Archivo de la etiqueta: El eco de la huida

JUNTO A MÁS LIBROS DE MIS AMIGOS

Continúo colgando en mi blog imágenes pertenecientes a mi biblioteca en las que alguna de mis obras acompaña a los títulos de buenos y queridos amigos escritores.

Hoy: mi libro de relatos El mirador de los perezososjunto a Profundo Sur, de Juan José Téllez;  Mi avión herido, de Mario Castillo del Pino, y al lado de Un cine en el Príncipe Alfonso, de Mohamed Lahchiri. 

Mi novela Sombras en sepia, posando con El latido de Al-Magreb, de Pablo Martín Carbajal, y junto a No sé quién eres, de Miguel Torres López de Uralde.

Mis relatos de Una puerta pintada de azul, junto a Los lugares verdes, de Luis Salvago y a Meshi shughleck, de Alberto Mrteh.

Y mi libro de relatos Paseando por el zoco chico. Larachensemente, al lado de Cuentos de Larache, de Mohamed Sibari; El eco de la huida, de Hassan Tribak y Entre Tánger y Larache, de Mohamed Akalay. 

 

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ESCRIBIENDO DE LARACHE 2

Aquí os dejo una segunda entrega con la imagen de varios libros con Larache de protagonista que pueblan mi biblioteca. Junto a mi novela Una sirena se ahogó en Larache, tenéis títulos y autores como Larache a través de  los textos, de María Dolores López Enamorado; Te devuelvo la memoria, de Cristina Martínez Martín; Entonces y después, de Alicia González Díaz; Locura, de Mohamed Albaki; Ciegas esperanzas, de Alejandro Gándara; Aixa, el cielo de Pandora, de Mohamed Bouissef Rekab y El eco de la huida, de Hassan Tribak.

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HASSAN TRIBAK, poeta larachense

 Hassan Tribak es un hombre serio, muy educado, que llegaba al Café Central y se sentaba a tomar su té con parsimonia, sin prisas. Desde que el Central cerró, suelo encontrarlo en el Café Valencia cuando estoy en Larache. Llega sobre las nueve de la mañana, con su periódico, y desayuna en silencio mientras lee las noticias del día anterior. Me saluda siempre cortésmente, y me pregunta si hay algún proyecto en marcha. Antes de irse, vuelve a saludarme con una leve sonrisa, y se aleja lentamente, su figura alta y elegante bajando la avenida Hassan II en dirección a la vieja plaza de España.

Hace años me regaló un ejemplar de su libro de poemas “El eco de la huída” (Imprenta E.M.I. – Tánger). Creo que se editó en 1998, porque no se indica en la contraportada. Es un pequeño poemario, que contiene versos férreos y amargos. He escogido dos de sus poemas más estrechamente ligados a Larache:

 Después de la caída

La caída del muro

no lleva notas de presagio

y no crea más heridas.

Antes, en su espacio duro

gritó, lloró muchas vidas,

y ante todo que rompe la noche

empieza la euforia joven

entre mi Alcázar y Larache,

observo las criaturas que se mueven,

mis viejos umbrales

se cambian como nuevos canales,

el sueño que fue captado

ya no está subyugado.

Larache

Larache:

Mi ciudad de Larache.

Un ciego que camina cada noche,

Un pájaro que pone su nido

Entre los dedos de un mendigo

Y entre dedo y dedo

Hay una voz que grita y pide perdón

Pero rechaza su castigo.

Mi ciudad ignora

Su mar con sus olas trajineras,

Sus años y años llora y llora

En la estéril zona de los engaños.

Así voy a morir;

No voy a decir

Más que mi Larache

Vive en su perpetua

Noche.

 Versos sencillos, pero hondos y sombríos en lo más profundo de su letra. Hassan Tribak parece gemir ante lo que contempla, amargura de una realidad inaceptable, de un pasado olvidado. Me parece un autor interesante, observador, frustrado por lo que sus ojos descubren alrededor. Qué buen título para un libro: El eco de la huida. Poesía para un libro de poemas.

Sergio Barce, mayo 2011

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