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MIS ACTRICES DE LOS 60 (ACTUALIZADO)

En 2011, un amigo me escribió un mensaje que, más o menos, decía así: “Mucho Larache, mucho Marruecos, mucho relato, mucha novela… ¡A ver si hablas de mujeres!”.  Me sentí entonces obligado a complacerle. Hoy repaso ese post, y me doy cuenta de que había algunas lagunas importantes, así que voy a recomponer ese viejo artículo, añadiendo los vacíos que me parecen imperdonables. También aprovecharé para introducir varias correcciones y, por supuesto, eliminar lo que me parece ahora prescindible.

Aclaro que nací en el 61. Lo reseño para situar temporalmente mis comentarios como cinéfilo empedernido. Creo que es un detalle importante para comprender lo que narro a continuación.

Me gusta el cine. Pertenezco a esa generación que ha crecido con James Bond, con Clint Eastwood y con ese cine maravilloso de los sesenta y setenta; pero también somos los que hemos pasado las tardes de los sábados viendo en la televisión viejas películas de aventuras (Tarzán, Errol Flynn, Sabú, Robert Taylor, Virginia Mayo, John Wayne o Tyrone Power), los ciclos que ponían los martes por la noche de Bogart, de John Ford o de Hitchcock, de los que nos asomábamos a “La Clave” para descubrir los mensajes que encerraban las películas clásicas, hemos sido los dueños de las sesiones dobles, de los spaghetti-westerns, fans irreductibles de Leone al que ya veíamos como el clásico que es ahora, y espectadores ilusionados de los cines de verano (cómo olvidar el sonido de las películas en esas salas al aire libre), hemos imitado a Bruce Lee y nos impactó en su día “El luchador manco”, nos inquietaba Drácula con el físico de Christopher Lee, o su Fu-Manchú, y la noche de Walpurgis con Paul Naschy, nos hemos escapado a los cine-clubs para ver los films de Bergman, Kurosawa, Fellini o Fassbinder (pero también, y sobre todo, a las primeras salas X, y nos tragamos “Cuerno de cabra” y admiramos a “Emmanuelle”); y luego llegaron en los setenta Coppola con su padrino, Scorsese con su taxista, Spielberg con su tiburón y Lucas con sus galaxias, seguimos a Truffaut, a Visconti, a Godard, y mientras éramos testigos del envejecimiento de Henry Fonda, Burt Lancaster o Robert Mitchum, veíamos madurar a Paul Newman, Seran Connery o Marlon Brando, y surgían Pacino, de Niro, Meryl Streep, la Keaton, Woody Allen y Nicholson, y más tarde llegaba gente como Lynch, Kusturica, Parker, Tarkovski, de Palma, Kieslowski, Ridley Scott, Tornatore y hasta nos fuimos de París a Texas con Wenders… y hemos seguido yendo a las salas, y nos hemos convertido en la única generación a caballo entre el cine más clásico y el cine más moderno y actual, de Berlanga a Amenábar, sí, lo hemos visto todo… Ahora, incluso el nuevo cine en plataformas. Desde pequeño me han llevado a ver películas. Mis padres lo hacían en Larache cuando aún estaba en el capacho, así que es como si lo hubiera mamado desde la cuna.

Iba a hablar de mujeres, de mujeres de película, pero me he dado cuenta de que hay tantas que me han fascinado por alguna u otra razón (su talento, su belleza, su calidad artística, su sensualidad, su encanto personal, su mirada, su aportación creativa, su atractivo) que he decidido cortar por lo sano, y este primer capítulo sobre mis musas de celuloide se lo dedico a las que llenaban las pantallas de los años sesenta… 

Trataré de marcar a cada actriz con alguna de sus películas emblemáticas de ese decenio alocado.

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Ya he dicho que crecimos con James Bond. Y, junto a este personaje de Ian Fleming, están las “chicas Bond”. Entre todas ellas, hay una efímera (por el corto tiempo que está en pantalla, en concreto en “Goldfinger” (1964)), pero que a los cinéfilos nos marcó de alguna forma: Shirley Eaton (n.1937). Era preciosa. Aparece al comienzo del film “Goldfinger” pero, a las primeras de cambio, la asesinan de la forma más cruel pero también original –cinematográficamente hablando-: bañándola en oro…

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Ese cuerpo desnudo cubierto de púrpura es una escena imborrable; como el bikini (eso es un eufemismo, en realidad el atuendo era lo de menos y lo importante era el “cuerpo”) de Ursula Andress (1936) al salir del mar en “James Bond contra el Dr. No (Dr.No, 1962).

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Honor Blackman (1925-2020) era otra chica Bond de “Goldfinger”, quizá la que más me impactó: atractiva, inteligente, resolutiva, aquellos ojos suyos. Sean Connery tuvo la fortuna de trabajar con todas ellas.

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Pero como le ocurre al personaje de Tim Robbins en “Cadena perpetua” (The Shawshank redemption, 1994), me quedo con la rotunda Raquel Welch (1940) de “Hace un millón de años(One Million years B.C., 1966), con aquella ropa prehistórica de diseño, que nos hacía soñar con esas mujeres primitivas que luego la productora Hammer exprimiría en pequeñas películas baratas.

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Y así, gracias a la estela de Raquel, llegaron Martine Beswick (1941) (chica Bond tanto en “Dr. No” como en “Desde Rusia con amor”, y que acompañaba a la Welch en sus aventuras entre dinosaurios);

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o Caroline Munro (1949) (vista en “Casino Royale” -1966- y que fue una de las habituales de los films de terror de esos años);

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y también la exótica actriz israelí Daliah Lavi (1942-2017) (otras de las chicas de “Casino Royale”, e inolvidable en “Lord Jim”- 1964-);

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y, por supuesto, Linda Harrison (1945). Charlton Heston encontró a Linda en un bosque mientras huía de los monos en “El planeta de los simios” (Planet of the apes, 1968), y se convirtió en otra imagen grabada en nuestro subconsciente, con sus enormes ojos que miraban atónitos a ese hombre que pensaba y hablaba como si fuera otro simio…

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Y nos inflamaban la imaginación las míticas B.B. y C.C.; así llamábamos a Brigitte Bardot (1934) y a Claudida Cardinale (1938).

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Inolvidables una en “La verdad” (La vérité, 1960) y la otra en “Los profesionales” (The profesionals, 1966) y, sobre todo, en “Hasta que llegó su hora” (Once upon a time in the West, 1968) de Leone, donde la Cardinale pasó a ser una de mis actrices fetiches. Aunque hubo muchas más películas con ellas, por supuesto. Hasta que en el 71 rodaron en España un film juntas: “Las petroleras”. 

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En Argentina triunfaba por entonces una mujer que representaba el pecado, la tentación, la lujuria: Isabel Sarli (1929-2019). Todos la llamaban «la Sarli». Dirigida en general por su marido Armando Bo, explotaba su físico hasta la saciedad. En los sesenta es cuando su nombre y su cuerpo saltó a la fama con títulos tan explícitos como «Los días calientes» (1966), «Carne» (1968) o «Fuego» (1969).

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Sylvia Miles (1924-2019) pertenecía a la contracultura, al cine independiente, y saltó a la fama como mujer sensual y sexual por su papel de prostituta que le saca dinero al inocente de Jon Voight en la magnífica «Cowboy de medianoche» (Midnight cowboy, 1969). Su desnudo en la película, apenas visto unos segundos, fue entonces casi un escándalo. Luego, explotaría esa faceta en varias películas para la factoría de Andy Warhol en la década siguiente.

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Pero fue antes, en 1967, cuando Anne Bancroft (1935-2005), una de las grandes actrices americanas, rompió muchas de las limitaciones de la censura y la moral imperante con su maravilloso papel como la señora Robinson en «El graduado» (The graduate). Imborrables sus artimañas para seducir al joven que interpreta Dustin Hoffman, novio de su hija. De esos films que no se olvidan. La Bancroft fue nominada al Oscar por ese papel, aunque ya lo había conseguido por su otro magnífico trabajo en «El milagro de Ana Sullivan» (The miracle worker, 1962). En los sesenta además protagonizó films como «Siempre estoy sola» (The Pumpkin Eater, 1964), que le supuso otra nueva nominación, o «Siete mujeres» (7 women, 1966), el último film dirigido por John Ford. Una impresionante actriz Anne Bancroft.

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Opuesta a la señora Robinson de la Bancroft era la Marnie que Tippi Hedren (1930) interpretaría para Alfred Hitchcock en otra de sus obras maestras: «Marnie, la ladrona» ( Marnie, 1964), donde el tema de la cleptomanía y la frigidez sexual a causa de un trauma convertían a esta cinta en audaz y adelantada a su tiempo. Tippi Hedren venía de interpretar otro clásico de Hitchcock, «Los pájaros» (The birds, 1962), y en las dos cintas el realizador británico quiso subrayar la sexualidad gélida de esta actriz, lo que consiguió. Pese a estas dos grandes películas,…

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«YO SOY ESPARTACO» (I AM SPARTACUS!, 2012) UN LIBRO DE KIRK DOUGLAS

En 1960 se estrena una película mítica: Espartaco (Spartacus) dirigida por Stanley Kubrick, y protagonizada y producida por Kirk Douglas.

El 1 de abril de 2011 escribí en este blog un artículo dedicado a Kirk Douglas, que titulé: Sólo nos queda el viejo esclavo Espartaco. El artículo lo terminaba con una frase: Yo soy Espartaco.

Ahora, tres años después, con 97 años de edad, ese viejo esclavo publica un precioso libro al que titula precisamente Yo soy Espartaco (I am Spartacus!), en el que cuenta cómo se gestó aquella película que vi por primera vez en la sala Palacio del Cine, en Málaga, y que fue quizá una de las que más me han impactado.

YO SOY ESPARTACO portada

Muy bien escrito, la sabiduría que otorga la edad impregna cada uno de los recuerdos de Kirk Douglas, y todo eso convierte este libro en una pequeña joya para cualquier amante del cine. Pero también pera cualquier amante de la libertad y de la creación sin censuras. Es de los que se leen de un tirón.

DALTON TRUMBO

DALTON TRUMBO

Dalton Trumbo fue el guionista de esta historia basada en la vida real de un esclavo que se sublevó contra Roma, y que estuvo a punto de acabar con aquel imperio. Es, por supuesto, un canto a la libertad, y si su tema asustaba a los más conservadores, por muy defensores de la democracia que se declararan, más aún les aterraba que el autor del guión fuera alguien que había pertenecido o que había simpatizado con el Partido Comunista. Visto con los años, todo parece una locura, y Kirk Douglas así lo percibe.

Reparto de ESPARTACO: John Gavin, Joanna Barnes, Tony Curtis, Kirk Douglas, Jean Simmons, Laurence Olivier, Peter Ustinov, Nina Foch, John Dall y Charles Laughton

Reparto de ESPARTACO: John Gavin, Joanna Barnes, Tony Curtis, Kirk Douglas, Jean Simmons, Laurence Olivier, Peter Ustinov, Nina Foch, John Dall y Charles Laughton

Contra vienta y marea, este actor, que nos ha regalado interpretaciones inolvidables durante su larga carrera, luchó para que Dalto Trumbo, el mejor guionista de la época, apareciera en los títulos de crédito, y salió victorioso de su empeño. Como también salió airoso en cada una de sus decisiones: que el director que comenzó la película, Anthony Mann, fuera sustituido por Stanley Kubrick; que el guión de Howard Fast no fuera el elegido; que Laurence Olivier, Charles Laughton y Peter Ustinov formaran parte del espectacular reparto de la película… También sufrió pequeñas derrotas, pero tenía un espíritu vencedor e indomable, que igualmente admiro de él, y las sorteó con habilidad.

Es un relato sobre el tesón, y sobre la libertad de expresión, de creación y de conciencia. Yo soy Espartaco contiene muchas cosas en pocas páginas. Si descubrir cómo se gestó y cómo se rodó la película es sumamente interesante, Kirk Douglas, además, va aliñando la narración con anécdotas, recuerdos y detalles que uno agradece en cada capítulo, lo hace más cercano y más vivo.

KIRK DOUGLAS como Espartaco

KIRK DOUGLAS como Espartaco

Desde esa locura que fue tener a dos guionistas trabajando a la vez: por un lado, Howard Fast, que adaptaba su libro sobre Espartaco para el cine, pero que sólo conseguía crear un guión aburrido y espantoso; y, por otro, Dalton Trumbo, escribiendo en la clandestinidad, para que el proyecto no se viniera abajo si las grandes productoras se enteraban que era realmente este apestado incluido en las listas negras el que estaba tras el proyecto; hasta los detalles de aquella triste y desoladora cena en la casa de Laurence Olivier y Vivien Leigh, donde Kirk Douglas y el resto de los invitados asisten a uno de los ataques de demencia de la actriz que dejaban hundido a Olivier…

KIRK DOUGLAS con STANLEY KUBRICK en el rodaje de Espartaco

KIRK DOUGLAS con STANLEY KUBRICK en el rodaje de Espartaco

Desde ese momento de tensión en el que Kirk Douglas acorrala, montado a caballo, a Stanley Kubrick, intimidándolo así hasta que consigue que éste le jure que va a incluir una de las escenas más recordadas de la película y que el director se negaba a mantener en el montaje; hasta cómo Jean Simmons es finalmente contratada para encarnar a la esclava Varinia después de tener que despedir a la actriz alemana Sabina Bethan. Fascinante leer toda esa rocambolesca historia.

Hay una escena en la película que fue, con otras, censurada en su momento. Es aquella en la que el pretor Marco Licinio Craso (Laurence Olivier) y su criado esclavo Antonino (Tony Curtis) hablan mientras el primero se baña. Su conversación es metafórica, pero cargada de sentido erótico y, obviamente, homosexual… Por supuesto, el imperante código moral americano de la época no podía tolerar tamaña escena, y fue cortada en el montaje. Años después, cuando se restauró la película, esa escena, junto a otras, se recuperó y se volvió a añadir en la cinta. Pero es Kirk Douglas quien realmente lo puede contar mejor:

“Regreso de nuevo para tomar aire, esta vez para quedarme. Ha sido muy difícil escribir de algo que sucedió hace más de medio siglo. Uno se sorprende de la cantidad de cosas que ha olvidado y queda fascinado cuando revisa documentos durante la investigación y descubre los millares de detalles que hay implicados en la realización de una película. Es un proceso interesante.
Cuando me senté a escribir este libro, vi Espartaco de principio a fin por primera vez desde 1960. Vi a un joven plantado en la pantalla. Yo era una persona muy distinta hace cincuenta años. No se puede uno imaginar los cambios que se producen en un ser humano cuando envejece. Me sorprendió lo distinto que era en aquella época y, seguramente fue eso lo que me ayudó a hacer Espartaco.
(…) Lo que Espartaco realmente hizo pedazos fue la <lista de la hipocresía>. Muchos guionistas incluidos en ella estuvieron trabajando durante aquella espantosa época; lo único que sucedía es que no podían decírselo a nadie. También tuvieron que aceptar unos salarios que representaban una minúscula parte de lo que ganaban utilizando su nombre real. Imaginen qué efecto causa eso en un hombre; sobre todo, en un hombre dedicado a la creación. Dalton Trumbo me dijo: <Kirk, gracias por devolverme mi nombre>.

TONY CURTIS y LAURENCE OLIVIER en la escena censurada de Espartaco

TONY CURTIS y LAURENCE OLIVIER en la escena censurada de Espartaco

(…) …Poco después del estreno de la película, los veinte años de matrimonio de Laurence Olivier con Vivien Leigh llegaron a su fin, gracias a Dios. Unos cuantos meses más tarde, Larry (Olivier) y Joan Plowright se fugaron a Connecticut. Tuvieron tres hijos y siguieron felizmente casados hasta que Larry murió, en 1989.
En 1991 descubrimos que la escena eliminada de <las ostras y los caracoles> seguía guardada en las cámaras acorazadas de Universal. El problema era que la pista de sonido era inservible. Tony Curtis vino y volvió a grabar sus frases de Antonino más de treinta años después de que se grabaran originalmente. Con mucha inteligencia e imaginación, Joan Plowright propuso que tal vez pudiéramos pedir a Anthony Hopkins que dijera las frases de su difunto esposo, pues Hopkins era capaz de hacer una imitación soberbia de Olivier. De manera que ahora, cuando Craso explica a Antonino que <el gusto no es lo mismo que el apetito>, la voz que oímos hablar es la de sir Anthony Hopkins. Hizo una labor increíble. Escuchen atentamente a Olivier en las otras escenas, apuesto a que no aprecian la diferencia”.

KIRK DOUGLAS y JEAN SIMMONS en Espartaco

KIRK DOUGLAS y JEAN SIMMONS en Espartaco

Tan atractivo resulta al lector seguir las peripecias de Kirk Douglas para lograr que Dalton Trumbo pudiera aparecer finalmente en los títulos de crédito por derecho propio como autor del guión, como fascinante resulta asistir a la batalla que se desató entre esta producción y la que a la vez se estaba intentando poner en pie con Yul Brynner y Anthony Quinn a la cabeza de The Gladiators, que iba a dirigir Martin Ritt. Un film que también se basaba en el esclavo rebelde y que amenazaba con echar por tierra todo el esfuerzo que Kirk Douglas había desplegado con su proyecto. Las artimañas que empleaban ambos bandos son fascinantes y asombrosas.

Muy sabrosas las palabras que Kirk Douglas dedica al dictador general Franco y a su esposa Carmen Polo, a consecuencia de las escenas que tuvieron que ser filmadas en España… Y curiosas las anécdotas que relata sobre su relación con su mujer, o las que tienen que ver con Frank Sinatra, con Burt Lancaster, o la del día en el que John F. Kennedy fue al cine a ver Espartaco…

En cualquier caso, tras leer lo que Kirk Douglas escribe sobre lo ocurrido con esta película y el ambiente político que rodeaba el rodaje, uno saca la conclusión de que la mezquindad, la censura, el recorte de libertades, parece que es consustancial a los conservadores (Kirk Douglas no oculta en ningún momento lo que piensa de los republicanos de su país), que, aunque se declaren muy democráticos, no parecen estar dispuestos a dejar que los demás puedan gozar de demasiadas libertades (no hay que irse a USA para comprobarlo: ahí tenemos la recién aprobada ley mordaza en España) y se empeñan una y otra vez en recortarlas. Suerte que siempre hay alguien como Kirk Douglas, alias Espartaco, para poner su granito de arena contra la sinrazón.

En fin, que Yo soy Espartaco es una delicia, y que probablemente este libro, muy bien editado por Capitán Swing, es de los que se quedan en la memoria, de esos que dejan un buen sabor de boca. Un libro de cine. Por todo esto, quizá, se lo regalé a un buen amigo.

Sergio Barce, diciembre 2014

KIRK DOUGLAS

KIRK DOUGLAS

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Cuaderno de cine: SÓLO NOS QUEDA EL VIEJO ESCLAVO ESPARTACO

Kirk Douglas es Espartaco

Tras la muerte de Elizabeth Taylor (que era algo más joven), pensé que de aquel grupo de actores extraordinarios nacidos alrededor del año 15 ya sólo queda con vida Kirk Douglas. Mi memoria cinéfila está poblada de decenas de films protagonizados por este grupo irrepetible, mítico, de películas asociadas irrenunciablemente a sus protagonistas y que son casi de obligatorio visionado. Y si no, ahí va una muestra:

BURT LANCASTER (1913-1994) con “FORAJIDOS” (The killers, 1946), “EL TEMIBLE BURLON » (The Crimson pirate, 1952), «DE AQUÍ A LA ETERNIDAD” (From here to eternity, 1953) “APACHE » (1954) , «EL FUEGO Y LA PALABRA” (Elmer Gantry, 1960),  “EL HOMBRE DE ALCATRAZ” (Birdman of Alcatraz, 1962), “EL GATOPARDO” (Il gatopardo, 1963) o “ATLANTIC CITY USA” (1980).

Burt Lancaster como Elmer Gantry (El fuego y la palabra)

Gregory Peck es el capitán Ahab de Moby Dick

 

 

 

 

 

 

GREGORY PECK (1916-2004) y “DUELO AL SOL” (Duel in the sun, 1946),  “EL PROCESO PARADINE” (The Paradine case, 1948),  “EL HIDALGO DE LOS MARES” (Capitan Horatio Homblower, 1951),  “EL MUNDO EN SUS MANOS” (The World in his arms, 1952),  “VACACIONES EN ROMA” (Roman holiday, 1953),  “MOBY DICK” (1956), “HORIZONTES DE GRANDEZA” (The big country, 1958),  “MATAR A UN RUISEÑOR” (To kill a Mockingbird, 1962),  “YO VIGILO EL CAMINO” (I walk the line, 1970) o  “GRINGO VIEJO” (Old gringo, 1989).

RICHARD WIDMARK (1914-2008) y “EL BESO DE LA MUERTE” (Kiss of dead, 1947), “CIELO AMARILLO” (Yellow sky, 1948),  “PANICO EN LAS CALLES” (Panic in the streets, 1950),  “DESAFIO EN LA CIUDAD MUERTA” (The law and Jake Wade, 1958),  “DOS CABALGAN JUNTOS” (Two ride together, 1961), “VENCEDORES O VENCIDOS” (Judgement of Nuremberg, 1961),  “EL GRAN COMBATE” (Cheyenne Autum, 1964) o “MADIGAN” (1968).

Richard Widmark es Madigan

Sterling Hayden es Johnny Guitar

 

 

 

 

 

STERLING HAYDEN (1916-1986) que protagonizó “LA JUNGLA DE ASFALTO” (The asfalt jungla, 1950), “JOHNNY GUITAR” (1954), “ATRACO PERFECTO” (The killings, 1956),  “¿TELEFONO ROJO? VOLAMOS HACIA MOSCU” (Dr.Strangelove, 1963) o “EL PADRINO” (The Godfather, 1972).

WILLIAM HOLDEN (1918-1981) que fue el actor de “EL CREPUSCULO DE LOS DIOSES” (Sunset Boulevard, 1950),  “TRAIDOR EN EL INFIERNO” (Stalag 17, 1953),  “SABRINA” (1954), “LA COLINA DEL ADIOS” (Love is a many splendored, 1955), “PICNIC” (1956),  “EL PUENTE SOBRE EL RIO KWAI” (The bridge over the River Kwai, 1957),  “GRUPO SALVAJE” (The wild bunch, 1969) o “FEDORA”(1978).

William Holden es Pike Bishop en Grupo salvaje

Robert Mitchum es Harry Powell en La noche del cazador

 

 

 

 

 

 

 

ROBERT MITCHUM (1917-1997) que protagonizó “RETORNO AL PASADO” (Out of the past, 1947),  “CARA DE ANGEL” (Angel face, 1952), “RIO SIN RETORNO” (River of no return, 1954),  “LA NOCHE DEL CAZADOR” (The night of the hunter, 1955),  “EL CABO DEL TERROR” (Cape fear, 1961),  “ELDORADO” (1966),  “YAKUZA” (The Yakuza, 1975), “ADIOS, MUÑECA” (Farewell, my lovely, 1975) o “EL HOMBRE MUERTO” (Dead man, 1995).

ANTHONY QUINN (1915-2001) que actuó en “VIVA ZAPATA!” (1952),  “LA STRADA” (1954),  “LOS DIENTES DEL DIABLO” (The savage innocents, 1960),  “BARRABÁS” (Barabbas, 1962), “ZORBA, EL GRIEGO” (Zorba the Greek, 1964),  “VIENTO EN LAS VELAS” (A high wind in Jamaica, 1965), “LAS SANDALIAS DEL PESCADOR” (The shoes of the fisherman, 1968) o “LA HERENCIA FERRAMONTI” (L´eredita Ferramonti, 1975).

Anthony Quinn es Zorba el griego

Yul Brynner es Chris en Los 7 magníficos

 

 

 

 

 

 

YUL BRYNNER (1915-1985) que hizo “EL REY Y YO” (The King and I, 1956), “LOS DIEZ MANDAMIENTOS” (The ten commandments, 1956), “LOS HERMANOS KARAMAZOV” (The brothers Karamazov, 1958), “LOS SIETE MAGNIFICOS” (The magnificent seven, 1960), “TARAS BULBA” (1962) o “ALMAS DE METAL” (Westworld, 1973).

Todos ellos han desaparecido. El último Richard Widmark en 2008, que se marchó tan reservadamente como fue su vida.

Kirk Douglas es Van Gogh en El loco del pelo rojo

Pero ahí está Kirk Douglas, aún nos queda KIRK DOUGLAS (1916), protagonista de  “EL IDOLO DE BARRO (Champion, 1949), “BRIGADA 21” (Detective store, 1951), “CAUTIVOS DEL MAL” (The nad and the beautiful, 1952), “ULISES (Ulysses, 1954), “20.000 LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO” (20.000 leagues under the sea, 1954), “EL LOCO DEL PELO ROJO” (Lust for life, 1956), “SENDEROS DE GLORIA” (Paths of Glory, 1957), “LOS VIKINGOS” (The Vikings, 1958), “EL ULTIMO TREN DE GUN HILL” (Last train from Gun Hill, 1959), “ESPARTACO” (Spartacus, 1960), “DOS SEMANAS EN OTRA CIUDAD” (Two weeks in another town, 1962),  “EL COMPROMISO” (The arrangement, 1969) o “EL DIA DE LOS TRAMPOSOS” (There was a Crocked man, 1970), y se mantiene ahí como testigo de esta generación que nos ha regalado escenas imborrables.

Jean Simmons & Kirk Douglas en Espartaco

Me pregunto qué se le pasará por la cabeza a alguien como él. Amigo íntimo de Burt Lancaster y de Jean Simmons, también recientemente desaparecida, con quienes coprotagonizó varias películas, Douglas asistió a la última entrega de los Oscar, y verle en el escenario me causó una extraña sensación de congoja. Le recordaba pleno, lleno de energía, dirigiendo a los esclavos como el rebelde Espartaco o ágil y atlético en “Los vikingos”, siempre lleno de fuerza, irradiando una energía que algunos criticaban porque le hacía sobreactuar. Yo nunca lo creí, simplemente ocurría que tenía tantas ganas de interpretar, de triunfar, de comerse el mundo, que Kirk Douglas traspasaba las pantallas. Pero ahí, en el escenario de la entrega de los Oscar, lo habría abrazado para darle las gracias por tantos buenos ratos de cine magistral, por todos y cada uno de sus personajes, pero también por el de todos esos compañeros de generación que he nombrado. Parecía que estaba a punto de desvanecerse mientras entregaba la estatuilla, que se desharía como polvo. Cerré los ojos, porque prefiero recordarlo como Ulises, navegando por el Boreas, luchando contra Polifemo… Precioso homenaje el que le hizo Tornatore en su film “Cinema Paradiso”.

Yo no sé cómo homenajearle, quizá por eso lo haga con este pequeño artículo, ahora que aún sigue vivo. Y vuelvo a preguntarme, qué pensará alguien como él al verse en sus viejas películas, cuando irradiaba toda aquella fuerza, mientras  que todo se va apagando inexorablemente a su alrededor… Ahora que recuerdo, también nos queda Lauren Bacall (sí, algo más joven, pero es la Bacall). Y Eli Wallach (1915), que no fue una estrella como todos ellos, pero que fue Caldera en “Los siete magníficos” y Tuco en “El bueno, el feo y el malo”. Quedan estelas… Pero yo soy Espartaco. ¡Yo soy Espartaco!

Lauren Bacall & Kirk Douglas en Diamonds, film de 1999

Sergio Barce, abril 2011

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