Ver en el SIEL de Casablanca, en el stand del Instituto Cervantes, todos mis libros ha sido alentador, y es verdad que te hace ilusión y te da hasta un leve y disimulado subidón. Pero, sobre todo, me hizo pensar que ya llevo una larga carrera de fondo, y que el tiempo pasa sin darnos cuenta, arrollándolo todo a su paso. Sin embargo, también reconforta que tus páginas, todas esas que se esconden en el interior de esos volúmenes, sirvan para alimentar la fantasía de algún lector o para hacerle pasar un buen rato, e incluso hasta para llegar a emocionarlo. Saber que te leen es la mejor recompensa.
Allí estaban expuestas mis novelas En el jardín de las Hespérides (Aljaima – Málaga, 2000), Sombras en sepia (Pre-Textos – Valencia, 2006), Una sirena se ahogó en Larache (Círculo Rojo – Sevilla, 2011), La emperatriz de Tánger (Ediciones del Genal – Málaga, 2015), El libro de las palabras robadas (Ediciones del Genal – Málaga, 2016), y Malabata (Ediciones del Genal – Málaga, 2019), y mis libros de relatos Últimas noticias de Larache (Aljaima – Málaga, 2004) y Paseando por el zoco chico (Ediciones del Genal – Málaga, 2015). Mi más profundo agradecimiento a Maribel Méndez y a María Jesús García González.
Sergio Barce, febrero 2020