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NOTAS A PIE DE PÁGINA 13 – DE MUJERES ADMIRABLES Y OTROS PECADOS

Desde el pasado mes de enero no retomaba mis notas a pie de página. Cómo pasa el tiempo, cómo se nos escapa de las manos sin apenas darnos cuenta. Y continúa adelante sin detenerse, sin darnos un respiro.

Esta mañana, mientras escuchaba Impossible Germany, de Wilco, he leído la siguiente noticia de Europa Press: “Un distrito escolar de Utah (USA) retira la Biblia de las bibliotecas por contenido <pornográfico o indecente>”. Otro pasito más en esta ola de censura pacata y moralizante que invade todos los países. A ver, cuando se lee un texto de la Biblia, al acabar su lectura, los sacerdotes siempre dicen: palabra de Dios. Así que esos puritanos, con su decisión, se están enfrentando a la cólera divina. Dentro de poco, vestirán a Adán y Eva con trajes EPI y escafandras de astronauta para cubrir su desnudez y para evitar que “se contagien con algo”, y también arrancarán las páginas donde se habla de Sodoma y Gomorra, con lo divertido que fue aquello. Llamativo que esta iniciativa arranque en el país donde, en cada cajón de la mesita de noche en las habitaciones de los hoteles y moteles, siempre hay una Biblia y en el que habitualmente sus dirigentes acuden al consabido “Dios bendiga a América”. Pues que sepan que el chollo se les acaba y que Dios no les va a hacer ni caso. Censurarlo a Él. ¡Por dios!

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“A veces notaba en algunas mujeres de mi edad el deseo de atraer su mirada según, pensé, una lógica simple: <Si le gusta a ella, es que prefiere a las mujeres maduras; entonces, ¿por qué no a mí?>. Conocían perfectamente su lugar en la realidad del mercado sexual, y que fuera transgredido por una de sus semejantes les daba esperanzas y audacia. Por irritante que fuera esa actitud de querer captar -discretamente en la mayoría de los casos- el deseo de mi compañero, no me molestaba tanto como el descaro con el que algunas chicas jóvenes coqueteaban con él delante de mí, como si la presencia a su lado de una mujer mayor fuera un obstáculo insignificante o incluso inexistente. Sin embargo, pensándolo bien, la mujer madura era más peligrosa que la joven, prueba de ello es que había dejado a una de veinte años por mí.”

Este párrafo pertenece a El hombre joven (Le jeune homme) de Annie Ernaux, escritora que sigue fascinándome por su sinceridad irrenunciable. Lo he escogido como contrapunto a la noticia de Europa Press, porque la Ernaux es libertad pura. Se trata de un libro corto, que se lee en pocos minutos, pero de gran intensidad, en el que relata su experiencia pasional y sexual real junto a un hombre muchísimo más joven que ella. Y lo hace con una lucidez admirable. Me encanta su estilo corto, seco, sin fisuras.

Estos meses han sido muy femeninos. Además del libro de Ernaux, me zambullí en la vida de Emily Brontë, el primer capítulo que Lydie Salvayre dedica a siete escritoras en su libro Siete mujeres (7 femmes), que ha traducido del francés Marta Cerezales Laforet. La lectura de esta primera biografía comprimida pero tan completa es conmovedora. Lydie Salvayre la hace, además, atractiva con su excelente prosa, logra que se perciban fácilmente hasta las fragancias de los campos de Haworth y el pequeño mundo que se construyó la joven Emily.

Hablando de Marta Cerezales, acudí al encuentro que se organizó con ella en el CAL de Málaga, con ocasión de la presentación del libro Discurso sobre la felicidad (Discours sur le bonheur, 1779), de Madame de Châtelet, que Marta ha traducido, y en el que intervenían también mi admirado Miguel Ángel Moreta-Lara junto a Antonio Álvarez de la Rosa. Agradable reencontrarme con dos de mis personajes de El mirador de los perezosos: Marta y Miguel Ángel. Y muy curiosa la vida de Madame de Châtelet, escritora y matemática, y la relación que mantuvo con sus distintos amantes, entre ellos, Voltaire.

Como ha sido igualmente curioso el descubrir la existencia de Inés Joyes y Blake (1731-1808), una traductora española que vivió en Vélez-Málaga. Mi amiga la escritora Herminia Luque fue quien nos acercó a su figura y a su obra en el Ateneo de Málaga.

También veo dos documentales de excepcional calidad que hablan de dos mujeres llenas de talento creativo: el primero es A las mujeres de España: María Lejárraga (2022), de Laura Hojman, que ya me impresionó como directora con el maravilloso trabajo que dedicó a Antonio Machado: Los días azules (2020) del que ya escribí en su momento. Ahora, Laura Hojman saca del ostracismo a una mujer admirable, María Lejárraga (1874-1974), que vivió a la sombra de su marido, Gregorio Martínez Sierra, que era quien aparecía como el autor de muchas de las obras que había escrito ella porque, claro, en aquellos años no estaba bien visto que una mujer firmara con su nombre. Una historia de injusticia, pero una historia de amor por el arte al que María Lejárraga jamás renunció. Entre sus obras de teatro se encuentra Canción de cuna y es la autora de los libretos para Falla de El amor brujo y El sombrero de tres picos, entre otras creaciones. Luchó por los derechos de la mujer y, como tantos otros intelectuales, acabó exiliada tras la guerra civil. El documental de Laura Hojman la sitúa en el lugar que le corresponde.

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El segundo de los documentales es la serie titulada Las últimas estrellas de Hollywood (The last movie stars, 2022), dirigida por el actor Ethan Hawke, que dedica seis episodios a la carrera artística y a la relación que mantuvieron Joanne Woodward y Paul Newman. La serie documental tiene la virtud de salirse de los caminos trillados y, a la vez que asistimos a todo el proceso de investigación y consultas, así como a su manera de encarar esta producción por parte de Ethan Hawke, en paralelo, recorremos la vida de estos iconos del cine: la Woodward y Newman. Y el resultado es espectacular y emocionante. Una preciosa serie que recomiendo efusivamente.

Hablando de Ethan Hawke, él es, junto a Pedro Pascal, uno de los protagonistas del mediometraje de Pedro Almodóvar: Extraña forma de vida (2023). Al acabar la proyección, escuché a alguien decir que le había encantado la cinta y que se había emocionado. Creo que había visto algo distinto a lo que yo acababa de ver: una película mediocre con un guion muy flojo. Si en vez de estar dirigida por Almodóvar, el realizador hubiera sido alguien menos renombrado, no habría llegado a las salas de cine. El caso es que, en estos casi cinco meses, se han encadenado acontecimientos, eventos y noticias muy positivas, y otras decepcionantes (que me abstengo de mencionar por no aportar nada de valor). Supongo que es como debe ser.

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Estuve en Tánger para la puesta de largo del último número de la revista SureS, que dirige Santiago de Luca, y en el que he participado con dos artículos. Lo pasamos genial hablando de cine negro y de novela negra, siempre ambientados en Tánger. Semanas después, fui el encargado de presentar en la Librería Luces, de Málaga, el libro de relatos del propio Santiago de Luca: Los irregulares de Tánger. Que fue todo un éxito de público. Hay mucho tanyaui en Málaga y se notó.

Mi libro El mirador de los perezosos, ha sido reconocido con el Premio Andalucía de la Crítica al mejor libro de relatos publicado en la Comunidad durante 2022. Todo un hito, teniendo en cuenta la modestia de mi editorial, Ediciones del Genal, y la calidad del resto de autores. Me lo he tomado como el resultado de más de veintitrés años de esfuerzo y constancia, de tratar de mejorar con cada libro que publico. Enorgullece pensar que los escritores y críticos que decidieron conceder el galardón apostaran por la calidad de estos cuentos. Así lo quiero pensar.

A raíz de este premio, he vivido situaciones curiosas. Por un lado, la más satisfactoria, que los amigos, los verdaderos amigos, hayan compartido conmigo la alegría del momento. También es grato el hecho de que me están invitando a instituciones, eventos y encuentros para los que, sin ese galardón, es probable que no habrían contado conmigo, pero tomemos esto último como algo natural y hasta comprensible. Sin embargo, han sido los lectores, junto a los amigos, quienes me han sorprendido con su generosidad. Recibir los comentarios y las sensaciones que han experimentado con El mirador de los perezosos, no tiene precio y, en ocasiones, ha sido toda una sorpresa lo que me transmiten. Pero es que esto ha provocado que muchos de ellos se hayan animado a leer mis anteriores títulos y que nuevos lectores hayan descubierto mis novelas La emperatriz de Tánger, El libro de las palabras robadas o Malabata, y que se hayan convertido así en fieles seguidores.

El premio, por supuesto, no cambia nada. El camino es arduo, pero son precisamente mis lectores los que me dan aliento para seguir bregando.

Tras mi paso por las Ferias del Libro de Huelva, Granada y Málaga, toca estar en la de Madrid el día 9 de junio, y, apenas veinticuatro horas antes, el día 8, estaré en el Salón Internacional del Libro de Rabat, invitado por la Fundación Tres Culturas, para hablar de El mirador de los perezosos con la escritora Karima Ziali. Luego, trataré de estar en la de Sevilla y presentar el libro en Barcelona y Bilbao. Incha alláh.

“Calles, plazas, estanques, huertos, olivares y naranjales. El tío-abuelo sabía a quién pertenecían <aunque él no fuese el catastro>, aclaró con cierto regomello. Comerciantes, funcionarios, obreros, desocupados, ricos, pobres (éstos eran legión; la lista no se acababa nunca). También las que hacían negocio con lo que Alá les había puesto entre las piernas, debajo de las faldas. A quién debía de saludar el chico y con qué grado de deferencia; a quién decirle sólo <Alá te guarde>. Sin ir más lejos. <Y sin echarle demasiada fe a lo de Alá te guarde, intervino Fátima, no sea que el Señor te haga caso y tengamos hijo de puta para la eternidad>. <No se trata de un hijo de puta, mala lengua>, cortaba el tío-abuelo. Pero sin convicción. <¿Ah, no? Ese fulano te enreda todo lo que puede, habla mal de ti cuando le das la espalda, sus deudas duran más que las sequías, pero claro, para ti ese tío no es un hijo de la gran puta. ¡Pues a mí ya me lo parece!> <Mujer, para ser hijo de puta hay que tener una madre un poco rara…, como una perra movida. No es el caso de Alí>. (El interfecto se llamaba Alí, señal de identidad más bien imperfecta: ¡hay miles de interfectos que se llaman Alí!). <¿Y usted qué sabe? (Fátima empleaba el usted cuando su mala uva subía como espuma de leche.) Es cierto que yo no conocí a la madre de ese Alí de joven, cuando estábamos en Tánger, pero me tropecé mil veces con su tía, que hacía el puerto mañana, tarde y noche. ¿Quiere usted saber de lo que se quejaba? De que su querida hermanita la obligaba a trabajar en los peores cafetuchos. Mientras ella, la guapísima, madre del tal Alí, se reservaba para sí misma los salones de té del centro y los bares americanos de la colina. No, a mí el Alí no me las da con queso. ¡De tal palo tal astilla!>.”

Este otro párrafo pertenece a la novela Marruecos (1991), de Agustín Gómez-Arcos, obra que me ha descubierto el poeta Salvador López Becerra, que me lo ha regalado después de reencontrarnos tras mucho tiempo sin vernos. Un detalle precioso por su parte y que agradezco. Es una novela dura, pero, a la vez, llena de ironía y fino humor. Sigo su lectura con deleite.

Mientras escribo, mi hijo Pablo, junto al productor César Martínez Herrada, y los miembros del equipo del nuevo cortometraje que dirigirá en el mes de julio, se encuentran en Larache fijando ya las localizaciones y efectuando el casting para seleccionar a la niña que acompañará al niño protagonista del film. Es una nueva adaptación de otro de mis cuentos, como ya ocurriera con El nadador. Ilusionados con este nuevo proyecto que ya llega a su fase crucial.

Hoy no he hablado de Lorenzo Silva. Pero adelanto algo para el próximo artículo: cuando nos conocimos en Tánger, hace ya unos veintidós años, tras comer en el hotel Minzah, él y su mujer me preguntaron si los acompañaba a dar un paseo por la ciudad. Creo que, en esos instantes, Lorenzo me intimidaba… Continuará.

Sergio Barce, 4 de junio de 2023

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NOTAS A PIE DE PÁGINA 3 – ALGO DE CINE Y ALGO DE NARRATIVA

Tras la jornada diaria de trabajo, que comienzo en el despacho a las ocho de la mañana, interrumpo sobre las dos y media o las tres menos cuarto para comer y acabo alrededor de las siete de la tarde (si es que no tengo que asistir a alguna reunión), puedo por fin dedicarme a escribir. Lo hago cada día, aunque el cansancio haga mella. Es adictivo. Creando, me encapsulo y me aíslo, evadiéndome de la rutina. Los fines de semana son aún más gratificantes, porque es cuando puedo dedicar a mis relatos o mis novelas el tiempo que merecen.

Continúo con el nuevo libro de relatos ambientados en Tánger, apenas falta un cuento más y un repaso final para darlo por concluido y enviarlo a la editorial para montar las primeras galeradas. Tengo el título del libro, que obviamente no puedo desvelar, pero creo que es precioso. Y acabo de confirmar cuál será la portada (se publicará de nuevo en tapa dura, como Una puerta pintada de azul), que es obra de una artista de primera fila, así que promete ser una edición excepcional. Espero que el texto esté a la altura.

Mi hijo Pablo me llamó el pasado viernes. Cuenta otra vez conmigo para su nuevo proyecto, una idea que le rondaba por la cabeza acerca de su generación. Me la ha lanzado para que comience a darle vueltas, para que le escriba las primeras ideas que se me ocurran. Ya le he devuelto alguna sugerencia e incluso una posible escena final que le ha parecido muy atractiva. Enseguida la ha anotado para desarrollarla y discutirla a su tiempo. También el guion de una de mis novelas avanza a buen ritmo. Los proyectos se amontonan, pero no se quedan en un cajón aguardando un milagro. Si Pablo y yo hemos aprendido algo, y esto nos lo transmitió Pablo Cantos, es que solo la constancia nos llevará a buen puerto.

Ayer vi una de las películas candidatas a los Goya de este año: Las leyes de la frontera, adaptación de la novela de Javier Cercas, que ha dirigido Daniel Monzón. Es una muy sugerente revisión del cine quinqui de los años setenta y ochenta, cuando el Torete, el Vaquilla y el resto de los “perros callejeros” inundaban las pantallas de nuestros cines. Pero el film de Monzón tiene mejor factura y, a mí al menos me ha ocurrido, se ve con cierto cariño. Aquellos años de los tirones, de los yonquis, de la España cutre de la que todos deseábamos salir. Me gusta su mirada, quizá porque tiene la suerte de partir de un excelente texto. Sin embargo, podría pasar por un guion original para la pantalla. Buena ambientación, excelente música (los Chunguitos, las Grecas y demás, por supuesto, como debe ser) y actores que hacen creíbles sus personajes.

También acabé los Diarios de Chirbes, que me enganchó desde la primera página, y Contar las cuarenta, el volumen incalificable de Miguel Ángel Moreta-Lara, que no imagina que será un personaje en uno de los relatos de mi nuevo libro tangerino. Lo mismo, si lee este artículo, se entera. Es la suya una obra curiosa, llena de pequeños fogonazos (poemas, artículos, viajes, relatos…) que, a veces, te llegan muy dentro, como algunos de los textos que el autor agrupa bajo los capítulos de Leyenda, otros en Cuentos y también en Porfía. De todos estos, me resuena aún los titulados La biblioteca del preso Arturito, Apunte para la pequeña historia del señor Gonçales y ese maravilloso homenaje que es Los pequeños exilios en Mexico. Merecen su lectura para luego reflexionar sobre todo lo que nos ha narrado. He subrayado mucho en este libro.

Ando ahora con James Joyce, adentrándome en su biografía. Un tipo complicado, aunque con esto no descubro nada si pensamos en su Ulises (Ulysses).

Acabo de tener una idea para ese guion aún no escrito para la película que pergeña mi hijo Pablo, así que dejo esto que ahora relato y me pongo a esbozarlo.

Sergio Barce, 7 de enero de 2022

 

 

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IMÁGENES DEL ENCUENTRO DEL PASADO 3 DE NOVIEMBRE EN ÁMBITO CULTURAL

El pasado 3 de Noviembre, tuve la suerte de compartir un encuentro con mi hijo Pablo para hablar de «Larache, de la literatura al cine». Se celebró en Ámbito Cultural de El Corte Inglés, de Málaga, y acudió un público casi entregado de antemano. Así que fue fácil ganarse a la audiencia. La responsable de Ámbito, Isabel Ramírez, había tenido la deferencia de esperar a que la pandemia nos permitiese realizar este acto que, por esa causa, se había ido demorando desde hacía año y medio. Pero, al fin, pudimos hacerlo. Al comienzo, se proyectó el cortometraje El nadador, dirigido por Pablo, basado en un relato mío, y cuyo guion escribimos juntos. Toda esa experiencia y cuanto sucedió a lo largo del rodaje, y el paso por festivales, lo desmenuzamos al detalle y creo que todos lo pasaron bien, porque hubo muchas risas y complicidad. Pablo me comentó más tarde que lo había desconcertado en el diálogo que habíamos compartido porque el guión y las notas que habíamos preparado el día antes me lo pasé por el arco del triunfo. Bueno, es mi defecto, siempre improviso; si voy en coche y entro en una rotonda, suelo tomar el camino que no debo. Pero salió bien especialmente gracias a él.

Nos acompañaron muchos larachenses y tangerinos (pido perdón si omito a alguien), pero entre los asistentes estuvieron mis amigos de infancia en Larache: Yamila Yakobi y Juan Carlos Palarea, y otros paisanos: Juan Ramírez, Miguel Montecatine, Elisa González, José Mª Domínguez o Julio Zambrano, y tangerinas como Roxy Treceño, Maribel Gil, Maite Gómez, Ziranda Mingorance, Conchi Lara o Abdellatif Bouziane, que tanto ayudó a que el cortometraje saliera adelante, y también gente querida y entrañable: Larisa Sarria, Paco Carmona, María Jesús Doblas o Maribel Orellana, y varios escritores, también amigos, que aprecio y estimo: David Rocha, Fernando Tresviernes, José Luis Pérez Fuillerat, Víctor Pérez o Mario Castillo del Pino; y además  estuvieron Miguel Garnú, el catedrático Antonio Carmona Portillo y, claro, mi otro hijo, Sergio jr., que fue actor en el corto, y Berry. A quienes no conozco también les agradezco la asistencia. Aquí os dejo las fotos que he podido rescatar de unos y de otros.

 

 

 

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MÁLAGA, 3 DE NOVIEMBRE – LARACHE, DE LA LITERATURA AL CINE – ENCUENTRO DEL DIRECTOR PABLO BARCE Y DEL ESCRITOR SERGIO BARCE

Málaga

en Ámbito Cultural

de El Corte Inglés

día 3 de Noviembre

a las 19:30 horas

«Larache, de la literatura al cine»

Encuentro con el director Pablo Barce y el escritor Sergio Barce, que nos hablarán del proceso de adaptación del relato «El nadador» a película.

Una historia ambientada y rodada en la ciudad de Larache (Marruecos), que ha sido galardonada con el Premio Forqué 2020 al Mejor Corto de Ficción, con el Primer Premio Cap Spartel Film Festival de Tánger y nominada en la misma categoría al Premio Goya.

Durante el acto, se proyectará el cortometraje.

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28 DE OCTUBRE, ESTRENO DE «LOLA»

El próximo 28 de octubre se estrena en Movistar+ la docuserie LOLA, dirigida por Israel del Santo, centrado en la vida y la figura de Lola Flores. El montaje de la serie es de César Herradura y de mi hijo Pablo Barce. Va a ser un bombazo.

Aquí tenéis el primer avance de la serie:

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