8ª entrega de la Historia de Larache, durante los siglos XVI y XVII.
…Escribía Marcos de Guadalaja en 1611:
“…Algunos he oydo afirmar (gran lástima) de que convenía desamparar esta plaça; motivando su opinión con que era de mucho gasto y poca utilidad y provecho; pues con ella no se conseguía (conforme reglas de Estado) el intento y fin: que era quitar el puerto y receptáculo a los Corsarios, teniendo en su favor y mano, a diez y seys leguas poco menos por aquella costa, el puerto de La Mamora, a donde ellos acuden con seguridad y frecuencia”.
En efecto, Larache había pasado de ser la más codiciada a todo lo contrario. Muchos españoles se preguntaban para qué servía la plaza, ya que el coste de su mantenimiento era muy elevado. De hecho, en el Consejo de Estado, durante varias de sus reuniones del año 1612, se oyeron voces discrepantes. Mientras que el ingeniero Juan de Médicis era partidario de abandonar Larache, otros, como el marqués de Castelrodrigo, el Comendador Mayor de León, el marqués de Velada, el duque del Infantado, el marqués de Villafranca y el duque de Alburquerque defendieron que, después de haberla deseado con tanto ahínco, abandonar Larache sería una deshonra y significaría perder reputación. También coincidían algunos de estos nobles que, si no se tomaba el puerto de La Mamora, continuar en Larache se tornaba más complicado.
Lo cierto era que Larache recibía pocos fondos para cubrir a las tropas, a los espías marroquíes que trabajaban para la corona, a los avituallamientos, al armamento y al problema acuciante de los enfermos del Hospital. El propio Gobernador de Larache, Gaspar de Valdés, escribió estas tristes líneas al rey Felipe III en 1612:
“…Es compasión ver los soldados desnudos y descalços; que esto les tiene de todo punto aburridos, y así sirven desesperadamente, comunicándose unos a otros la rraçón que les parece tienen para ello, y que si se tarda en rremediar su miseria, será posible yntentar algún medio desgraciado para perdición suya, procurando pasar a España por Verbería, pareciéndoles que es menos ynconveniente aventurarse a esto que continuar al servicio en la miseria que pasan…”
Todo esto dio lugar a numerosas deserciones y el avituallamiento era cada vez más complicado, incluso para los propios cabileños que eran asaltados cuando trataban de llevar sus mercancías a Larache. Y mientras tanto, el sultán al-Xaij continuaba con unos pocos fieles en su campamento, a los que se les unió un judío llamado Salomón Pariente, intérprete enviado por España para servir de enlace entre el sultán y España. Por supuesto, continuaban las disputas entre el propio sultán Muhammad al-Xaij; su hijo Abd Allah, instalado en Fez; Mawlay Zidan, asentado en Marraquex y el mahdi Ahmad ben Abd Allah.

Galeones españoles luchando contra los piratas berberiscas, Cornelis Hendriksz Vroom, 1615
El año 1613 no fue mejor para Larache. Primero, con la falsa noticia de un intento de voladura del castillo de Nuestra Señora, que resultó ser una invención de un morisco que envió una carta al duque de Lerma con esa sospecha para crear incertidumbre. Segundo, que por descuido y falta de organización, se detectó en las cuentas del pagador de Larache, don Rodrigo Enríquez de León, un descubierto de 56.905 reales. Y tercero, por las consecuencias que provocó la muerte del sultán Muhammad al-Xaij al-Mamun, acaecida (en la versión más fiable) en septiembre de 1613 a manos del almocadén Bolif, Bulif o Golife, natural de Alcázar, que actuó en connivencia con el alcaide de Arcila. Su muerte despertó el temor en España de que el hijo de al-Xaij, Abd Allah, decidiera atacar Larache y otras plazas españolas. Pero Abd Allah anunció que deseaba la amistad con España siempre y cuando se le devolviesen los bienes de su padre depositados en Larache y en Tánger. La corona española decidió ganar tiempo.
La desesperación del gobernador de Larache, don Gaspar de Valdés, aumentó a finales de 1613 cuando 264 de sus hombres fueron trasladados a la península y fueron sustituidos por 280 soldados inexpertos de las compañías de don Sancho de Benavides y don Diego de Vera, precisamente cuando también llegaba la noticia de un inminente ataque de Mawlay Zidan contra Larache. Sin embargo, nada ocurrió.

LA MAMORA en 1621
1614 marcó un cierto cambio de rumbo al ocupar España la deseada plaza de La Mamora, que significaba que se podía mantener Larache. Todo comenzó cuando Mawlay Zidan decidió ceder el puerto de La Mamora a los holandeses. En junio de 1614, el almirante Jan Evertsen llegó a su puerto con cuatro grandes navíos y aguardó a que Zidan le permitiera ocupar la ciudad, tal y como habían pactado. Sin embargo, nuevas luchas internas hicieron que Zidan no acudiese a la cita. Esto propició que don Gaspar de Valdés pusiera en aviso a Felipe III, anunciándole la presencia de Evertsen y de 16 barcos corsarios en el puerto de La Mamora. Esta amenaza alentó al monarca español y, de inmediato, hizo zarpar desde Cádiz el 1º de agosto de 1614 a la escuadra que comandaba don Luis Fajardo, marqués de los Vélez y Capitán General de la Armada del Mar Océano, que estaba compuesta de 99 barcos de diferente tipo.

Marquesado de los Vélez
Estoy impactadísimo al conocer esta historia sobre la conquista del puerto de Mamora.
Gracias por descubrimiento.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)