Con ilustraciones de Mariano Bertuchi, la novela Ramadán de paz se publicó en Larache, por la Editora Marroquí, en el año 1946.
Tengo un ejemplar en perfecto estado de conservación, un volumen que contiene además una dedicatoria manuscrita de García Figueras a Fernando M. Castiella, firmada en Tetuán el 23 de abril de 1946.
Esta novela, exaltación patriótica de la acción española en Marruecos, es un curioso documento. He escogido un fragmento de la novela en el que Tomás García Figueras recupera una kasida, o poema tradicional, que habla de Jeriro, uno de los más vehementes cabecillas que lucharon contra el Protectorado español, junto a Raisuni, Abd-el-Krim o El Rogui. Pero Jeriro fue de los que pelearon hasta el final.
Sergio Barce, mayo 2017

Mujer amazigh
(…) .¿Quién eres tú, hijo del pecado, que no sabes quién es el Jeriro? ¿O eres un que has manchado un traje de musulmán? Vendrías aunque fuera de la Meca y no podrías dejar de saber quién fue el Jeriro, el hombre que con los suyos luchó tanto por Marruecos.
-Si vienes de allí -gritó con ira una mujer señalando con el puño cerrado y con gesto amenazador a Tetuán-, pregunta quién es el Jeriro y verás qué bien lo saben. Y si vas a Muley Abdselam, que él te proteja, pregunta también allí, y te enseñarán su tumba y te dirán quién fue el hombre que asaltó a Tazarut y llevó al Cherif a los pies del rifeño…
La cosa iba tomando mal cariz, las mujeres comenzaban a incorporarse y algunas, cogiendo su cántaro, se disponían ya a marchar al poblado. Feddul las contuvo.
-Siempre seréis iguales todas las mujeres. Pero, ¿no habéis comprendido que mi pregunta sólo era para oíros? ¿Creéis que yo podría estar aquí hablando con vosotras sin saber quién era el Jeriro? Veréis…
Y sentándose, comenzó a darles referencias concretas y precisas del Jefe, de su partidas, de los golpes más afortunados. La confianza renació y las mujeres volvieron a sentarse, ahora formando corro alrededor de Feddul y pidiéndole nuevas referencias, que oían complacidas.
Ganada la confianza, la muchacha que cantaba, dijo así la kasida:
Oh, hermanos míos, ved lo que ha logrado Jeriro
en las cabilas de Yebel y del Rif
a todos los ha traído enrolados en la guerra santa en el sendero de Dios.
El pobre pedía que se luchara con buena fe y lealtad,
ante Dios hemos de comparecer
y la guerra santa se hace en el sendero de Dios.
Empezó la guerra santa en Beni Hoznar
y les atacó con dureza
hasta el punto de que empezó a incendiarse, casa por casa.
Los reunió y subió a Dar-er-Rai
y empezó a exclamar: ¡Oh, pobre mío!
al que no entre bajo mi obediencia
en el acto me apoderaré de su vida.
Montó (a caballo) y subió a Hasan
y reunió a las cabilas en su totalidad
preguntándoles, ¿qué decís?
¡y la guerra santa se hace en el sendero de Dios!
Le contestó Sid el Aarbi ben Halima
volviéndose con cara risueña
y dijo: vamos a apagar esta ira
en la Policía (indígena), enemigos de Dios.
Después fueron con fuerzas
hasta Sid el Hach el Harrat
con armas refulgentes,
y ¡la guerra santa se hace en el sendero de Dios!
Preguntaron por Beni Imigdir (Ider)
se reunieron grandes y pequeños,
les dijo: ved a Beni Arós,
no penetra en ellos ninguna falsedad,
y la guerra santa se hace en el sendero de Dios.
Alcazaba de Zeluán – 1909
Se reunieron todas las cabilas
dijeron: este es el Caíd Jeriro
el que no se quiere someter a él, en el acto le quemaremos.
Montó (a caballo) Jeriro y atacó Tazarut
se libró el combate con muchos muertos
hasta que se apoderó del Raisuni
e hizo de él lo que quiso.
Llamó a las cabilas del Jolot
¡y cuántos pobres hay entre ellos!
y los españoles están asentados en su seno
y la guerra santa se hace en el sendero de Dios.
Después llamó a las cabilas del Sahel
les dijo: traed las escopetas
los españoles están metidos dentro de vosotros
y la guerra santa se hace en el sendero de Dios.
Fue Jeriro a las cabilas de Yebel Hebib
y vio que no les había dejado ni una majada
y se asentó allí insultándolas
e imploró: ayúdanos ¡oh! Sidi Habib.
Fue a Beni Mansor
¡cuántos aduares tienen!
y el cañón los agujerea
les dijo: tened resignación, en el camino de Dios.
Fue a Uad Ras
no encontró jefes
sólo muchachos desperdigados
que luchan en el sendero de Dios.
Después envió recado a la cabila de Anyera
y le devolvieron sobre la cara las palabras
y huyeron de nosotros nada más que los principales
y los restantes huyeron al Biut
y gritaron: la guerra santa en el sendero de Dios.
Pasó por las cabilas del Hous
¡cuántos fusiles hay entre ellos!
y la hombría en ellos está guardada.
Termino estas palabras sobre el Jeriro, completamente,
¡oh, mi chej Muley Abdeslam
cuyo abuelo es el enviado de Dios!
Se levantó y atacó al Ajmás
se descolgó sobre ellos con pólvora y plomo
tiros a la cabeza
hasta llegar a poner ante cada casa un centinela.
Después se reunieron los Beni Hasan
y vinieron a él en su totalidad
le dijeron: todos te acatamos,
la guerra santa se hace en el sendero de Dios.
Los Beni Said se sublevaron contra Jeriro
y les envió al Caíd Jeriro
al punto los trajo volando
y procedió con ellos como quiso.
Llamó al Chahniti
envió a llamar al Caíd el Hartiti
lo trajo en el acto desconfiado
y a punto lo envió preso a Axdir.
Se levantó y se preparó con guidor
entró e hizo oír la pólvora en el Feddan
nos enseñaban los talones y las espaldas
y la guerra santa se hace en el sendero de Dios.
Después fue al Rif
trajo cañón y plomo
y descargó sobre Tetuán pesares
y la guerra santa se hace en el sendero de Dios.
Después el Majzén (demostró actividad)
se apoderó de llanos y montes
y no quedó nada que rechistara
ya no cabe más que la formalidad.
Salió la columna de Tetuán
no pernoctó hasta Chauen
los jefes todos ayudaban.
El Majzén atacó Jezana
para los Muyahedín no quedaban estancias
aquel que de entre ellos seguía ciego
apareció, perdido, en Quetama.
Fondak de Ain Yedida