Archivo de la etiqueta: El Protectorado Español en Marruecos La Historia trascendida

ESTAS SON MIS CRIATURAS

Estas son mis novelas y libros de relatos hasta el momento. Ya un pequeño universo.
Y estos (amén de las publicaciones en revistas culturales varias) son los libros editados en los que he participado con algún relato en obras colectivas (especialmente con la Generación BiblioCafé, de Valencia), o bien con un artículos o algún prólogo, como el que escribí para La Jaima, de Chukri.
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«HIJOS DEL OLVIDO», POR EL ESCRITOR LARACHENSE CARLOS TESSAINER

Del libro <El Protectorado español en Marruecos: La historia trascendida> publicado por Iberdrola en tres volúmenes, ya he referido en anteriores artículos que he participado en él con un relato sobre la vida cotidiana durante esa época en Larache, y que también lo han hecho otros autores larachenses. Uno de ellos es Carlos Tessainer, al que se le puede calificar de excelente historiador, pero del que no se puede decir lo mismo de él como persona, porque es aún mejor, y eso ya dificulta acertar con el calificativo. Así que dejémoslo en que, después de muchísimos años, he reencontrado a alguien que me enriquece con sus conocimientos y con su generosidad, y que además guarda un cariño especial hacia mis padres, que es correspondido. Para colmo, creo que nos estamos haciendo muy buenos amigos. Incha Al ´láh (cuando vivíamos en Larache en el mismo edificio frente al Balcón del Atlántico, yo solo era un niño y él ya comenzaba a ser un adolescente, y en esa etapa de la vida cada uno está con los de su edad).

Carlos Tessainer

Carlos Tessainer

Hace pocos días, Carlos Tessainer y yo nos reunimos con la nieta del Raisuni, Amal Chantouf Raisuni, y estuvimos charlando largo y tendido. Carlos, una vez más, dio cuenta de su inagotable conocimiento de la vida y de los avatares del Cherif Raisuni. Fue un deleite escucharlo. Es como abrir un libro sin punto final.

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En el libro sobre el Protectorado, Carlos cierra el segundo volumen sobre la «vertiente literaria» de este asunto, y habla de sus obras, tanto acerca de sus novelas ambientadas en Larache como de su completo estudio sobre El Raisuni. Pero lo que traigo hoy al blog es esa parte de su texto aparecido en esta obra en el que Carlos Tessainer nos deja tiritando de frío. Ser de Larache, aunque no se haya nacido allí, porque también se es por adopción, es un sentimiento tan profundo que es difícil de explicar. Ser larachense significa esbozar una sonrisa en cuanto escuchas nombrar el Lucus, el Balcón del Atlántico, Lixus o la otra banda, la Gaba o Cuatro Caminos, y escaparte unos segundos de la rutina. Ser larachense es amar una tierra con tanta pasión que duele. Pero ser de Larache, para muchos, es también ser un apátrida, un desarraigado. Y es ahí donde el texto de Carlos, titulado <Hijos del olvido>, te da un bocado en las entrañas y te hace contraer el gesto notando que un vacío irreemplazable sigue habitando en nosotros. Tenemos los recuerdos, sí, pero hay algo intangible que nunca volverá, que se nos robó, que perdimos.

Pensando en todo esto, decidí que sería bueno leer a Carlos Tessainer, y he escogido un pequeño fragmento de este texto suyo, tan visceral como racional, tan suyo como nuestro, y que te deja un regusto amargo cuando acabas de leerlo, aunque siempre con ese poso de orgullo por ser o sentirte del mejor lugar que se pueda imaginar: Larache.

Sergio Barce, noviembre 2013

Si llevo a mi mujer o a mis hijos a Larache, ¿qué les voy a enseñar? Si me da casi miedo a mí regresar, ¡qué no sentirán ellos! Quieren conocer Fez, Mequinez, Marrakech… pero a mí me interesa sobre todo mi pueblo. Solo he regresado a él una sola vez en 1996 y, aunque encontré todo muy cambiado, aún pude ver lo que desde entonces, la piqueta se está encargando de que desaparezca casi en su totalidad. En el caso de Larache, la medina, aunque mal conservada, no está siendo demolida. Pero sí la ciudad extramuros construida bajo el Protectorado, en la que se hallaban hermosos edificios; como si con ello quisiera borrarse toda huella española. Las edificaciones van cayendo una tras otra o, sobre las que existían de una o dos alturas, alzan cinco o más plantas, hasta convertirlas en irreconocibles, transformando las calles en agobiantes, porque por su misma anchura no fueron concebidas para albergar inmuebles tan elevados.

El alma dividida de nosotros, los hijos del olvido, los españoles que fuimos marchándonos de Marruecos recibiendo como ayuda por parte de España misérrimas cantidades económicas; a los que en algunos casos les fueron expropiadas en virtud de las leyes de marroquinización extensas propiedades agrarias por las que, ya en democracia, el Estado español fijó como compensación cantidades tan ridículas que alguno de los afectados, por dignidad, se negaron a cobrar, somos además y para colmo una especie de seres extraños para la juventud marroquí que ha inmigrado en los últimos años a España.

VISTA PANORAMICA.

Mi profesión me permite el trato con ellos, y ya sea porque nadie en su país se ha encargado de explicarles o hacer referencia en el estudio de su Historia a la época del Protectorado, ya por otro motivo que no acierto a entender, desconocen absolutamente la presencia hispano-francesa en su país. Se quedan con frecuencia atónitos cuando les digo que nací y crecí en Marruecos, y me cuesta hacerles comprender que no sea musulmán ni tenga la nacionalidad marroquí y que, aparte de palabras y frases, no sepa hablar árabe. Es algo que ha dejado de sorprenderme, tanto como el hecho de que prácticamente ninguno de los que procede de la zona que fue administrada por España tenga la más mínima idea de la lengua castellana. ¡Por supuesto que se defienden en francés! La acción de la piqueta sobre lo construido en época española y el desconocimiento de nuestro idioma dicen bastante del legado cultural que España dejó en Marruecos y, desde luego, sobre su mismo futuro.

Y conforme fuimos volviendo casi al unísono y de manera sorprendente la vista atrás, conforme fuimos reencontrándonos, alguno de nosotros sintió la necesidad de escribir. Ya se había escrito sobre Marruecos, eso es indudable. Pero ahora íbamos a hacerlo los hijos del olvido. Por supuesto que muchos otros escritores, sin casi vinculación con Marruecos, también lo harían y lo hacen, pero ahí estábamos nosotros, tratando de reflejar de una manera u otra nuestro pasado, nuestra misma existencia; liberándonos al volvernos a encontrar con nuestras raíces y disfrutando al hacer partícipes a cuantos quisieran leernos de nuestra singularidad y señas de identidad.

EL ENLACE DE ENTRADA PARA LEER EL RESTO DE ESTE TEXTO Y LOS DEMÁS ARTÍCULOS DEL LIBRO ES EL SIGUIENTE:

http://www.lahistoriatrascendida.es/documentos/libros/el_protectorado_espanol.pdf

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LA HISTORIA TRASCENDIDA – LA VIDA COTIDIANA DURANTE EL PROTECTORADO EN LA CIUDAD DE LARACHE, POR SERGIO BARCE

EL PROTECTORADO ESPAÑOM EN MARRUECOS VOL I

Este próximo miércoles, día 6 de Noviembre, en la Casa Árabe de Madrid, se presenta <El Protectorado español en Marruecos. La historia trascendida>, la excepcional edición patrocinada por Iberdrola sobre esta etapa de la Historia de Marruecos, de la que ya hablé tras su aparición y en la que colaboro con uno de mis relatos.

A través del enlace que indico a pie de página, podéis acceder tanto a la totalidad de los textos que conforman los tres volúmenes como al resto de la información y de las fotografías que los ilustran.

En el Volumen I, página 149, tenéis mi relato-ensayo titulado <La vida cotidiana durante el Protectorado en la ciudad de Larache>, que os invito a leer, y que comienza así:

Nací en 1961, cinco meses después de que Hassan II fuera proclamado rey de Marruecos, y toda mi infancia es Larache. Allí viví hasta 1973, el tiempo más ingenuo y también el más feliz, porque la niñez es inocencia y en ella solo existen los sueños. 

Esto significa que no he conocido personalmente el Protectorado, sino que crecí en el Marruecos ya independiente. Pero sé cómo fue la vida cotidiana en Larache durante esos años por los recuerdos de mis abuelos, de mis padres y del resto de la familia, y también de los de muchos amigos con edad suficiente para haber vivido ese período; también, por supuesto, de los vestigios que lógicamente quedaban en la propia ciudad como huellas de ese pasado que era reciente. Tal vez caiga en la mitificación y en la idealización de lo que cuento, porque mis lazos afectivos y sentimentales con Larache y con quienes protagonizan este texto, que no es sino la crónica resumida de sus vidas, son tan fuertes que sé de antemano que me resultará inevitable hacerlo, sin embargo no sé contarlo de otra manera. Podría considerarse un ensayo escrito como un cuento o un relato que esconde un ensayo. Sea como fuere, no he querido hacer una recopilación de fragmentos de otros libros sino crear a partir de mis novelas y de las novelas y narraciones de otros autores. Pretendo llevar al lector al lugar de los hechos, a la época, posarlo suavemente en el terreno para que lo viva como si él fuera parte de la historia. 

Pero en definitiva casi todo lo que narro a continuación es absolutamente cierto. 

Octubre de 2012. Hay una mujer en el puerto de Tarifa. Guarda su turno en una cola desordenada de pasajeros que esperan para embarcar en el ferry que lleva a Tánger. Va a Marruecos cada seis meses, más o menos. Es de Alcazarquivir, donde nació en el año 1938. Y también es de Larache, donde vivió, se casó y tuvo sus primeros hijos. Le cansa caminar, pero sin embargo esos viajes de vuelta la rejuvenecen, ella dice que es como si le aplicaran una transfusión de sangre. La excusa para estos viajes es la de reponer las flores en la tumba de su hermano, que se encuentra enterrado en el cementerio cristiano viejo de Larache. Su equipaje es una maleta y un bolso de mano, en el que lleva siempre una vieja fotografía en blanco y negro, algo deteriorada. La foto es de un chico joven, de cabello negro y cejas espesas, que se llama Mohammed. La mujer no lo ha vuelto a ver en más de cuarenta y cinco años. Pero siempre que vuelve, tiene la corazonada de que al enseñar el retrato alguien lo reconocerá y le dará noticias de él. 

Embarcan al fin, y mientras el ferry hace las maniobras pertinentes para salir del puerto, la mujer nota ya el nerviosismo que siempre la acompaña. Mientras el ferry avanza, un olor lejano y familiar cambia el aire que la rodea. El nerviosismo de siempre crece a medida que se va acercando a esa tierra a la que emigraron sus abuelos, Juan Martínez y Juan José Gallardo; la tierra a la que a veces regresa también en sueños, porque es la que más quiere… 

Cuando en 1912 se acuerda instaurar el Protectorado, la imagen que los españoles de a pie tienen de Marruecos es la de un país casi salvaje, en el que se ha derramado mucha sangre. Aún resiste en la memoria colectiva la guerra de África, difícil de borrar por muchas razones, y eso, con lo ocurrido con posterioridad, despierta el temor o la desconfianza. Y, sin embargo, Marruecos se convierte en esos momentos en la nueva tierra prometida para un país sumido en la decadencia y el desánimo. Pero cruzar el Estrecho se presume una incógnita, y muchos de los que entonces inician el viaje ni siquiera saben qué es lo que se van a encontrar en el otro lado… Sin embargo, la tierra prometida es la esperanza, y la esperanza no se puede dilapidar…

EL ENLACE DE ENTRADA PARA LEER EL RESTO DE ESTE TEXTO Y LOS DEMÁS ARTÍCULOS DEL LIBRO ES EL SIGUIENTE:

http://www.lahistoriatrascendida.es/documentos/libros/el_protectorado_espanol.pdf

LARACHE - foto tomada del blog de Houssam Kelai

LARACHE – foto tomada del blog de Houssam Kelai

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«EL PROTECTORADO ESPAÑOL EN MARRUECOS: LA HISTORIA TRASCENDIDA», EDITADO POR IBERDROLA

Volumen I

Volumen I

Ya anuncié hace unas semanas la aparición de los tres volúmenes de la recopilación de los trabajos publicados por Iberdrola con ocasión del Centenario de la Instauración del Protectorado español en Marruecos, y en el que se incluye mi narración, crónica o relato, que no sé cómo denominarlo, titulado «La vida cotidiana durante el Protectorado en la ciudad de Larache».

Ahora tenéis la ocasión de poder acceder, a través del enlace que indico más abajo, a todo lo relativo a esta publicación, tanto acerca de los autores que participamos en ella como sobre los objetivos de este proyecto, y alguna que otra información más de interés.

El enlace es el siguiente:

http://www.lahistoriatrascendida.es/

 
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EL PROTECTORADO ESPAÑOL EN MARRUECOS. LA HISTORIA TRASCENDIDA

Con  ocasión del centenario de la instauración del Protectorado español en Marruecos, se acaba de publicar <El Protectorado Español en Marruecos. La Historia Trascendida”, financiado por Iberdrola.

He tenido la suerte de participar en este gigantesco proyecto literario en el que se han dado cita escritores, estudiosos, historiadores, juristas… en una obra que se ha editado en tres tomos. También he tenido la suerte de descubrir, al recibir los libros, que entre los participantes hay muchos amigos, y también dos paisanos y amigos larachenses, León Cohen Mesonero y Carlos Tessainer y Tomasich.

La obra está dirigida por Manuel Aragón Reyes, la edición y la coordinación ha corrido a cargo de Manuel Gahete Jurado, con la colaboración de Fatiha Benlabbah. La coordinación editorial es de Montse Barbé Capdevila. Teniendo los libros entre las manos, se comprueba que todos han hecho un trabajo excepcional.

Volumen I

Volumen I

El objetivo de esta publicación es la de demostrar la relevancia que, tras los años transcurridos, ha tenido la existencia del Protectorado en las relaciones entre España y Marruecos y descubrir las huellas que aún perviven de esos años compartidos.

Mi texto se titula <La vida cotidiana durante el Protectorado en la ciudad de Larache>, y forma parte del Volumen I, dedicado a “La vertiente socioeconómica y demográfica”, tema sobre el que también escriben Jesús Albert Salueña, Youssef Akmir, Mimoun Aziza, Mohammed Dahiri, Bernabé López García y Rafael Domínguez Rodríguez. Igualmente, en este primer volumen, sobre “La vertiente jurídica” hay textos de José Manuel Pérez-Prendes Muñoz-Arraco y Antonio Manuel Carrasco González; y sobre “La vertiente científica y educativa” escriben Víctor Morales Lezcano, Irene González González, Francisco Javier Martínez Antonio y Germán Sánchez Arroyo.

Volumen II

Volumen II

El Volumen II está dedicado a “La vertiente cultural e historiográfica” con textos de Eduardo Torres-Dulce, Bouabid Bouzaid, Enrique Arias Anglés, Josep Lluís, Mateo Dieste, Federico Castro Morales, Mustapha Adila y Paloma Rupérez Rubio. “La vertiente literaria” está escrita por José Carlos Mainer Baqué, José Sarria, Vicente Moga Romero y Mohamed Bouissef Rekab. El capítulo “Los autores y sus obras” que cierra este volumen está compuesto por textos de León Cohen Mesonero, Abdelkader Chaui, Severiano Gil Ruiz, Said Jedidi, Mohamed Lahchiri, Rafael Martínez-Simancas y Carlos Tessainer y Tomasich.

Por último, el Volumen III se dedica a “La vertiente histórico-política” con textos escritos por Juan Pando Despierto, Rachid Yechouti, Emilio de Diego García, María Rosa de Madariaga, Miguel Hernando de Larramendi, Ricardo Martí Fluxá, Santos Juliá, Abdelmajid Benjelloun, Rafael Guerrero Moreno, Mohamed Larbi Messari y Marion Reder Gadow. Sobre “La vertiente militar” escriben Andrés Cassinello, Manuel Espluga, José Luis Isabel Sánchez, Juan José Amate, Boughaleb El Attar y José Manuel Guerrero Acosta. Por último “Las preocupaciones magrebíes de un militar ilustrado en el primer tercio del siglo XX. La obra de Antonio García Pérez sobre Marruecos” son analizadas por Pedro Luis Pérez Frías, Manuel Gahete y Geoffrey Jensen. Este volumen y la obra terminan con un epílogo escrito por Julián Martínez-Simancas.

Volumen III

Volumen III

Creo que como compendio de lo que fue el Protectorado español en Marruecos pasará a convertirse en una publicación de referencia. Personalmente me siento orgulloso de participar en una obra en la que hay firmas que admiro desde hace mucho tiempo, y en la que, como decía, me veo junto a varios amigos a los que, igualmente, respeto como investigadores o escritores.

He de decir que mi texto sobre la vida cotidiana durante el Protectorado en la ciudad de Larache no he podido evitar convertirlo finalmente en una larga narración. En ella, muy resumidamente, y como ejemplo de lo que fue la vida en Larache durante esos años (siempre desde mi prisma y visión personal, recordando todo cuanto me han relatado de aquella época que por edad yo no viví), cuento los avatares de mi familia desde que llegaron a Marruecos a primeros del siglo XX hasta que abandonamos nuestra tierra amada a principios de los años setenta.

Montse Barbé, como coordinadora editorial, me manifestó que se había emocionado con este texto, y Manuel Gahete, responsable de la edición y coordinación, también me comentó que le había gustado mucho. Inesperadamente, este texto se ha convertido en el germen de la nueva novela que he comenzado a escribir, así que, si llega a buen puerto esta mi nueva aventura, habré de estar doblemente agradecido a quienes se acordaron de mí para que participara en este proyecto. Y en este sentido, por otra razón pero muy unida a todo esto, he de dejar constancia también de mi afecto a mi amigo y paisano Luis Cazorla, y él sabe a qué me refiero.

Sergio Barce, agosto 2013

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