Acaba de aparecer en los Cuadernos del Sur (Premio Nacional de Fomento a la Lectura) del Diario de Córdoba, la reseña del poeta José Sarria de mi novela Malabata (Ediciones del Genal – Málaga, 2019).


…Tánger, un escenario que respira y existe como si fuese un personaje más, quizás el principal, en esta maravillosa obra. La Tánger internacional, el ambiente de intriga y desenfreno bajo su estatus de ciudad abierta, a la vez que carnal, donde el olor a té se mixtura con el del kif en sus teterías o cafetines, lugares en los que perdedores sin escrúpulos buscan su salvación a toda costa en partidas ilegales intentando redimir sus pecados o, sencillamente, su locura, será el marco incomparable para ambientar una esmerada y excepcionalmente elaborada trama de intrigas y venganzas…

Cualquier escritor puede escribir sobre Tánger y forjar una historia interesante en ella. No es difícil teniendo en cuenta el atractivo que esa ciudad ejerce sobre quien la conoce. Y mucho más si nos referimos a alguien que escribe. Pero hacerlo con la sabiduría y el conocimiento de causa con que lo hace Sergio Barce, no está al alcance de cualquiera.
Ya conocía su forma de escribir y había leído cosas de él con anterioridad a la lectura de Malabata, su última novela.
Para todos los que quieran conocer el influjo que esa ciudad ha tenido en la Literatura durante los últimos años, es indispensable leer a Ángel Vázquez y disfrutar con su Juanita Narboni. Es imposible descifrar el espíritu mágico de Tánger sin leer a Chukri, a Ceballos, a Sonia García Soubriet y su Al Bustan, y al mismo Paul Bowles, entre otros.
Y una vez que hemos adquirido la información suficiente, es cuando de verdad podemos valorar el perfecto ambiente que Sergio Barce construye, sabiamente, para el lector de Malabata. Un ambiente que llama la atención por su plasticidad y su poder evocador. Porque el lenguaje de este larachense tiene mucho de cinematográfico. Desde que empieza la novela hasta que termina, es la propia trama la que se encarga de impedir que el lector se aleje de sus páginas atrapándole en una acción rápida y un lenguaje directo propio del séptimo arte. Una trama envolvente que caracteriza a las mejores novelas policíacas, donde asesinatos, corrupción policial y encuentros amorosos transgresores construyen ese ambiente espeso, turbio y pernicioso que, a buen seguro, el autor pretende que saboreemos.
Malabata recuerda a una buena película de suspense pero sin música. No la necesita porque la inquietud la transmiten los personajes, bien construidos y claramente identificables con la realidad. Y todo ello dentro de los cafetines tangerinos y los lugares emblemáticos. También el lenguaje ayuda a que el lector se ubique en esa geografía determinada, utilizando para ello términos en árabe y en francés que nos trasladan de inmediato a otra época. La época del Tánger pleno de espías, desertores, huidos de la justicia y fugitivos de sus propias vidas. Aquella ciudad que descansó bajo el cielo protector y se repartió entre tantos amantes.
Desde la primera a la última página, en que nuestras ansias de curiosidad se ven saciadas, se articula el misterio de unos hechos muy concretos, pero también deja entrever otros aspectos que, de forma casi imperceptible, van alimentando el interés. El juego amoroso del inspector jefe, la sensualidad casi apocalíptica de Yamila, el alma rota del subinspector… Todo ello envuelto en una atmósfera de maldad sin límites como telón de fondo. Una maldad que a todos nos sobrecoge cuando descubrimos cual es el significado oculto que explica la forma de actuar de los personajes principales. Una obra de ficción pero que el autor equilibra de tal forma que podría ser perfectamente una historia real de aquellas que ocurrieron, a buen seguro, en la que algunos denominaron, incrementando su leyenda, “la ciudad del mal”. Uno de los mayores crímenes de la Historia y el desmedido dolor que supuso su revelación años más tarde para los europeos y para el mundo entero, actúa de telar imaginario sobre el que Barce teje, con su certera imaginación, esta estupenda historia.
Emy Luna. Algeciras 2020. Confinamiento
