Hace ya un año y medio que mi amigo Pablo Cantos inició su viaje sin retorno dejando una herida abierta en quienes lo conocíamos, en quienes lo queríamos. No hay un solo día, y no exagero en absoluto, que no me acuerde de él, aunque sea fugazmente, unos segundos.
El otro día, durante la presentación en Librería Proteo de mi libro, lo notaba por allí cerca. Le habría gustado este libro, me habría abrazado al acabar el acto, me habría dicho algo especial, como siempre. Me consuelo imaginándolo.
Ayer fue el Día de las Bibliotecas. Y el poeta Víctor Pérez, con el que tengo ya una incipiente amistad de complicidades, me envió unas fotos. Son las que pongo a continuación. Gracias Víctor por adivinar que me conmoverían y hacer que esbozara una sonrisa de orgullo. Víctor las había tomado en el Instituto de Enseñanza Secundaria Pablo Ruiz Picasso de Ciudad Nueva Málaga. El instituto le dedicó su biblioteca a Pablo, pasando a llamarse: Biblioteca PABLO CANTOS. Y yo no había tenido ocasión de verlo.
Biblioteca PABLO CANTOS. Escribo su nombre en mayúsculas, porque Pablo se merece que todo lo que se diga de él se escriba en mayúsculas. Me emociona incluso poder poner este pequeño comentario, no sé qué tiene Pablo que vuelve como si fuera el amanecer. No consigue irse del todo. No quiero que se vaya del todo. Y quizá esa biblioteca que lleva su nombre haga que sea aún más difícil que cruce ese mar oscuro y desconocido y postergue la travesía, que decida quedarse aún a pocos metros de la orilla, sentado en la barca de Caronte, leyendo uno de los libros que guardan sus estanterías, para darnos alguna de sus lecciones magistrales.
Los responsables del centro tomaron en su momento la mejor de las ideas. Ya digo que yo no había tenido la oportunidad de verlo, pero gracias a estas fotos de Víctor ya me hago una idea de la suerte que tienen los alumnos del Pablo Ruiz Picasso. Espero que sepan que PABLO CANTOS se escribe todo en mayúsculas, porque él era un hombre en mayúsculas, y que también sepan que definitivamente no partirá hasta que todos los libros, todos, sean leídos.
Sergio Barce, octubre 2014
INSTITUTO PABLO RUIZ PICASSO:
****
****
****
Este es el enlace para ver la entrevista:
Marcado profundamente por varios acontecimientos ocurridos en el pasado y que hasta ese instante se ha negado a aceptar, el escritor Elio Vázquez se enfrenta a sus demonios desvelando sus secretos más íntimos a Moses Shemtov, un viejo psiquiatra. Durante estas sesiones sabremos que una serie de hechos imprevisibles cambiaron por completo su vida.
Todo comienza en Málaga el día en el que presenta su nueva novela. Al terminar el acto, Arturo Kozer, un hombre al que no conoce, le acusa de haber puesto en peligro su vida con esta publicación y, además, de haber desvelado el secreto de El libro de las palabras robadas, un codiciado manuscrito que hasta ese instante nadie sabe dónde se oculta. Ese mismo día, su padre sufre la primera pérdida de memoria que le llevará, días después, a ser internado en el hospital, y su madre, Ágata, muerta años antes, reaparece de manera imprevista. Mientras tanto, Elio trata de comunicarse con su hijo Marco pero, como suele ocurrir desde hace tiempo, no lo logra.
Tras recibir una inquietante amenaza, Elio Vázquez trata de encontrar a Arturo Kozer para desenmascarar su farsa y demostrar que su novela sólo es una creación ficticia que nada tiene que ver con la realidad. Su editor, Joan Gilabert, y la mujer de éste, Francesca, junto a Félix Quintá, un guardia civil retirado que escribe novelas negras de misterio, lo ayudarán en su tarea. Sin embargo, la codicia por hacerse con el códice al precio que sea va desvelando los motivos reales por los que actúan algunas de las personas en las que, hasta ese momento, Elio confiaba ciegamente. Todo vale con tal de hacerse con tan valioso botín.
Entre la intriga y la novela negra, página a página vamos descubriendo la fascinante vida del padre de Elio y el enigmático personaje de Dalila Beniflah, los viajes a Tetuán y a otras misteriosas ciudades, qué significa Tánger para ellos, el pasado errático y misterioso de Arturo Kozer, los intereses ocultos de Joan Gilabert y el verdadero secreto de El libro de las palabras robadas, y también qué significan Marco y Sara en la vida del protagonista, hasta llegar a un desenlace imprevisible.
Cuando la tengáis en vuestras manos, comprobaréis que la novela está dedicada a mi amigo Pablo Cantos Ceballos. No podía ser de otra manera.