Omar Khayyam (u Omar Jayam), fue un poeta persa, además de astrónomo y matemático, que vivió entre los siglos XI y XII. Es el autor del Rubáiyát, una de las cumbres de la poesía árabe. Aquí trasncribo varios de sus versos, en la publicación de 2015 de Ediciones Obelisco, con traducción de Joaquín V. González.
«…Y si esta esencia fuese de Dios un atributo,
¿quién blasfemar podría de la vid como un lazo?
Y si es un crimen ¿quién nos mandó su tributo?
antes, pues, como gracia gustemos de su fruto.
Debo abjurar del Bálsamo de vida, sí, ya es hora,
antes que nuevas tasas pague mi fe sincera
o al ir en pos de alguna Bebida redentora
mi vaso caiga al polvo que todo lo devora.
Sin la secta de abstemios del amor y del vino
sola es llamada al goce del Edén del Profeta,
¡Ay!, temo que el Edén, con su encanto divino,
vaya a quedar desierto, sin fieles ni destino.
¡Amagos del Infierno! ¡Promesas del Paraíso!
Sólo es cierta una cosa: ¡que nuestra vida vuela!
Sólo es cierta una cosa, lo demás falso viso:
La flor que un día abriera por siempre se deshizo.»