Os deseo a todos un muy feliz año 2019. Como siempre, para felicitaros utilizo una escena cinematográfica inolvidable: el final de El apartamento (The apartment, 1960) de Billy Wilder.
PERDICIÓN (Double indemnity, 1944) de Billy Wilder.
Con guión del propio Wilder y Raymond Chandler, basado en la novela de James M. Cain.
Barbara Stanwyck: Señor Neff, ¿por qué no viene mañana noche a eso de las ocho y media? Estará aquí.
Fred McMurray: ¿Quién?
BS: Mi marido. Tiene usted interés en hablar con él, ¿no?
FM: Así era, pero se me están pasando las ganas, créame.
BS: En este Estado hay un límite de velocidad: setenta kilómetros por hora.
FM: ¿Y a cuánto iba, agente?
BS: Yo diría que a noventa.
FM: Pues baje de su moto y póngame una multa.
BS: Mejor dejarlo en advertencia por esta vez.
FM: ¿Y si no da resultado?
BS: Le daré con la regla en los nudillos.
FM: ¿Y si me echo a llorar y pongo mi cabeza en su hombro?
BS: ¿Por qué no intenta ponerla en el de mi marido?
FM: Se acabó.
Trailer:
Fred McMaurray: (voz en off) Ya estaba todo… No había habido fallos. Nada se había olvidado. No había nada que pudiera delatarnos. Y sin embargo, Keyes, mientras iba por la calle hacia el bar… pensé de repente que todo acabaría mal. Parece absurdo, Keyes, pero así fue… No oía mis propios pasos: eran los de un hombre muerto…
MUJERES (The women, 1939) de George Cukor
THE OPPOSITE SEX (1956) de David Miller
Esta famosa frase se utilizó en las dos versiones de la misma historia,
en la primera era Joan Crawford quien lo decía, en la segunda Joan Collins:
Toda mujer es un misterio por resolver, pero ninguna mujer le oculta nada a un amor verdadero. El color de su piel nos indica como debemos proceder, si posee el tono de una rosa en primavera, suave y pálida, hay que acariciarla para que abra sus pétalos con el ardor del sol. Y la piel pálida y pecosa de una pelirroja, evoca la lujuria de una ola que rompe en la playa. Removiendo lo que yace debajo y haciendo emerger el espumoso deleite del amor. Aunque ninguna metáfora describe con justicia el hecho de hacer el amor con una mujer, la analogía más próxima sería la de tocar un instrumento musical poco común. Me pregunto si un violín stradivarius siente el arrebato del violinista cuando éste extrae una sola nota perfecta de su corazón.
El amante <L´amant, 1992> de Jean-Jacques Annaud
– ¿Has venido porque tengo dinero? – No lo sé. He venido porque me gustas. – ¿Te gustaría también si fuese pobre? – Me gusta como eres, con tu dinero.
El Apartamento <The apartment, 1960> de Billy Wilder
¿Cuántos días son necesarios para desintoxicarse uno de la persona amada? Tendría que inventarse una sonda para lavar el corazón.
El piano <The piano, 1993> de Jane Campion
Ada… Ada… Soy infeliz. Porque… te deseo. Porque mi mente no puede pensar en otra cosa más que en ti. Por eso sufro. Estoy… estoy enfermo de deseo. No como, no duermo… Así que si has venido y no sientes algo por mí, mejor vete… Vete….Vete… Sal de aquí… ¡Márchate!
Las amistades peligrosas <Dangerous liaisons, 1988> de Stephen Frears
Hasta que os conocí, había conocido el deseo; el amor, jamás.