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A VUELTAS CON «EL NADADOR» TRAS LOS SUCESOS DE CEUTA

Tras los sucesos de Ceuta, sobre los que estoy escribiendo un pequeño texto, y que publicaré en estos días, he pensado mucho en mi relato El nadador, que con tanta fortuna llevara al cine mi hijo Pablo. Y aunque su trama se desarrolla en Larache, bien podría trasladarse a otras ciudades marroquíes.

Lo que pretendíamos con mi historia y con el cortometraje, era demostrar que la felicidad, en la mayoría de las ocasiones, por no decir siempre, no se encuentra al otro lado, donde creemos que nos espera un futuro mejor (puede que a veces suceda, pero en la mayoría de los casos solo causa dolor, desarraigo y desesperanza, además de frustración y hasta de marginación), sino en el lugar donde están los nuestros. Yo, que no creo en las banderas, ni en las fronteras, ni en los políticos, ni en los nacionalismos del tipo que sean, me aferro a la ciudadanía, a la gente, a las personas.   

Para los que no conocéis mi cuento ni el argumento de la película, os traigo mi relato que inspiró el guion que escribimos entre Pablo y yo. Una experiencia que ya hemos repetido y que, si todo va bien, pronto dará sus frutos.

Os dejo pues mi historia y el enlace donde poder ver el corto.

El nadador forma parte de mi libro de cuentos Paseando por el zoco chico. Larachensemente (2ª edición – Edic. del Genal – Málaga, 2015).

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PABLO BARCE recogiendo el Premio Forqué al Mejor Corto de Ficción por «El nadador», junto a los productores César Martínez y Antonio Hens

Enlace de El nadador, dirigido por Pablo Barce: 

http://www.dexiderius.com/p02.html

EL NADADOR

Los brazos se hundían fabricando una espuma salada que se diluía a su espalda tras una existencia efímera. Igual ocurría con la pequeña estela de ondas dispersas que abandonaba atrás. Todo el movimiento era de una armonía impecable: los brazos, las piernas, el giro de la cabeza al tomar aire, sumergirla y expulsar ese mismo aire por la boca, bajo el agua. En ningún instante cerraba los ojos. Hakim veía en el fondo primero la arena y las algas desvalidas, luego sólo arena y, más tarde, el verde azulado del océano.

Oía el chapoteo que él mismo provocaba avanzando sin descanso. Nada de parar, seguir, seguir, seguir adelante. Detenerse podía significar la rendición, perder el equilibrio, agotarse en medio del vacío. Había recorrido al menos doscientos metros, y oía el bombeo de su corazón, distinto al del comienzo, y cómo los brazos golpeaban la superficie esmeralda, cómo sus pies pateaban igualmente para ayudarlo a avanzar. Trataba de no perder la concentración en su respiración acompasada, obsesionado ante la idea de perder el ritmo y sucumbir, verse humillado. Pensó de pronto en Haddu y en Abdelilah, riéndose de su estrepitoso fracaso. Le lanzarían el balón de cuero contra la espalda, mofándose, como solían hacer cuando le colaban un gol por debajo de las piernas.

-Eres tonto, Hakim. ¿A dónde crees que vas? ¿A las Canarias?

Pensar en sus posibles burlas lo espoleó, e insufló un desesperado ardor a su empeño.

Calculó que ya estaría a medio camino. No quería comprobarlo porque el hecho de intentarlo siquiera podía agobiarlo, tragaría agua y entonces solo podría agitar los brazos sin encontrar nada. Ya le había ocurrido meses antes y se juró no repetir la experiencia. En aquel momento, creyó que moría, pero la providencia quiso que alguien, desde uno de los pesqueros, se percatara. Lo sacaron medio ahogado y estuvo un buen rato vomitando y tosiendo en la cubierta. Recordaba que olía mucho a salazón y a redes mojadas.

Hoy se había lanzado desde el faro del espigón. Dejó a la derecha la playa peligrosa y se esforzó por alejarse de la otra banda, de la entrada al puerto, de la desembocadura del Lucus. Ahí no corría el riesgo de verse arrastrado por la marea. Eran ya doce años nadando frente a los acantilados de Larache, su pueblo, y se conocía los vericuetos y las trampas que las aguas habían trazado desde los siglos.

A Hakim le gustaba nadar tras los barcos que arribaban a la almadraba. A veces lo hacía con Haddu y con Abdelilah, pero ellos se aburrían enseguida y regresaban a la playa. Preferían jugar a la pelota sobre la dura arena de la bajamar. También le gustaba a Hakim sentarse más tarde al borde del dique, inundado por el olor dulzón de los atunes muertos que, colgados a popa, reluciendo con el reflejo del sol anaranjado, parecían armaduras despojadas al enemigo y que se exhibían al pueblo como trofeos de victoria. Solía hacer incursiones por la boca del puerto, por entre las pateras que cruzaban a la gente hasta la otra orilla, ésas que iban a la playa y regresaban como agotadas tortugas. Los niños asomaban entonces los bracitos por encima de la borda de las barcas de remo. Hakim los perseguía asumiendo, con gozosa jovialidad, su papel de tiburón de guiñol. Disfrutaba con las risas nerviosas de los niños que, dando gritos, risueños, excitados, escondían sus bracitos resguardados en la patera mientras él se impulsaba con las piernas en un pequeño salto para dar un mordisco al aire.

-¡Ñam, ñam! –abría la boca con exageración.

Hakim soñaba con llegar a Europa, embarcarse en algún mercante o en uno de los pesqueros que fondeaban a unos cientos de metros frente al castillo de San Antonio. Los observaba desde el Balcón del Atlántico. Por la noche eran como diminutas luciérnagas que se mantuviesen paradas aleteando en un punto indeterminado. Hakim soñaba también con cruzar el océano, desembarcar en España y llegar a Madrid, poder ver jugar al Real en el Bernabeu. Desde muy pequeño suspiraba por sentarse en las gradas del estadio, pedirle un autógrafo a Roberto Carlos.

A Haddu se le abrían los ojos, brillando con excitación, al imaginarse también en los graderíos. Se morían de risa, de puro nerviosismo, cuando pensaban en todo aquello, cuando se veían vitoreados por la afición o corriendo por la banda hasta llegar al balón y abrir al área donde Zidane cabecearía al fondo de las mallas. Haddu se tumbaba boca arriba con una sonrisa atolondrada en los labios.

Hakim seguía nadando. Las burbujas subían casi rozando su cara, esquivándola, y formaban una espuma escuálida que se mezclaba con la que producían sus brazos. No quería mirar al frente, sólo al fondo del agua. Calculaba que aún debía de nadar otros veinte minutos más.

Durante las mañanas, Hakim ayudaba a su padre a montar el puesto de orfebrería que tenían en la calle Real. Estaba bien situado, pero su padre no era precisamente un hombre agradable, ni tenía dotes de comerciante. Si hubiese sido de otra manera, como Yebari, seguramente se habría labrado una buena posición. Pero como solía decir, en realidad sólo se había propuesto una cosa en su vida: pasar desapercibido, no molestar a nadie y no ser molestado. A Hakim lo sacaba de sus casillas ese carácter pusilánime de su padre y, en cuanto tenía oportunidad, se escabullía de la tienda. Entonces era cuando bajaba por la calle Real hasta las escalinatas del puerto, dejaba sus ropas en la patera de Abdussalam, se lanzaba al agua y nadaba. Se sentía entonces bien consigo mismo, como si la desembocadura del río, el mismo puerto y las playas de Larache fuesen el mejor lugar del mundo, el único en el que se sentía realmente libre y sin ninguna obligación.

Había descubierto el placer de nadar adentrándose en dirección al inalcanzable horizonte, evitando las corrientes, alejándose de la playa peligrosa cuanto sus brazos y sus piernas le permitían. Desoía a Abdelilah que, siempre temeroso, le gritaba desde la orilla, casi persiguiéndolo hasta que el agua le llegaba a la cintura.

Ayi, Hakim! ¡No seas loco! ¡Vuelve, por Dios!

Pero él se entregaba a las caricias del océano, dejándose llevar por su propio entusiasmo.

La playa peligrosa encerraba sus propias leyendas, viejas historias que contaban los ancianos del barrio de Las Navas y los ciegos del Zoco Chico. También Hakim había sido testigo del poder devorador de esa playa estigmatizada, siempre agitada, seria, con salvajes dibujos de crestas hambrientas rompiendo en un rugir atronador. Cuando estaba sentado, al borde de su orilla amenazadora, sentía que Aixa Candixa nadaba en sus aguas. Allí vio llegar un cuerpo hinchado, deforme e irreconocible, un hombre al que mordisquearon peces embriagados y que seguramente trató de mantenerse a flote creyendo poder doblegar a su propio destino. Vio ese cuerpo maltratado, con algas podridas asomando de una boca corrompida, oscura, y sintió que aquello era una advertencia.

-Ten cuidado –musitó Abdelilah a su lado, sin poder apartar la mirada de ese cuerpo desnudo.

Al anochecer, Hakim se quedaba sentado en la balaustrada del Balcón y seguía con sus ojos almíbar al sol, que caía lenta, pausada, lacónicamente. Haddu y Abdelilah le pasaban un pitillo, que compartían en silencio. La silueta del castillo de San Antonio, recortado contra el rojizo firmamento, avanzaba entonces como si con la noche le fuese permitido navegar sobre las aguas. Hakim lo observaba con atención y sentía un viejo palpitar en el interior del edificio, algo así como un alma agotada por sus recuerdos. Allí sentado, Hakim era capaz de llegar al borde del horizonte, nadando sin desmayo, ayudado por Lalla Menana, y algunas veces hasta se veía ya sentado en la tribuna del Santiago Bernabeu animando a su equipo.

Soltó el aire bajo el agua, notando cómo los pulmones quedaban vacíos, y vio las burbujas ascendiendo igual que diminutas bolas de cristal. No necesitaba levantar la cabeza para saber que se encontraba muy cerca del casco del pesquero español que había divisado desde el espigón. Su cercanía aumentaba sus pulsaciones. De pronto, la sombra de la silueta metálica le cubrió como un nubarrón sorprendente y dejó de nadar. Flotaba dejando el cuerpo lacio, haciéndose el muerto, con la cara resplandeciente y la vista vagando por el azul plano del cielo. Al poco, unas voces lo animaron a acercarse al barco. Hakim dio una brazada y alargó una mano al vacío. Sintió cómo lo asían con fuerza. Tiraron de él y lo entraron en la cubierta, empujado por varias manos de dueños diferentes y de ánimos encontrados.

Apenas pudo abrir los ojos. Se sintió tan agotado que las piernas no lo sostenían y lo dejaron descansar sobre los aparejos. Las gaviotas planeaban por encima de su cabeza. Las oyó graznar, como si exigiesen que se les sirviese el almuerzo a una hora convenida. Hakim apoyó los codos en las redes, el olor a pescado se le colaba por las fosas nasales con cierta virulencia. Una mano desconocida, encallecida y ruda, le ofreció una taza de caldo. Lo bebió con parsimonia, y le supo caliente y reconfortante. Cuando se sintió recuperado del todo, se incorporó, acercándose a los hombres que charlaban distraídamente en la sentina.

-Cómo se te ocurre venir nadando, chaval… –los tres hombres lo miraron con curiosidad, dibujando sonrisas indulgentes.

Anna ir a lispania… –dijo Hakim.

Sintió ese bocado que le aprisionaba el estómago cuando se aventuraba a pedir que le ayudaran a cruzar al otro continente, una extraña sensación de miedo a lo desconocido, a verse solo lejos de sus padres y de su hermano, de Haddu y de Abdelilah. Su bañador descolorido, que alguna vez fue negro, le daba un aspecto desangelado. O quizás fuese su delgadez extrema la que movía a compadecerse de su aparente fragilidad.

-Nos ha jodido bien… –refunfuñó el mayor de los tres marineros-. Éste lo que quiere es que lo llevemos de polizón…

Jay, io no molesta, lo juro. Taiudo… limpia, trabaja… –Hakim se llevó una mano nerviosa a la boca–. No coma mucho… no molesta.

Se mordió el labio. En el fondo, temía que lo ayudaran, que le dijesen que se escondiera en la bodega.

-Lo siento, colega. Hay demasiadas patrulleras.

Las gaviotas se acercaban a la cabina de manera un tanto suicida y sus graznidos parecían tornarse paulatinamente en alaridos desconsolados. A Hakim lo intimidaban, y de vez en cuando les dedicaba una mirada torva. Nunca se había fiado de ellas.

-…io no molesta, jay… Io ver Raúl y Roberto Carlos…

-¡Cagonlaputa! Éste es del Madrid, macho –el marinero más joven escupió en el suelo–. La has cagado, tío. El capitán es del Barsa… Joder, nos ha confundido con un barco de recreo…

El mayor de los marineros se quitó la gorra que le cubría medio rostro y la sacudió contra la pernera de su pantalón. Guardó silencio unos segundos, mirando a Hakim como sopesando la situación; luego, chasqueó la lengua y, poco después, meneando la cabeza de un lado a otro, señaló con la gorra a la costa.

-Vuelve a tu casa, chaval… Vete antes de que el capitán te dé una patada en el culo.

Io bueno, jay…

-Venga, paisa, no jodas la marrana…

Hakim apenas insistió. Y su exigua protesta la hizo además sin pizca de entereza. Era la misma historia que se repetía, como en las anteriores ocasiones en las que nadó hasta otros pesqueros. Sabía que ninguno correría el riesgo de llevarlo, pero siempre lo intentaba. Era como jugar con el azar. Presentía que Lalla Menana le tenía reservada una sorpresa, que su vida no podía ser como la de los otros niños de la calle Real. Y rezaba porque así fuese, rogando a la patrona que lo ayudara, y, si además, también lo hacía con sus padres y con su hermano mucho mejor.

Volvió a vigilar a las gaviotas y comprobó que estaban más interesadas en la cabina del barco que en él, de manera que aprovechó ese momento para lanzarse de nuevo al agua. Oyó vagamente las voces de los marineros, más débiles a cada brazada, hasta que se apagaron, al igual que los graznidos enfermizos y lastimeros de las aves. Se esforzó entonces por concentrarse en la respiración, en los movimientos de los brazos y de las piernas. No les contaría nada a sus amigos. Sólo les diría que había estado nadando un rato, como las otras veces. Sólo eso.

Volvió a sentirse tranquilo, libre de todos. Sin saber por qué, se atrevió a levantar la cabeza y vio la costa, el faro del espigón, el castillo de San Antonio irguiéndose con los restos de su orgullo resquebrajado, las rocas de Ain Chakka, bajo los jardines del Balcón, el cementerio viejo, también las casas apiñadas, como colgadas sobre el acantilado. Una ojeada rápida, subrepticia, y, pese a ello, Hakim se sorprendió de cuánto había podido abarcar con tan liviano gesto. Fue capaz de verlo todo y eso le hizo sentirse seguro de sí mismo. Supo que alcanzaría la playa sin demasiado esfuerzo, supo que eso era sin la menor duda lo que deseaba: llegar a la arena, pisarla, sentir la cercanía de su pueblo, correr hasta la tienda de su padre, abrazarlo, abrazarlo estrechamente.

Sergio Barce

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«EL NADADOR», HACE YA UN AÑO

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Parece mentira, pero el cortometraje El nadador, que dirigió mi hijo Pablo Barce, y del que escribimos juntos el guion (siempre lo pongo porque me enorgullece tanto que contara conmigo para hacer esta película…) hace ahora ya un año que ganó el Premio Forqué al Mejor Cortometraje de Ficción, y fue finalista del Premio Goya en la misma categoría. Un año. Se dice pronto. Pero el recuerdo es tan dulce que, sinceramente, ¿por qué no rememorarlo?

Aquí tenéis el enlace para ver el cortometraje si aún no lo habéis visionado:

https://vimeo.com/369795947

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LARACHE EN EL CINE

  He ido encontrando películas que se han rodado en su integridad en Larache y otras que solo han utilizado la ciudad como parte del rodaje o para alguna localización concreta que interesaba a la cinta. Así que os haré un pequeño recorrido por todas estas cintas que han tenido a Larache como escenario, aunque seguro que se me escapa alguna.

AGUILAS DE ACERO, LOS MISTERIOS DE TÁNGER cartel

En 1927, se rodó, en escenarios de Casablanca, Rabat, Fez, Marrakech, Tetuán, Río Martín, Tánger y alguna localización en Larache, Águilas de acero. Esta película también se tituló Los misterios de Tánger.

Muda y en blanco y negro, está dirigida por uno de los grandes maestros del cine español: Florián Rey. Y está basada en una novela corta escrita por Rafael López Rienda.

AGUILAS DE ACRERO cartel 2

Se trata de una película de género negro, de espionaje, con el trasfondo de las guerras marroquíes y que culminaron en la colaboración franco-española contra Abd-el-Krim. Mezcla escenas rodadas con actores, entre el incipiente cine negro y el de aventuras exótico, y escenas de documentales reales rodadas sobre la aviación española de esos años.

El argumento gira sobre una preciosa mujer polaca, llamada Sofía, que trabaja como agente de espionaje creyendo en todo momento que su causa es la justa. Para conseguir sus objetivos, seduce a un piloto de aviación español para que se pase al bando rifeño…

El reparto está formado por Pedro Larrañaga, Elita Panquer, Ricardo Prieto, Elisa Ruiz Romero, Alfredo Hurtado, Ricardo Núñez y Juan Ruiz de Alda.

El historiador Carlos Fernández Cuenca escribió lo siguiente sobre esta película: «Se rodó totalmente en exteriores e interiores naturales de Río Martín, Tetuán, Larache, Tánger, Fez y Rabat; varios famosos aviadores, como Julio Ruiz de Alda y Luis Suevos, hicieron alarde de su dominio aéreo para la película, y en unas escenas de la administración de la justicia mora, impresionadas en Zoco El-Arba, actuó el prestigioso Abd El-Kader. Florián Rey ensaya en este film, con clara fortuna, una atrevida mezcla de ficción y de realidad, de documental y de reportaje reconstruido. Aunque el guión de López Rienda careciese de rigor narrativo, el director supo infundirle una vigorosa continuidad, y su propio entusiasmo españolista se contagiaba a los espectadores»

Águilas de acero en la prensa

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En ese mismo año de 1927, también se rodó Los héroes de la Legión, esta vez rodada directamente por Rafael López Rienda, en Larache y Tetuán. Está basada en su novela ‘Juan León, legionario’.

Según datos de la Filmoteca Española, el reparto estaba compuesto por Ricardo Vargas, Carmen Sánchez, Pablo Rossi y Manuel Chávarri; y se estrenó en Madrid el 30 de abril de 1928.

Una película producida obviamente para ensalzar al cuerpo de la Legión en su labor en Marruecos.

LOS HÉROES DE LA LEGIÓN cartel

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La canción de Aixa - caretl 1

De 1939 es el musical La canción de Aixa, dirigida de nuevo por el gran Florián Rey, rodada en Larache, Alcazarquivir y Tetuán. También se estrenó este film con el título de Marocco.

Es una coproducción hispano-alemana, y, por tanto, se rodó a su vez la versión alemana con los mismos actores. Protagonizada en el papel estelar de Aixa por Imperio Argentina, junto a Pedro Barreto, Manuel Luna (como Abslam), Pedro Fernández Cuenca y Anselmo Fernández (en el papel de Alí); y basada en la novela homónima escrita por Manuel de Góngora.

La canción de Aixa cartel alemán

Su argumento es el siguiente: Abslam, hijo del caíd Amar, y Hamed son dos primos con vidas e ideas diferentes que ponen fin a las rencillas que durante años han enfrentado a sus familias musulmanas. Hamed presenta a su primo a la bailarina mestiza (de madre mora y padre español) Aixa, y Abslam se enamora de ella. Obsesionado, se olvida de sus obligaciones y le propone matrimonio, pero Aixa está enamorada de Hamed y éste, por razones políticas debe casarse con la hermana de Abslam, Zohira. Ahí surge el enfrentamiento entre los primos y se desata el drama.

La canción de Aixa (1939) Abslam Aixa escena

Manuel Luna e Imperio Argentina, en una escena de La canción de Aixa

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La canción de Aixa - caretl 2

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La canción de Aixa - Marocco - cartel

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En 1955 se rodó en Tánger, Tetuán y Larache una superproducción de aventuras: Zarak, que dirigió Terence Young (realizador que se haría famoso con las películas de James Bond protagonizadas por Sean Connery). Zarak estaba protagonizada por Víctor Mature, Anita Ekberg y Michael Wilding.

ZARAK cartel 1

Mi paisano y amigo Eduardo Espinosa me indica una serie de detalles bastante curiosos: “… al parecer, tanto Víctor Mature como Anita Ekberg dieron rienda suelta al divertimento etílico y sexual durante su estancia en Larache. Que la calle Chinguiti fue el escenario de sus paseos etílicos y creo que los soldados de la legión también fueron objetivo de la actriz. E incluso hasta pasado muchos años, aún se veían casacas rojas de las que utilizaron los extras en la película. El filme está basado en la India durante la época colonial inglesa…”.

ZARAK ANITA EKBERG

ANITA EKBERG EN ZARAK

Por su parte, Luis E. Togores, en su libro “Historia de la Legión Española”, escribe sobre Zarak que Terence Young solicitó 400 legionarios para que trabajasen de extras. Las autoridades autorizaron a la VII Bandera a que participara en la película. Los legionarios, vestidos con casacas rojas inglesas (lo que confirma lo dicho por Eduardo), atacaban a los insurrectos indios, que eran en realidad soldados moros de la guardia del Jalifa y de un tabor de Regulares de Caballería, con fiereza. El comandante Cruz recuerda: “Estábamos acuartelados en el Krimda y siempre iban al rodaje los mismos, puesto que los destinos de la Bandera como escribientes, vigilantes, rancheros, enlaces, etc.., nos teníamos que quedar en el acuartelamiento, pero en las ganancias participamos todos, según un baremo que estableció el Comandante Villalobos (a mí me correspondieron setecientas y pico de la época. ¡una fortuna!). Todos tenían instrucciones aproximadas sobre el lugar en que habían de simular la muerte en el combate, pero es el caso que la mayoría morían nada más empezar el movimiento. Cuando al fin el equipo técnico logró cierta coordinación, se produjo otro problema, los muertos de pacotilla aprovechaban para tomar el bocadillo, lo que vino a popularizar en el Tercio el grito de ¡ese muerto que no se mueva!…”

PODÉIS VER EL BAILE DE ANITA EKBERG EN ZARAK, EN EL SIGUIENTE ENLACE:

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ZARAK VICTOR MATURE

VICTOR MATURE en ZARAK

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En el año 2001 se rueda Tarik el Hob, del realizador francés Rémi Lange, que cuenta la historia de dos jóvenes que hacen un accidentado y largo viaje desde París a Larache para visitar la tumba de Jean Genet. Pretexto que le sirve al realizador para profundizar en la situación de las relaciones homosexuales en la cultura musulmana. Se filmó en Larache y Tánger.

Sus actores son Karim Tarek, Riyad Echahi, Silhem Benamoune y el escritor Abdellah Taia.

TARKI EL HOB cartel 1

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Hay que mencionar, por supuesto, a dos realizadores nacidos en Larache y que han rodado una buena parte de sus películas en su ciudad natal. E, incluso, algunos de sus films se han rodado en otras ciudades marroquíes pero los interiores o algunas de sus tomas se han hecho en Larache.

He tenido la suerte de ver a los dos rodar en Larache y en Tetuán, y les tengo un gran aprecio como personas y como creadores.

Abdeslam Kelai

Abdeslam Kelai

Uno es Abdeslam Kelai, nacido en 1969, que en 2004 rodó el corto Happy day (2004) con el poeta larachanse Mohamed al Baki de coprotagonista.

Cuenta la historia de un niño, Said, de siete años, que se ve abocado a trabajar como limpiabotas a causa de la situación precaria de su familia. Sus días en la Medina se verán salpicadas por las privaciones y humillaciones a las que se verá sometido en su primer día de trabajo por los niños de la calle (huella indiscutible de “Ladrón de bicicletas”, como lo es también su sueño de tener una bici). Se rodó íntegramente en Larache. Un corto muy duro y emocionante.

HAPPY DAY cartel

Reparto: Hamza al Badri, Mohamed al Baki, Karima al Assri y Jamal Eddin Rachidi. La música es de mi también paisano y amigo Abdelhay el Haddad.

HAPPY DAY escena

HAPPY DAY

Otros cortos suyos son Le journal d´Amal o La mort des fleurs. Y ha dirigido varios largometrajes para cine y televisión: Les vagues de la colére, Les hommes et la mer o Malak, de 2012, que estuvo nominado en el Festival Internacional de Cine de Chicago.

La sinopsis de Malak es la siguiente: Malak, una joven de 17 años de edad, descubre que está embarazada. Abandonada por el padre de su hijo tendrá que enfrentarse a un entorno que maltrata y marginaliza a los que están en la condición de madre soltera. Un hermoso retrato de una mujer joven, y el de una sociedad que nunca ha sido tierna con las mujeres.

MALAK

Intérpretes: Chaimae Ben Acha, Saadia Ladib, Omar Lotfi y Mohamed Majd.

Kelai siempre ha sido y es un realizador comprometido con su tiempo y aborda temas espinosos y controvertidos de la sociedad marroquí. 

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MOHAMED CHRIF TRIBAK

MOHAMED CHRIF TRIBAK

Y el otro realizador larachense es Mohamed Chrif Tribak con sus cortos Nassima (1998), Balcón Atlántico (2003) y Mawal (2005). Tribak nació en 1971.  Formado en la Federación de clubes de cine de Marruecos, realizó una pasantía en Femis, París.

LE TEMPS DES CAMARADES cartel

Su película Le Temps des camarades, a cuyo rodaje pude asistir en Tetuán, fue premiada en el Festival de San Sebastián. Su argumento se centra en la historia de Rahil, que a principio de los años noventa, obtiene su diploma de secundaria, y, desobedeciendo a su familia, decide continuar sus estudios en la Universidad. Allí descubrirá que hay una fuerte corriente islamista, frente a la que un pequeño grupo trata de resistir.

También ha dirigido capítulos de series de televisión para el segundo canal nacional, 2M.

PETITS BONHEURS cartel

Otra bellísima película suya es Petits Bonheurs (2015), en la que cuenta la historia de Noufissa, una niña de quince años, que, junto a su madre, se ven obligadas a aceptar una invitación de una prima lejana para vivir con ella. La casa se convertirá en un microcosmos femenino en el que se inician distintas historias: la amistad entre las primas, cómo Chama se encarga de iniciar a Noufissa en los secretos del mundo femenino; Kulthum, la hermana menor de Chama, obligada a interrumpir su incipiente relación amorosa para se obligada a casarse con un anciano que no ama; otras chicas aspiran a vivir una verdadera historia de amor idéntica a la que vieron en musical egipcio… Todas las ansias de libertad y de romanticismo se van diluyendo para estas mujeres, y la terraza de la casa se convertirá en su refugio, su único ámbito donde se sienten libres, frente a un mundo que las limita y las margina.

El reparto de este film está compuesto por Anissa Lanaya, Youssra el Asri, Maha Daoud, Fama Farah y Farah el Fassi.

BALCÓN ATLÁNTICO escena

BALCÓN ATLÁNTICO, de Chrif Tribak – escena

Pero sus filmas netamente larachenses son dos cortometrajes: Balcón Atlántico, rodado íntegramente en ese emblemático lugar de la ciudad, refleja, a través de distintos personajes que se van encontrando en el Balcón, una manera de vivir y un ritual que conocen bien todos los originarios de Larache. Llena de pequeños detalles, es una película impregnada de humor y simpatía.

MAWAL cartel

El otro es Mawal, rodado también en su integridad en Larache, se trata de una delicada pieza de orfebrería que cuenta una bellísima, tierna y apasionada historia de amor. La música, parte fundamental de la trama, te hipnotiza junto a sus imágenes, delicadas pero febriles, donde las miradas, que son el único diálogo del film, están sabiamente dosificadas. En pocos minutos toda una vida, una vida de frustración, una vida de deseo imposible, de sueños inalcanzables. Una metáfora del amor obsesivo e insoportable. La cinta rezuma ternura, encanto, cierta magia inasible.

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Hakim el Harrak. Mohamed Chrif Tribak y Sergio Barce

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De 2009 es Aid L´Kebir, la fiesta grande, de Carlos Otero. Rodada íntegramente en Larache, es un documental realista y visceral sobre la sagrada celebración de la fiesta musulmana del cordero.

AID L´KEBIR cartel

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En 2013 se estrenó 475, dirigido por Nadir Bouhmouch, realizador nacido en Casablanca.

Documental que se centra en el drama de Amina Filali, una chica de 16 años que en 2012 fue violada por un joven de su misma aldea de la provincia de Larache, pero su denuncia cayó en saco roto y en aplicación del artículo 475 del Código Penal, vigente en ese momento, que establecía que si el violador se casaba con su víctima quedaba exonerado de culpa, se vio forzada al casamiento. Un año después, Amina se suicidó ingiriendo veneno para ratas. Esto desató un debate nacional en Marruecos que acabó con la derogación de esa medida.

475 cartel

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Genet en el Raval escena

GENET EN EL RAVAL – escena

De este mismo año 2013, es el documental Genet en el Raval, de Juan Caño. Basado en el libro del mismo título de Juan Goytisolo, que interviene en el documental, nos retrata a Jean Genet en Barcelona y su paso por Larache, donde se encuentra enterrado (ahora junto al propio Goytisolo).

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En 2014 se estrenó otro documental rodado en Larache, Three stones for Jean Genet, de Frieder Schlaich. Su argumento es el siguiente: en abril de 2013, la cantante estadounidense Patti Smith viaja a la tumba del escritor francés Jean Genet en Larache, Marruecos, para llevarle tres piedras que había buscado para él hacía más de 30 años.

THREE STONES FOR JEAN GENET cartel

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EL NADADOR cartel

Por último, no puedo dejar de mencionar el corto El nadador, dirigido por mi hijo Pablo Barce, con quien escribí el guión basado en mi relato del mismo título.

Una película que no ha dejado de darnos alegrías. Entre muchos galardones, el Premio Forqué al Mejor Corto de Ficción y finalista del Premio Goya en la misma categoría.

CM, PABLO BARCE, AH Recogiendo el Forqué

César Martínez Herrada, Pablo Barce y Antonio Hens

Os dejo el enlace donde podéis ver el cortometraje:

https://fibabc.abc.es/cortos/el-nadador/

Su equipo técnico es el siguiente:

Pablo Barce (director)
César Martínez (productor)
Ali Bakkioui (productor Marruecos)
Jorge Revuelta (jefe de producción)
Ismael Bakkioui (producción Marruecos)
Candela García (secretaria de producción)
Pablo y Sergio Barce (guión)
Arturo Salmerón (ayudante de dirección)
Manu M. Manrique (ayudante de dirección en Calpe)
Jorge Roig (fotografía)
Cristina Campayo (vestuario)
Marta Suárez (ayudante vestuario)
Lola Ruiz (maquillaje y peluquería)
Emilia Martín-Peñasco (montaje)
Diego Sainz (script)
Daniel Gracia (sonido)
Borja Luís (postproducción de sonido)
Sheila Rodríguez (auxiliar de foto)
Leticia Iniesta (ayudante de foto)
Carlos Rodil (ayudante de foto en Calpe)
Mohamed Bachir Temini (foto fija)
Graciela Izquierdo (dirección de arte)
Ahmed Belkhadir (atrezzo)
Fran Condor (colorista)

Y los actores:

Taha El Mahroug
Amin Moutaouii
Nezar Moussa
Morad El Jaouhari
Ghita Taha
Youssef Chghaich
Ahmed Bilal
Mario Zorrilla
Sergio Barce jr.

y la gente de Larache

Sergio Barce, mayo 2020

PB, SB, SB Y CM

Pablo Barce, Sergio Barce, Sergio Barce jr. y César Martínez Herrada

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GRACIAS

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Bueno, al final no pudo ser y el Goya no se ha conseguido. Sin embargo, pese a la decepción inicial, comprendimos al instante que la película había llegado muy, muy lejos. El nadador, de Pablo Barce, ha ganado el Premio Forqué al Mejor Corto de Ficción, el segundo premio español en importancia en el mundo del cine, y además nominado al Goya en la misma categoría, llegando a la meta como uno de los favoritos. Es que es mucho.

Pablo y Lola

Pablo y Lola

Hay cientos de cortometrajes que se ruedan al año, y nuestro nadador ha descollado. El tesón de Pablo ha hecho que el proyecto no naufragara en ningún instante y que, con su equipo, lograra que fuera puro cine, cine de verdad. Tras la ceremonia, acompañé a Pablo a saludar a otros compañeros suyos que asistían a la gala, realizadores, productores, actores, guionistas, montadores, a algunos de sus profesores de la ECAM… y todos abrazaban a Pablo, aunque hubiesen competido con él, y le mostraron un cariño sincero que él se ha ganado por su  generosidad y humanidad. Es un hombre excepcional (escribo hombre porque lo es en el más amplio y mejor sentido de la palabra, de arriba abajo y de corazón). Todos me comentaban que esto es solo el principio de algo que está por llegar, y muchos de ellos confesaban que creían que iba a ser el ganador. Para nosotros lo es. 

César Martínez, junto a Charo, y Antonio Hens, sus productores, estaban también satisfechos y contentos, porque el reconocimiento al buen trabajo está ahí, palpable y evidente.

No me creo aún que mi hijo me propusiera hace ya más de un año y pico que adaptásemos a guión un cuento mío. Lo disfruté, escribir con él fue divertido, sugerente, enriquecedor y aleccionador. Aprendí muchísimo de él. Pablo es un maestro. Y como realizador ha superado cualquier expectativa. Llegará lejos. Y encima insiste en que escribiremos un nuevo guión juntos. ¿Qué se le puede pedir más a la vida que compartir con tu hijo sus proyectos? Ahora va a por su primer largometraje. Lo tiene decidido, y cuando Pablo se propone algo…

Quiero agradecer, como Pablo lo hará con mejores palabras que yo, todo vuestro apoyo, que ha sido impresionante. Jamás imaginé que nos arropara tanta gente, tantos amigos, que sintiésemos toda esta buena energía que nos ha ido empujando en todo momento. Y gracias muy especiales a toda la gente de Larache, los de allí y los que están aquí, porque habéis hecho que Pablo y su película fuesen el mejor de los embajadores. Y ver ahí en la gala imágenes del corto rodado en Larache ha sido tan emocionante.

Aquí os dejo algunas imágenes del evento. Que conste que están tomadas tras la ceremonia, pero nuestra felicidad es evidente. Para todos nosotros El nadador y Pablo habían ganado. 

Sergio Barce, 26 de enero de 2020

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SB, PB y L

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S, B, P, L, C y Ch

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SB y PB

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MAÑANA GALA DE LOS PREMIOS GOYA, CON «EL NADADOR» NOMINADO A MEJOR CORTO

EL NADADOR cartel Goya 2020

Bueno, llegó la hora.

El nadador, dirigido por Pablo Barce,  basado en el guión que escribimos Pablo y yo, y con la producción de César Martínez Herrada y Antonio Hens, tras ser galardonado con el Premio Forqué al Mejor Corto de Ficción, mañana sábado, 25 de enero, opta al Premio Goya en la misma categoría.

Nos encomendaremos de nuevo a los protectores de Larache que ya nos sonrieron en los Forqué: la Virgen del Pilar, Lalla Menana la Mesbahía y Rebí Yusef Hagalili (José el Galileo) de las Kebibats.

Espero que mañana sigáis la retransmisión de los Goya por la 1 de TVE a partir de las 22:00 horas, aunque harán conexiones desde las 19:30, y nos déis también vuestra energía positiva.

Toda la baraka para Pablo, que se lo merece por su trabajo y por ser como es.

Podéis ver el corto en el siguiente enlace:

https://fibabc.abc.es/cortos/el-nadador/

 

 

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