
Antonio Lozano – foto diario El Pais
Llega la noticia de la muerte del escritor tangerino Antonio Lozano después de batallar contra la enfermedad. Y se abre otro vacío en mi interior. Con Antonio he tenido la fortuna de compartir momentos intensos: el encuentro literario en Tánger para hablar de nuestros libros ambientados en su ciudad natal junto a su gran amigo Saljo Bellver; el estreno en Málaga de su obra Me llamo Suleimán, que disfrutamos con pasión, o el privilegio que me concedió de que fuese yo quien presentara esta misma novela el día antes de su estreno teatral en el Teatro Echegaray.

En Tánger – ANTONIO LOZANO, Saljo Bellver, Abdellatif Bouziane y Sergio Barce
Recuerdo nuestras conversaciones esos días, en especial la cena en Tánger después del encuentro en Le Cercle des Arts, tan bien acogidos y arropados por Leila Mimoun. O sus siempre atinados comentarios a los borradores de mis novelas que le enviaba para conocer su opinión. Me gustaba escuchar a Antonio, que hablaba con una cadencia que transmitía sosiego y equilibrio. Siento mucho su pérdida porque desaparece alguien honesto, entrañable y bueno. Algo ya difícil de encontrar en estos tiempos de decadencia. Lo admiraba por ello y por su hermosa obra literaria, tan comprometida y tan emocionante. Guardaba la vana esperanza de que venciera al cáncer. Quizá porque alguien como él merecía seguir regalándonos buenos momentos y nuevas historias. Pero me quedo con esos instantes compartidos como si fuesen un pequeño tesoro que guardo ahora en el arcón de mis recuerdos. La hermosa luz de su ciudad brilla hoy un poco menos. Pero estoy seguro de que ahora disfrutará de su largo sueño en Tánger.
Sergio Barce, febrero 2019

Sergio Barce y ANTONIO LOZANO
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