
Este pasado sábado, día 1 de Junio, ha sido la primera vez que he asistido a la Feria del Libro de Madrid para firmar mis novelas, en esta ocasión invitado por la Librería Diwan, así que aventurar cómo iría era toda una incógnita. Sin embargo, las expectativas se han visto superadas y regreso francamente satisfecho de la experiencia.

Satisfecho porque me he encontrado con lectores y amigos que sólo conocía a través de internet, y otros que hacía tiempo que no veía. Hubo un poco de todo: desde lectores que me conocen por otras actividades, como Agapito Rubio, que tuvo la amabilidad de saludarme y de estar un rato charlando, e incluso haciéndome alguna foto sin que yo lo supiera, hasta algunas personas que al acercarse a la caseta 104 simplemente se vieron interesadas por el argumento de mis libros y se lanzaron a la aventura de descubrirlos, y eso es de agradecer.

Sergio Barce y el doctor Picazo
En la fotografía anterior, junto al doctor Picazo, que me transmitió su simpatía y su entusiasmo, con ese detalle de poner a la vista la portada de una mis novelas para la foto, con mucho humor. Un honor haber estado con él. Por supuesto, hubo una numerosa afluencia de larachenses que ya conocían algunos de mis libros pero que deseaban conseguir otro, y aprovechar para saludarme, como hizo el amable Cayetano Martí Romero, que me prometió enviarme unos carteles que conserva de Marruecos. Olvidaré no obstante a alguno pero voy a tratar de nombrar a quienes recuerdo en este instante ya que tuvieron el detalle de buscarme, de adquirir mis novelas, con mi dedicatoria (que traté en todo momento de que fuera personal), y sobre todo porque siguen dispuestos a continuar leyéndome.

Carmen Allué, Rafael Núñez, Carlota Martí, Esperanza Manso Osuna y Sergio Barce
Vi a Gabriela Grech, que no me falla nunca, y que es tan especial para mí; pocas personas me hacen reír tanto, pocas personas tan generosas como ella, es un lujo. Rafael Núñez y Carlota Martí, muy atentos y creo que entusiasmados al reencontrarse en la caseta con otros paisanos, un auténtico placer verles; por fin coincidí con las hermanas Manso Osuna, y he de decir que tanto Adela como Esperanza son preciosas, dos encantos, y que osaron confiar tanto en mí como para entregarme un pequeño álbum de fotos para que las escanee, un pequeño tesoro, y que me obliga a compensarlas con creces.

Adela Manso Osuna, Sergio Barce y Esperanza Manso Osuna
Guapísimas también tres larachenses que repartieron jarana en cuanto llegaron: Vicky Fernández Moraga, Cristina Galbis y Mari Reyes Pérez, que desplegaron toda una batería de sonrisas, de verdad fueron una auténtica feria y me inyectaron una buena dosis de optimismo, ya digo que guapísimas. (Luego se acercó Miguel, el hermano de Vicky, y me alegró estrecharle la mano).

Mari Reyes Pérez, Vicky Fernández Moraga, Sergio Barce y Cristina Galbis
Otra mujer preciosa, Carmen Allué, que sé que sigue mis libros y cuanto hago, razón por la que uno no deja de escribir, y me gustó muchísimo volver a verla.

El día antes de mi firma, pasé por la caseta donde también firmaba Luis Cazorla y allí me encontré con otra perla larachense, María Antonia Rubio, y confieso que nos reímos mucho, y prueba de ello es que terminamos besándola los dos, porque se lo ganó.

Luis Cazorla, Maria Antonia Rubio y Sergio Barce
También compró mi novela una chica larachense que pasaba por allí casualmente y se vio inmersa en el torbellino de risas y comentarios, se llama Hayat, y era otra belleza del Lucus, de verdad. Un encanto.
Y pasaron otros larachenses, pero sinceramente ahora no recuerdo más nombres, así que los iré añadiendo poco a poco.

Sergio Barce y Fernando de Ágreda
También hubo muchos que sin ser de Larache se acercaron por el stand para adquirir mis novelas o saludarme, y quisiera nombrar en especial a algunos de ellos: como el profesor Fernando de Ágreda, que tampoco pierde la ocasión que se le ofrezca para verme, cosas de la amistad y del afecto mutuo; o Rosa, Menchu y Alfonso, que nos conocíamos por primera vez, gracias al consejo de Antonio Berrocal, y que finalmente acabaron siendo una divertida compañía en la cena.

Rosa, Berry, Alfonso, Menchu y Sergio Barce
También recuerdo a un chico tetuaní, creo que se llama Juan, que me hablaba de su tierra con entusiasmo, algo inevitable cuando se juntan dos de aquellas tierras, y ya digo que lo hacía con tanto entusiasmo que al acabar nuestra conversación se marchó sin más y luego regresó corriendo un minuto antes de que cerrara la caseta porque se había olvidado de comprar una de mis novelas, aunque al fin lo hizo en el último suspiro de la jornada.

Mari Reyes Pérez, Vicky Fernández Moraga, Sergio Barce, Cristina Galbis y Gabriela Grech
Hubo no obstante dos instantes mágicos: uno fue cuando apareció la actriz Pilar Gutiérrez Alonso, de vuelta desde Oz, una chica realmente encantadora, simpática y muy bonita, y nos fundimos en un abrazo como los que nos dedicaba nuestro amigo Pablo, porque ella venía no solo para leer algo mío sino además para conocerme por la sencilla razón de que Pablo Cantos nos une. Espero que éste sea el comienzo de una larga amistad.

La actriz Pilar Gutiérrez Alonso y Sergio Barce
Pilar compró un ejemplar para Charo, que espero y deseo que le entusiasme, y otro para ella, que espero y deseo que la encandile.
El otro momento mágico lo protagonizó una mujer llamada Rosa. Es de Ceuta, y llegó corriendo, temiendo no hacerlo a tiempo. Acababa de enterarse por internet que yo firmaba en la Feria de Madrid. Me contó que había leído <Sombras en sepia> y que por todos los medios quería conseguir <Una sirena se ahogó en Larache>, y al ver ese anuncio no lo pensó un segundo y se desplazó hasta el Retiro, y me dijo que estaba ilusionadísima con conocerme y por el hecho de que le dedicara mi libro…

Rosa y Sergio Barce
De verdad que todo esto no tiene precio. Uno se siente abrumado y en mi caso no creo estar a la altura de ellos, temo decepcionarlos, sólo espero y deseo que mis libros hagan el trabajo y los compense. No obstante, todos han «amenazado» con hacer un comentario de mis novelas en cuanto las lean… Veremos qué ocurre.
En fin, que fue una jornada intensa, acompañado de mi hijo Pablo, que tuvo mucha paciencia haciendo fotos y quedándose por allí cerca, y de Berry y de Lidia, que luego completaron el día con un paseo hasta el restaurante donde cenamos.

Librería Diwan – caseta 104 – Said, Sergio Barce y Abderrahim
No puedo olvidar al personal que me acompañó en el stand de la Librería Diwan, Said y Abderrahim, y mi agradecimiento a Noureddin Bettioui por invitarme.
Mis libros seguirán en la caseta 104 de la Librería Diwan de la Feria del Libro de Madrid hasta el último día, así que quienes no hayáis podido ir, tenéis la ocasión de hacerlo…
Sergio Barce, junio 2013
