“…Él sabía, mejor que nadie, cuando se miraba al espejo, que había sido esa infancia sarnosa la que había forjado al adulto de mirada atribulada con la que podemos verlo en todas las fotografías suyas que se conservan. Un hombre enjuto, moreno, de ojos muy negros, pelo rizado y un bigote teñido de marrón por la nicotina del humo del cigarro siempre encendido. Un hombre de gesto desolado. Un hombre triste.”
Este retrato físico que hace Rocío Rojas-Marcos de Mohamed Chukri es la mejor carta de presentación que se puede hacer para el arranque de esta magnífica y acertada biografía del escritor marroquí. Y, en las siguientes páginas, nos lleva en volandas haciendo un recorrido por toda la vida personal y literaria de Chukri, algo nada fácil teniendo en cuenta que su vida la ha contado él mismo en sus novelas y en sus relatos. Hay que ser muy osada y muy valiente para arrostrar esta aventura, y Rocío, enganchada desde hace tiempo a Tánger, no ha podido sustraerse a la tentación de ahondar en quien vagó por las calles de esta ciudad siendo muy pobre y muy desdichado y siendo ya un autor reconocido y admirado. A mi modesto entender, ha logrado su propósito y nos ha regalado un libro exquisito.
Aunque quienes hemos leído la casi totalidad de la obra de Chukri reconocemos fácilmente su vida, ya narrada, ya desmenuzada por el propio autor, la visión de Rocío Rojas-Marcos tiene el valor de haber logrado compendiarla, de reunir esos fogonazos que dejaba sueltos en distintos libros y de aunar en noventa páginas todo su itinerario vital, desde esa infancia llena de penurias, violencia, desesperación y miseria, hasta su muerte, analizando de una manera diáfana y clarificadora la relación que mantuvo con Paul Bowles, Jean Genet y Mohamed Mrabet, y es aquí donde Rocío despliega los más enjundiosos de sus análisis. Pero tampoco deja a un lado la producción literaria de Mohamed Chukri que, de la misma manera, descompone hasta mostrarnos las entrañas de sus libros, sus motivaciones para escribirlos, las razones para contar lo que narraba en cada uno de ellos.
“…Un matiz interesante en relación al asunto de la censura de El pan a secas es que Chukri aseguraba que el verdadero motivo de prohibir su libro no era que hablase de prostitución, ni de sexo, ni de alcohol con un vocabulario que en Marruecos siempre arrancará un Hshuma, vergüenza, ruborizando al interlocutor, o lector en este caso. Lo interesante es que Chukri defendía que el odio a su padre era lo que realmente aterraba al sistema patriarcal establecido. Si él era capaz de desautorizar a la figura paterna y despreciarla sin pudor, eso era una puerta abierta a la insubordinación de toda la generación que lo leyese…”
Este estudio de Rocío Rojas-Marcos nos descubre lo que realmente bullía o podía bullir en la cabeza de Chukri respecto a Mrabet, de ese odio irreverente y sorprendente que destapó frente a Paul Bowles cuando el escritor americano ya había fallecido, de su camaradería con Genet… No voy a desvelar nada de las conclusiones a las que llega Rocío en cada uno de estos episodios de la vida de Mohamed Chukri, pero sí dejar constancia de que son sumamente reveladores y enriquecedores.
Y de lo que sí dan muestra estas páginas es de un respeto, una admiración y un candoroso cariño sobre la figura de Chukri. Es como si Rocío Rojas-Marcos hubiese decidido entregarnos una biografía entre mantillas, acunando a su personaje, arropándolo tras tanto sufrimiento, tras tanto dolor, como si sintiera un cierto pudor al desnudar el alma del escritor y las entretelas de su obra.
Leyendo el siguiente párrafo, no hay dudas de ese afecto que le profesa:
“…hubo un cuaderno, resulta casi enternecedor el matiz de que fuese un cuaderno escolar el elegido para escribir sobre su infancia. Un cuaderno de hojas gastadas en el que grandes letras hablaban de miseria y hambre. Pero ese cuaderno nunca se ha encontrado.
Después de muchas vueltas al asunto pienso que la opción más plausible es que el cuaderno se perdiese, o simplemente lo tiró porque no tenía mayor importancia, pues lo que había escrito era simplemente el guion que se hacía para luego componer el capítulo completo al empezar a hablar en español empleando su memoria de analfabeto. Esas páginas estaban llenas de notas, eran los andamios de su montaña de pan…”
Una biografía muy bien escrita, con nervio y pasión, con entusiasmo y autoridad, pero también con delicadeza. Un libro por el que Chukri habría brindado con un buen vaso de vino tinto.
Mohamed Chukri ha sido publicado por Zut Ediciones.
Sergio Barce, julio 2021