Pepe Edery Benchluch tiene una memoria envidiable, y, como bien sabemos los que le conocemos, un humor incombustible. De sus recuerdos, ha extraído un hecho histórico tan crucial como emocionante: la independencia de Marruecos. Y de este acontecimiento, nos trae un detalle muy personal pero realmente excepcional, incluso envidiable por lo que representa el haberlo vivido en primera persona. No voy a desvelarlo, porque lo mejor es hacerlo siguiendo el detallado relato de Pepe Edery…
Sergio Barce, mayo 2014

SERGIO BARCE, JOSE EDERY y ADNAN MECHBAL
LA INDEPENDENCIA DE MARRUECOS EN MI RECUERDO
El conflicto surgido entre los gobiernos de España y Francia relacionado con la independencia de sus Protectorados respectivos en Marruecos, según pude leer en mis periódicos habituales como eran el España de Tánger y El Ideal de Granada, comenzó a disminuir al comenzar el año 1956, a los pocos meses de haber iniciado mis estudios universitarios de medicina en Granada. Por primera vez y después de tres años de discrepancias políticas entre la Residencia General de Francia en Rabat y la Alta Comisaría en Tetuán, aparentemente, se calmaron. Y desde noviembre de 1955, en que fue nombrado el antiguo Prefecto de Policía en Francia monsieur André Louis Dubois como nuevo Comisario Residente General del Protectorado francés en la zona sur de Marruecos, las relaciones mejoraron con su homólogo español en Tetuán en la Zona Norte el Alto Comisario el General Rafael García Valiño.

Pudiéndose reunir ambos en las afueras de la ciudad de Larache, en los “dominios de Protectorado” del Alto Comisario. Protectorado español cuya extensión territorial era aproximadamente un tercio del correspondiente a la zona francesa, siendo por añadidura mucho más pobre y desprovisto de riquezas naturales exceptuando la región del río Lukus.
La reunión tuvo lugar el 10 de enero de 1956 en la residencia familiar del conocido empresario de Larache don José Gomendio Ochoa, uno de cinco prestigiosos y destacados “Don José” de la ciudad larachense junto a Gallego (banca, molinos y cines), Gargallo Vea (autobuses), Cazorla (ultramarinos) y Torres Aspe (material de construcción). Estos tres últimos, fallecidos en 1962. Gomendio, que falleció en diciembre de 1979 en Madrid, era Doctor Ingeniero Industrial y propietario de la Compañía Agrícola del Lukus, que había adquirido al barón de Rothschild unas dos décadas antes de la independencia. La residencia denominada “El Palafito”, por tener dicha vivienda la estructura de los palafitos construidos sobre pilares, estaba situada a unos 10 kilómetros de la ciudad, en la carretera de Alcazarquivir, ciudad también ribereña del río Lukus, más conocida como Alcázar. pero ubicada en el interior a 15 kilómetros al norte del límite fronterizo hispano francés del poblado y frontera de Arbaua y a 34 kilómetros al sureste de Larache.

El encuentro entre ambos dignatarios se desarrolló sin incidencias en un ambiente sosegado y casi bucólico, rodeados de extensas plantaciones de naranjos, sus famosos y codiciados frutos de reconocida fama en el exterior. Y todo en una atmósfera impregnada de olores y fragancias de azahar. De todo ello y de los aparentes buenos resultados de las conversaciones, se hicieron eco los periódicos españoles y franceses; y con la novedad de unos comentarios de prensa muy favorables del encuentro en ambos países.
Recuerdo que, según la prensa, el Residente General monsieur Dubois, cuyo “mandato” en Rabat duraría algo más de un año hasta la independencia del país, aunque fuese superior al año de duración de sus dos predecesores en el cargo, el General Boyer de Latour y Gilbert Granval, había hecho referencia a los extensos bosques de alcornoques (denominados “montados” por los portugueses) de la región que había visitado. Que los larachenses denominan la Ghaba (significa en árabe dialectal “bosque”), y que observó a lo largo de la carretera poco después de salir de Larache. Árboles del género “quercus” (también lo son las encinas o ilex y algunas especies de robles, y de los que existen más de 500 especies diferentes) similares a los que el señor Dubois había visto en el interior de las regiones de Rabat y de Kenitra que correspondía a los grandes bosques de La Mamora. Extensos bosques también de la edad cuaternaria, pero a diferencia de los larachenses, que son del tipo “lusitanica”, eran de la variedad “Quercus suber”, aunque asimismo de hoja perenne. Este tipo de alcornoque recuerdo que mis compañeros de pensión que estudiaban farmacia, en sus asignaturas de “Farma” y “Botánica” figuraba con el nombre de “Quercus larachensis” también llamados “Quercus lusitanica”, con cuya variedad se había poblado y repoblado Extremadura. Lo que ha servido a estas zonas extremeñas, al igual que en Larache, para crear industrias de curtientes y de corcho gracias a que éste es rico en taninos y curtientes. Además de servir de alimento con sus dulces bellotas a sus famosas piaras que son la base de los famosos jamones y embutidos tanto “mangurrinos” como “belloteros” de ambas respectivas provincias extremeñas.

Pero este canto de sirenas, tras el encuentro y reunión de los dos máximos responsables políticos de ambas zonas de Protectorado, comenzó a disiparse cuando un mes después, el 15 de febrero, se iniciaron en París sin participación, y creo que incluso sin conocimiento oficial, de España, negociaciones directas entre Francia y Marruecos. Con la presencia del Sultan Sidi Mohamed Ben Yousef, a quien Francia había desterrado junto con su familia, primero a la isla de Córcega en agosto de 1953 y posteriormente en enero de 1954 a la isla de Madagascar. Pero el gobierno francés tuvo que reponerle el 16 de noviembre de 1955 en el trono alauita que había usurpado u ocupado a su pesar por imposición gala su anciano tío Mohamed Ben Arafa. Por lo que Mohamed V había reinado con el título de Sultán desde 1927 a 1953; y tras el destierro desde 1955 a 1957, año este de 1957 en que sustituye el título de Sultán por el de Rey.

Presidente René Coty
Asistieron a las negociaciones el Presidente de la República René Coty, que presidió el país desde finales de 1953 hasta enero de 1959 en que transmitió la presidencia al General De Gaulle poniendo fin a la IV República; y su Primer Ministro el socialista de línea marxista Guy Mollet, cuyo Gobierno dirigió entre 1956 y 1957. Y dos semanas después, un viernes 2 de marzo de 1956, una declaración conjunta del abogado socialista Cristian Pineau, que era desde febrero el Ministro de Asuntos Exteriores (hasta mayo de 1958), y del marroquí natural de Berkane, ex militar y ex Bajá de Sefrou M´Barek Sid Bekkaï como Primer Ministro, con el correspondiente protocolo e intercambio documental, confirmaba solemnemente “el reconocimiento por parte de Francia de la independencia de Marruecos”. Información que se transmitió públicamente en un discurso por radio el 7 de marzo al pueblo marroquí.

La rapidez con la que Francia reconoció la independencia de su zona de Protectorado en Marruecos puso a España en una situación política muy inconfortable. Lo que en términos de juego de cartas llamaríamos “ganar y/o forzar la mano”. Por lo que, al mes siguiente, del 4 al 7 de abril, el Sultán Mohamed Ben Yousef fue recibido en Madrid con grandes honores, visitas y programaciones castrenses por el Jefe del Estado español Francisco Franco Bahamonde. A este encuentro y visita, el Sultán asistió bien predispuesto, como me había relatado muchos años después el que fue primer Embajador de España en Marruecos tras la independencia y entonces Cónsul General en Rabat desde 1953 el diplomático mallorquín José Felipe de Alcover; que había acompañado al monarca en el viaje y visitas a Madrid. Ya que en los días y reuniones previas del viaje, nuestro Cónsul, cuyas relaciones con el Sultán eran muy cordiales, no dejó de recordarle que el Gobierno español nunca apoyó al “seudo Sultán” Mohamed Ben Arafa. Y que durante el destierro de Mohamed V, como Cónsul y representante de España en el protectorado francés, se abstuvo de acuerdo con Madrid, como signo oficial de disconformidad, de visitar el Palacio Real en Rabat. Alcover ya había sido Cónsul en Casablanca en 1943 y permaneció como Embajador en Rabat hasta agosto de 1958 en que fue sustituido por Cristóbal del Castillo quien durante 10 años desde 1945 había sido Cónsul General en Tánger y al que conocí por primera vez en la clínica del cirujano urólogo larachense Dr. Amran (“Armando”) Amselem Benmaman en la tangerina calle de San Francisco, donde el Cónsul era un asiduo paciente.

Mohamed Ben Arafa
El sábado 7 de abril de 1956, ya entrada la madrugada del domingo, se da a conocer desde el Palacio del Pardo, tras duras y largas conversaciones a pesar del ambiente cordial y en las que había participado el Ministro de Asuntos Exteriores Alberto Martín Artajo, un comunicado en el que se reproducía casi en su totalidad el Protocolo franco marroquí del 2 de marzo, por el que el Gobierno español reconocía la plena soberanía y la independencia de Marruecos pero sin ninguna alusión a Ceuta y Melilla, que eran consideradas parte integrante de España.
El domingo 8 de abril, a las 10 de la mañana, a las pocas horas después del comunicado, en un avión de las Fuerzas Aéreas españolas y pilotado al parecer por el Teniente General González Gallarza, según comentarios de la tripulación, el Sultán Mohamed V llegó al pequeño aeropuerto de Armilla en Granada donde fue recibido por las más altas autoridades de la ciudad y por un numeroso grupo de universitarios de Marruecos, estudiantes en la ciudad.

Era una soleada mañana dominical de primavera donde las parejas granadinas solían disfrutar de románticos paseos por el denominado popularmente “Tontodromo” (“Paseo de los Tontos”). Itinerario que iba desde Puerta Real por el Paseo del Salón y de la Bomba hasta el Parque del popular merendero “El Kiosco de las Titas”. Algunas parejas al regresar tras haber subido a la Alhambra, descendían tras recorrer los palacios y jardines nazaríes por la Puerta de las Granada a Plaza Nueva, centro neurálgico entonces de chateos y aperitivos; y en cuyos aledaños la Bodega Castañeda servía su famosa y explosiva bebida denominada popularmente “media follaza”, a base de vino Málaga, rhon negro, vermouth, azúcar de caña, hielo y soda con un toque de ginebra.
Tras descender Mohamed V del avión y unos breves saludos protocolarios con las autoridades, el Sultán se dirigió directamente a los estudiantes que no parábamos de vitorearle a pie de pista. Pero lo curioso fue que se dirigió directamente primero hacia mi persona y me saludó dándome la mano, con unas palabras que no retuve por la sorpresa y emoción del momento. Y con cara risueña, aunque con grandes ojeras y signos de fatiga por las intensas conversaciones de unas horas antes en Madrid, al mismo tiempo que continuaba saludando a los estudiantes nos repetía en árabe y en francés: Desde anoche ya tenemos la total independencia. El que se dirigiera a mí primeramente es porque yo estaba algo adelantado en primera fila, ya que por mi pequeña estatura siempre solía colocarme en todos los actos y acontecimientos el primero y por delante, para que no me estorbasen la visión. Lo que me permitió en esta ocasión aparecer destacado el lunes saludando al Sultán, en la primera página del periódico El Ideal de Granada, página casi amarillenta que conservo con cariño y nostalgia.

EL REY MOHAMED V EN LA ALHAMBRA – acompañado por su hijo el futuro rey Hassan II
Entre los estudiantes en el aeropuerto de Armilla que fuimos a recibirle, estaban mis compañeros larachenses y tetuaníes de pensión y de la Residencia de Estudiantes del Carmen de la Victoria, en la Cuesta del Chapí. Entre los marroquíes que vivían en la Casa de Estudios Árabes, situada frente al Carmen de la Victoria, también en la Cuesta del Chapí que daba acceso al Sacromonte (por lo que los estudios de algunos quizás con tantas distracciones y tablaos flamencos, dejaban a veces que desear) recuerdo a los futuros galenos oriundos de Tetuán, como a Fadel Ben Yaich (su hijo es el nuevo Embajador en España), magnífico cantaor y aficionado al flamenco que falleció en el atentado del Palacio de Shkirat siendo el médico personal del Rey Hassan II; Mohamed Nesh Nesh destacado lider socialista ya desde entonces; al oftalmólogo Loh; a los inseparables galenos rifeños Bennani y Madani, habituales en los tablaos y salas de la calle San Matías y aledaños, etc. Y a otros apreciados amigos, compañeros y paisanos de Marruecos que han sido destacados profesionales de la medicina y de la abogacía, pero de los que mis maltrechas neuronas no recuerda los nombres aunque sí la cara, figura, actuaciones y afecto. A todos ellos, Mohamed V les fue saludando uno a uno estrechándoles la mano y a veces con algunas palabras. Actitud que siempre recordamos agradecidos, puesto que el cansancio se apreciaba que iba aumentando en el Soberano. Y todavía le esperaba el recorrido por la ciudad ante los vítores de la población, la recepción oficial, la visita al mausoleo de los Reyes Católicos que solicitó y el almuerzo en el Generalife, antes de descansar en los aposentos que le habían reservado del Parador Nacional de San Francisco, en la Alhambra.
Cursando el sexto curso de la carrera, en el año 1961, me llegó la triste noticia del accidental fallecimiento del querido Sultán y Amir al Muminim (“Comendador de los creyentes”) Mohamed El Jemis (jemis significa “quinto”, como le solía llamar el pueblo) en medio de una simple intervención quirúrgica de tabique nasal, en forma similar a lo acaecido en Madrid a la madre de la Reina Sofía. El óbito del monarca alauita fue muy sentido por todo el pueblo marroquí y en gran manera entre sus súbditos judíos (legislativamente “protegidos” del Sultán). Ya que durante todo su reinado fue su gran defensor; y especialmente de forma muy valiente oponiéndose al régimen pro nazi del Gobierno de Vichy a las medidas discriminatorias y antijudías impuestas por los franceses en su Zona de Protectorado de Marruecos. Medidas más acentuadas y antijudías a las usuales discriminatorias que siempre existieron durante todo el Protectorado francés.

A diferencia y en contraste con la Zona del Protectorado español donde nunca existieron dichas medidas, ni siquiera actos excepto alguno puntual y aislado. Y quizás con la excepción durante la Guerra Civil española de la actuación. durante el conflicto y primeros años de la Guerra Mundial, de actos y actuaciones antijudías a cargo de la Falange española, principalmente en Tetuán; con similares características a como actuó en Ceuta y en Melilla.
Mohamed V, por su actuación en defensa de sus súbditos judíos durante el Protectorado de Francia en Marruecos, ha sido propuesto por personalidades judías para el título de “Justo entre las Naciones”, único mandatario o personalidad árabe propuesta hasta la fecha. Al igual que en honor de su hijo el Rey Hassan II, los judíos de origen marroquí han dado el nombre de ambos monarcas a numerosas plazas y monumentos en ciudades de Israel. Uno de estos fue promovido por el coronel israelí de carros blindados natural de Larache, Eliahu Barak (transformación de su nombre larachense de Elías Belity, conocidos empresarios de chatarrería en la ciudad del Lukus) durante su campaña para alcalde de la importante ciudad de Rehovot.
Dr.José Edery Benchluch
Madrid, mayo 2014.
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