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HABLANDO / ESCRIBIENDO DE CINE

Hablar (mejor sería decir escribir) de cine para desconectar por un momento. Escapar del ruido que nos aturde estos días, estos meses, que ya son años interminables. Buscar asilo en la fantasía de las imágenes en movimiento.

Para eso, podría dedicarme a loar alguna de mis películas favoritas o recuperar alguna figura olvidada, pero prefiero ahora repasar los últimos títulos que he visto (obviando, por supuesto, las que no merezcan ser citadas) y que recomendaría a cualquiera.

Vuelvo a ver algunos que merecen ser revisitados. Ese placer íntimo por descubrir los detalles que no se apreciaron en anteriores proyecciones, relamerse con esas escenas que son nuestras favoritas, que nos conmovieron o nos excitaron en su momento. Mucho cine clásico, por supuesto, aunque lo de clásico ya es una etiqueta tan manoseada que no sé muy bien si abarca una época determinada o se va extiendo en el tiempo a medida que cumplimos años. Supongo que es lo segundo.

Pues, de ese cine “clásico”, por una u otra razón, he visto una vez más esa hermosa pero perturbadora cinta que es El callejón de las almas perdidas (Nightmare Alley, 1947) de Edmund Goulding, con un ambiguo Tyrone Power como protagonista, que nos adentra en ese circo envuelto en una especie de irrealidad, lleno de oscuros rincones y secretos inconfesables, un inclemente retrato del alma humana en descomposición.

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También esa cinta de Wim Wenders, tan fascinante como magnética, que ya descubriera en su momento en un cine club, El cielo sobre Berlín (Der Himmel über Berlin, 1987), que te deja suspendido en el aire igual que sus ángeles protagonistas. Y, junto a ésta, otras obras maestras que se resisten al paso del tiempo, más aún, creo que siguen siendo muy actuales tanto en los temas que abordan como en sus producciones artísticas. Hablo en concreto de El gran carnaval (Ace in the hole, 1951) de Billy Wilder, film descarnado que muestra a una sociedad ávida de noticias trágicas y de la ambición desmedida por la fama y el dinero (¿algo ha cambiado desde ese lejano 1951 al actual 2022? Rotundamente no), con un Kirk Douglas inconmensurable; y hablo de La semilla del diablo (Rosemary´s baby) de Roman Polanski, tan inquietante como entonces, llena de matices y de un ambiente insano que pocos realizadores han logrado como el polaco.

Me refugié en las imágenes de París, Texas (1984), de nuevo de Wenders, que se acompaña de la música de Ry Cooder, para deleitarme otra vez con la interpretación de Harry Dean Stanton; e hice lo mismo con La última sesión (The past picture show, 1971) de Peter Bogdanovich, para homenajearlo tras su muerte, deliciosa cinta llena de una ternura y pesimismo, pero que no deja de conmover.  

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Otra película por la que no pasa el tiempo es El hombre de Alcatraz (Birdman of Alcatraz) de John Frankenheimer, con un inolvidable Burt Lancaster. Magnífico retrato del efecto negativo del sistema penitenciario americano de la época que, me temo, podría rodarse en nuestros días. Y una cinta fresca y diferente, por su manera de estar rodada, por su ritmo, por su vitalidad, y que es otro clásico de los sesenta: Amores con un extraño (Love with the proper stranger, 1963) de Robert Mulligan. Pasados los años, me doy cuenta de que Natalie Wood era una actriz soberbia, como lo fue Anne Bancroft, de la que también he vuelto a ver Siempre estoy sola (The pumpkin eater, 1964) de Jack Clayton, film en el que la Bancroft muestra una vulnerabilidad pocas veces retratada en el cine.

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Los juicios de Oscar Wilde (The trials of Oscar Wilde, 1960) de Ken Hughes, es otra de esas cintas que merecen la pena ser recuperadas, por la interpretación de Peter Finch y por recordar el calvario por el que hubo de pasar un genio como Oscar Wilde por culpa de la mentalidad puritana y castrante de la época que le tocó vivir.

He de decir que las películas de esos años son más libres que muchas de las que se ruedan en la actualidad, pero también ocurre que, a veces, hay detalles, situaciones o diálogos que ahora nos chocan, cuando antes pasaban desapercibidas. Me ocurrió hace unos días viendo de nuevo La última noche de Boris Grushenko (Love and death) de Woody Allen, película con la que me reí en su momento y con la que he vuelto a desternillarme ahora. Woody es Woody, y, como decía, sí hay algún que otro chiste que, me temo, hoy no pasaría la censura de la sociedad represora y políticamente correcta en la que vivimos.

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Me zampé en una sentada de fin de semana la trilogía de El padrino (The Godfather I, II y III, 1972-1974 y 1990) de Francis Ford Coppola. La enésima vez que lo hago (cosa de frikis), la enésima vez que las disfruto, en especial las dos primeras partes, imperecederas.

Junto a los clásicos, he visto cine más reciente o que no había tenido la oportunidad de hacerlo, y que he de mencionar. Antes de que se iniciara esta ruin guerra de Putin, visioné Masacre: ven y mira (Idi I smotri, 1985) película rusa de Elen Klimov, que muestra la dureza y la crueldad de la guerra, y que, irónicamente, ahora vuelve a reproducirse muy cerca de donde se desarrolla esta historia desoladora. Una denuncia del dolor que causa una guerra rodada por un ruso. Ya digo, no deja de ser irónico en estas fechas.

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Otras cintas más recientes y muy recomendables son Sidney (Hard Eight, Sidney, 1996) de Paul Thomas Anderson,  El poder del perro (The power of the dog, 2021) de Jane Campion, Jinetes de la justicia (Reftaerdighedens ryttere, 2020) de Anders Thomas Jensen, la impresionante y dura cinta islandesa Déjame caer (Lof mér aô falla, 2018) de Baldvin Zophoniasson; Hierve (Boiling point, 2021) de Philip Barantini, esta última ya merece la pena solo por ver actuar a Stephen Graham. Otra buena cinta es una pequeña producción titulada Wind river (2017) de Taylor Sheridan. Grata sorpresa.

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Pero hay dos cintas que me han impresionado. La primera ha sido Fue la mano de Dios (È stata la mano di Dio, 2021) de Paolo Sorretino, película maravillosa, preciosista, humana y, como es habitual en Sorrentino, casi genial. De esas historias con las que uno se reconcilia con el mundo, con las que es fácil enamorarse del cine. Espero que se lleve el Óscar a la mejor cinta en lengua no inglesa de este año.

La segunda es Redención (Tyrannosaur, 2011) de Paddy Considine. Un film sin concesiones ni medias tintas sobre el maltrato a la mujer. Te corta el aliento. Sus intérpretes, claro, hacen que la cinta sea aún mejor, porque Olivia Colman, esa actriz que se come la pantalla en cuanto aparece, y Peter Mullan lo bordan.

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De las cintas españolas, destaco El olvido que seremos (2021) de Fernando Trueba, que llega a lo más hondo del alma, y en la que Javier Cámara, ese actor total, realiza un trabajo para quitarse el sombrero. Me emocionó. Lo contrario que Madres paralelas (2021) de Pedro Almodóvar. Yo soy de los que defienden el cine de Almodóvar, pero últimamente es muy inconstante, y en esta cinta el guion se resiente, me ha parecido fallida y, aunque esperaba más de esa parte que dedica a la memoria histórica, se queda en agua de borrajas, y no hay una conexión sólida entre las historias de las madres y ese drama, que acaban descolgándose una de otra. Pero me gustó mucho el trabajo de Aitana Sánchez-Gijón.

Las leyes de la frontera (2021) de Daniel Monzón, por contra, me sorprendió agradablemente. La novela de Javier Cercas me gustó y dudaba que se hubiera adaptado con solidez, pero sí, Monzón ha logrado rodar una buena cinta. Destacaría a la actriz Begoña Vargas y un banda sonora muy bien elegida con temas de los Chunguitos, Las Grecas y demás, que ayuda a transportarnos a aquella España del Torete y el Vaquilla en la que se desarrolla la trama.

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Al igual que El buen patrón (2021), otra excelente película dirigida por Fernando León de Aranoa, con un excepcional Javier Bardem, actorazo donde los haya. Muy recomendable.

Para terminar esta crónica, mencionaré alguna serie de TV. Para pasar buenos momentos, relajarse y dejarse llevar, historias sin grandes pretensiones pero que te hacen esbozar una sonrisa o te llegan a emocionar, mencionaría Us (2020) de Geoffrey Sax, y la serie escrita, dirigida e interpretada por Ricky Gervais: After life. Las dos contienen las dosis justas de drama, melodrama, comedia y mala leche para que cada capítulo invite a ver el siguiente.

Sergio Barce, marzo 2022.

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FOTOS DE CINE – 23

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Fernando Rey y Gene Hackman, en un descanso durante el rodaje de The French Connection 2. Los dos actores trabajaron juntos tanto en The French Connection (1971) , de William Friedkin, como en la secuela, The French Connection 2 (1975), de John Frankenheimer. La primera de las cintas fue galardonada con cinco premios Oscar: Mejor Actor Principal para Hackman, Mejor Director para Friedkin, Mejor Guión Adaptado, Mejor Editor y Mejor Película. Además fue un rotundo éxito comercial. Por eso, es más que curioso lo que cuenta el actor español de su experiencia en las dos películas.

Sergio Barce, mayo 2021

«…Estaba rodando en Sevilla y me llamaron de pronto para hacer una película americana en New York y que era <The French Connection>. En la producción estaba un hombre llamado Dan Apola, que yo conocía de <Rey de reyes (King of Kings> -yo hice un papel en <Rey de reyes> pero lo cortaron en el montaje- y me propuso a Friedkin para el personaje de Charnier, que no tenía actor todavía aunque llevaban ya una semana de rodaje; parece ser que a Friedkin no le gustaba ninguno de los actores franceses que le habían propuesto. Después de ver <Tristana>, que en ese momento proyectaban en New York, y de que Dan Apola le convenciese de que yo no era tan viejo como parecía, de que me habían caracterizado, Friedkin me llamó. No tenía ninguna idea preconcebida sobre la apariencia de Charnier, de cómo hacer el personaje, y yo le propuse salir del clisé del cigarro, del traje cruzado a rayas y todas esas cosas para presentar un villano elegante. El Charnier auténtico vivía todavía, no tenía un aspecto distinguido, pero no parecía para nada un mafioso, no se identificaba en absoluto con una imagen de corrupción. Y creo que ese personaje, por exótico, llamó la atención del público norteamericano. El rodaje fue muy duro, se cortó a la cuarta semana porque la Fox le parecía muy malo lo que estábamos haciendo, y la película se acabó en el convencimiento general de que era una birria. Yo también pensé que era una peliculeja. Y ya ves, fue un éxito extraordinario. Es difícil tener tanta suerte: mi rostro se hizo familiar en el mundo entero.

(…) <The French Connection 2> se hizo como lógica consecuencia del éxito de la primera. Friedkin se negó a dirigirla y se la ofrecieron a Frankenheimer, que por entonces iba a dejar el cine por la cocina. Fue él quien me grabó la cassette con mis diálogos, por cierto. En el rodaje hubo tensiones entre Gene Hackman, que había dejado de beber, y John Frankenheimer, que había dejado de fumar. Mi papel era mucho más largo, pero desaparecieron en el montaje secuencias enteras mías que yo había rodado. Hackman, que había sido adorable en la primera película, se había convertido en un actor difícil, y debió de influir en que su personaje tuviese más importancia que el mío de una manera descarada. La película funcionó bien, pero nada de particular. Y cerró la posibilidad de hacer la tercera, en la que se pensaba seriamente.

Fernando Rey (del libro Fernando Rey, de Pascual Cebollada)»

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TÁNGER EN EL CINE – 4ª ENTREGA

Tánger, como escenario o lugar de rodaje de películas de distintas nacionalidades, ha sido siempre recurrente desde principios del siglo pasado. En las anteriores entregas, nos habíamos detenido en 1968. Hoy continuamos este peregrinaje…

ANTES AMAR, DESPUÉS MATAR

Al año siguiente, se estrenó otra curiosa e interesante película americana: Antes amar, después matar (Hard contract, 1969) de S. Lee Pogostin.

Historia de un asesino a sueldo, al que da vida el excelente James Coburn, que, al conocer a una mujer, se replantea su vida. El reparto es magnífico: junto a James Coburn, Lee Remick, Lili Palmer, Burgess Meredith, Patrick Magee, Sterling Hayden, Claude Dauphin, Karen Black y Jesús Tordesillas.

Se rodó en Torremolinos, Bélgica y Tánger. Y en su cartel promocional podemos leer que era «An unmoral picture«…

UNA MALETA PARA UN CADÁVER

De 1970, es la coproducción hispano-italiana Una maleta para un cadáver (Il tuo dolce corpo da uccidere), de Alfonso Brescia.

Thriller que narra la truculenta historia de un hombre que, al descubrir que su mujer le es infiel, la asesina obligando al amante a convertirse en su cómplice, y tras descuartizarla, introducen los restos del cuerpo en dos maletas…

La cinta está protagonizada por George Ardisson, Françoise Prévost, Orchidea de Santis, Eduardo Fajardo y Félix Dafauce. Se rodó entre Roma, Madrid y Tánger.

EL CHERGUI

En 1975, el realizar tangerino Moumen Smihi, dirige El Chergui (Chaqiaw al-çoumt al-’anif` / Le silence violent), producción netamente marroquí.

EL CHERGUI escena

Escena de EL CHERGUI

La cinta se ambienta en los años 50, cuando Tánger aún era internacional y se acercaba la independencia de Marruecos. Su tema es la situación de la mujer marroquí en esos años, la etapa de infancia, las relaciones paternofiliales, la austeridad de la educación, la resistencia clandestina de las mujeres… Aicha, para evitar que su esposo tome una segunda esposa más joven, usa artimañas mágicas. Y como señal de rebelión, se quitará el velo…

Está protagonizada por los actores marroquíes Aicha Chairi, Leila Shenna, Abdelkader Moutaa y Chawki Sail.

DOMINGO NEGRO

Ese año se estrena un thriller titulado Domingo negro (Black Sunday), del gran realizador americano John Frankenheimer. Basado en la novela de Thomas Harris y con guion, entre otros, de Ernest Lehman.

Pese a que contaba con una trama sobre terrorismo internacional, basarse en un best-seller, tener un gran reparto y música de John Williams, no tuvo una buena acogida. Los actores son Bruce Dern, Robert Shaw, Marthe Keller, Fritz Weaver, Bekim Fehmiu, Michael V. Gazzo, William Daniels y Walter Gotell.

Salvo algunas escenas filmadas en Tánger, la mayor parte del rodaje se desarrolló en USA.

Tänzerinnen für Tanger 2

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Tänzerinnen für Tanger 1

También de 1977 es Tänzerinnen für Tanger, una producción alemana del realizador francés Jack Guy. En Italia se tituló Porno tratta per Tangeri.

Es una película de baja calidad influida por un tipo de cine que hacía furor en los años setenta: espionaje, asesinato y sexo. Film que abordaba el tema de la trata de blancas, lo que facilitaba el rodaje de una película erótica y semiporno bajo la excusa de un thriller. Producción de muy baja calidad.

Estaba protagonizada por Gina Janssen, actriz de cine erótico, Esther Studer, Jacques Stany y Erik Falk.

Se rodó entre Canadá, Suiza, Holanda y Tánger.

Tuntematon ystävä

En 1978 se rodó también en Tánger una producción finlandesa, que de todo hay como podemos comprobar. Se titula Tuntematon ystävä, y está dirigida por Lars G. Thelestam.

Una película de intriga sobre una pareja que se dedica a estafar a incautos engañándolos para hacerse con sus pólizas de vida…

La interpretan los actores Kate O´Mara, Bruno O´Ya, Âke Lindman y Anne Marie Pohtamo.

Y se rodó tanto en Helsinki como en Tánger.

Une brèche dans le mur

Escena de Une brèche dans le mur

Ese mismo año de 1978 vio el estreno de Une brèche dans le mur (A breach in the wall), de Jillali Ferhati.

Una nueva película de un realizar marroquí. Jillali Ferhati, director, productor y actor, nació en 1948. Vinculado al teatro parisino, ha dirigido varios films en Marruecos, entre ellos éste que menciono que fue seleccionado para el Festival de Cannes.

JILLALI FERHATI

JILLALI FERHATI

Su argumento es el de un sordomudo que es el personaje-testigo de la vida de los marginados en Tánger…

La película está protagonizada por el propio Jillali Ferhati junto a Bachir Skirej.

En las siguientes entregas nos toparemos con nuevas películas de Ferhati, el director marroquí que más cintas ha rodado en Tánger. Y también lo hallaremos en alguna otra producción en su faceta de actor. 

HABIBI, AMOR MÍO

La coproducción italo-española Habibi, amor mío, de 1981, está dirigida por Luis Gómez Valdivieso.

Está protagonizada por Stefano Patrizi, Simón Andreu, Franco Fabrizi, Massimo Ranieri, Miguel Ayones, Florinda Bolkan, Queta Claver, Roberto Camardiel, Miguel Rellán, Leonora Fani y Stefania Casini.

La música es del gran Luis Bakalov.

Su trama es la siguiente: El gran sueño de Esteban Marcos es el de triunfar como cantante. Al llegar a la capital desconoce que, en ocasiones, para poder alcanzar un sueño, hay que pagar un precio. Muy adecuadamente, el lugar donde se efectúa la transacción no es otro más que la cama, y Esteban debe acceder a los requerimientos del representante Luis Salas. El aspirante a cantante inicia así una carrera que lo llevará al éxito efectuando pocas, pero dolorosas paradas: Andrea, la madre de su único hijo; Inés, una inocente amiga de Andrea; Pablo, hermano de Inés y auténtico amor de su vida; y, al fin, el alcohol y las drogas. (La sinopsis es la que ofrece la propia productora)

Se trata de una película maldita, ya que, pese a su gran reparto, y al excelente equipo técnico, no tuvo buena distribución, aunque cuenta con buenas críticas.

Se rodó en Madrid, Roma y Tánger.

VIDA PERRA

La primera adaptación al cine de la novela tangerina más emblemática, La vida perra de Juanita Narboni, de Ángel Vázquez, la llevó a la gran pantalla Javier Aguirre con Vida perra, de 1981, y que protagoniza Esperanza Roy quizá en su mejor papel.

Como la novela, un largo monólogo de la protagonista que repasa su vida, solterona, decadente y sola, como la ciudad que representa: Tánger.

Escribió Gabriel y Galán para El País: “…Quizá lo más impresionante de esta película sea la interpretación de Esperanza Roy. No es cuestión de hablar aquí de métodos interpretativos. Más vale resaltar que lo que Esperanza interpreta no es un personaje, sino un dédalo de personajes en un extraño festín, en el que hay dudas sobre la existencia de unos y de otros. Es más, la actriz no encarna unas acciones externas: desarrolla, en un insólito espectáculo, unas vivencias internas sin más utensilio que la palabra. Sólo la palabra para permanecer en pie y únicamente la palabra para que todo vaya desmoronándose en una atmósfera inactiva.

Hay que decir, en rigor, que el protagonista de esta película es la palabra (no el texto), independiza da de la novela original. La palabra se hace autónoma, cobra entidad propia y condiciona la tecnología de la interpretación y de la dirección. ¿Cómo decir que esta es una palabra cinematográfica? No estamos ante un ejercicio literario ni en presencia de un bello resucitado. La palabra de Vida perra es genéricamente cinematográfica, así está encarnada; imagen y palabra son la misma cosa.

La base de la interpretación de Esperanza Roy reside en que no trata de sentir un texto al estilo convencional. Aquí parece en cada momento estar siendo la autora de cada palabra, la generadora de frases, ritmos, espacios.

Es esta una interpretación de rostro. Prácticamente se nos instala desde el comienzo en el rostro de Esperanza Roy, incluso cuando la vemos de cuerpo entero. Pero todos los encuadres conducen a su rostro como si éste fuera el espacio propio de la película. Así, el festival de ambigüedad que es este filme queda maravillosamente reflejado en el semblante múltiple de la actriz. No hay aspavientos, dislocaciones del dramatismo; todo es sereno, modesto, cada rictus, cada visaje; las violencias van en profundidad, los diferentes rostros se suceden a sí mismos casi sin que nos demos cuenta.

Por otro lado está el tiempo, para que su sutil juego de espejos ponga las cosas más difíciles. Si hasta ahora he concluido que Juanita Narboni vive rodeada de habitantes en una casa deshabitada, y que está en cuarentena su propia identidad, desde el punto de vista temporal, la relación pasado/presenté adquiere tales contrastes que a veces parecen destruirse mutuamente. La palabra no ayuda a clarificar. La. utilización de un presente engañoso secuestra las posibilidades de pasado y futuro….”

TANGIER

Tangier (1982) del realizador británico Michael E. Briant, entre cuyos trabajos se cuentan treinta episodios de la mítica serie Dr.Who

Film de espionaje sobre los avatares de un exagente de la CIA al que obligan a hacerse pasar por un contrabandista conocido en los bajos fondos. Se rodó en Londres, Gibraltar y Tánger.

Cuenta en su reparto con Ronny Cox, Billie Whitelaw, Jack Watson y Ronald Fraser.

HÉCATE

También de 1982 es Hécate, otra producción francés dirigida por el suizo Daniel Schmid, y basada en la novela de Paul Morand.

Argumento: Marruecos en la década de 1930. Ambientada en Marruecos, la película explora la pasión de un hombre por una mujer enigmática, que parece alejarse cada vez más de él a pesar de consentir sus avances físicos. Cuando Julien Rochelle conoce a Clotilde en un evento social, ella está esperando que su marido, un oficial francés, regrese de una misión en Siberia. El vínculo que nace entre ellos no será al principio más que una manera de pasar el tiempo, un antídoto contra el aburrimiento, pero pronto se convertirá en un romance apasionado que convierte a Julien en una criatura dependiente y enferma y, finalmente, lo lleva al borde de la locura.

Rodada en Tánger y Suiza. La cinta está interpretada por Lauren Hutton, Bernard Giraudeau, Jean Bouise, Jean-Pierre Kalfon y Mustapha Tsouli.

DERNIER ÉTÉ À TANGER

De 1987 es Dernier été à Tanger, de Alexandre Arcady

Un drama interpretado por Valeria Golino, Roger Hanin, Anna Karina, Thierry Lhermitte, Vincent Lindon, Jacques Villeret y Howard Vernon.

En el verano de 1956, con la ciudad de Tánger perteneciendo ya al reino de Marruecos, Richard Corrigan, un detective privado francés residente cerca del puerto, recibe el extraño encargo por parte de un abogado suizo para quien, a cambio de una fuerte suma, ha de entregar un sobre a una joven. Como Corrigan está cargado de deudas, acepta este trabajo. Este servicio le pondrá en contacto con Carla Morelli, una sensual italiana, que es la identidad falsa bajo la cual Claudia Marchetti se mueve por Tánger con el objetivo de vengar a su padre, asesinado por William Barrès, el capo mafioso que controla el mundo del crimen en esa ciudad.

007 ALTA TENSIÓN

En 1987 se estrena la primera película de James Bond que se rueda, en parte, en escenarios tangerinos: 007 Alta tensión (The living daylights), de John Glen, y con Timothy Dalton como el famoso agente.

Además de Tánger (las localizaciones fueron en el Hotel Ville de France, en el Museo Forbes, en el Palacio del Menddoub, etc…) este film se rodó también en escenarios marroquíes de Ouarzazate y del Atlas, y en Gibraltar, Austria, USA, Italia y Gran Bretaña.

Junto a Timothy Dalton, actuaban en el reparto Maryam D´Abo, Jeroen Krabbé, Joe Don Baker, John Rhys-Davies, Art Malik, Walter Gotell y Nadim Sawalha.

La trama, otra aventura del famoso agente británico contra agentes del KGB con armas nucleares de por medio…

SPECTRE

Doy un salto en el tiempo para seguir con James Bond, que regresó a Tánger ya con el rostro de Daniel Craig en 2015 en la película Spectre, de Sam Mendes.

A Craig lo acompañaban en esta ocasión Christoph Waltz, Léa Seydoux, Ralph Fiennes, Monica Bellucci, Jesper Christensen, Naomie Harris y Ben Whishaw.

Además de en la medina de Tánger, Spectre se rodó en otros escenarios marroquíes como Erfou y Oujda, y también en Austria, Italia, Ciudad del Vaticano, Gran Bretaña y Mexico.

Los mejor de este film, quizá, la sensual presencia de Monica Bellucci.

Sergio Barce, julio 2020

SEGUIRÁ – To be continued…

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FOTOS DE CINE 8

Ava Gardner y Burt Lancaster. En 1946 se estrenaba Forajidos (The killers), una de las obras maestras del cine negro clásico, dirigida por Robert Siodmak y con un maravilloso guión de Anthony Veiller (tanto el guionista como el director estuvieron nominados al Oscar), basado en la historia de Ernest Hemingway. 

BL Y AG

Esta cinta supuso el debut de Burt Lancaster, y lo hizo por la puerta  grande como protagonista absoluto en un film inolvidable. Repasando  la filmografía de Lancaster, la suya es una de las más sólidas carreras de la historia del cine. Para la Gardner, supuso su consagración después de más de una decena de películas bastante insulsas. A partir de ahí, los dos refulgieron como las estrellas que fueron.

Ava y Burt coincidirían en dos ocasiones más: en la magnífica película de política-ficción Siete días de mayo (Seven days in may, 1964) de John Frankenheimer, acompañados además por Kirk Douglas, y en una ya olvidada cinta de las denominadas de «catástrofe» muy en boga en los años setenta: El puente de Casandra (The Cassandra crossing, 1976) de Pan Cosmatos, típico producto que se servía de una larga lista de estrellas del celuloide como reclamo.

Sergio Barce, abril 2020

 

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VERNON DOBTCHEFF, UN ACTOR SECUNDARIO

El nombre apenas dice nada: Vernon Dobtcheff. Pero en cuanto aparece su imagen, en seguida lo reconocemos, es alguien muy familiar.

VERNON DOBTCHEFF

VERNON DOBTCHEFF

Cuando veía la cinta de Paolo Sorrentino La gran belleza (La grande bellezza) me ocurrió eso: de pronto vi un rostro familiar, aunque ya avejentado. Yo lo reconocí, porque llevo ya tiempo siguiéndolo, como una especie de cazador de películas de Dobtcheff. Además, Vernon Dobtcheff nació un 14 de agosto, como yo.

¿Y qué tiene de especial este actor francés para seguir su trayectoria?

Nombraré algunos títulos en los que aparece: la ya mencionada La gran belleza (La grande belleza, 2013), Orgullo de estirpe (The horsemen, 1971), El violinista en el tejado (Fiddler on the roof, 1971), María, reina de Escocia (Mary, Queen of Scots, 1971), Los cuentos de Canterbury (I racconti di Canterbury, 1972), Chacal (The day of the jackal, 1973), Giordano Bruno (1973), Asesinato en el Oriente Express (Murder on the Orient Express, 1974), Perfume de mujer (Profumo di donna, 1974), Galileo (1975), India song (1975), Mi hombre es un salvaje (The sauvage, 1975), La noche de Varennes (La nuit de Varennes, 1982), El nombre de la rosa (The name of the rose, 1986), Splendor (1989), Indiana Jones y la última cruzada (Indiana Jones and the last crusade, 1989), Hamlet (1990), M.Butterfly (1993), Sobrevivir a Picasso (Surviving Picasso, 1996), Jude (1996), El ogro (Der unhold, 1996), Anna Karenina (1997), Antes del atardecer (Before sunset, 2004), e incluso en una de James Bond: La espía que amó (The spy who loved me, 1977).

VERNON DOBTCHEFF EN LA ESPÍA QUE ME AMÓ

VERNON DOBTCHEFF EN LA ESPÍA QUE ME AMÓ

Y lo resumiré con varios nombres propios. Vernon Dobtcheff ha trabajado con los mejores realizadores, y la lista no es ninguna tontería. Le han dirigido sus compatriotas Claude Lelouch, Marguerite Duras, Jean-Jacques Annaud, Jean-Paul Rappeneau, Alain Robbe-Grillet, Andre Cayatte, Christian-Jaque, Alexander Astruc, Pierre Salvadori, Michel Deville, los americanos Steven Spielberg, Fred Zinnemann, Sidney Lumet, John Frankenheimer, Norman Jewison, Richard Linklater, Joseph Losey, Blake Edwards, James Ivory, Franklin J. Schaffner, Herbert Ross, los británicos John Schlesinger, Tony Richardson, Michael Winterbottom, Derek Jarman, Ken Russell, Lewis Gilbert, Charles Jarrott, Alan Bridges, Brian Gibson, Bernard Rose, Basil Dearden, también Volker Schlöndorff, David Cronenberg, Amos Gitai, Jerzy Kawalerowicz, Claude Goretta, Andrei Konchalovsky o Helvio Soto, y algunos de los mejores directores italianos: Pier Paolo Pasolini, Roberto Rossellini, Ettore Scola, Franco Zeffirelli, Dino Risi, Giuliano Montaldo, Gabriele Salvatores y el ya mencionado Paolo Sorrentino, entre otros muchos más. Su filmografía sobrepasa las trescientas películas.

SEAN CONNERY Y VERNON DOBTCHEFF EN EL NOMBRE DE LA ROSA

SEAN CONNERY Y VERNON DOBTCHEFF EN EL NOMBRE DE LA ROSA

Pero, ¿por qué nos es su rostro tan sumamente familiar? Porque, además de aparecer en tantas películas, también lo ha hecho en innumerables series de televisión, en episodios aislados pero en muchas de las series de las de antes y de las de ahora, algunas de ellas, míticas, y basten estos ejemplos: El Santo (The Saint, 1962-1969), Los invencibles de Némesis (The champions, 1968-1969), Los vengadores ((The avengers, 1961-1969), Dr. Who (1969), Audacia es el juego (The name of the game, 1968-1971), Los protectores (The protectors, 1972), Miguel Strogoff (Michel Strogoff, 1975), El aventurero Simplicissimus (Des Christoffel von Grimmelshausen abenteuerlicher Simplicissimus, 1975), Holocausto (Holocaust, 1978), Ike (1979), Masada (1981), Marco Polo (1982), Escarlata y negro (The sacrlet and the  black, 1983), Wagner (1983), Suave es la noche (Tender is the night, 1985), Anno Domini (1985), Recuerdos de guerra (War and remembrance, 1988), El autoestopista (The hitchhikker, 1983-1991), La dinastía Strauss (Strauss Dynasty, 1991), Roma (2007), Los Borgia (The Borgias, 2011-2013)…

VERNON DOBTCHEFF Y DEREK JACOBI EN LOS BORGIA

VERNON DOBTCHEFF Y DEREK JACOBI EN LOS BORGIA

Actor con un físico muy peculiar, es un especialista en papeles de films históricos, como hemos podido leer, y también en películas de terror o misterio. Actúa de manera sutil, de aire inteligente, y tiene ese toque especial que hace pensar que siempre esconde algo, como si le resultara fácil conspirar o pergeñar algo inesperado.

Su amplia filmografía le ha permitido trabajar con esos grandes realizadores que hemos mencionado y en películas y series de enorme calidad, como también he reseñado; pero ser un actor secundario con una numerosa filmografía hace que también haya en su carrera films olvidables, películas de corte erótico, como alguna dirigida por Just Jaeckin, o de acción junto a Jean-Claude Van Damme… Pero así es el cine, capaz de lo mejor y de lo peor.

Vernon Dobtcheff sigue rodando. A ver dónde me lo vuelvo a encontrar.

VERNON DOBTCHEFF en The Revolution

VERNON DOBTCHEFF en The Revolution

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