«…Me detuve en mitad del cuarto. Miré a mi alrededor, había bragas por las cuatro esquinas, agua en la pared y en los divanes. A la mente me vino la imagen de un perro recién salido del mar, entrando derechito en mi cuarto. Como si lo hubieran puesto en medio de la habitación y le hubieran dicho: <¡Anda, chucho, ya puedes sacudirte el agua!>. Esa era la escena.
¡Me agarró uno de esos ataques de risa! Las carcajadas brotaban de mí como fuegos artificiales. No podía parar de reír. Una explosión tras otra. ¡Venga a reír y reír como una loca! Y al pensar en los locos, tuve miedo de que alguien entrara y me viera así, y pensara que en efecto se me había ido la olla. Y se les ocurriera enviarme al Treinta y seis. Me precipité, pues, hacia la puerta y eché la llave. Con la melena por los aires. Me vi como una diablesa o como Aicha Kandicha. Me hizo aún más gracia. Apoyé la espalda en la puerta y, a medida que me escurría hacia abajo, las carcajadas brotaban sin parar. No sé cuánto tiempo estuve así, sentada en el suelo.
Me reí hasta que se me agotó la risa. Y cuando desapareció la última carcajada, me sequé las lágrimas y, de ti para mí, agradecí a Dios esa paz. Hacía siglos que no me había reído tanto. Quizá nunca así.
La gente dice que no es bueno reírse mucho. Que si te desatas de ese modo, significa que Satán no anda muy lejos. Que se ha aprovechado de tu descuido para acercarse a ti. Y que está listo para actuar en cualquier momento.
Yo me digo que los que cuentan esas paparruchadas son unos acomplejados de mierda. Se inventan esas cosas porque se aburren como en un desierto y les gustaría que todos viviéramos en la miseria también.»
Estos párrafos pertenecen a la novela de Myryam Alaoui «De la boca del caballo sale la verdad» (La vérité sort de la bouche du cheval), con traducción de Malika Embarek. Está publicada por Cabaret Voltaire.
En su momento, escribí una apasionada reseña de esta novela que podéis leer en el siguiente enlace: https://sergiobarce.blog/2023/08/13/de-la-boca-del-caballo-sale-la-verdad-una-novela-de-meryem-alaoui/
Sergio Barce, 2 de septiembre de 2025




