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«SEXO Y MENTIRAS. LA VIDA SEXUAL EN MARRUECOS», UN LIBRO DE LEILA SLIMANI

El sexo es un tema recurrente y fundamental en la narrativa de los escritores marroquíes. Hay están títulos como El pan a secas (Al jubz al-hafi, 1972) de Mohamed Chukri, Aixa, el cielo de Pandora (2007) de Mohamed Bouissef Rekab, El último patriarca (L´ultim patriarca, 2008) de Najat el Hachmi, Mi Marruecos (Mon Maroc, 2009) de Abdelá Taia, o No (2016) de Said El Kadaoui Moussaoui, por nombrar solo algunas de las novelas, diarios o relatos autobiográficos a los que he dedicado algún artículo.

El libro de Leila Slimani, Sexo y mentiras. La vida sexual en Marruecos (Sexe et mensonges. La vie sexuelle au Maroc, 2018) lo aborda sin embargo desde otra perspectiva con este interesante ensayo que nace de varias entrevistas que, a lo largo del tiempo, la autora realiza a mujeres marroquíes. Y el resultado es un retrato real y descarnado de la realidad sexual del país. Una realidad que se mueve en ese extraño y complicado equilibrio entre tradición,  religión, costumbres e hipocresía, y modernidad, libertad, ruptura y represión.

Sexo y mentiras portada

Nur, una de las mujeres entrevistadas por Leila Slimane, cuenta:

“…En mi oficina, por ejemplo, soy la única que no lleva hiyab. Trabajo rodeada de hombres. Un día me puse una falda corta, y tenía la impresión de ir desnuda. Fue horrible. No lo volveré a hacer jamás.

Antes, nos reuníamos las amigas en casa de alguna de nosotras y lo pasábamos bien. En un momento dado, la cosa cambió. Las reuniones se convirtieron en veladas religiosas, y todas me preguntaban las razones por las que yo no me cubría la cabeza. Había una especie de competencia, de rivalidad, para ver quién era la más piadosa. Me niego a que me impongan ese chisme en la cabeza. Mi madre lleva pañuelo, y no me molesta. Puede que llegue el momento en que yo me lo ponga, pero tiene que venir de mí.”

Leila Slimane no se limita a reproducir lo que le cuentan esas mujeres, algunas de ellas confesándose abiertamente por vez primera, sufriendo incluso al hacerlo, pero derrochando una sinceridad y un gran arrojo. Leila además analiza los gestos de sus interlocutoras, sus reacciones ante sus preguntas, interpretando sus silencios. El ejercicio resulta conmovedor en ocasiones.

La elección de los personajes entrevistados también es un acierto, porque abre el abanico desde las mujeres más humildes (simples amas de casa, una prostituta…) hasta profesionales o mujeres independientes (una administrativa, una doctora…). El espectro es amplio y eso hace que el retrato sea más contundente. Porque lo que rezuman estas páginas es la evidencia de que el patriarcado sigue campando a sus anchas en Marruecos, de que la vida diaria de la mujer marroquí sigue desarrollándose bajo normas y leyes pensadas para que la mujer continúe siendo un ser sumiso e invisible, de que pese a los evidentes avances de los últimos años aún estamos muy lejos de ver a las mujeres sentarse solas libremente en las terrazas de los cafetines o fumando mientras pasean o vistiendo faldas cortas o pantalones demasiado ceñidos… Las convenciones y la religión cayendo como losas sobre ellas.

En el capítulo titulado “Asma Lamrabet” (cada capítulo de este libro arranca con el nombre de la persona entrevistada o de la que Leila Slimane habla) leemos lo siguiente:

“…Los musulmanes cuentan con una larga tradición escrita, mantenida por los eruditos, que no ven incompatibilidad entre las necesidades del cuerpo y las exigencias de la fe. La literatura y el arte eróticos florecieron en el período que va de los siglos IX al XIII, mientras la civilización islámica estaba en su apogeo. Como me recuerda el escritor Tahar Ben Jelloun: <La mayoría de los adolescentes de hoy han leído El jardín perfumado del jeque Nefzaui, escrito en el siglo XIV a petición de un príncipe que quería saber cómo hacer el amor y obtener el máximo placer. No debemos olvidar que el texto comienza con la fórmula Bismillabi arrabman arrabim, es decir, En el nombre de Dios, el Misericordioso, el Compasivo>.

(…) …Para el tunecino Abdelwahab Bouhdiba, que publicó en 1975 La Sexualité en Islam, una obra convertida en clásica, la visión severa, puritana y sombría de la sexualidad está en contradicción con el propio espíritu del islam. Para él: <Redescubrir el sentido de la sexualidad es redescubrir el sentido de Dios, y a la inversa. (…) Una sexualidad plena equivale a una libertad ganada>. En su libro, Bouhdiba recuerda una perspectiva olvidada de la sexualidad en el islam: la de una relación carnal jubilosa, placentera. Narra una cultura en la que el cuerpo no se niega ni se reprime y en la que el coito se asimila a un momento de oración. Según él, la solución no consiste en calcar el modelo occidental en las sociedades musulmanas. Hay que encontrar una tercera vía y liberar el sexo con la religión en lugar de contra esta.”

Leila Slimane

LEILA SLIMANE

Lo religioso lo impregna todo, y si la interpretación es estricta y restrictiva, la represión se hace casi insoportable. Leila Slimane no elude su posicionamiento y es crítica con esa sociedad machista que anula el desarrollo individual de la mujer marroquí. De entre esos personajes que retrata en su ensayo, quizá sea el de Malika el que más me ha conmovido. Malika le cuenta a Leila su dura lucha diaria por mantenerse como una mujer independiente, pero nada es fácil. Su soltería es ya un problema en sí misma. Relata Leila Slimane:

“…Si sigue soltera no es por casualidad. Malika parece haber sufrido muchos desengaños amorosos. <El tipo con quien yo salía, que estudió en el liceo francés, era muy abierto, muy comprensivo. Sin embargo, a la hora de casarse lo hará con una chica más joven que él, y virgen. Al mismo tiempo, se jactaba de acostarse habitualmente con prostitutas. Cuando me enfadé por su actitud, me dijo: “Eres una intolerante. Estoy en mi derecho de querer follar y a la hora de casarme elegir una novia virgen”. No lo consideraba como una esquizofrenia. Al igual que la de muchos hombres, su sexualidad es inmadura>. Malika ha repetido varias veces que los hombres tienen más oportunidades de elegir, aunque padezcan también esa hipocresía…

(…) En Marruecos es difícil para una mujer que no esté casada llevar una vida social; a partir de cierta edad, resulta imposible si no estás en pareja…”

Esta última frase de Leila Slimane es lapidaria, y me transmite una sensación de tristeza. Leer estas confesiones, sin embargo, nos devuelve la fe en la fuerza de estas mujeres. Mujeres que, en algunos casos, caminan a contracorriente, pero con una seguridad apabullante. Sin embargo, es evidente que queda mucho por recorrer y que el sendero está lleno de trampas y de peligros.

Sexo y mentiras abre una puerta que permanecía cerrada, y nos permite ser testigos de los sentimientos mas íntimos de estas mujeres a las que admiro profundamente.

Sergio Barce, mayo 2019

Sexo y mentiras. La vida sexual en Marruecos (Sexe et mensonges. La vie sexuelle au Maroc, 2018) está editado por Cabaret Voltaire, con traducción de Malika Embarek López.

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MÁLAGA- 21 DE FEBRERO – PRESENTACIÓN DE «NO», UNA NOVELA DE SAID EL KADAOUI

Este miércoles, 21 de Febrero

a las 20:00 horas

en Málaga

en el Centro Andaluz de las Letras

Calle Álamos, 24

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Presentación, por el poeta José Sarria

de la novela NO, de Said El Kadaoui

 

Aquí podéis leer el artículo que escribí sobre este libro de mi amigo Said El Kadaoui Moussaoui

https://sergiobarce.wordpress.com/2017/11/15/no-a-los-cuarenta-anos-sonar-comienza-a-ser-ridiculo-un-libro-de-said-el-kadaoui-moussaoui/

NO de Saïd el Kadaoui Moussaoui portada

 

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«NO (A LOS CUARENTA AÑOS SOÑAR COMIENZA A SER RIDÍCULO)», UN LIBRO DE SAÏD EL KADAOUI MOUSSAOUI

Termino de leer No (A los cuarenta años soñar empieza a ser ridículo) del escritor, psicólogo y profesor hispano-marroquí Saïd el Kadaoui Moussaoui.

Nacido en Beni-Sidel, desde los siete años vive en España. Había oído hablar de él, y ahora que, por fin, y felizmente, me adentro en su libro, reconozco que me ha sorprendido encontrarme con un autor de narrativa potente y cuidada, y con una persona arriesgada y sincera.

No (A los cuarenta años soñar empieza a ser ridículo) es, en cierta forma, una novela. Una novela camuflada en un libro de ensayo, escondida en una especie de diario, disfrazada tras la conversación que mantiene el narrador protagonista con alguien que escucha pero que no le replica, una novela fraccionada en relatos cortos. Eso hace que el libro sea ágil, fácil de leer, entretenido, a ratos divertido, en absoluto ligero. Al contrario, Saïd el Kadaoui trata muchos temas interesantes, controvertidos y muy actuales.

Me interesa su mirada crítica y lúcida al enfrentarse con la cuestión que gravita en todo el libro: la contradicción del protagonista de la historia entre sus raíces marroquíes y su desarrollo como persona en España, imbuido de la cultura occidental; la dicotomía entre tradición y modernidad; la realidad ante el hecho de que los años pasan (de ahí el subtítulo de esta obra: A los cuarenta años soñar empieza a ser ridículo); el problema de la religión y la familia o el enfrentamiento generacional; el sexo (hay pasajes que me han hecho reír a costa de las aventuras y desventuras sexuales del narrador); el amor y el desamor; la fidelidad; la paternidad o el rechazo al compromiso a ser padre; la literatura; la xenofobia; el peso de la tradición religiosa frente a la visión laica del mundo…

Saïd el Kadaoui me ha embozado con las ideas de su narrador protagonista, un hombre enamorado, sin duda, que huye, sin embargo, de las ataduras. Pero la realidad con la que se enfrenta es que los años se le echan encima, que pasa ya la cuarentena, y que las obligaciones comienzan a ser inaplazables. Ley de vida.

El protagonista es un profesor que trata de obligar a sus alumnos, especialmente a los marroquíes, a que analicen sus propias creencias, su cultura y su visión del mundo. Pero detecto un regusto amargo en sus conclusiones. A la vez, me fascina la defensa de sus principios éticos, que chocan con muchos de sus alumnos, con miembros de su familia, con gran parte de los que tienen su mismo origen.

Mayte. Mayte es el otro personaje crucial de la historia, el amor del narrador, la persona que le va a plantear la cuestión fundamental que hará tambalear su mundo. Hay obligaciones que el protagonista desea soslayar. Y eso también da un juego para que el autor plantee cuestiones familiares, sociales y conyugales que pasan a formar parte del juego que nos ofrece en estas páginas.

“…Nunca te he contado con detalle mi primer encuentro con Mayte. Como ya sabes, se produjo en el Institut du Monde Arabe de París. Tuve un impulso, de aquellos que los solteros podemos escuchar. Me apetecía ir a París y la excusa fue una conferencia de Mohammed Arkoun titulada Sociología del fracaso de la modernidad en el Islam.

Nos une el fracaso, nos has oído decir varias veces. En su momento ya te expliqué el motivo. El interés por el fracaso es el origen de nuestra relación. Como ves, no podía ser más premonitorio.

La modernidad ha fracasado en el islam, decía Arkoun, porque decidió marginar las ideas de las mentes más brillantes, desde Miskawayh hasta Averroes, pasando por no sé cuántos nombres más que citó, del siglo X al XIV, todos ellos partidarios de una lectura contextual del Corán. Una lectura histórica y, lo más importante, que liberara el pensamiento de la ortodoxia religiosa.

El dossier de la modernidad, como tantos otros, está esperando que lo desempolvemos, dijo con socarronería Arkoun, pero no está en la agenda de ninguno de los dirigentes de los países musulmanes hacerlo. Sigamos, pues, acusando al resto del mundo de nuestro fracaso.

(…) Regresemos a Mayte. Llegué con tiempo suficiente para pasearme por la librería y la biblioteca del instituto. Ya en la biblioteca, recuerdo estar de camino a una mesa donde se hallaban desparramados varios ejemplares de periódicos de todo el mundo mientras pensaba apenado que lo árabe siempre tenía algo de decadente. Aquel desorden me molestó y decepcionó pero, aun así, quería sentarme y hojear alguno de los ejemplares de Le Monde que asomaban entre la montaña de papel.

Aquel desorden que tanto detesté fue justamente el detonante de la primera conversación que mantuve con ella…”

Todo está trufado por la dualidad de la personalidad del protagonista: es marroquí, pero es español. No se siente ya un nacional marroquí, pero le tienta con tal fuerza regresar a la tierra de sus padres, a su tierra natal, que hay una feroz lucha contra su otro yo español y occidental. Odia la manera en que los gobernantes siguen dirigiendo Marruecos, su atraso, su falta de visión de futuro, su ceguera ante la modernidad, pero siente un amor profundo por ese mismo país. Por otro lado, se siente tan integrado en España que le es casi imposible imaginarse en otro lugar que no sea Barcelona, donde reside. La sempiterna lucha del desarraigado, que tanto me atrae y que forma parte de mi propia obra narrativa. Quizá por ello Saïd el Kadaoui me ha atrapado entre sus párrafos.

SAÏD EL KADAOUI MOUSSAOUI

“…En mi seminario sobre la literatura del otro he querido introducir las ideas de Al Yabri y Laroui sobre el pensamiento árabe antes de leer El pasado simple de Driss Chraibi. Antes de que mis alumnos se enfrenten a un texto que sacude, y de qué manera, el tradicionalismo magrebí, quiero que vean cómo se enfrentan a la tradición dos de los principales intelectuales que ha dado Marruecos.

Les mandé leer dos artículos breves pero suficientemente relevantes. Hemos discutido sobre alguno de los puntos comunes que ambos abordan en su obra: la tradición como algo histórico y no como una realidad absoluta que trasciende a la historia. La necesidad de un pensamiento moderno que venza la lógica regresiva y circular en la que está empantanado el pensamiento árabe y la actitud de repliegue y ensimismamiento de la cultura árabe como reacción a su interacción con la modernidad europea. Resumiendo, hemos discutido sobre el peor de los males del pensamiento árabe actual: su ruptura con el pensamiento racional.

(…) El alumno más brillante es un muchacho marroquí de unos veinticinco años, licenciado en periodismo, carrera cursada en Marruecos. Un hombre crítico, apasionado, racional y, lo más importante, nada suspicaz. No vive a la defensiva, como otros jóvenes nacidos aquí. Critica con una libertad pasmosa tanto la cultura como la política marroquí. Escucharle me proporciona un placer indescriptible. Se enamoró de una cooperante catalana que llevaba a cabo proyectos de ayuda al desarrollo y vive aquí ahora. Creo que trabaja en un periódico deportivo árabe, de Qatar si no recuerdo mal, y vive de ello y de hacer traducciones para no sé qué organismo oficial. En muy poco tiempo se ha soltado con el catalán, lengua materna de su pareja, el castellano, y tiene un dominio envidiable tanto del árabe como del inglés, el francés y el italiano. Lo habrás notado ya: me cae muy bien. Comparto sus ideas, su capacidad crítica y su vasto conocimiento de los dos autores. Se lamenta constantemente del oscurantismo árabe y me ha conquistado definitivamente cuando ha citado a Ortega y Gasset, al que comparado con Al Yabri.

(…) Antes te hubiera dicho que confiaba en los hijos de aquellos campesinos que emprendieron el viaje ansiando un futuro mejor. Yo soy uno de ellos. Pero ahora mi pesimismo es total. Estos hijos, primero, ni tan solo finalizan los estudios secundarios en su gran mayoría y, segundo, los que sí que lo consiguen ocupan buena parte de su energía en defenderse del gran opresor occidental.

La democracia es un invento occidental. Pues nosotros seremos contrarios a su lógica y reivindicaremos el islam.

En este aspecto, Laroui me parece fundamental: la democracia es un logro al que ha contribuido toda la humanidad. Trato de difundir sus ideas e incitar al debate pero no esperarás optimismo de tu amigo, ¿verdad?”

Hay capítulos que me han subyugado especialmente: La magdalena, Tetuán, Mi tío escritor y mi familia rica, Los cuarenta y los miedos, Genealogía del regreso al origen, Peritonitis, ¿Por qué buscar un amigo marroquí?, La boda… Este último relata una anécdota especialmente ejemplificadora de lo que nos está contando Saïd el Kadaoui: la lucha interna del protagonista por no verse atrapado por una sociedad abandonada o entregada a unas tradiciones que no encuentran su acomodo.

He aprendido mucho en esta novela travestida de relatos cortos, de diario o de monólogo. He aprendido con la buena escritura y el rico verbo de Saïd el Kadaoui, autor de una gran calidad, sin duda alguna. He aprendido con sus referencias literarias y con los autores que menciona, algunos los conocía ya y a otros empezaré a leerlos ahora, tras pasar por su libro, tras descubrirlos gracias a él. He aprendido también a mirar desde otra perspectiva el desarraigo emocional y personal, y un nuevo enfoque del “otro”. He aprendido cómo se experimenta la sensación de pertenecer a una cultura que se resiste a abrirse o a la que le cuesta desprenderse de su traje tradicional para incorporarse a este siglo. Y he aprendido que no es nada fácil escribir algo tan bueno como No (A los cuarenta años soñar empieza a ser ridículo).

Sergio Barce, noviembre 2017

No (A los cuarenta años soñar empieza a ser ridículo)

ha sido editado por Catedral (Barcelona, 2016)

 

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