LARACHE vista por… LEÓN COHEN

Del libro de cuentos de León Cohen Mesonero, «La memoria blanqueada«, (Año 2006. Editorial: Hebraica de Ediciones, Madrid) pertenece el siguiente relato que habla de Larache, su ciudad natal, y en el que recrea la memoria de los años 50 y principios de los 60.

El relato se titula sencillamente «LARACHE«, y dice así:

Larache, tierra de angulas, turmas y sábalos, pequeño puerto pesquero situado en la desembocadura del río Lukus, sobre un acantilado donde rompen las olas inmensas del Atlántico. Fenicia, romana, árabe, española (1610-1691), portuguesa y a partir de 1911 española de nuevo. A la antigua Lixus la formaban a principios del siglo XX, la Calle Real, sus aledaños y una pequeña medina que lindaba con la mencionada calle. Además del río, del mar y del sol, espléndidos. Una vez escribí:

“Larache, pueblo milenario, nacido entre arena y olas, donde río, mar y tierra concertaron sus nupcias estivales mientras Hércules era amamantado justo arriba, en la colina, junto al jardín de las Hespérides. Ningún hijo de aquel pueblo podrá nunca olvidar -incluso después de haber perdido la memoria- aquellos atardeceres del mes de Julio, cuando la brisa que subía desde el Atlántico sellaba una especie de pacto tácito entre sol y mar, trayendo consigo la vida a unas calles desiertas por el implacable sol del mediodía.”

El Larache de los años cincuenta, el de mi infancia, era un pueblo que pasados los años se me antoja peculiar, por su ambiente, por sus personajes.

LEÓN COHEN

Topográficamente, viniendo desde Tánger o desde Alcazarquivir, siempre se llegaba  a Cuatro Caminos y desde dicho cruce se entraba en Larache por la Avenida de las Palmeras, del Generalísimo o de Mohamed V según la época. Algunos de los lugares y edificios más emblemáticos a lo largo de su recorrido eran la casa del Raisuni, la Escuela Francesa de la Mission Universitaire et Culturelle Française. Luego un poco más abajo se hallaba el cementerio de Lalla Mennana, el Jardín de las Hespérides, la escuela de la Alianza Israelita, el  Comisariado y enfrente la Iglesia y al final  la Plaza de España.

Santuario de Lalla Mennana

La Plaza de España era un espacio amplio, con forma entre circular y ovalada, centro neurálgico de la ciudad que por aquel entonces podía tener cincuenta mil habitantes.

Estaba rodeada la plaza por una carretera y al margen de ésta edificios de estilo colonial, casi todos ellos separados por calles que hacían de la plaza una especie de centro distribuidor, desde el cual se podía tener acceso a cualquier punto de la ciudad. La Plaza de España estaba rodeada por una carretera flanqueada por un paseo jalonado por multitud de comercios de toda índole. Sobre la acera del paseo, unos soportales formados por arcos de estilo árabe,   además de decorar, hacían de puertas abiertas del paseo. Debajo de los arcos, uno podía disfrutar de sombra en pleno verano y resguardarse de la lluvia inoportuna en invierno. Además, allí estaban los Almacenes «Pulido», Pepe el Indio, la Farmacia Amselem, y la Zapatería Bata, entre otros. Enfrente de «Pulido», en la margen izquierda de la avenida del Generalísimo, la gente podía disfrutar de las terrazas de los bares Perico y Canaletas. Pero sobre todo, en mi memoria perdura el edificio cuya fachada se soportaba sobre aquellos arcos. Era como un laberinto formado por pasillos interminables, llenos de recodos, que mis amigos y yo recorríamos periódicamente, entrando por uno de sus numerosos portales y saliendo cada vez por uno distinto. Hermoso recuerdo de aquellos recorridos misteriosos que nuestra imaginación infantil poblaba de sucesos y fantasmas improbables y que más tarde, en varias ocasiones, he vuelto a recrear  en sueños.

La calle «Chinguiti», una de las arterias que desembocaba en la Plaza de España (si no me equivoco eran siete) era el paseo nocturno, donde la gente deambulaba sin ningún otro propósito que el de recorrerla cuantas veces fueran necesarias.

calle Chinguiti – Hassan II

Saludos, sonrisas, miradas cómplices, aquel bullicio poblado por las personas que se paseaban, solas o en grupo, sin objeto o con el único objeto de mostrarse, de buscarse, de encontrarse ¿Quién sabe? Difícil olvidar su topografía y sus topónimos.

A la derecha, viniendo de la Plaza de España: el Hotel España, el Teatro España, el Yunque, la sastrería del Chato, la marquetería de Bohbot, la tienda de «Pesetilla», el Cine Ideal (donde reinaban Clark Gable, Gary Cooper y Burt Lancaster entre otros ídolos de mi infancia), el bar Matías (donde todo Larache acudía los domingos por la noche para ver, apuntados en un pequeño panel,  los resultados de la jornada futbolística), la papelería de Damián (donde se cambiaban las novelas de Corín Tellado y los cuentos del Capitán Trueno),  finalmente, la Colonial, la tienda de ultramarinos de Gía en la que Carmelo con su bata gris era el dependiente .

Girándose y volviendo por la acera contraria: el bar La Marquesina, la mercería La Zamorana, una tienda de discos, el Bar Tropical, el patio de la Iglesia, la pastelería Montecatine, el almacén de Dolón (esas sandalias enormes que llevaba en verano y la sahariana celeste también enorme), la pastelería Ayuso, la imprenta Cremades (aquel hombre regordete con bigote y con una cojera sobresaliente), la Peluquería de Tomás, el Bar Cocodrilo, la tienda de ultramarinos de Antonio Español y por fin, el Bar Central, lugar de encuentro de todo el pueblo, entre ambos,  la calle de los limpiabotas, de Rosendo y de Casa Ros.

BAR LA MARQUESINA

Los domingos por la mañana, los niños más o menos «bien», nos encontrábamos en la Sociedad Española, uno de los casinos del pueblo, los otros dos eran el Casino Militar y el Casino Israelita. En la biblioteca, nos pasábamos las horas leyendo «Hazañas Bélicas», «El Capitán Trueno», «Roberto Alcázar y Pedrín», «El Guerrero del Antifaz» y tebeos de todo tipo, algunos de cuyos personajes siguen anclados en nuestra memoria, así: Carpanta, las Hermanas Gilda, Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape… A mediodía, los militares y las militaras vestidos con sus mejores ropas, ellos con los guantes blancos y el fajín, ellas con la peineta, cruzaban la Plaza de España, para acercarse a la Iglesia que se encontraba frente al Comisariado Español, entre el Banco Exterior y el Central, en la avenida de Francisco Franco, originariamente la avenida de Las Palmeras. Por la tarde (“l’aprés midi”)  el cine, antes de entrar la visita obligada al carrillo de Driss para abastecernos de cacahuetes y caramelos, yo probaba únicamente los de coco. Por la  noche,  unos cuantos paseos por la calle Chinguiti.

El periódico del pueblo  «El Chivato», estaba dirigido por un personaje singular, cuyo recuerdo borroso se hunde en las aguas profundas de mi primera infancia. El Abate Busoni era un hombre pequeño, vestido de oscuro, cuyo rasgo más destacado era una boina negra, amplia, casi una chapela, que nunca le abandonaba. Por el cargo, es de suponer que fuera un adicto al Régimen y que aquel diario por él comandado, se dedicara a loar al Caudillo y sus obras, además de traer los ecos de la sociedad larachense.

No puedo dejar de mencionar «El Balcón del Atlántico» esa ventana abierta al mar, donde parecían desembocar de manera natural las calles principales de la ciudad y a la que sus habitantes no podían evitar asomarse por lo menos una vez al día, como buscando salir y evadirse hacia el espacio infinito y el horizonte lejano que les ofrecía el mar majestuoso.

Desde el año 1909, como venida del cielo, residía en Larache por razones difíciles de explicar (aunque es sabido que una ley de la República Francesa de 1886 envío al exilio a la familia real), la princesa de la Casa de Orleáns, Isabelle Marie, Laure, Mercedes, Ferdinande,  Duquesa de Guisa, madre del Conde de París, heredero al trono que dejó vacante Luis XVIII, el último rey y el último Luis de Francia. Algunos larachenses pueden todavía recordarla bajando de su Chevrolet negro -con chofer- los domingos a primera hora para ir a misa. Moriría en la misma Larache en el año 1961.

La Duquesa de Guisa

En aquella Larache franquista, la miseria estaba en cualquier rincón, y la duquesa practicaba la caridad con los pobres, labor ésta que seguramente tranquilizaba su conciencia y le permitía estar a bien con su Dios. Cuentan que su marido, Juan III de Orleáns, Duque de Guisa, murió en un duelo por un asunto de faldas en 1940. El hecho cierto es que sus restos reposaban en el viejo cementerio junto a la playa del Matadero. Su hijo el Conde de Paris se dejó ver más de una vez por el pueblo y sus nietas cabalgaban frecuentemente desde su palacete hasta el hipódromo (la Hípica) situado cerca de los Viveros. 

Otro personaje relevante, al menos por el apellido, uno de los hermanos Rotschild, al que por cierto nunca nadie vio ni conoció. Se le atribuía la fundación de la compañía Lukus en 1926, dedicada a la explotación y comercialización de agrios. Más tarde sería adquirida por uno de sus ingenieros, de apellido Gomendio, quien con la mencionada duquesa serían el todo de la burguesía y la aristocracia del pueblo. Hace muy poco he sabido que Joan Crawford fue accionista de dicha compañía.

El Raisuni era el «baja», una especie de alcalde impuesto por los españoles para reconducir conductas «indebidas» de los marroquíes. Aquel hombre, gordo inmenso, era un personaje temido que se dedicaba con mayor intensidad de la necesaria a imponer su ley marcial a través de sus guardias, dos esclavos negros de dos metros, que maltrataban hasta la muerte en ocasiones, a todo pobre indígena que violara su ley. El baja era además el padre de mi compañero «Jali» en el colegio Francés que estaba justo enfrente de su casa.

Avenida Mohamed V

“Era con seguridad la primavera del año 1956, eran aproximadamente las cuatro de la tarde. Mlle Vermury estaba terminando de impartir la última clase de la semana, era Viernes. Llamaron a la puerta. Por la puerta entreabierta pude observar como uno de los guardaespaldas del «Raisuni» conversaba con nuestra profesora. Siempre recordaré su expresión de persona acostumbrada a obedecer. Era un hombre negro, muy alto, que siempre llevaba una jilaba o chilaba inmaculada, entre blanca y parda, de ese color amarillo que no acaba de ser blanco. Tenía aquel gigante un porte erguido y hasta distinguido a pesar de su presumible humildad. Desde muy pequeño, aquel hombre y su compañero de gran parecido físico con él, me inspiraban temor y admiración. Los mayores contaban historias de palizas de muerte propinadas por estos esbirros del Raisuni a pequeños delincuentes y borrachos. Mademoiselle Vermury entró de nuevo en clase y se dirigió en voz baja a nuestro compañero Jali, segundos después éste se marchó con el hombre negro. Dicen que se llamaba Rabah. Aquel día, quiero recordar que salimos antes y nos recomendaron que nos fuésemos directamente a nuestras casas. Del resto del transcurso de aquella tarde, no atino a asegurar si fue vivido o contado. Enfrente del cementerio de Lalla Mennana. Situado a medio camino en la avenida de las Palmeras, justo en la esquina de una bocacalle que une a ésta última con la calle Chinguiti, fueron quemados vivos los dos guardaespaldas por una pequeña horda enfurecida. El caíd de una kábila cercana a Larache fue colgado de un árbol en pleno centro de la Plaza de España, seguramente por haber sido colaborador de los españoles y para que sirviera de ejemplo. Era la Independencia. Pocos días después, mis amigos y yo pudimos visitar los restos de la casa del baja y constatar las huellas de la batalla. Todavía recuerdo el olor a quemado.”

Mr. John era el profesor de Inglés. Vivía con sus dos metros de altura en la Plaza de España. Todas las mañanas se dirigía con su bastón y una especie de sombrero tirolés al Bar Selva donde desayunaba. Mi padre solía decir que era un nazi disfrazado de inglés. Sin embargo, desde la distancia y la perspectiva de los años pasados, su porte elegante y su estilo refinado eran demasiado ingleses como para ser confundido con la tosquedad alemana. Era un hombre solitario y misterioso. Cuando acompañaba a mi prima a clase, Mr John sentado tras su bonita mesa de estudio, me obsequiaba con un caramelo. Nunca he olvidado esa extraña sensación de placer que me producía verle manejar el tarro de cristal desde donde extraía los caramelos con una parsimonia indescriptible, bajo la tenue luz de una lámpara de mesa. Siempre me pareció un mago metido en faena. Una mañana de la década de los sesenta, ya  anciano,  apareció muerto en su cama.

Rafael, “Machaco” (Pinocho, el Chaleco), así apodado porque le gustaba el anís, era un judío pobre, dicen que culto. Contaban que se había atrevido a escribir una misiva al Alto Comisario para que le arreglaran algún elemento doméstico y que recibió respuesta. Caminaba siempre ataviado con un sombrero y la colilla prendida en los labios. Usaba gafas de múltiples dioptrías. Pedía con disimulo tabaco y algún dinero para ir tirando. Por supuesto que recibía la ayuda de la Comunidad Judía.

Aunque un poco tartamudo, era  buen conversador, con gran sentido del humor  y un gran contador de anécdotas y de chistes. Había conseguido forjarse una pequeña leyenda y no defraudaba. Desapareció en una de las emigraciones hacía Israel, donde supongo que acabó sus días dominado por la nostalgia de su pueblo y por lo inhóspito y desconocido de aquel país nuevo y duro. La comunidad israelita estaba constituida por un entramado social relativamente complejo, donde predominaba la clase baja de aquella época: mecánicos, pescadores, cargadores, tenderos, empleados de banca etc… gente en suma que ganaban apenas para comer y medio vestir. Destacaban por su escaso número algunos profesionales como farmacéuticos, maestros y hombres de negocios. Hay que subrayar  que la clase social israelita no se distinguía mucho de la española.

Cine Avenida de Larache

No he de olvidar mencionar los cuatro cines de Larache: el Ideal, el Teatro España, el Coliseo María Cristina y el Avenida que pertenecían a personas diferentes como eran los señores Benasuli, Amarito y Gallego, no recuerdo si simultanea o sucesivamente.

La Escañuela, la Valenciana, el Pasaje Gallego, Pentodo, Ulzurrum, Bensason el sastre, Salomito el electricista, Pariente el boxeador, Don Carlos (Chalomico el cra), los taxistas: el Gafas, el Parra, el Trompeta, Timimi. Joaquín Hernández (el manco), Rubén el chofer, el fotógrafo Benguigui, Facundo, Bozambo.

Antonio Español y Carmelo Rosendo, los practicantes Saja y Benchluch, los Maristas, el Patronato, la Escuela Francesa y la Alianza Israelita, Federico y la Portuguesa, el cambista Amar, los chatarreros David Trojman y Belliti, el recepcionista del Hotel España, al que mi madre apodaba con cierta sorna no exenta de cariño “el poeta” Serfaty. Todos estos nombres  y muchos más a los que mi ingrata memoria no hace justicia, conforman el recuerdo de un pueblo y de una infancia sorprendente y entrañable a los que con este pequeño relato he tratado de rendir homenaje.

León Cohen, 2001

 

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16 pensamientos en “LARACHE vista por… LEÓN COHEN

  1. CARLOS LOPEZ dice:

    Querido Sergio, gracias por transcibir el relato de León Cohen. He «revuelto» a ir a mi pueblo(enorme pueblo) y cada vez que voy, más me engancha. ¿Cómo es posible que acumule tanta historia, tantas emociones, tanta vida? Cada vez que vuelvo a Larache y hablo de tí a alguien, debo decir que eres el personaje más conocido, más querido y admirado en Larache, desde el taxista (Abdul), pasando por Sheherezade (H. España) o el librero de la Calle Chinguiti (que no se como se llama, pero me pareció una persona encantadora y culta)… en fin todos, hablan de ti con devoción y admiración.
    Sigo sorprendiéndome de la amabilidad de su gente, su educación y el trato tan exquisito que he recibido cada vez que he vuelto. Coindí con los partidos de futbol de la semifinal de la Champions, y …. ¡demonios! aquello era estar en España, que afición….
    De nuevo, Sergio, gracias por haberme hecho rememorar tantas cosas de mi niñez y haber sentido la necesidad de volver a Larache. Debo reconocer que han sido tus relatos, noticias, la transmisión tan exacta y fiel de tus emociones lo que me hecho volver al cabo de más de sesenta años. Te felicito por tu capacidad para contagiar sentimientos y me felicito de haberte conocido. Gracias

    • sergiobarce dice:

      Querido Carlos: Te aseguro que me has cogido por sorpresa. Esta mañana no estaba muy animado, pero lo cierto es que me has dado un chute de emoción que todavía me tiene tocado. Te agradezco de corazón tus palabras, y espero que coincidamos algún día en Larache.
      El librero se llama Rachid Serrouhk, y como dices es una persona fantástica.
      Un abrazo, y de nuevo gracias
      sergio

  2. leon dice:

    Este realto fue escrito en 2001 y posteriormente he recibido aclaraciones que me permiten corregir algunos pequeños o grandes errores, según se mire, y que a continuación detallo:
    1.- La tienda que había cerca de la casa del Dr. Hontoria no pertenecía a Pesetilla, sino a un tal Sliman.
    2.- La tienda de ultramarinos que estaba cerca de Damián no se llamaba la Colonial.
    3.- Me comentaron en alguna ocasión que Rafael «Machaco» murió en Larache.
    4.- La Portuguesa, mujer de Federico, era en realidad belga.
    5.- Mi propia prima me ha comentado recientemente, que Mr. John jamás ocultó su origen alemán y que en la puerta de su piso figuraba con Karl Johr.

  3. Joana dice:

    Un vez más releo el relato de «Algunos recuerdos de mi Larache» -la primera vez en el libro de León- y me vuelve a cautivar, sobre todo su memoria por tantos nombres, la descripción de sus personajes… y donde conocí el sinfin de nombres con los que contaba la Duquesa de Guisa… la princesa de la casa de Orléans, Isabelle Marie, Laure, Mercedes, Ferdinande… de quien mi madre me habló tantas veces…
    En éste, como en los demás relatos de «La Memoria Blanqueada», no pude menos que señalar algunas frases para que no caigan en el olvido… por ejemplo en el relato de Tánger… «No era musulmana, no era judía, no era católica, ni protestante, ni francesa, ni italiana, ni española, ni árabe, o mejor expresado, sí, era todo eso y mucho más, era tangerina, vocablo éste que solo los que alguna vez fuimos y nos sentimos tangerinos, podemos entender». León, nadie pudo haberlo descrito mejor!!
    Y todos estos impagables momentos de lectura que, gracias a tí Sergio, podemos volver a tener presentes y que gracias a quienes los relatan, como tú León, nos hacen revivir instantes de un pasado feliz que siempre llevaremos pegado a nuestra piel.
    Llevo Larache en el corazón.

  4. miguel dice:

    hay algunas cosas que son estúpidas,exageradas( a conciencia ??? ), y otras que si son auténticas, reales. A los larachenses, no nos gustan las manipulaciones, y menos los bulos que no tienen ningun fundamento más que la difamación.

  5. adela manso osuna dice:

    De nuevo he de dar las gracias a Sergio,porque a traves de su blog,he podido
    leer el maravilloso articulo que sobre Larache ha escrito Leon.
    Me ha encantado.Ha sido un repaso completo de todo Larache,de sus calles,
    de sus bares,de sus tiendas,de toda la variedad de sus comercios,de sus gentes,de sus nombres,del Balcon,de la PLaza de España,en fin de todo.

    Ha sido como si delante de mis ojos,empezara a pasar una pelicula de mi pasado,de mi niñez ,y de mi adolescencia.

    En medio de la neblina que invade tu cerebro,debido al larguisimo tiempo
    transcurrido ( nada mas y nada menos que 55 años ) a traves de rafagas y fogonazos,he visto de nuevo,mucho de lo que ya habia olvidado,y he sentido una enorme nostalgia del pasado.

    Me he visto de nuevo de jovencita,contemplando el paseo de la calle Chinguiti,desde el balcon de la casa de mis abuelos,que vivian encima del
    Central,alli me tiraba horas viendo pasar a conocidos y desconocidos,con la musica que sonaba desde el altavoz que estaba instalado frente al Teatro España….en fin que tiempos aquellos !

    El dia que se proclamo la Independencia de Marruecos,tambien lo recuerdo
    muy bien. Recuerdo,(como dice Leon ) el olor a quemado y el silencio de sus
    calles.

    Los que quemaron en la Plaza de España,produjo en mi familia (sobre todo en mi abuela)un sobresalto y un terror tan grande que perdio el conocimiento,
    al pensar que los que estaban quemando podian ser algunos de sus hijos..
    que estaban trabajando en el cafe Central.
    Ella lo estaba viendo desde los balcones de su casa.

    Tambien recuerdo con autentica añoranza los dias de verano,con su calor humedo y que al llegar la noche,algunas veces nos ibamos caminando,hasta Cuatro Caminos,para refrescarnos y embriagarnos con el aroma que despedia la dama de noche,con un cielo tan estrellado y una luna tan grande
    que parecia que los podiamos tocar con las manos.

    Como vereis tengo motivos para daros las gracias a los dos,y por ello,os pido que no os canseis de hacernos vibrar con vuestros relatos ,fotos,recuerdos…
    en fin con cualquiera de las cosas que puedan proporcionarnos,ratos y momentos tan entrañables.

    Os mando a los dos un fuerte abrazo

  6. Jose Garcia Galvz dice:

    MARAVILLOSO EL ARTICULO DE LEON, QUE NOS LLENA DE RECUERDOS. CREO QUE YA LO HABÍA LEIDO EN ALGUNA OCASIÓN, Y ESTOY TOTALMENTE DE ACUERDO CON LAS RECTIFICACIONES QUE HACE. MUCHO SE COMENTÓ EN LARACHE EL FALLECIMIENTO DEL DUQUE DE GUISA DEBIDO A UN DUELO, Y SEGUN ESCUCHABA ENTONCES SU OPONENTE EN EL DUELO FUÉ UN CONSUL ESPAÑOL DE APELLIDO ZAPICO. SERÍA INUTIL DECIR QUE CONOCÍ A CASI TODAS LAS PERSONAS QUE NOMBRA COMO A LAS DISTINTAS ENTIDADES. TAMBIEN ME VIENE A LA MEMORIA QUE UNA DE LAS AMIGAS DE LA DUQUESA DE GUISA, ERA LA ESPOSA DEL INTERVENTOR OCHOA, QUE VIVÍA EN LA C/ SOLDADO SEQUERA, MUY CERCA DEL COLISEO MARIA CRISTINA. ENFIN COMO DIO AL PRINCIPIO SON MARAVILLOSOS RECUERDOS DE AQUEL LARACHE INOLVIDABLE, AL QUE YO SIGO CONSIDERANDO LA MEJOR CIUDAD DEL MUNDO, AUNQUE ME TRATEN DE LOCO POR AFIRMARLO. Y UNA VEZ MAS GRACIAS SERGIO, PORQUE SIN LUGAR A DUDAS ERES UNA DE LAS PERSONAS QUE MAS HACE POR NUESTRO BENDITO PUEBLO. UN ABRAZO.

  7. Acabo de llegar de viaje y al abrir mi correo me he empapado de esta página tuya Sergio que gracias a tí y a Leon nos ha hecho revivir a mí y a todos mis paisanos años muy felices de nuestra infancia.
    No puedo añadir más de lo que ha dicho mi hermana Adela que lo ha expresado maravillosamente bien.
    Pero si quiero recordar en ese recorrido por las calles de nuestro Larache, a Tomas Diodoro que tenía su estudio fotográfico justo debajo del Hotel España y enfrente del bar de mi abuelo el Café Central.
    También a Vicente Gay que fué el anterior conserje del Hotel España y que se casó con Maruja Paredes que era peluquera en la Peluqueria de Purita situada en el pasadizo del Cine Ideal.
    Bueno como vereis se han despertado nombres y recuerdos en mi cabeza, que no estaban muertos, si no solo dormidos, y he querido ponerlos aquí por si alguien tambien los recuerda.
    Gracias Sergio y un abrazo.

  8. Mercedes Muñoz- dice:

    Mercedes Muñoz Martos-
    Estoy leyendo tus aportaciones Sergio y se puede decir, que volviendo a leer por lo cual estoy tremendamente agradecida-
    Soy amiga de Ángeles Ramírez a la cual conocí personalmente el agosto pasado , me dejó un gran impacto de amabilidad y lealtad, porque su contacto lo tenía con ella por el medio «social» facebook-
    Llegué a Larache con dos meses los primeros de mi vida , a consecuencia de un destino voluntario de mi padre que era militar de Caballería- Por el nuevo traslado de mi padre ( esta vez forzoso ) nos fuimos a Alcazarquivir , con cuatro años ,pero nuestras visitas a Larache eran contínuas-
    Mi hermana pequeña nació en el 45 en el barrio de Las Navas frente al Grupo , en una casa que sigue intacta , cosa que me llenó de ternura en mi última y primera visita después de años-
    No trato de relatar mi infancia porque el objetivo principal es agradecerte tu aportación con tus escritos y con los documentos que nos regalas de otras personas , todas ellas coinciden con mis recuerdos, incluso los acontecimientos de el sacrificio de aquellos hombres cruelmente quemados, mi madre siempre lo comentó con sus amigas de Alcazarquivir y a nosotras no se nos escapó nada porque estabamos allí-

    En los meses últimos del año 56 nos despedimos de estas dos ciudades y las lágrimas de mi madre brotaban como un manantial-

    Desde este año 56 no había vuelto por Larache porque mi madre nunca podía hacerlo , algo se le resistía junto con el recuerdo de su niño pequeño que perdió en Alcázar-

    Ahora todo ha cambiado , he vuelto por esas tierras y quiero volver a primeros de Agosto , si Dios quiere y los astros me acompañan , para celebrar el Ramadán, una cristiana que cumple-
    Espero encontrarme de nuevo con Ángeles Ramírez y compartir las charlas y risas.

    Desde Fuerteventura un abrazo de agradecimiento y corto el rollo porque si me enrralo ( palabra canaria que viene como anillo al dedo ) es para escribir hasta aburrir-
    Mercedes Muñoz-

    • sergiobarce dice:

      Querida Mercedes:
      Ni que decir tiene que tu mensaje me da ánimos para seguir escriniendo y seguir manteniendo este rincón en movimiento. Hay algo importante en lo que cuentas: el hecho de que después de dudar tanto en volver, al final, como suele ocurrirle a la mayoría, te has enganchado otra vez a Larache. Eso es algo que trato de explicarle a muchos de los que han decidido no volver nunca más. Si regresas con la idea de que quieres encontrar lo mismo qyue vivías en su época, la desilusión es segura; pero si vas con la mente abierta, pensando que con los años todo cambia, pese a algunos sinsabores invetables, al final encuentras lo que buscas. Y está más en la gente de Larache que en cualquier otro lugar. Creo que tú has dado con esta clave, y me alegro por ti.
      Un beso
      sergio

    • carmen garcia dice:

      Estimada mercedes, leo que estuvo en Alcázarquvir y larache mi abuela Andrea cruz Aguado y sus hijos Antonio y Victorio García cruz,también estuvo viviendo urbana mi madre esposa de Antonio estaban en el hotel España estoy .buscando a mi primo hijo de mi tío Victorio quizás los conoció o conoció a mi abuela Andrea.? Un saludo

  9. Shalom Benamu dice:

    Hola me llamo Shalom Benamu Izquierdo soy peruano , tengo 37 años y vivo en Lima. Soy descendiente de un ciudadano de Larache que vino a la selva del peru a principios del siglo 20 se llamaba Shalom Benamu Pimienta, tengo entendido que su padre se llamaba Elias. Vino con un primo hermano llamado Abraham Bensus Benamu ambos murieron y estan enterrados en Iquitos. Desearia que alguien que tenga algun conocimiento sobre estos personajes o sobre sus apellidos se pudiera comunicar conmigo a mi correo benamushalom@hotmail.com estoy tratando de seguir la linea de mi apellido. Mil gracias que Hashem los bendiga

  10. Mira Benasuli Zenou dice:

    Dear Mr. Cohen,
    I am the daughter of Mr. Leon Benasuli who passed a little over a year ago in Israel. I always wanted to find out more about his life and family and your story is exactly in his life years, until he moved to Israel in 1956.

    I can’t read Spanish too well. Can we get an english version? What do you know about Jewish community in these days? Did you know my family? My father father name was Yitzhak and mother Zohara Cohen.

    My father is survived by two brothers and two sisters. All leaving in Israel.

    As for myself, I live in, Great Neck, NY, I’m married with 4 kids.

    Hope to her back from you soon.

    Regards,

    Mira Benasuli Zenou.

  11. carmen garcia dice:

    Mi abuela creo q fue gobernanta del hotel España vivían creo en el hotel con mi padre Antonio y mi tío Victorio creo q fueron conductores .mi padre Antonio caso con urbana mi madre y estuvieron viviendo en el hotel con mi abuela Andrea.mi tío Victorio caso pero no se el nombre tuvo un hijo al que estoy buscando.si me pudieran ayudar se lo agradevería.amparo dueña del hotel fue la que nos comentó la muerte de mi abuela Andrea.mis padres ya vivían en Madrid pero desgraciadamente mi padre murió antes q mi abuela.se que cuando murió mi tío Victorio García cruz.la familia materna se lo llevo a España creo q Andalucía pero no es seguro creo pero no es seguro mi primo se llamaría pedro pero no lo se.si me pueden aportar algún dato se lo agradeceria.un saludo.

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