diario ABC un artículo firmado por el escritor larachense Luis María Cazorla Prieto, que utiliza como título el de su novela Las semillas de Annual (Almuzara, 2015). La novela cierra la trilogía que forma junto a La ciudad del Lucus (2011) y El general Silvestre y la sombra del Raisuni (2013). De todas ellas escribí la correspondiente reseña, que indico más abajo.

El artículo que nos ocupa ofrece una interesante visión de las razones por las que se llegó a aquella situación que desembocaría en el mayor desastre militar español de la época.

Con la generosidad de siempre, Luis me envía su artículo para poder compartirlo.

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ESCRIBIENDO DE LARACHE

Aquí os dejo la imagen de varios libros con Larache de protagonista que habitan en mi biblioteca. Alrededor de mi libro de relatos Una puerta pintada de azul, tenéis títulos y autores como Larache a través de  los textos, de María Dolores López Enamorado; Entre Tánger y Larache, de Mohamed Akalay; Larache, crónica nostálgica, de Sara Fereres de Moryoussef; Entre dos aguas, de León Cohen Mesonero; Voces de Larache, de Mohamed Laabi; La ciudad del Lucus, de Luis María Cazorla; El árbol del acantilado, de Carlos Tessainer; y De Larache al cielo, de Mohamed Sibari.

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«LAS SEMILLAS DE ANNUAL», NUEVA NOVELA DEL ESCRITOR LARACHENSE LUIS MARÍA CAZORLA

Las semillas de Annual es la nueva novela de mi amigo y paisano Luis María Cazorla, y que cierra la trilogía de la que forman parte sus dos anteriores títulos La ciudad del Lucus y El general Silvestre y la sombra del Raisuni, todas ellas publicadas con la editorial Almuzara.

LAS SEMILLAS DE ANNUAL

Con una portada muy sugerente y una cuidada edición, esta nueva obra nos narra los acontecimientos históricos que condujeron a la sangrienta derrota del ejército español en Annual en 1921. La historia arranca cuando el general Silvestre vuelve a empuñar las armas en Marruecos ya siendo comandante general de Ceuta. El pulso entre Silvestre y Berenguer enfrenta a estos dos personajes claves de la presencia española en Marruecos: mientras Silvestre es elevado a la categoría de héroe tras la ocupación del Fondak de Ain Yedida, el general Berenguer, nombrado cuarto alto comisario en Marruecos, desconfía de él y se obsesiona con derrotar definitivamente a El Raisuni. Paralelamente, la novela detalla los avatares de los otros personajes que ya protagonizaron las anteriores novelas de esta trilogía: el comerciante Pedro Robi, el capitán de la Guardia Civil Carlos Pozo, que regresa a Larache para aclarar la misteriosa muerte de un hermano lego franciscano, e investigar también una presunta trama de corrupción en los suministros al ejército, Meriam, Amparo, Abraham Muchatiel, López Rienda… Por supuesto, Larache, ciudad natal de Luis María Cazorla, sigue siendo protagonista principal, una ciudad que es testigo de las pasiones de Silvestre y de las pequeñas historias humanas que se desarrollan en sus calles pero también de los grandes acontecimientos históricos que marcarán los años venideros tanto de España como de Marruecos. Botón de muestra es el comienzo del capítulo titulado Los proyectos del Hotel España y del Teatro España.

Sergio Barce, marzo 2015

Pozo, después de despedir a López Rienda, se quedó a comer en el hotel España.

Estaba degustando el delicioso atún de la cercana almadraba cuando apareció la propietaria del establecimiento para interesarse por cómo iba todo. Las alabanzas de la comida que recibió le dieron pie para entablar conversación y arrancarse a explicar sus proyectos de ampliación. Pozo puso cara de interés por lo que escuchaba y dejó caer un inflado “¡Ah!, ¡sí?, de modo que va ampliar el negocio”. Estimulada por la pregunta, desmenuzó hasta extremos excesivos la próxima construcción de un espacioso edificio en los primeros metros de la calle Chinguiti, subiendo a mano derecha. Al preguntar él por el estado del proyecto, aclaró con mueca de disgusto que estaba retrasado “por los papeleos de la junta de servicios locales”, para añadir “y ya sabrá usted, y si no lo sabe todavía lo comprobará enseguida, que entre el bajá que la preside y no se entera, y el cónsul de España, don José Triviño, su vicepresidente, que ha llegado hace poco y ya está preparando su marcha, los politiqueos de los vocales velando cada uno por sus propios asuntos, la pugna entre los distintos pareceres de los ingenieros militares y civiles, y los criterios del arquitecto municipal, forman un tinglado que lo retrasa todo”.

Interior TEATRO ESPAÑA de Larache

Interior TEATRO ESPAÑA de Larache

-Cuando usted habla de tinglado, ¿se refiere también a conveniencias económicas? –interfirió Pozo para lanzar el anzuelo a la hotelera.

Doña Amparo se paró en seco y se llevó la mano derecha al compacto moño que coronaba sus distinguidos trazos faciales, como si quisiera descubrir allí la respuesta más adecuada.

-Yo no sé exactamente, pero se lo puede uno imaginar. Con la expansión urbanística se está moviendo mucho dinero, y esto aquí y en cualquier parte del mundo da alas a los manejos económicos. Algunos hacen mucho dinero fácil en Larache, que después gastan en Tánger y en la península –repuso con habilidad que no dejó cabo suelto del que tirar, y siguió detallando la iniciativa en la que tanto esfuerzo estaba volcando.

-Confío en que con la llegada del nuevo cónsul don Emilio Zapico, que ya tiene conocimiento de mis planes y se ha comprometido a apoyarlos porque quiere dotar a Larache de un hotel de la máxima categoría, todo se acelere y pronto podamos empezar a levantar el edificio. El nuevo hotel España va a ser muy importante para la ciudad y va a coincidir con otra iniciativa no menos importante.

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-¿De qué se trata? –preguntó con cierto hartazgo Pozo, incapaz de encontrar un hueco para hincar el diente a la apetitosa bandeja de dulces marroquíes que lo reclamaba.

Con premiosidad que buscaba poner de relieve la pujanza de Larache, ella se entregó con denuedo a exponer los planes de Emilio Sánchez Pescador de construir en el solar contiguo al que iba a ocupar el hotel España un sobrio coliseo teatral. “No llegará a la grandiosidad del teatro Cervantes de Tánger –precisó-, pero será muy digno y capaz de acoger las representaciones que visiten esta ciudad y Tetuán, y que así podrán recalar igualmente en Larache. También podrá servir como sala de cine, ¡por fin podremos ir al cine sin tener que acudir al barracón inmundo de ahora!”, exclamó impulsada por los aires renovadores que querían apuntalar la ciudad del Lucus como la segunda del protectorado español.

-¿Y las autoridades como ven el proyecto del futuro teatro-cine, que no sé si tiene ya nombre? –terció Pozo, siempre atenazado por una curiosidad sin límites por todo lo que pudiera redundar en su trabajo.

-Sí, claro que tiene nombre: teatro España, qué bonito ¿verdad? Dentro de poco, en las inmediaciones de la plaza de España, el hotel España y al lado el teatro España; solo pensarlo se me pone la piel de gallina –reconoció doña Amparo con la ensoñación albergada en sus pupilas.

-Le preguntaba por la opinión de las autoridades, ¿les parecerá bien un teatro con esas aspiraciones aquí? –insistió él poniendo el foco en el punto que le interesaba.

-Eso se lo tiene que preguntar al señor Sánchez Pescador, pero, hasta donde yo sé, el proyecto cuenta con el apoyo del general Barrera, y la del próximo cónsul de España, señor Zapico, que ya ha prometido su respaldo a esta iniciativa cuando sea destinado aquí. Bueno –concluyó cansada de permanecer tanto tiempo de pie y reclamada su atención por otros menesteres-, discúlpeme por haberlo interrumpido, pero el futuro hotel España me ilusiona tanto que pierdo el sentido de la medida. Ya sabe que estamos siempre a su disposición en esta casa en la que queremos servirle como usted se merece. –Se alejo con una ligera inclinación de la cabeza para dirigirse a otros comensales.

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«LA CIUDAD DEL LUCUS», DEL ESCRITOR LARACHENSE LUIS CAZORLA, EN ESTOCOLMO

Parece que Larache ha puesto una pica, no en Flandes, sino en Estocolmo. Hace escasamente un mes, se celebró un encuentro larachense en la capital sueca promovido por el grupo Tren del Futuro, que capitanea mi amigo y paisano Yousef Jbari, y al que acudieron varias asociaciones como Larache en el Mundo, con la asistencia de Emilio Gallego o Abderrahman Lanjri, entre  otros, y cuyas conclusiones y objetivos ya comentaré en cuanto el grupo de trabajo concrete los temas que podemos publicitar. Pero esta imagen es prueba palpable de que Suecia está siendo «invadida» pacíficamente por los larachenses…

En Estocolmo 1

Ahora le toca el turno a Luis Cazorla,  también paisano y amigo, que este viernes 15 de Noviembre presenta, en el Instituto Cervantes de Estocolmo, sus dos novelas: La ciudad del Lucus y El general Silvestre y la sombra del Raisuni. Aprovecho la ocasión para anunciar este evento, que seguramente será un éxito, y reproducir las invitaciones efectuadas por el embajador español don Javier Jiménez-Ugarte y por el director del Instituto don Joan M. Álvarez.

Sergio Barce, noviembre 2013

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Lugar:

Instituto Cervantes – Biblioteca
Bryggargatan 12a
111 21 Estocolmo
(SUECIA)

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La ciudad del Lucus

Estocolmo 4 de noviembre de 2013

Estimados compatriotas: El próximo viernes 15 de noviembre tendremos la oportunidad de escuchar en el “Instituto Cervantes” a las 17.30 horas,  a uno de nuestros grandes especialistas en la historia del Protectorado Español en Marruecos.

Luis Cazorla, catedrático, distinguido jurista y escritor vocacional, nos hablará de los dos primeros libros ya editados “La ciudad del Lucus” y “El general Silvestre y la sombra de Raisuni”, de la trilogía  que tiene en marcha sobre los primero años del Protectorado Español.

Como ex -Cónsul General de España primero en Nador y luego en Tetuán y Larache será una alegría para mí presentar a Luis Cazorla.

Me referiré además brevemente a la gran obra pictórica de Mariano Bertuchi que cubrió una parte de la historia del Protectorado, y que en breve será acogida en un gran “Museo Bertuchi” en la ciudad española de Ceuta.

Quiero dejar constancia de de mi agradecimiento al Consejero Cultural de esta Embajada,José Pedro Torrubia y al Director del Instituto Cervantes, Joan Álvarez, por el apoyo prestado para la organización de este, espero, agradable encuentro cultural.

Después del acto se servirá una copa de vino español.

Un cordial saludo,

Javier Jiménez-Ugarte – Embajador de España

PD: Ruego confirmar asistencia al correo de emb.estocolmo@maec.es

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El general Silvestre portada

Querido amigo:  Desde el punto de vista cultural, el protectorado español del Norte de África ha sido una fuente de inspiración y un escenario en el que se posado la mirada de escritores, pintores, fotógrafos, músicos y cineastas. El cruce de culturas que se experimentó en aquellas latitudes, y en alguno de cuyos pliegues podemos intuir una fórmula modernizadora de lo que llegó a ser, un milenio antes, el esplendor de Al-Andalus, ha fascinado a un nutrido repertorio de creadores y ha dado pábulo también a un estereotipo.

Una recreación novelesca de la vida en aquellas ciudades y su adaptación televisiva nos devuelven a la actualidad la historia del Protectorado.

A iniciativa del embajador de España, Javier Jiménez Ugarte, que, como cónsul en Tetuán, ha conocido de primera mano la huella histórica del Protectorado, el viernes, día 15, el catedrático de Historia Contemporánea, Luis Cazorla nos brindará  en el Instituto Cervantes, con su estilo expositivo, riguroso, ameno y detallado, la rememoración de este período histórico y el propio embajador glosará la obra del pintor e ilustrador Mariano Bertuchi de quien acaba de publicarse un libro sobre su figura y su obra, a partir de la cual han sido varias las generaciones que se han formado una imagen visual de aquella época y aquellos escenarios.

Para el Instituto Cervantes es un placer acoger esta iniciativa y, por medio de este correo, invitarte a que nos acompañes.

Joan M. Álvarez Valencia  – Director Instituto Cervantes Estocolmo

http://estocolmo.cervantes.es


Instituto Cervantes Estocolmo

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