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NOTAS A PIE DE PÁGINA 18 – DE ESCRITORAS VARIAS A EMMA STONE, PASANDO POR TÁNGER

Me asombra y hasta me estremece pensar que mis últimas notas a pie de página las escribiera en noviembre del pasado año. Ya ha llovido. Y cuántas cosas han sucedido desde entonces.

A finales de verano del pasado año, ponía punto final a mi novela Todo acaba en Marcela, sin saber qué hacer con ella. Tras El mirador de los perezosos, había dado un giro de ciento ochenta grados y había saltado de mis historias más personales a una novela dura, escrita sin contemplaciones, sin censuras, y se abría un cierto abismo a mis pies al pensar en cómo reaccionarían mis lectores habituales y los nuevos. Una amiga me sugirió que enviara el manuscrito a Ediciones Traspiés, de Granada, que había iniciado una colección de novelas negras bajo el nombre de “Criminal”. Comprobé que ya habían publicado en esa colección a dos buenos y reconocidos escritores: José Luis Muñoz y Carlos Erice, lo que me animó a remitirles mi novela sin muchas expectativas. La experiencia anterior me decía que tardarían meses en responder y que, probablemente, la rechazarían con alguna excusa genérica y vaga. Pero me equivoqué. De inmediato, me contestaron que leerían la novela a la mayor brevedad, y así lo hicieron. Al poco, me comunicaban que estaban interesados en editarla, pero que no saldría hasta mediados del año 2024. De acuerdo, les dije. Pocos días después, por una carambola del destino, me anunciaban que adelantaban su publicación y que saldría el 19 de febrero. No me lo podía creer. Y volvieron a cumplir. Fascinante.

Ya la hemos presentado con éxito en la Librería Proteo de Málaga, de la mano de José Garriga Vela y Héctor Márquez, y en la Librería Prometeo de Torremolinos, con Víctor Pérez. Próximamente, lo haremos en la Librería Fahrenheit 451 de Barcelona, acompañado de Youssef el Maimouni, y en la Feria del Libro de Valencia,  con Susi Bonilla. En Tánger, tengo previsto que me acompañe Javier Valenzuela. Ojalá Iñaki Martínez lo haga en Bilbao y que Mohamed el Morabet o Luis Salvago también puedan compartir conmigo momentos en Madrid o donde se encarte. No hay nada mejor que hablar de tu libro con algún escritor amigo. En cualquier caso, la novela está superando mis expectativas iniciales, llenas de recelos, y los comentarios, llamadas y mensajes de los lectores me desbordan día a día. No deja indiferente a nadie y la mayoría me confiesa que no pudieron dejar de leerla. Parece que no ha sido mala idea escribirla.

Mientras tanto, mis lecturas siguen llenándose de páginas escritas por mujeres. En mis anteriores notas, hablaba de las novelas y libros de Leila Slimani, Annie Ernaux. Sara Mesa, Lydie Salvaire, Anna Ajmátova, Mª Isabel Peral del Valle, Marjane Satrapi, Ángeles Mora… Y parece que algo me atrae de ellas, porque sigo devorando obras escritas por mujeres. Releo a Fatema Mernissi, a la que es preciso volver de tarde en tarde. Asisto a la presentación de Teoría del tacto, de Fernanda García Lao, autora argentina, con una prosa eléctrica y acerada. Interesante escucharla, por su vehemencia, e interesante leerla para descubrir nuevas formas de narrar. Leo en Teoría del tacto, en el relato titulado No atender:

Hoy escuché una voz y dije, éste es Luis, nadie habla así, como entumecido. Dijo: Hola, ¿Graciela? Y luego: ¿Te acordás? Y sí, me acordaba, han pasado diez años, pero lo tengo acá, en el centro de la oreja. Colgué sin pensar, aunque no necesito el tubo para sentirlo. Digo, si quiere hablar conmigo no es necesario el aparato, que ya desconecté. El único que llama habitualmente es mi padre. Si no atiendo piensa que me sucedió algo feo, nunca contempla lo bueno. Yo tampoco, desde aquello. Tengo identificador para filtrar los llamados indeseables. Banco: no atender; vecina: no atender; encuesta: no atender. Luis me descolocó con el número privado. No le pude preguntar qué quería, me agarró aquel furor que creí superado. Diez años entrenando la distancia y se me viene a caer con un solo llamado…

Teoría el tacto ha sido publicada por Editorial Candaya.

Otra cosa es la Correspondencia Inédita 1958-1987 entre Carmen Laforet y Emilio Sanz de Soto. Edición de José Teruel, pata la Biblioteca de la Memoria, de Editorial Renacimiento. Leer cartas para gozar de la amistad y la bella connivencia de dos amigos íntimos y profundamente sinceros. Leer estas cartas que se remitían Carmen Laforet y Emilio Sanz no sólo te abre una puerta a la esperanza, sino que te reconcilia con lo mejor de nuestra cultura. En mi blog rescaté una parte de esta correspondencia cuando Emilio escribe acerca de Viridiana, de Luis Buñuel. La lucidez de sus exposiciones me ha servido de inspiración, y para animarme a creer en la creación. Me deslumbra la sencillez de Carmen Laforet, sus dudas, sus miedos a los lectores, su temor a no escribir a la altura que ella cree que debe hacerlo. He subrayado casi todas las cartas. Parece que sea un maniático, pero es una costumbre que no pierdo: la de remarcar todo lo que me parece exquisito o bueno o simplemente interesante. Todo lo que pueda aportarme algo no dejo de indicarlo de alguna manera: con un signo de admiración, con un subrayado, con una aspa… siempre a lápiz, por si me arrepiento más adelante. Aunque no suelo errar.

Leo en esta correspondencia acerca de lo que sucedió con el escritor tangerino Ángel Vázquez y el Premio Planeta:

Madrid, 18-19 de octubre, 1962.

Querido Emilio: Al llegar de Barceloa (ayer) encontré tu carta. Me dio la alegría de siempre y me desconsuela no poder hacer ese viaje a París este mes precisamente. Pero nos veremos.

Lo de Vázquez ha sido una pena. Y una rabia. La novela fue seleccionada y quedó finalista con 3 votos contra 4. Creo que Lara la publicará de todas maneras. Ocurrieron cosas peregrinas en la votación, de las novelas seleccionadas solo dos merecían atención: una era Ayer fuimos gigantes de Mª Jesús Echevarría (quedó eliminada en la tercera o cuarta votación) y otra la de Vázquez. La novela que premiaron es una verdadera porquería. La defendía Arbó que votaba por él y por Agustí (que no estaba ni había leído nada) y Gironella. A Fernández de la Reguera no le gustaba, pero la votó por lo siguiente: Yo le dije que a esa novela no le daba un solo voto pues era una novela que parecía la caricatura de otra que envió Rosa Cajal a la editorial y le devolvieron con un informe pésimo. Las dos novelas trataban de una pensión, en las dos (una casualidad hasta cómica) la dueña de la pensión se llama doña Eloísa, pero la de Rosa es una novela buena, y por tanto infinitamente mejor que Las bestias y el sol o El sol y las bestias * que es la rival de la de Vázquez. (*El sol y las bestias se publicaría con el título de Los enanos <Barcelona, Plaza & Janés, 1962>. En 1964, Concha Alós ganó el Premio Planeta con Las hogueras)

Estaba yo segura de que el informe era de Reguera que me odia violentamente por envidia. Reguera no dijo ni una palabra. Entrambasaguas estuvo genial, pues aborrece El sol y las bestias y además captó en seguida una actitud fea en F. Reguera y le hizo sufrir lo indecible cuando Reguera decidió el premio votando El sol, etc… Cuatro votos para esta horrible novela: de Gironella, Arbó, Agustí y Reguera. Votamos por Vázquez: Lara, Entrambasaguas y yo.

Ahora segunda parte: En el momento en que te escribo puede ser aún que Vázquez tenga el premio. La señora o señorita ganadora parece ser que tenía la novela comprometida con otra editorial (Plaza & Janés). Lara, que está hoy en Madrid, ha dicho por televisión que si hay ese compromiso la novela es para Plaza. Desde luego que él (primero él), Entrambasaguas y yo votamos a la de Vázquez y que en ese caso las 200.000 son de Vázquez. Dice que al volver él a Barcelona quedará aclarado el asunto. Y dijo además que había de 100% probabilidades, 99 y media, a favor de Vázquez. Eso puedes decirlo en el España. Pues creo de todas maneras que Vázquez tiene segura la publicación de la novela en Planeta si le interesa. Y probable el premio.

Desde luego mejor que Vázquez no se haya enterado del todo porque es para enfermar del corazón. Si gana, en cuanto me entere te pongo un telegrama.

De todas estas cosas han resultado algunas buenas.

1º Que -ya te contaré de palabra- Lara se ha dado cuenta del juego sucio de Reguera conmigo.

2º Que he conocido mejor a Entrambasaguas y me parece hombre divertidísimo (le reventaba, entre paréntesis la cita de Gil de Biedma que hace Vázquez en la novela) y le gustaba la novela por lo que tiene de tangerino, aunque no le gustaba del todo, pero sí, sin ninguna duda, más que El sol y las bestias, a quien Entrambasaguas, como yo, no dio ni un voto.

En fin. Veremos en qué queda. No sabes lo que me alegraría de que las pesetas fueran a Vázquez. Es algo que se merece en justicia. Bueno Emilio, espero tu visita con verdadera alegría. Ya estará todo resuelto para entonces.

Hoy 19

Anoche cené con Lara. Acabo de ponerte un telegrama; el premio es PARA Vázquez. Hoy sale en ABC la noticia…

Y en toda esta correspondencia, además del afecto que muestran por el autor de La vida perra de Juanita Narboni, cada carta rezuma el cariño y la admiración que Laforet y Sanz se profesaban el uno al otro y el que también sentían por la ciudad de Tánger.

De Sara Mesa leo Cara de pan, que ella me envió tras conocernos en Granada. Una novela intrigante y perturbadora, que me ha gustado por su ritmo pausado pero envolvente. Delicada en su forma de abordar esta extraña relación entre un hombre adulto y una niña, llena de contradicciones, deseos, frustraciones y sensualidad larvada. Una historia que se puede ir de la mano, pero que Sara Mesa sabe atornillar con gran destreza.

Escribe Sara:

“…La compasión con que Casi lo escucha cede su espacio a la fascinación: la vida del Viejo es cada vez más enigmática e intrigante. El Viejo tiene un padre-abuelo y estuvo en un manicomio -ahora piensa en esa palabra: manicomio-, tiene un pasado raro y oscuro, ha sido rechazado por una confabulación de policías de la mente que lo encerraron a la fuerza. Es posible que esa tarde, cuando finja hacer los deberes en casa, sentada en el escritorio en su cuarto tranquilo y con la puerta cerrada, escriba sobre todo esto, adornándolo aquí y allá con un tono adecuado: Poco a poco me va desvelando sus secretos; me los cuenta en voz baja, al oído; yo tiemblo mientras lo escucho; su voz es ronca y pausada, como la de los malos en las películas de miedo, pero él no es malo, yo no creo que él sea malo aunque posiblemente haya hecho cosas malvadas…”

Cara de pan, de Sara Mesa, ha sido publicada por Anagrama.

También acabo de leer una novela distópica y extremadamente dura, pero en absoluto disparatada. Se trata de Cadáver exquisito, de Agustina Bazterrica. Después de ver la excelente cinta de J.A.Bayona, La sociedad de la nieve, leer Cadáver exquisito tiene su miga. Porque de lo que trata esta novela es la de una sociedad en la que ya se ha asumido el hecho de que, para sobrevivir, hay que alimentarse de carne humana. ¿Llegaremos a eso? Nadie lo sabe. Pero hay aspectos sumamente interesantes en esta obra, excelentemente escrita, que no deja tiempo para tomar aire. La atmósfera en la que sume al lector es verosímil y aterradoramente creíble, por eso me parece tan fascinante. Y Bazterrica no se anda por las ramas a la hora de abordar lo más atroz de este planteamiento: la inhumanidad. Al acabar su lectura, tengo la sensación de que no estamos tan lejos de que, alguna vez, lleguemos a estos extremos.

Escribe Agustina Bazterrica:

“…El empleado agarra una manguera y lava el box y el piso manchado con excrementos. El más alto se baja de los escalones y se sienta en una silla con la cabeza gacha. Él piensa: ahora vomita. Pero se para y se recompone. Entra Sergio con una sonrisa, orgulloso de la demostración. <Y, ¿qué les pareció?¿Quieren probar?>. El otro se acerca y le dice: <Sí, yo>, pero Sergio larga una carcajada y le dice: <No, papito, para esto te falta mucho>. El otro parece decepcionado. <Te explico, querido. Si me lo matás de un golpe, me arruinás la carne. Y si no me los desmayás y entran vivos al sacrificio, también me arruinás la carne. ¿Me comprendés?> Y abrazo al otro mientras lo sacude un poco, riéndose. <¡Estos pibes de hoy, Tejo! Se quieren llevar el mundo por delante y no saben ni caminar>. Todos se ríen, menos el otro. Sergio les explica que los principiantes usan la pistola de perno cautivo, <tiene menos margen de error, ¿te das cuenta?, pero la carne no queda tan tiernita. Ricardo, el otro aturdidor que ahora está descansando afuera, usa la pistola y se está entrenando para usar la maza. Está acá hace seis meses>. Y remata: <Usar la maza es sólo para los entendidos>. El más alto pregunta qué le dijo a la carne, por qué le habló. Él se sorprende de que llame carne a la hembra aturdida, y no cabeza, o producto. Sergio le contesta que cada aturdidor tiene su secreto sobre cómo calmarlos antes de aturdirlos y cada aturdidor nuevo tiene que encontrar su manera. <¿Por qué no gritan?>, dice el más alto. Él no quiere contestar, él quiere estar en otra parte, pero está ahí. Es Sergio el que contesta: <No tienen cuerdas vocales>. El otro se sube a los escalones y mira la sala de los boxes. Apoya las manos en la ventana. Hay ansiedad en la mirada. Hay impaciencia. Él piensa que ese candidato es peligroso. Alguien con tantas ganas de asesinar es alguien inestable, alguien que no puede asumir la rutina de matar, el gesto automático y desapasionado de faenar humanos.”

Cadáver exquisito, de la escritora argentina Agustina Bazterrica, ha sido editada por Alfaguara.

También abordo a Jon Fosse. Su Trilogía (Trilogien), es un artefacto difícil de leer porque, como todo ejercicio basado en la técnica y en el engranaje, acaba a mi entender por ahogar la trama. Sí, es un libro curioso, y sí, escribe como le da la gana. Y sí, hay un juego de personajes que desaparecen y reaparecen reconvertidos en otros en una especie de espejos hipnóticos y giratorios que no acaba nunca, pero eso conlleva mucha paciencia por parte del lector y no estoy muy seguro de que no haya por ahí alguien que habrá acabado por desesperarse con este libro. Transcribir un pasaje de estos relatos que se entrelazan me parece inútil, porque no diría nada si no se es capaz de leerlo entero. Jon Fosse es el último premio Nobel de Literatura. No sé si se han olvidado de otros con más enjundia, creo que sí, aunque no seré yo quien los juzgue. Dios me libre, si existe. Los del Nobel sabrán. Yo sólo soy un lector impenitente y aprendiz de escritor. De pronto, me acuerdo de dos apellidos: Borges y Cortázar. Así, sin quererlo. ¿Por qué será que he pensado en ellos?

Un poco de cine, que siempre viene bien: veo por enésima vez El tercer hombre (The third man, 1949) de Carol Reed. Maravillosa. Una cinta impregnada de maldad. Lo más bajo del ser humano representado magistralmente por esa sonrisa cínica de Orson Welles interpretando a Harry Lime. Cine negro puro y directo, del clásico más auténtico.

Y veo Pobres criaturas (Poor things, 2023) de Yorgos Lanthimos. Una cinta que me ha deslumbrado por su intensidad dramática, por su ambientación exuberante, por sus interpretaciones alucinadas, en especial esa Emma Stone que todo lo hace bien, secundada por los siempre excelentes Willem Dafoe y Mark Ruffalo. Hay mucha carga de profundidad en esta historia de seres aparentemente limitados o transformados. Hay mucho de Frankenstein, y mucho de Tod Browning. Pura fantasía terrorífica, pero a la vez romántica (no hablo del romanticismo ñoño, sino del romanticismo poético). Subyugan sus imágenes, tan diferentes, tan distorsionantes, tan mágicas. Una película increíblemente bella.

Recibo en estos momentos los comentarios de Maribel Méndez, la bibliotecaria del Instituto Cervantes de Tánger, tras leer mi novela Todo acaba en Marcela. Y me hace reír. Parece que a ella también le ha gustado. Otro punto a favor. No está mal para acabar estas notas a pie de página de hoy.

Sergio Barce, 28 de marzo de 2024

 

 

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CARMEN LAFORET

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Cuaderno de de Cine: FORTUNIO BONANOVA, un actor secundario excepcional

Fortunio Bonanova

    Antonio Banderas, Penélope Cruz, Javier Bardem… los actores españoles escalan puestos en Hollywood, se convierten en estrellas. Y a veces parece que ellos son los que lo han conseguido y que nadie antes lo había hecho. Pero la historia es bien distinta.

   Con Fernando Rey como referencia, que se convirtió en un actor reclamado en todos los países, que rodó bajo las órdenes de los mejores realizadores de varias décadas, otros actores y actrices españoles trabajaron mucho antes, incluso en el cine mudo, y también después, en Hollywood, y algunos llegaron a ser grandes estrellas. He pensado que sería interesante recuperarlos poco a poco, sacarles del olvido, y que las generaciones actuales sepan que fueron unos pioneros adelantados a su época. Sus nombres: Antonio Moreno, quizá el más deslumbrante de todos, Conchita Montenegro, Rosita Díaz, Julio Peña, María Alba, José Nieto…  

   Hoy me inclino por Fortunio Bonanova. Este actor español, cuyo verdadero nombre era José Luis Moll, formaría parte del reparto de varias de las películas más famosas de la historia del cine. Nacido en Palma de Mallorca en 1896, Bonanova fue un reputado actor de teatro que estrenó obras en Nueva York y en Chicago, pero también fue barítono y escritor. Tras debutar en el teatro de su ciudad natal, se haría famoso interpretando en su primer papel para el cine mudo a <Don Juan Tenorio>, dirigida por Ricardo y Ramón Baños.

Fortunio Bonanova como Don Juan Tenorio

   En 1924 se marchó a Estados Unidos, donde actuó en varias obras musicales como barítono, hasta que logra entrar en el cine actuando en una película que protagonizaba la gran Joan Bennet: <Careless Lady>. Pero hubo de volver a España donde era una auténtica estrella.

Bonanova como el profesor Matiste, en CIUDADANO KANE

   En los años treinta trabajó tanto en España como en Estados Unidos, y gracias a su papel en la obra teatral <Sex appeal> que triunfó en Broadway, Fortunio Bonanova comienza a ser tenido en cuenta en Hollywood para protagonizar films rodados en castellano, como <El Capitán Tormenta> del año 1935. Pero es en la década siguiente de los cuarenta, cuando el nombre de Fortunio Bonanova aparece en títulos míticos del cine americano rodado en inglés, y algunos de sus personajes, aunque secundarios, se han quedado grabados en la retina de quienes amamos el séptimo arte. ¿Quién no recuerda al desesperado profesor de canto Matiste tratando de que la esposa del protagonista no desafine en la mítica <Ciudadano Kane> (Citizen Kane, 1940) de Orson Welles? Pues el profesor Matiste era Fortunio Bonanova.

Fortunio Bonanova es el General Sebastiano, entre Anne Baxter y Erich Von Stroheim, todos dirigidos por Billy Wilder

   Actuó en otros cuatro films memorables protagonizados por Tyrone Power: <El signo del Zorro> (The mark of Zorro, 1940) y <Sangre y arena> (Blood and sand, 1941) ambas de Rouben Mamoulian, y en <Un americano en la RAF> (A Yank in the RAF, 1941)  <El cisne negro> (The Black Swan, 1942), las dos de Henry King. Fue el actor que encarnó al General Sebastiano en la magnífica <Cinco tumbas a El Cairo> (Five graves to Cairo, 1943) del maestro Billy Wilder, y encarnó a Fernando en la mitificada <Por quién doblan las campanas> (For whom the bell tolls, 1943) de Sam Wood, con Gary Cooper e Ingrid Bergman.

   Otro de sus papeles secundarios memorables, Sam Garlopis, lo interpretó en otra obra maestra: <Perdición> (Double indemnity, 1944) de nuevo de Billy Wilder.

   Intervino en muchas películas más, pero destacaría entre ellas, además de las ya citadas: <Siguiendo mi camino> (Going my way, 1944) de Leo McCarey, uno de los films más aclamados de Bing Crosby; <Pepita Jiménez> (1946) del gran Emilio Indio Fernández, en la que compartió cartel junto a Rosita Díaz, otra estrella española en tierras americanas; secundó a Henry Fonda en otro film inolvidable del gran amestro entre los maestros John Ford: <El fugitivo> (The fugitive, 1947), y otro de los grandes, Otto Preminger, le dirigió en <Vorágine> (Whirlpool, 1949), junto a Gene Tierney y José Ferrer.

     Ya en los años cincuenta sus películas no fueron tan extraordinarias, salvo quizá la romántica <Tú y yo> (An affair to remember, 1957) de Leo McCarey, con Cary Grant y Deborah Kerr, en la que destacó con su personaje de Courbet. Se refugió en westerns y en series de televisión, y ya al final de su carrera, regresó a España para rodar dos películas: una producción dirigida por Carol Reed, <El precio de la muerte> The running man, 1963) y un film dirigido por el inefable Jesús Franco, <La muerte silba un blues> (1964).

Fortunio Bonanova

     Un actor, en fin, de los llamados de carácter, que supo dejar su impronta tanto en sus protagonistas como, y esto es lo más difícil, en sus papeles secundarios, y Fortunio Bonanova lo logró.

      Sergio Barce, marzo 2012

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