
Acostumbrado y adicto – sin remedio – a tus finas dotes de observación y a ese olfato tuyo tan peculiar para dar con el tono íntimo, vibrante y, a veces, exquisitamente perturbador de tus relatos, con el último de tus libros (menos mal que tiene las tapas duras) además de disfrutarlo febril y apasionadamente, descubro «un algo» que me tiene fascinado en tus relatos tanyauis: el paseante – ya no sólo se limita a narrar y a describir, sino que muy a menudo <se aventura> y ahonda en diversos planos. Me encantaron todos los relatos. Con «El Hotel Rembrant» sufrí y gocé, sufrí gozosamente lo indecible o, posiblemente, lo que ahora no sabría explicar.
FRAN MORALES – Mayo 2023