
Sergio Barce y Javier Valenzuela
Esta es una breve crónica, especialmente fotográfica (fotos de Pablo Barce), de la presentación de mi libro de relatos Paseando por el Zoco Chico. Larachensemente (Jam Ediciones/Generación BiblioCafé – Valencia, 2014) que se celebró en la Librería Diwan de Madrid, el pasado viernes 5 de diciembre.
Nourddine Bettioui, dueño de la Librería Diwan, preparó todo para que estuviésemos lo más cómodos posible, con una mesa para un posible posterior coloquio que, sin estar previsto en principio, parece que él intuyó. Durante el acto, que se alargó bastante más tiempo del previsto, porque en ese coloquio participó gran parte de los asistentes, nos obsequiaron con té moruno y pastelillos típicos. Así que hubo un ambiente muy agradable.

Interviene Angeles Ramírez
Ángeles Ramírez, como presidenta de la asociación Xenia, y como larachense, abrió el acto para presentarnos, con la dulzura y cariño que la caracteriza. Y luego cedió la palabra al periodista y escritor Javier Valenzuela.

Javier presentó mi libro de una forma desbordante. Abrió diciendo que nos habíamos conocido la semana anterior en Sevilla, durante el acto dedicado a Mohamed Chukri en la Fundación Tres Culturas, y que Rajae Boumediane, la traductora al castellano de los libros de Chukri para la editorial Cabaret Voltaire, fue la que allí le sugirió leer el libro y presentarlo, y cómo al día siguiente, cuando llevaba leídos sólo tres de los relatos, me escribió para confirmarme que se animaba a presentarlo porque le estaban gustando muchísimo.

Interviene Javier Valenzuela
Javier Valenzuela añadió que el estilo y la calidad del libro está muy por encima de la media de lo que se publica en España, lo que, viniendo de una persona como él, es un elogio que me enorgullece.
Y añadió:
“Tangerina, mi primera novela tras ocho libros periodísticos, llegará a las librerías en febrero de 2015. Alumbrarla a lo largo de nueve meses de este año de 2014 me ha hecho apreciar aún más la buena escritura de ficción, lo duro y difícil que es narrar bien un paisaje, un personaje, una escena o un diálogo. Sergio Barce escribe muy bien. Su dominio de la técnica narrativa nos lleva a esperar de él obras de gran envergadura”.
Luego, enlazó los temas tratados en mis relatos con sus experiencias personales en Marruecos, intercalando además anécdotas de su trabajo como periodista para el diario El País durante su época de corresponsal en Marruecos.

Javier Valenzuela
Hubo momentos realmente divertidos, de esos que hacen de una velada algo imborrable. Es difícil olvidar la imagen de Chiqui Pulido literalmente partida de la risa escuchando a Javier.

Javier Valenzuela, bajo la atenta mirada de Angeles Ramírez
Luego, Rajae Boumediane el Metni, leyó unas palabras que había preparado sobre la marcha, palabras en las que destacaba también la calidad de mis cuentos. Rajae me dedicó palabras muy afectuosas y optimistas, e intercambió con Javier Valenzuela algunas impresiones sobre los relatos de Paseando por el Zoco Chico.

Interviene Rajae Boumediane
Y la palabra larachensemente brotó de sus labios con una complicidad intensa y sincera. Un detalle muy bonito.

Gabriela Grech y Rajae Boumediane
Y, aunque no estaba previsto, intervinieron también los profesores Víctor Morales Lezcano y Mohamed Dahiri. Con ellos, se profundizó en uno de los temas que Javier Valenzuela había destacado de mi libro.

Interviene Víctor Morales Lezcano
Javier había subrayado en su intervención que Paseando por el Zoco Chico. Larachensemente contenía un mensaje profundo y claro y que no era otro que el de la defensa a ultranza de la convivencia entre las tres culturas, y que, para él, en realidad ese era mi objetivo como autor de este libro, fijar como objetivo futuro el recuperar esa convivencia pacífica en la que habíamos vivido en Larache. Sus palabras fueron:
“Los mejores momentos del pasado multicultural de Larache fueron como debería ser el futuro. El siglo XXI será el de las identidades múltiples o no será. O encontramos un modo de vivir todos juntos y revueltos en paz y libertad, o volveremos a vivir las peores pesadillas del siglo XX. Desconfiemos de todos aquellos que pretender obligarnos a escoger entre papá y mamá, a identificarnos exclusivamente con una lengua, una cultura, una nacionalidad o una religión”.
A partir de ahí, el coloquio se abrió y se trasformó en un intercambio de ideas, experiencias y anécdotas, ameno, divertido en muchos momentos y muy gratificante.
Pero no puedo dejar de mencionar algunas de las afirmaciones de Javier Valenzuela, que se iban produciendo como consecuencia del contenido de mis relatos.
Cuando comenté la historia que relato en los cuantos Mohammed, el niño de Alhucemas y en Moro, Javier Valenzuela añadió dos comentarios que me parecieron especialmente certeros:
“El Protectorado español hizo un esfuerzo encomiable para un país que era entonces más bien pobretón en materia de urbanismo y arquitectura en ciudades como Larache y Tetuán. Allí espacios urbanos hermosísimos que datan de esa época y que el Marruecos del siglo XXI tendrá que valorar y proteger”.
“Los marroquíes, y en particular los del Norte, conocen bastante bien a España y a los españoles. Es una pena que lo contrario no sea cierto. La mirada mayoritaria de Marruecos que tienen los españoles aún está repleta de ignorancia y prejuicios”.
Y así, de la historia que narro en Los herederos de Al-Ándalus, que cierra el libro, Javier dijo:
“Siento que los moriscos y los sefardíes que fueron expulsados de los reinos de España por la intolerancia inquisitorial, y muchos de los cuales se instalaron en Marruecos, son mis compatriotas».

Interviene Mohamed Dahiri
Cuando se discutió sobre las obras de autores más reconocidos, creadores extranjeros que hicieron de Marruecos una parte importante o esencial de sus obras, he de reconocer que la propuesta de Javier Valenzuela fue directa a lo que también creo sobre este asunto. En concreto, afirmó:
“Los tiempos del colonialismo y el anticolonialismo quedan atrás, y con ellos debería quedar las pasiones que provocaron. Sería maravilloso que Marruecos reconociera que escritores como Ángel Vázquez y Juan Goytisolo, como Jean Genet y Paul Bowles, forman parte de su patrimonio cultural”.
En fin, además de quienes intervinieron, convirtiendo el acto en algo mágico y especial, la asistencia fue alta y el local se llenó de público, porque acudieron muchos amigos (algunos otros, por diversas circunstancias, no pudieron hacerlo, como Emilio Gallego que venía desde León y al que le fue imposible estar físicamente aunque sí lo hizo de otra manera, o Esperanza Manso que estuvo unos minutos antes para llevarse el libro).

José Manuel Galindo a la izquierda, junto a Karim, Mohamed, Chiqui, Boubel, Rajae, Ange…
José Manuel Galindo vino desde Zaragoza, y luego, al acabar la presentación, se marchó de vuelta. Esos son detalles que realmente emocionan.

El día anterior, acudí a la inauguración de la exposición de fotografías de Gabriela Grech. Maravillosa exposición Larache / Al-Araich que sigue abierta. Gabriela es la autora de la portada de mi libro de relatos, una foto-composición excepcional y bellísima que le da el toque de calidad a la edición. Gabriela también intervino en el coloquio con su vehemencia y pasión habitual.

Interviene Sergio Barce
Otros larachenses también estuvieron presentes: Hor Amina, Chiqui Pulido, Mohamed Mrabet, el ya citado Semanué Galindo, Mohamed Chouirdi, Abdeslam Boubel, Aziz Bouhdoud, Abou Karim y su hijo Mohamed, y la tangerina Nabila Boumediane, los profesores Mohamed Dahiri y Víctor Morales, y otros amigos entrañables como Oscar López, Charo Sánchez, César Martínez Herrada, Juan Carlos, Lidia Higueras… Siento no poder mencionar a todos.

En resumen, una noche muy gratificante. Una suerte haber contado con todos, y mi agradecimiento más profundo a Javier Valenzuela por acceder a presentar el libro y hacerlo de una manera tan brillante, y a Rajae Boumediane por conseguirlo y por estar también a nuestro lado.
Sergio Barce, diciembre 2014

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GALERÍA FOTOGRÁFICA
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