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MIS ACTRICES DE LOS 60 (ACTUALIZADO)

En 2011, un amigo me escribió un mensaje que, más o menos, decía así: “Mucho Larache, mucho Marruecos, mucho relato, mucha novela… ¡A ver si hablas de mujeres!”.  Me sentí entonces obligado a complacerle. Hoy repaso ese post, y me doy cuenta de que había algunas lagunas importantes, así que voy a recomponer ese viejo artículo, añadiendo los vacíos que me parecen imperdonables. También aprovecharé para introducir varias correcciones y, por supuesto, eliminar lo que me parece ahora prescindible.

Aclaro que nací en el 61. Lo reseño para situar temporalmente mis comentarios como cinéfilo empedernido. Creo que es un detalle importante para comprender lo que narro a continuación.

Me gusta el cine. Pertenezco a esa generación que ha crecido con James Bond, con Clint Eastwood y con ese cine maravilloso de los sesenta y setenta; pero también somos los que hemos pasado las tardes de los sábados viendo en la televisión viejas películas de aventuras (Tarzán, Errol Flynn, Sabú, Robert Taylor, Virginia Mayo, John Wayne o Tyrone Power), los ciclos que ponían los martes por la noche de Bogart, de John Ford o de Hitchcock, de los que nos asomábamos a “La Clave” para descubrir los mensajes que encerraban las películas clásicas, hemos sido los dueños de las sesiones dobles, de los spaghetti-westerns, fans irreductibles de Leone al que ya veíamos como el clásico que es ahora, y espectadores ilusionados de los cines de verano (cómo olvidar el sonido de las películas en esas salas al aire libre), hemos imitado a Bruce Lee y nos impactó en su día “El luchador manco”, nos inquietaba Drácula con el físico de Christopher Lee, o su Fu-Manchú, y la noche de Walpurgis con Paul Naschy, nos hemos escapado a los cine-clubs para ver los films de Bergman, Kurosawa, Fellini o Fassbinder (pero también, y sobre todo, a las primeras salas X, y nos tragamos “Cuerno de cabra” y admiramos a “Emmanuelle”); y luego llegaron en los setenta Coppola con su padrino, Scorsese con su taxista, Spielberg con su tiburón y Lucas con sus galaxias, seguimos a Truffaut, a Visconti, a Godard, y mientras éramos testigos del envejecimiento de Henry Fonda, Burt Lancaster o Robert Mitchum, veíamos madurar a Paul Newman, Seran Connery o Marlon Brando, y surgían Pacino, de Niro, Meryl Streep, la Keaton, Woody Allen y Nicholson, y más tarde llegaba gente como Lynch, Kusturica, Parker, Tarkovski, de Palma, Kieslowski, Ridley Scott, Tornatore y hasta nos fuimos de París a Texas con Wenders… y hemos seguido yendo a las salas, y nos hemos convertido en la única generación a caballo entre el cine más clásico y el cine más moderno y actual, de Berlanga a Amenábar, sí, lo hemos visto todo… Ahora, incluso el nuevo cine en plataformas. Desde pequeño me han llevado a ver películas. Mis padres lo hacían en Larache cuando aún estaba en el capacho, así que es como si lo hubiera mamado desde la cuna.

Iba a hablar de mujeres, de mujeres de película, pero me he dado cuenta de que hay tantas que me han fascinado por alguna u otra razón (su talento, su belleza, su calidad artística, su sensualidad, su encanto personal, su mirada, su aportación creativa, su atractivo) que he decidido cortar por lo sano, y este primer capítulo sobre mis musas de celuloide se lo dedico a las que llenaban las pantallas de los años sesenta… 

Trataré de marcar a cada actriz con alguna de sus películas emblemáticas de ese decenio alocado.

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Ya he dicho que crecimos con James Bond. Y, junto a este personaje de Ian Fleming, están las “chicas Bond”. Entre todas ellas, hay una efímera (por el corto tiempo que está en pantalla, en concreto en “Goldfinger” (1964)), pero que a los cinéfilos nos marcó de alguna forma: Shirley Eaton (n.1937). Era preciosa. Aparece al comienzo del film “Goldfinger” pero, a las primeras de cambio, la asesinan de la forma más cruel pero también original –cinematográficamente hablando-: bañándola en oro…

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Ese cuerpo desnudo cubierto de púrpura es una escena imborrable; como el bikini (eso es un eufemismo, en realidad el atuendo era lo de menos y lo importante era el “cuerpo”) de Ursula Andress (1936) al salir del mar en “James Bond contra el Dr. No (Dr.No, 1962).

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Honor Blackman (1925-2020) era otra chica Bond de “Goldfinger”, quizá la que más me impactó: atractiva, inteligente, resolutiva, aquellos ojos suyos. Sean Connery tuvo la fortuna de trabajar con todas ellas.

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Pero como le ocurre al personaje de Tim Robbins en “Cadena perpetua” (The Shawshank redemption, 1994), me quedo con la rotunda Raquel Welch (1940) de “Hace un millón de años(One Million years B.C., 1966), con aquella ropa prehistórica de diseño, que nos hacía soñar con esas mujeres primitivas que luego la productora Hammer exprimiría en pequeñas películas baratas.

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Y así, gracias a la estela de Raquel, llegaron Martine Beswick (1941) (chica Bond tanto en “Dr. No” como en “Desde Rusia con amor”, y que acompañaba a la Welch en sus aventuras entre dinosaurios);

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o Caroline Munro (1949) (vista en “Casino Royale” -1966- y que fue una de las habituales de los films de terror de esos años);

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y también la exótica actriz israelí Daliah Lavi (1942-2017) (otras de las chicas de “Casino Royale”, e inolvidable en “Lord Jim”- 1964-);

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y, por supuesto, Linda Harrison (1945). Charlton Heston encontró a Linda en un bosque mientras huía de los monos en “El planeta de los simios” (Planet of the apes, 1968), y se convirtió en otra imagen grabada en nuestro subconsciente, con sus enormes ojos que miraban atónitos a ese hombre que pensaba y hablaba como si fuera otro simio…

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Y nos inflamaban la imaginación las míticas B.B. y C.C.; así llamábamos a Brigitte Bardot (1934) y a Claudida Cardinale (1938).

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Inolvidables una en “La verdad” (La vérité, 1960) y la otra en “Los profesionales” (The profesionals, 1966) y, sobre todo, en “Hasta que llegó su hora” (Once upon a time in the West, 1968) de Leone, donde la Cardinale pasó a ser una de mis actrices fetiches. Aunque hubo muchas más películas con ellas, por supuesto. Hasta que en el 71 rodaron en España un film juntas: “Las petroleras”. 

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En Argentina triunfaba por entonces una mujer que representaba el pecado, la tentación, la lujuria: Isabel Sarli (1929-2019). Todos la llamaban «la Sarli». Dirigida en general por su marido Armando Bo, explotaba su físico hasta la saciedad. En los sesenta es cuando su nombre y su cuerpo saltó a la fama con títulos tan explícitos como «Los días calientes» (1966), «Carne» (1968) o «Fuego» (1969).

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Sylvia Miles (1924-2019) pertenecía a la contracultura, al cine independiente, y saltó a la fama como mujer sensual y sexual por su papel de prostituta que le saca dinero al inocente de Jon Voight en la magnífica «Cowboy de medianoche» (Midnight cowboy, 1969). Su desnudo en la película, apenas visto unos segundos, fue entonces casi un escándalo. Luego, explotaría esa faceta en varias películas para la factoría de Andy Warhol en la década siguiente.

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Pero fue antes, en 1967, cuando Anne Bancroft (1935-2005), una de las grandes actrices americanas, rompió muchas de las limitaciones de la censura y la moral imperante con su maravilloso papel como la señora Robinson en «El graduado» (The graduate). Imborrables sus artimañas para seducir al joven que interpreta Dustin Hoffman, novio de su hija. De esos films que no se olvidan. La Bancroft fue nominada al Oscar por ese papel, aunque ya lo había conseguido por su otro magnífico trabajo en «El milagro de Ana Sullivan» (The miracle worker, 1962). En los sesenta además protagonizó films como «Siempre estoy sola» (The Pumpkin Eater, 1964), que le supuso otra nueva nominación, o «Siete mujeres» (7 women, 1966), el último film dirigido por John Ford. Una impresionante actriz Anne Bancroft.

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Opuesta a la señora Robinson de la Bancroft era la Marnie que Tippi Hedren (1930) interpretaría para Alfred Hitchcock en otra de sus obras maestras: «Marnie, la ladrona» ( Marnie, 1964), donde el tema de la cleptomanía y la frigidez sexual a causa de un trauma convertían a esta cinta en audaz y adelantada a su tiempo. Tippi Hedren venía de interpretar otro clásico de Hitchcock, «Los pájaros» (The birds, 1962), y en las dos cintas el realizador británico quiso subrayar la sexualidad gélida de esta actriz, lo que consiguió. Pese a estas dos grandes películas,…

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TÁNGER EN EL CINE – 2ª PARTE

Nuevos títulos de películas rodadas en Tánger o que han tomado a la ciudad como escenario o ambientación de sus tramas. Íbamos por el año 1952, así que lo retomamos en ese mismo punto…

Manchas de sangre en la luna

En 1952, aparece Manchas de sangre en la luna, de Edward Dein & Luis Marquina. Otro drama rodado íntegramente en Tánger. Coproducción hispano-inglesa bastante curiosa. Se trata de una intriga policíaca en la que el protagonista, José Bódalo, es un fuera de la ley ansioso por consumar su venganza.

La actriz coprotagonista es la bellísima Honor Blackman, la famosa chica-bond Pussy Galore de James Bond contra Goldfinger (Goldfinger, 1965). También intervienen Gérard Tichy y Félix Fernández.

MARÍA DOLORES

De 1953 es la película española María Dolores, de José María Elorrieta.

En Algeciras, un café andaluz cubre un negocio de tráfico de cocaína entre la costa española y Tánger, que tanto la Policía española como la marroquí intentan desmantelar. María Dolores, una bailarina, se verá mezclada en estos turnios negocios. Conocerá a Antonio, que se gana su confianza haciéndola creer que es un perseguido por las autoridades cuando en realidad es un agente de la policía secreta que trata de desmantelar a la banda de contrabandistas y, al final, sacar a María Dolores de ese mundo corrupto…

El film lo protagonizan Ana Esmeralda, Fernando Sancho, Fernando Nogueras, Francisco Cossío hijo y Beni Deus.

Cita con la muerte 1

Cita con la muerte (Le môme vert de gris, 1953), de Bernard Borderie. El personaje protagonista de esta cinta es Lemmy Caution, emblemático del cine negro francés, y que Godard llevó a su cima, y al que puso rostro Eddie Constantine. Esta es uno de los primeros films que protagoniza este agente del FBI. En esta ocasión, investigando un asunto de contrabando.

El film de Borderie, producción netamente francesa, contaba con un excelente reparto: Eddie Constantine, Howard Vernon, Dominique Wilms, Maurice Ronet, Gaston Modot y Georges Wilson. Se rodó en Francia, Casablanca y Tánger.

Flight to Tangier

En 1953 se estrena Flight to Tangier, de Charles Marquis Warren, realizador especializado en westerns y películas de aventuras, que dirigió este film negro protagonizado por el magnífico Jack Palance, junto a Joan Fontaine, Macel Dalio, Robert Douglas, Corinne Calvert y John Doucette. Era una película de aventuras ambientada en plena guerra fría. Un avión, que transporta 3 millones de dólares, aterriza en Tánger. Un botín del que quieren apoderarse varias personas…

Pero se rodó íntegramente en los Estudios americanos de la Paramount.

Tangier incident

Y del mismo año 53 es Los misterios de Tánger (Tangier incident) de Lew Landers. Está interpretada por George Brent, Mari Aldon y Dan Seymour.

Un agente norteamericano llega a Tánger con la misión de abortar el intento de unos científicos por vender sus estudios sobre la energía atómica a los comunistas…

En este caso, no sé si llegó a rodarse realmente en la ciudad de Tánger.

Billete para Tánger

En el año 1955 se rodó Billete para Tánger, de César F. Ardavín & Ted Leveruch, nueva coproducción hispano-británica con Fernando Rey, June Powell, Robert Simmons, Ángel Picazo y Gustavo Re. Fue la primera película en la que el actor español Fernando Rey habló en inglés. Según la crítica del momento, de esta película no se salvaba nada. Incluso Fernando Rey dijo que fue una desastrosa película de espías. Se rodó íntegramente en Tánger.

ZARAK

En 1956 se rodó en Tánger, Tetuán y Larache el film de aventuras Zarak, de Terence Young (realizador que se haría famoso con las películas de James Bond protagonizadas por Sean Connery). Zarak estaba protagonizada por Víctor Mature, Anita Ekberg y Michael Wilding.

Como ya conté al hablar del cine rodado en Larache, mi paisano y amigo Eduardo Espinosa me indica una serie de detalles bastante curiosos: “… al parecer, tanto Víctor Mature como Anita Ekberg dieron rienda suelta al divertimento etílico y sexual durante su estancia en Larache. Que la calle Chinguiti fue el escenario de sus paseos etílicos y creo que los soldados de la legión también fueron objetivo de la actriz. E incluso hasta pasado muchos años, aún se veían casacas rojas de las que utilizaron los extras en la película. El filme está basado en la India durante la época colonial inglesa…”. No sé si ocurriría lo mismo en Tánger, pero he de suponer que sí dada la cantidad de garitos, bares y clubs que había en la capital tangerina.

PORT AFRIQUE

De ese mismo año es Puerto África (Port Afrique, 1956), del realizador americano Rudolph Maté. Film de misterio, aventura y drama, protagonizado por Pier Angeli, Eugene Deckers, Philip Carey, Dennis Price, Anthony Newley y Christopher Lee. Rodada en Londres, Argelia y Tánger.

Cuando aparece el cadáver de su mujer, el protagonista investigará su vida y descubrirá su pasado adúltero y escandaloso. Una especie de drama embozado en cine negro.

LA MESTIZA

Producción española es La mestiza (1956), de José Ochoa, que interpreta Silvia Morgan, junto a Lida Baarová, Rolf Wanka, Luis Peña y Rafael Bardem. Se rodó totalmente en Tánger.

Thriller que cuenta la historia de un tipo de pasado turbio que se enamorará de una de las hermanas gemelas que actúan en uno de los cabarets de la ciudad…

Los argumentos, como se ve, siempre arrancan de personajes más bien turbios, aunque en la mayoría de las ocasiones se basan en guiones un tanto frágiles.

PASION EN EL MAR

Coproducción entre España y Francia de 1957 rodada en Tánger y en varias localizaciones en la península, es Pasión en el mar, de Arturo Ruiz Castillo. Con Conrado San Martín, Pascale Roberts, Jean Danet, Fernando Sancho, María Rivas y Rafael Bardem. Es una historia dramática sobre hombres de la mar, con un planteamiento casi documental.

AGGUATO A TANGERI - ATRAPADO EN TÁNGER 1

Atrapado en Tánger (Agguato a Tangeri) es un film rodado en 1957 por el italiano Riccardo Freda, especialista en peplums. Se centraba una vez más en el mundo del contrabando en el Tánger Internacional, y el protagonista lo encarnó un actor americano en decadencia, Edmund Purdom, que se había hecho famoso pocos años antes como Sinuhé, el egipcio. Junto a Purdom, trabajaban Geneviéve Page, Gino Cervi, José Guardiola, Luis Peña y Amparo Rivelles.

Sergio Barce, julio 2020 

AGGUATO A TANGERI - ATRAPADO EN TÁNGER - TRAPPED IN TANGIERS

 

SEGUIRÁ – To be continued…

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Cuadernos de Cine: LAS ACTRICES DE LOS 60 (Va por ti, Yanko)


Un amigo me ha escrito el siguiente sencillo mensaje que, más o menos, dice así:  “Mucho Larache, mucho Marruecos, mucho relato, mucha  novela… ¡A ver si hablas de mujeres!

      Me siento obligado a complacerle, primero porque somos amigos desde la infancia, segundo porque no viene mal un paréntesis, y porque si, además, como dice él, se trata de mujeres, la cosa pinta aún mejor. Además, me apetece hacerlo.

      Me gusta el cine. Pertenezco a esa generación que ha crecido con James Bond, con Clint Eastwood y con ese cine maravilloso de los sesenta y setenta; pero también somos los que hemos pasado las tardes de los sábados viendo en la televisión viejas películas de aventuras (Tarzán, Errol Flynn, Sabú, John Wayne o Tyrone Power), los ciclos que ponían los martes por la noche (de Bogart, de John Ford, de Hitchcock), de los que nos asomábamos a “La Clave” para descubrir los mensajes que encerraban las películas clásicas, hemos sido los dueños de las sesiones dobles, de los spahetti-westerns, de los cines de verano (cómo olvidar el sonido de las películas en esas salas al aire libre), hemos imitado a Bruce Lee y nos impactó “El luchador manco”, nos inquietaba Drácula con el físico de Christopher Lee, o su Fu-Manchú, y la noche de Walpurgis con Paul Naschy, nos hemos escapado a los cine-clubs para ver los films de Bergman, Kurosawa, Fellini o Fassbinder (pero también, y sobre todo, a las primeras salas X, y nos tragamos “Cuerno de cabra” y admiramos a “Emmanuelle”); y luego llegaron en los setenta Coppola con su padrino, Spielberg con su tiburón y Lucas con sus galaxias, seguimos a Truffaut, a Visconti, a Godard, y mientras éramos testigos del envejecimiento de Henry Fonda, Burt Lancaster o Robert Mitchum, veíamos madurar a Paul Newman, Steve McQueen o Marlon Brando, y surgían Pacino, de Niro y Nicholson, y hemos seguido yendo al cine, y nos hemos convertido en la única generación a caballo entre el cine más clásico y el cine más moderno y actual, lo hemos visto todo…

      Desde pequeño me han llevado a ver películas. Mis padres lo hacían cuando aún estaba en el capacho, así que es como si lo hubiera mamado desde la cuna. Iba a hablar de mujeres, de mujeres de película, pero me he dado cuenta de que hay tantas que me han fascinado por alguna u otra razón que he decidido cortar por lo sano, y este primer capítulo sobre mis musas de celuloide se lo dedico a las que llenaban las pantallas de los años sesenta… Trataré de marcar a cada actriz con alguna de sus películas emblemáticas de ese decenio alocado.

SHIRLEY EATON en Goldfinger

     Ya he dicho que crecimos con James Bond. Y, junto a este personaje de Ian Fleming, están las “chicas Bond”. Entre todas ellas, hay una efímera (por el corto tiempo que está en pantalla, en concreto en “Goldfinger” (1964)), pero que a los cinéfilos nos marcó de alguna forma: Shirley Eaton.  Era preciosa. Aparece al comienzo del film “Goldfinger” pero, a las primeras de cambio, la asesinan de la forma más cruel pero también original –cinematográficamente hablando-: bañándola en oro…

URSULA ANDRESS en Dr. No

URSULA ANDRESS en Dr. No

Ese cuerpo desnudo cubierto de púrpura es una escena imborrable; como el bikini (eso es un eufemismo, en realidad el atuendo era lo de menos y lo importante era el “cuerpo”) de Ursula Andress al salir del mar en “James Bond contra el Dr. No (Dr.No, 1962).

HONOR BLACKMAN en Goldfinger

HONOR BLACKMAN en Goldfinger

 Honor Blackman era otra chica Bond de “Goldfinger”, quizá la que más me impactó: atractiva, inteligente, resolutiva, aquellos ojos. Sean Connery disfrutó con todas ellas.

Pero como le ocurre al personaje de Tim Robbins en “Cadena perpetua” (The Shawshank redemption, 1994), me quedo con la rotunda Raquel Welch de “Hace un millón de años(One Million years B.C., 1966), con aquella ropa prehistórica de diseño, que nos hacía soñar con esas mujeres primitivas que luego la productora Hammer exprimiría en pequeñas películas baratas.

RAQUEL WELCH en Hace un millón de años

RAQUEL WELCH en Hace un millón de años

Y así, gracias a la estela de Raquel, llegaron Martine Beswick (chica Bond tanto en “Dr. No” como en “Desde Rusia con amor”, y que acompañaba a la Welch en sus aventuras entre dinosaurios) o Caroline Munro (vista en “Casino Royale” -1966- y que fue una de las habituales de los films de terror de esos años).

MARTINE BESWICK

MARTINE BESWICK

Como también la exótica actriz palestina Daliah Lavi (otras de las chicas de “Casino Royale”, e inolvidable en “Lord Jim”- 1964-).

DALIAH LAVI

DALIAH LAVI

Y, por supuesto, Linda HarrisonCharlton Heston encontró a Linda en un bosque mientras huía de los monos en “El planeta de los simios” (Planet of the apes, 1968), y se convirtió en otra imagen grabada en nuestro subconsciente –masculino-, con sus enormes ojos que miraban atónitos a ese hombre que pensaba y hablaba como si fuera otro simio…

LINDA HARRISON en El planeta de los simios

LINDA HARRISON en El planeta de los simios

Y nos inflamaban la imaginación las míticas B.B. y C.C.; así llamábamos a Brigitte Bardot y a Claudida Cardinale.

B.B.

B.B.

Inolvidables una en “La verdad” (La vérité, 1960) y la otra en “Los profesionales” (The profesionals, 1966). Aunque hubo muchas más películas con ellas, por supuesto. Hasta que en el 71 rodaron en España un film juntas: “Las petroleras”.

C.C.

C.C.

Luego estaban las actrices francesas (o de otros países que los franceses adoptaban, inteligentemente, menudos truhanes son para apropiarse de lo que merece la pena), actrices que refulgían en films de la nouvelle vague, sofisticadas, bellas, frágiles, sensuales a un tiempo: mi amigo Jesús dice que la primera película que recuerda es “Un hombre y una mujer(Un homme et une femme, 1966), y que no puede olvidar a su protagonista, la delicada Anouk Aimée; que antes fue la hermosa “Lola” (1961), pero, en realidad, nadie de los que la vimos la hemos olvidado.

ANOUK AIMÉE es Lola

ANOUK AIMÉE es Lola

Y por entonces triunfó la “Belle de jour” (1966), Catherine Deneuve, de la que se dice que tiene un pacto con el diablo (a mí siempre me pareció demasiado gélida, pero he de reconocer que es de una belleza evidente e imperecedera). Jeanne Moreau se convertía en musa de Truffaut en «Jules et Jim» (1962) y lo fue de Orson Welles.

CATHERINE DENEUVE

CATHERINE DENEUVE

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JEAN SEBERG

JEAN SEBERG

Jean Seberg. ¡Ah, Jean Seberg! Cuánto sufrió por amor. Clint Eastwood la utilizó durante el rodaje de “La leyenda de la ciudad sin nombre” (Paint your wagon, 1969) y luego la dejó sin más, y eso le provocó un trauma del que, se dice, jamás se recuperó. La Seberg venía de la irrepetible “Al final de la escapada(A bout de souffle, 1959) y se convirtió en la perturbadora “Lilith” (1964).

ROMY SCHNEIDER

ROMY SCHNEIDER

Y qué decir de otras musas del cine de los sesenta: Delphine Seyrig, protagonista de “El año pasado en Marienbad” (L´année dernière à Mareinbad, 1961). Y cómo no enamorarse de aquella Romy Schneider (en cuanto dejó de ser la tontorrona de Sissi y se convirtió en una mujer de verdad me dejé embaucar por su mirada, por su pálida sonrisa, por ese aire melancólico de sus gestos), y quise ser Alain Delon en “A pleno sol” (Plein soleil, 1960) para nadar con ella.

Ahí van las tuyas, Jesús, esas otras tres más que tanto te apasionan:

ANNA KARINA

ANNA KARINA

Anna Karina, tan francesa ella quizá porque era danesa, en “Una mujer es una mujer” (Une femme est une femme, 1961), y “Vivir su vida” (Vivre sa vie, 1962), musa de Godard, claro; y Corinne Marchand, la de “Cleo de 5 a 7” (1962). Te dejo para el final a Marina Vlady, no sé si es muy representativa pero cito “Los siete pecados capitales” (Les sept péchés capitaux, 1962), por razones obvias. Bueno, va, y tu adorada Ingrid Thulin, belleza nórdica que deslumbró en “La caída de los dioses” (La caduta degli dei, 1969), pero que ya tenia su largo bagaje con Bergman, como en “El silencio” (Tystnaden, 1963).

INGRID THULIN

INGRID THULIN

¿Sigo? Mamma mía! ¡La Loren! Ya sé que ella es de los cincuenta, y de los sesenta, y de los setenta y ochenta, y ahí sigue, incombustible, preciosa, eterna… Sofía Loren. Ya sé, hoy sólo los años sesenta… Me impresionó la Loren en su desgarrador papel de “Dos mujeres” (La ciociara, 1960), estuvo más guapa que nunca en “El Cid” (1961) y tierna, hermosa y dolorosa, como sólo ella sabe serlo, en “Los girasoles” (I girasoli, 1969).

SOFIA LOREN

SOFIA LOREN

De una fuente, en el año 59, surgió otra diosa para los sesenta, otra diosa más carnal, más pecaminosa, más abrumadora, un icono: Anita Ekberg, que sigue ahí en la Fontana di Trevi de “La dolce vita” (1959). En 1962 fue la tentación del doctor Antonio en el episodio que protagonizó en “Boccaccio 70”, y paseó su escultural cuerpo por diversos peplums que hacían las delicias en las sesiones dobles.

ANITA EKBERG

Aparte, en otro lugar: Audrey Hepburn. También venía de los cincuenta. Irreemplazable, única, irrepetible, en esos años estuvo tierna, frágilmente abrumadora en “Desayuno en Tiffany´s” (Breakfast at Tiffany´s, 1961). Es otro icono, diferente, sutil y cercano, de cine.

AUIDREY HEPBURN

Y no me olvido de Lea Massari y de Monica Vitti, que trabajaron juntas en “La aventura” (L´avventura, 1960). La Vitti fue musa de Antonioni, pero se convirtió en referente pop y sex-symbol gracias a “Modesty Blaise, superagente femenino” (Modesty Blaise, 1966).

MONICA VITTI

MONICA VITTI

Luego, estaban las actrices que triunfaban no por sus cualidades dramáticas, sino por sus encantos físicos.  Luciana Paluzzi, Elke Sommer, Florinda Bolkan

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KATHERINE ROSS

KATHERINE ROSS

También nos atrapó Katherine Ross que logró enamorar a  Paul Newman y a Robert Redford en “Dos hombres y un destino” (Butch Cassidy & the Sundance Kid, 1969) después de hacerlo con Dustin Hoffman en “El graduado” (The graduate, 1967).

ANGIE DICKINSON

ANGIE DICKINSON

Y las había, como muchas de las que he mencionado más arriba, que eran atractivas, sensuales y buenas actrices. Americanas, como Angie Dickinson. Siempre me pareció tentadora (igual que a tío Junior en “Los Soprano”, obsesionado con acostarse con ella), que estuvo preciosa y perfecta en “Código del hampa” (The killers, 1964), en “La jauría humana” (The chase, 1965) y, especialmente, en  “A quemarropa” (Point Blank, 1967). Al igual que Lee Remick en “Río salvaje” (Wild river, 1960) y “Días de vino y rosas” (Days of wine and roses, 1962).

LEE REMICK

LEE REMICK

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FAYE DUNAWAY

Y la siempre insinuante Faye Dunaway, excelente actriz, que supo dotar a sus personajes de una mezcla de tortura interna y procacidad sexual, quizá una de las mejores intérpretes de ese decenio, y que inmortalizó a Bonnie Parker en “Bonnie & Clyde” (1967), uno de los films emblemáticos de los sesenta. Sin olvidar sus papeles en “El caso Thomas Crown” (The Thomas Crown affair, 1968), “Amantes” (Amanti, 1968) y “El compromiso” (The arrangement, 1969).

JANE FONDA es Barbarella

JANE FONDA es Barbarella

Hay más: Jane Fonda, pura vitalidad, capaz de atreverse con cualquier papel, por eso ella fue “Barbarella” (1967) y bailó hasta la extenuación en “Danzad, danzad, malditos” (They shoot horses, don´t they?, 1969).

Pero confieso que tengo dos debilidades más: una es Julie Christie.

JULIE CHRISTIE

JULIE CHRISTIE

Lo sé: sus ojos, su aparente fragilidad, pero también su carácter. Hay algo en ella imperecedero. En “Dr.Zhivago” (1965) borda su papel, en “Fahrenheit 451” (1966) eleva de categoría su trabajo y en “Lejos del mundanal ruido” (Far for the Madding Croad, 1967) simplemente roba el corazón. La otra debilidad es Jacqueline Bisset. También son sus ojos, qué demonios, pero qué decir de su boca o de sus pómulos… La descubrí, creo, en “Bullit” (1968) y desde entonces me visita a hurtadillas.

JACQUELINE BISSET

JACQUELINE BISSET

Las estrellas más rutilantes de los cincuenta, protagonizaron algunos de sus papeles más inolvidables en los sesenta: Elizabeth Taylor fue «Cleopatra» (1963) e hizo uno de sus dramas más impactantes en «¿Quién teme a Virginia Woolf?» (Who´s afraid of Virginia Woolf?, 1967).

ELIZABETH TAYLOR es Cleopatra

ELIZABETH TAYLOR es Cleopatra

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KIM NOVAK

Mientras, Kim Novak desquiciaba a Kirk Douglas en “Un extraño en mi vida” (Strangers when we meet, 1960) y fue “La misteriosa dama de negro” (The Notorious Landlady, 1962). Jean Simmons protagonizó por su parte “Espartaco” (Spartacus, 1960) y “El fuego y la palabra” (Elmer Gantry, 1960), entre otras.

JEAN SIMMONS

JEAN SIMMONS

Y poco antes de perder la vida, incluso Marilyn Monroe demostró que podía ser una excelente actriz dramática en «Vidas rebeldes» (The misfits, 1961). Un papel inolvidable.

MARILYN MONROE

Querido Juan Yankovich: Espero haberte compensado en parte. Aquí tienes la primera entrega de nuestras mujeres. Volveré a escribirte desde los setenta. Un abrazo, jay.

Sergio Barce, junio 2011

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