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ENTREVISTA A SERGIO BARCE, POR LA ESCRITORA KARIMA ZIALI

Comparto con vosotros el enlace de la entrevista que se publica en la revista cultural Amberes, que me ha hecho la escritora Karima Ziali:

Sergio Barce: “Necesito entender lo que se esconde tras este silencio marrueco que sigo descifrando desde la niñez”

 

 
SERGIO BARCE Y KARIMA ZIALI
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«EL MIRADOR DE LOS PEREZOSOS», SEGÚN FRAN MORALES

Mi amigo y paisano Fran Morales, lector contumaz, me escribió en mayo pasado acerca de mi libro El mirador de los perezosos:

Acostumbrado y adicto – sin remedio – a tus finas dotes de observación y a ese olfato tuyo tan peculiar para dar con el tono íntimo, vibrante y, a veces, exquisitamente perturbador de tus relatos, con el último de tus libros (menos mal que tiene las tapas duras) además de disfrutarlo febril y apasionadamente, descubro «un algo» que me tiene fascinado en tus relatos tanyauis: el paseante – ya no sólo se limita a narrar y a describir, sino que muy a menudo <se aventura> y ahonda en diversos planos. Me encantaron todos los relatos. Con «El Hotel Rembrant» sufrí y gocé, sufrí gozosamente lo indecible o, posiblemente, lo que ahora no sabría explicar.

FRAN MORALES – Mayo 2023

 

Foto de Fran Morales – lo que él llama su «rincón Barce»
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DE TÁNGER A MADRID, PASANDO POR RABAT (2ª PARTE)

El pasado viernes, 9 de junio (parece que ya han transcurrido semanas), aterricé a las 12.55 en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Bajé en la Terminal 4, que es como una ciudad paralela, una ciudad futurista y alienante. Un aeropuerto cada vez más mastodóntico, más frío e inhumano. Cuando salí a la superficie, porque esa fue la sensación, me esperaba mi hijo Pablo. Nos fuimos a comer y, como siempre, reímos y soñamos juntos. Andamos ilusionados con el rodaje de su nuevo cortometraje que arrancará en Larache el día 24 de julio, incha alláh. Se basa en otro de mis relatos, como el anterior de El nadador. Veo a Pablo con muchas ganas de hacer algo especial, porque la  historia de esta nueva película es especial. Luego me marché a la Feria del Libro, donde iba a firmar en la caseta 29 de la Librería Balqís. Lo hice con tiempo por dos razones: primero, porque allí estaba, una vez más, mi querida Beatriz Ballesteros, defendiendo el castillo, contando siempre conmigo y para regalarme su generosidad impagable; y segundo, porque en la misma caseta también firmaba, dos horas antes que yo, el poeta Isaak Begoña, con quien me había confabulado para coincidir el mismo día y para conocernos en persona. Él, que había sido tan generoso de cederme uno de sus mejores poemas de su libro Los perros de Tánger para abrir mi libro El mirador de los perezosos. Una gozada estar ese poco tiempo juntos en la feria. Luego, llegó Karima Ziali, que iba a firmar conmigo a partir de las 19.00 horas. Había aterrizado en un vuelo posterior al mío desde Rabat. Volvíamos a coincidir veinticuatro horas después de la inmejorable presentación que Karima hizo de mi libro en el SIEL de Rabat. En cuanto nos pusimos a la tarea, no paramos de firmar ejemplares. También estuvo Gonzalo Fernández Parrilla y su hermano, que hizo fotos malabáricas. Hubo instantes en el que Beatriz no daba abasto para cobrar e introducir los libros en las bolsas mientras Karima y yo firmábamos. Fue divertido y muy emocionante atender a nuestros lectores. No hay nada que satisfaga más que estos instantes. Me dijo Bea que, por la mañana, ya había acudido la primera lectora a comprar mi libro, aunque se llevó también un ejemplar de Una puerta pintada de azul. Le había hecho una foto. La reconocí. Era Ana Laura Rocha. Por sus problemas de movilidad no podía acudir por la tarde, de ahí que fuese por la mañana. Lástima que no pudiera firmarle esos dos ejemplares. Pero me tocó el corazón que hubiese hecho ese esfuerzo por tener mis libros.

Es imposible que me acuerde de todos los que tuvieron la deferencia de pasar por la caseta y comprar mi libro o que ya lo trajesen, porque ya lo habían adquirido con anterioridad, para dedicárselos. Pero, con el temor de que olvide nombrar a alguien, tuve la fortuna de ver a buenos y queridos amigos y lectores: desde Alberto Gómez Font, que como ya conté en un post anterior, se acercó para que le firmara el ejemplar que olvidé dedicarle en Tánger y para regalarme una postal antigua de Larache que había adquirido en el Rastro, un gesto que sólo hacen los amigos; hasta Pablo Marín Carbajal y Luis Salvago, dos de mis escritores favoritos, que también estaban en la feria firmando ejemplares de sus novelas y con los que luego compartí buenos ratos. Y Oscar López, Armand Escandel, Luisa Mora (esa sonrisa perenne), Hilario de la Mata, María José, Rosa; mis paisanos larachenses y tanyauis Paqui Contreras, Lola Martínez, Elisa Mancebo, José Vargas, Maribel Guisado y María Poveda, que me trajo el libro que se ha publicado sobre su abuelo. Y el poeta Trino Cruz igualmente firmando su libro.

También acudió a la cita Consuelo Hernández, para disfrutar de volver a vernos y charlar de nuevo del éxito del libro que cuenta con uno de sus cuadros como cubierta. Celebramos el premio de la Crítica a El mirador de los perezosos, y el nuevo galardón que le han concedido a Consuelo en Italia.

Y además de esos lectores que uno conoce fugazmente al firmar el ejemplar correspondiente. A todos, gracias.

NB: tras las firmas, cuando se cerraron las casetas, nos montamos un divertido botellón tras la de la Librería Balqís, con cervezas heladas. Nos supieron a gloria. 

 

Ana Laura

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Con Karima Ziali y Alberto Gómez Font
Con Trino Cruz y Karima
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Con Isaak Begoña
Con Elisa Mancebo
Con Luisa Mora
Con Consuelo Hernández
Con Hilario de la Mata
Con Lola Martínez
Con María Poveda
Con Rosa
Con Maribel Guisado
Con Bea, Luisa, Karima y Armand Escandel
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Con mi hijo Pablo y con Pablo Martín Carbajal
Con Luis Salvago, Farid Otham y Pablo Barce

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DE TÁNGER A MADRID, PASANDO POR RABAT (1ª parte)

He pasado tres días de una intensidad literaria apasionante. Invitado por la Fundación Tres Culturas, el miércoles 7 de junio, llegaba al aeropuerto de Tánger y de allí al Hotel Minzah. Era un día muy tanyaui, en el que se mezclaba ese azul luminoso que tanto embelesa con ciertas nubes impertinentes y algún que otro tono gris empañando las calles. El calor era casi tropical. Dejé el equipaje, y di un largo paseo haciendo tiempo antes de encontrarme con mis anfitriones y con mi amigo el profesor y escritor Gonzalo Fernández Parrilla.

Llegué a la plaza 9 de abril, como si persiguiera la sombra de los personajes de mi libro El mirador de los perezosos, pero no hallé ni a Saloua ni al pintor Joao Fragoso, que siguen atrapados en las páginas de mi relato. Me senté un rato en la terraza del Cinema Rif y paseé por las calles del zoco, para volver con el tiempo justo para la comida, programada en la terraza del mismo hotel Minzah. Miré a la piscina, pero Alberto Gómez Font no tomaba el sol. Recordé entonces que andaba por Las Vegas (USA). En la comida, volví a ver a Gonzalo, que siempre me recibe con un abrazo y una cálida sonrisa, y a Olga Cuadrado, con quien no había vuelto a coincidir desde el homenaje que le tributaron a nuestro añorado Antonio Lozano en Granada (fue ella quien tuvo la amabilidad de contactar conmigo, aunque ya me había avisado mi admirada Malika Embarek de que lo haría, para invitarme a este encuentro). Tras saludarla, conocí al resto del equipo de Tres Culturas que se había desplazado con Olga: Lara Natalia Marco, Carmen Fernández-Távora y Antonio Chaves. He de decir que los cuatro me contagiaron su entusiasmo y hasta sentí envidia (sana) por lo bien que se compenetran y cómo disfrutan de su trabajo. Además, me obsequiaron con un trato de príncipe. 

Tras la comida, y el obligado descanso tangerino, nos marchamos a la Legación Americana, donde Gonzalo Fernández Parrilla presentó su libro Al sur de Tánger, obra que, como dije en su momento, se convertirá en un clásico. La presentación corrió a cargo del profesor Eric Calderwood (al que por fin conocí en persona y también resultó ser un placer tratar con él). La sala de la Legación estaba a rebosar, y el diálogo que mantuvieron los dos fue ameno y muy aleccionador. Tras la presentación del libro, conocí a Montse, que trabaja en Marruecos como traductora, que me contó que le habían hecho una foto en una duna del desierto mientras leía mi libro Una puerta pintada de azul, y prometió enviármela. esto debió ser cosa de algún yin. También en la Legación me reencontré con mi querida paisana Maribel Navarro y mi amiga Randa Jebrouni. Y, por supuesto, ahí estaba Maribel Méndez, como en cada acto que se organiza para acompañarnos como una fiel escudera. Seguro que olvido mencionar a alguien más.

En algún instante, Lara, Carmen y Antonio trajeron unas cajas de dentífrico Miswak, del que se declararon fans entregados, y me regalaron un tubo, que estoy usando, por supuesto. Luego, cena fantástica en El Dorado, vigilados por Chukri, y, a la mañana siguiente, tras un espléndido desayuno marroquí, que levanta a un muerto, tomamos el Al Boraq y nos plantamos en Rabat en menos que canta un gallo. Durante el trayecto en tren, charlé pausadamente con Gonzalo, de literatura, de nuestros libros y de nuestras vivencias, y ahora lo conozco un poco mejor. Para mi suerte.

En Rabat nos esperaba Karima Ziali. Tras la comida, nos marchamos al Salón Internacional del Libro (SIEL). Sin esperarlo, allí estaba mi amigo Alberto Mrteh, que, como suele hacer, se desplaza de un lado a otro de Marruecos solo para vernos. Como habían hecho también mis paisanos larachenses Mustapha Lamiri y Abdelmunim El Amrani, otros dos hombres buenos a los que profeso un gran afecto. También estaba Mohamed Abrighach, al que me dio mucha alegría ver. Y conocí a lectores de mis libros, como Ibrá Fakir o Abderrazak Belaid, y a quienes se acercaban a mi obra por vez primera como Leila Temsamadi, Semmada o Alicia Cid.

Y en el estand del Instituto Cervantes, se volvió a presentar el libro de Gonzalo, pero en esta ocasión fue el escritor Abdelkader Chaui quien intervino junto al autor, y volvimos a deleitarnos con las historias que encierra Al sur de Tánger. Luego, nos tocó el turno a Karima Ziali y a mí para presentar El mirador de los perezosos. Confieso que temía las preguntas de Karima, porque sabía que no eran las habituales, que encerraban mucho sentido y que pretendían escarbar en lo más profundo de mi libro. Pero salimos airosos, y la gente disfrutó de nuestro diálogo. Me gustó mucho compartir ese rato con ella, con alguien capaz de escribir una novela tan valiente y arriesgada como Una oración sin dios, y que supiera acercarse a mi libro con esa decisión y seguridad. Me hizo ver cosas de las que no era consciente. Durante el coloquio, el consejero de trabajo de la Embajada española, Fermín Yébenes, que había comido ese mediodía con nosotros, dijo: «no me habría perdonado no haber asistido a esta presentación». Su reacción colmaba mis expectativas.

Durante la cena, me reí con Alberto Mrteh y pasé un rato francamente relajado y distendido con el grupo. Por eso, quiero dar las gracias a Olga, a Lara, a Carmen y a Antonio, no sólo por su atención, sino por su amabilidad, cercanía y simpatía. Han sido todo un descubrimiento. Y gracias a la invitación de la Fundación Tres Culturas, al Instituto Cervantes y a la Embajada de España, en la persona de su consejero José María Davó, con quien también departí un buen rato, por invitarme a disfrutar de estos días.

A la mañana siguiente, tomé el avión en dirección a Madrid, para firmar por la tarde en la Feria del Libro, pero esto ya lo contaré mañana…

Sergio Barce, 13 de junio de 2023

 

    

         

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Con Olga Cuadrado
Con Antonio Chaves
Con Maribel Navarro
Gonzalo Fernández Parrilla
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Antonio, Lara, Sergio, Gonzalo, Karima, Olga, Fermín y Carmen
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Sergio Barce, Karima Ziali y Gonzalo Fernández Parrilla
Con Alberto Mrteh
Con Ibrá Fakir
Con Abdezarrak Belaid
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Con Mustapha Lamiri
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Con Alicia Cid
Con Leila Temsamadi

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UNA POSTAL DE LARACHE Y UN CÓCTEL PÓSTUMO

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Recién llegado de la Feria del Libro de Madrid. Además de la satisfacción del reencuentro con los amigos y con los lectores, además de estampar mi firma en los ejemplares de El mirador de los perezosos que tan amablemente han comprado quienes se acercaron a la caseta 29 de Librería Balqís, la feria te regala otros instantes que te dejan un dulce sabor de boca. Uno de esos momentos tan especiales fue la visita de mi amigo Alberto Gómez Font. Traía con él una preciosa y muy bien conservada antigua tarjeta postal con la imagen del Zoco Chico de Larache, que había adquirido en el Rastro madrileño, uno de los habitats recurrente de Alberto. Y me la regaló sabiendo lo que significa Larache para mí. Un gesto que dice mucho de su generosidad. También llevaba el ejemplar de El mirador de los perezosos que yo le había llevado a Tánger, pero que aquel día olvidé dedicárselo. Así que reparé en Madrid el olvido cometido en Tánger. Y hoy, Alberto me envía uno de los relatos que forman parte del libro que prepara para ser publicado más pronto que tarde. Ya me había hablado de este cuento en concreto, que lleva por título Cóctel póstumo. En él hay un personaje, Elías Jacob Guitta, que también aparece en uno de los relatos de mi libro El mirador de los perezosos titulado Beit Hahayim. La historia que narra Alberto tienen algo de mágica y te deja una sonrisa en los labios al acabar su  lectura. Un buen aperitivo para un libro dedicado a los cócteles tangerinos.

Sergio Barce, 12 de junio de 2023

 

 

DEDICANDO «EL MIRADOR DE LOS PEREZOSOS» A ALNERTO GÓMEZ FONT
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