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¨TÁNGER. UN VIAJE DE IDA» – LEYENDO A MÓNICA LÓPEZ

Aunque fui uno de los privilegiados elegidos por la autora para leer el borrador de este libro, ahora que me sumerjo en las páginas de la nueva publicación de mi querida y admirada Mónica López, «Tánger. Un viaje de ida» (Ediciones Traspiés), comprendo que hiciera poco caso a mis consejos y remozara el texto hasta convertirlo en la maravilla que es ahora.

«Tánger. Un viaje de ida» es una de las mejoras obras dedicadas a Tánger de los últimos años. Es una guía de viaje, pero no del todo. Una guía te lleva por calles, rincones y monumentos. Mónica López te lleva por calles, rincones y monumentos, pero además obliga a que huelas esas calles, a que descubras esos rincones y a que olvides los monumentos para admirar aún más la vida cotidiana, el alma de la gente y el corazón auténtico de Tánger.

Escribe Mónica en este libro: «En (la calle) Sania me hospedé años después, en ese afán por compartir cotidianidad en diferentes entornos de la ciudad. La dueña de la casa me recibió el viernes con un inolvidable cuscús que acababa de cocinar, servido en esa vajilla ámbar de duralex que me sabe a infancia y que generosamente servido dio para dos comidas y una cena.

Sania significa noria, aluda a un pozo que hay al final de la calle que abastecía de agua a los vecinos. Es una calle sin salida, como las cercanas al-Borj y Amesrouk y otras boreales que terminan en el encuentro con el borj Dar Baroud, que protege la esquina noreste de la muralla. Por estas calles los paseos de los vecinos son en zapatillas de casa y bata, huele poderosamente a comida tradicional y el chochop de la olla a fuego lento sustituye el tictac del reloj durante las horas diurnas. Una escoba barre la entrada de una casa, unos pasos se arrastran, puertas que abren y cierran, compiten el llanto de los bebés con los televisores. Son calles en las que se prodigan desconchones, andamios, derrumbes, basura amontonada, almacenaje de extrañas cosas y de extraña manera. En los confines de su circunloquio callejero, la medina que conoces se va deshaciendo y otra medina ocupa su lugar...»

Sus páginas me llevan de regreso a Marruecos, a casa. Como ocurrió durante aquella travesía del estrecho que hicimos juntos no hace tanto tiempo. Mónica López siempre te lleva a lo más luminoso de Tánger, como ahora hace con su libro.

Sergio Barce, 15 de noviembre de 2025       

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NOTAS A PIE DE PÁGINA 10 – ESCRIBIR ES RESPIRAR. GARRIGA, SALVAYRE,  JOSEPHINE BAKER Y ALGO DE CINE

Hace un tiempo, hallé, entre mis papeles, un pequeño cuaderno de viaje que me acompañó unos años a partir del 2000. Leyéndolo, me topé con unas notas sobre el día en el que conocí a Lorenzo Silva. Nos vimos por vez primera en un encuentro que organizaba la AEMLE (Asociación de Escritores Marroquíes en Lengua Española) en colaboración con el Instituto Cervantes de Tánger. Yo terminaba de hablar de mi primera novela, que presentaba en una de las jornadas, cuando Lorenzo entró en la sala un tanto azorado por llegar tarde. Su avión se había retrasado.

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JOSÉ A. GARRIGA VELA Y SERGIO BARCE

Hablando de aviones. Creo que José Garriga Vela vuela en estos instantes camino de Ecuador mientras escribo estas notas, aunque probablemente, el día que las cuelgue en el blog, ya estará en Quito. José y yo nos despedimos la semana pasada tomándonos varias cervezas, brindando por este viaje y por algunas cosas más. Va a dar unas charlas en distintas universidades y centros culturales del país, de manera que pasará unas semanas al otro lado del Atlántico. Le hace ilusión este viaje. Hablamos, como siempre, de literatura y de cine. Me reitera que le ha encantado mi libro El mirador de los perezosos. <No hay un solo adjetivo mal puesto>, me dice con énfasis. Luego, me confiesa que le admira mi capacidad para escribir con tanta intensidad en tan poco tiempo, más porque mi trabajo me roba la mayoría de las horas del día. Que todo esto me lo diga un escritor de su talla, me reconforta y me anima a continuar con mis historias. Le respondo que, para mí, escribir es una necesidad como el respirar. Se ríe cuando se lo digo. José Garriga es humilde y generoso, una rara avis en el mundo de la literatura. Ha terminado de leer el borrador de mi nueva novela y le ha encantado, se la leyó de una sentada.

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                                            LYDIE SALVAYRE

Le cuento a Jose que acabo de terminar No llorar (Pas pleurer), con la que Lydie Salvayre obtuvo el Premio Goncourt hace unos años, una novela que me descubrió Miguel Ángel Moreta-Lara. Me ha parecido una excelente obra. Escrita por una autora francesa de origen español, retrata de una manera directa y precisa lo que fue nuestra guerra civil en una pequeña población de Cataluña, de donde es originaria su familia. Me gusta ese juego de espejos que hace Salvayre entre lo que, durante la contienda, iban descubriendo por un lado su madre, que es quien le cuenta toda esta historia, y Josep, un idealista que creyó en la revolución, pero que poco a poco van asumiendo el fracaso, y por otro lado el escritor Georges Bernanos, que apoyó a los golpistas para darse cuenta, poco a poco, que los franquistas solo pensaban en exterminar a sus adversarios sin la menor compasión, algo que iba contra sus principios católicos.

Escribe Lydie Salvayre:

“…En Palma pasan los meses y se confirma el horror. Bernanos se entera de que los cruzados de Mallorca, como llama a los nacionales, ejecutan en una sola noche a todos los presos capturados en las trincheras, los conducen <como ganado hasta la playa> y los fusilan <sin prisas, animal por animal>. Tras lo cual, los cruzados <amontonan a las reses, ganado absuelto y no absuelto>, y los rocían con gasolina.

<Es muy posible (escribe) que esa purificación por el fuego revistiera entonces, debido a la presencia de los sacerdotes de servicio, un significado litúrgico. Por desgracia no vi hasta pasados dos días a esos hombres ennegrecidos y relucientes contraídos por las llamas, y algunos de los cuales adoptaban con la muerte poses obscenas, capaces de entristecer a las damas palmesanas y a sus distinguidos confesores.>

La muerte se adueñó de Mallorca.

La muerte. La muerte. La muerte. Hasta perderse de vista la muerte. En medio de la angustia y la repulsión que le invade, Bernanos procura mantenerse lúcido. Cueste lo que cueste. <Es usted para mí un hermano desoladoramente lúcido>, le escribió Artaud en 1927, el único o casi de sus contemporáneos a quien gustó La impostura.

Lúcido contra la cobardía y contra el silencio.

Lúcido obligándose a mirar de frente el horror y a dar fe puntualmente de los crímenes que silencian los franquistas.

Porque a diferencia de los republicanos que posan para la posteridad en las iglesias que han destruido, o ante los cadáveres de las monjas que han asesinado (fotografías que darán la vuelta al mundo), la propaganda franquista vela por que no salga a la luz ninguna imagen de las tropelías perpetradas por el terror azul (el terror azul, del color del uniforme falangista).

Bernanos se decide a contarlas (esas tropelías). Está en juego su honor…”

(No llorar ha sido editado por Anagrama, con traducción del francés de Javier Albiñana).

Tras acabar esta novela, que es uno de los mejores relatos sobre la guerra civil española que he leído, me sumerjo en los cuentos de El cuaderno marroquí, de Joaquín Cestino. Para ir degustando muy lentamente.

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ARGENTINA, 1985

Veo la película Argentina 1985, de Santiago Mitre. Excelente cinta con el siempre impecable Ricardo Darín. La sala del cine Albéniz estaba llena de argentinos que asistieron a la proyección en un silencio de sepultura (salvo algunas escenas que nos hicieron reír y descargar la tensión, muy bien incardinadas en la cinta). Cuando acabó la proyección estallaron en aplausos. La emoción se respiraba en el ambiente. Tremenda historia sobre la dictadura militar argentina representada por los líderes de la junta militar a los que se les juzgó por los crímenes cometidos. Una película de obligada visión y que muestra la inhumanidad de los fascistas y de cualquier dictadura. Muy recomendable.

También me ha parecido excelente la serie Antidisturbios, de Rodrigo Sorogoyen, uno de los realizadores españoles más competentes del actual panorama. Los actores están todos extraordinarios y la serie mantiene una tensión, de principio a fin, que la engrandece. Sorogoyen ya me pareció un realizador excepcional con su cinta El reino, y ando en deseos por ver su última producción As bestas.

Dos films antibélicos que me han parecido extraordinarios: la nueva versión alemana de Sin Novedad en el frente (Im westen nichts neues) de Edward Berger y la danesa Bajo la arena (Land of mine) de Martin Zandvliet. La primera es desoladora, pero la segunda es toda una sorpresa por su argumento. Cuenta la historia de los soldados alemanes que, tras finalizar la segunda guerra, deben desminar las playas de Dinamarca que el propio ejército nazi había llenado de minas. Películas que están llenas de humanidad.

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BAJO LA ARENA (LAND OF MINE)

Acudí a la exposición que se organizó en la Casa Gerald Brenan, que dirige Alfredo Taján, sobre Josephine Baker, una mujer que siempre me ha fascinado por su arrojo y valentía. Los cuadros de Diego Santos son increíbles, y escuchar la explicación del pintor sobre el proceso creativo de esta colección y lo que se encierra en cada uno de ellos resultó aleccionador. Además, mi querida Mónica López, junto a Alfredo, hicieron una presentación entretenida, divertida y atractiva. Tras escucharlos y contemplar esos cuadros, mi admiración hacia Josephine Baker se ha disparado.

Como guinda, hace unos días, la Casa Gerald Brenan ha sido galardonada con el Premio Andalucía al Mejor Proyecto Cultural, algo que me ha alegrado, tanto por el reconocimiento a una labor encomiable como a que sea Alfredo Taján, al que aprecio mucho, el artífice principal de este éxito.

Como me viene ocurriendo en estas últimas entregas de mis Notas a Pie de Página, iba a hablar de Lorenzo Silva y me he ido por las ramas. En la próxima entrega continuaré relatando lo que sucedió en Tánger cuando conocí a Lorenzo. O, al menos, volveré a intentarlo.

Sergio Barce, 18 de noviembre de 2022

JOSÉPHINE BAKER
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«MEDINA VERSUS ENSANCHE», UNA CONCEPCIÓN DE LA VIDA, SEGÚN MÓNICA LÓPEZ

Para comprender cuál es la concepción de la Medina y del Ensanche, como modos de vida articulados, nada mejor que la explicación de que nos ofrece mi amiga Mónica Lóipez en su blog Los colores de la memoria. Podéis leerlo entrando en:

https://loscoloresdelamemoria.wordpress.com/2016/09/07/medina-versus-ensanche/

MEDINA DE LARACHE

MEDINA DE LARACHE

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«TECLAS DE PIEDRA», UN RELATO DE SERGIO BARCE

Serigrafía de Vicente Lçopez de Arroyabe 1979

Teclas de piedra es un relato que escribí por encargo de Mónica López para su blog Los colores de la memoria y el Ateneo de Málaga, y que tenía como inspiración o motivo una serigrafía o grabado que Mónica me proponía, igual que hizo con otros escritores con distintos dibujos. En mi caso, mi texto debía «retratar» lo que me sugería la serigrafía de Vicente López de Arroyade, y al ver esa obra, rápidamente, pensé en Burroughs y en un mundo lleno de sueños y pesadillas. Y este es el resultado.

Para leer el cuento, habéis de entrar en el siguiente enlace del blog Los colores de la memoria:

Teclas de piedra, por Sergio Barce.

 

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