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YO HE VISTO MIL SERIES

Una vez tuve un sueño curioso. Un sueño hilarante. Soñé que daba una conferencia. La sala estaba llena y yo me expresaba con ruidos que hacía con la boca; no eran palabras lo que pronunciaba, sino que imitaba el sonido de una trompeta. El auditorio me escuchaba fascinado y aplaudía cada vez que cambiaba de melodía. Porque en eso consistía la charla, en recrear por medio del ruido de una trompeta imaginaria las bandas sonoras de las series de televisión que yo había visto de pequeño y adolescente. Y juro que en ese sueño tarareé un gran número de ellas, comenzando por la de Misión: Imposible, del gran Lalo Schifrin. Es un sueño un tanto surrealista, pero muy divertido. A veces, pienso que podría dar esa charla tal y como la impartí en mi sueño, y que los asistentes se partirían de risa acertando el título de cada una de esas series (contando que mi interpretación fuera tan buena como la imagino). Lo más extraño de todo es que, al despertar, me acordaba del sueño porque, por lo general, no los recuerdo. Pero éste sí. Igual que me acuerdo de todas aquellas series inolvidables.

Ahora que las plataformas ofrecen tal variedad que es imposible verlas todas, por muchas vidas que tengas, lo cierto es que, cuando en España sólo existía un canal de televisión y, un poco más tarde, el UHF o segunda cadena, tuvimos la oportunidad y la suerte de ser los espectadores que mejores series han visto. Es verdad que el paso de los años ha mermado a muchas de ellas, pero, en su momento, fueron series que nos transportaron a lugares impensables y hasta imposibles. Hubo series que se adelantaron al futuro, series que introdujeron la modernidad en nuestraas vidas, series que nos descubrieron otros mundos posibles o inalcanzables. Hablo de los años de mi infancia y principio de la adolescencia: es decir, entre finales de los años sesenta y la década prodigiosa de los setenta. Cuando no existían los móviles, cuando hacer una llamada de teléfono internacional era un lujo, cuando viajar en crucero sólo era para ricos, cuando cruzar el estrecho en barco te llevaba casi todo el día, cuando comenzaba la carrera espacial, cuando vivíamos los cambios sociales más importantes de las últimas décadas, cuando USA nos parecía el país de las oportunidades, cuando España era un país tan atrasado que mirábamos a las suecas como mujeres llegadas de otro planeta, cuando ir a Francia significaba descubrir la libertad… Y, aunque hasta 1973, viví en Marruecos, también allí veíamos la televisión española y sé de lo que hablo. Con aquel único canal de televisión puedo recordar tantas series que me sorprende haber visto esa cantidad tan abrumadora. Así, a vuelo pluma, me acuerdo perfectamente de las siguientes (sin entrar en detalles de su temática, de sus protagonistas o de su éxito o fracaso):

Los intocables, Bonanza, Dimensión desconocida, Furia, Tierra de gigantes, Misión: Imposible, El Virginiano, Los vengadores, Jim West, Viaje al fondo del mar, Flipper, Embrujada, Star Trek, Perry Mason, El fugitivo, La familia Monster, El Santo, Mannix, Los invasores, Ironside, El gran Chaparral, Hawai 5-0, Los persuasores, El show de Carol Burnett, Viaje a lo desconocido, El inmortal, Superagente 86, Caravana, Los agentes de CIPOL, Marcus Welby doctor en medicina, Banacek, Colombo, Centro médico, Arriba y abajo, McMillan y esposa, Cannon, Los Walton, Longstreet, McCloud, Las calles de San Francisco, MASH, Kung-Fu, Investigación, Kojak, Los camioneros, Shaft, El mago, La casa de la pradera, Nacida libre, En ruta, Poldark, Los hombres de Harrelson, Sandokán, La mujer policía, Los ángeles de Charlie, Curro Jiménez, Orzowei, Espacio 1999, Baretta, Los Roper, Starsky & Hutch, El hombre que valía seis millones de dólares, El nido de Robin, El caballero de azul, La conquista del Oeste, Mis adorables sobrinos, Lou Grant, Con 8 basta, Vacaciones en el mar, Centennial, Dallas, La isla de la fantasía, El increíble Hulk, El sheriff Lobo, Hart & Hart… 

Y las series de «qualité» o mini-series: Las seis esposas de Enrique VIII, QB VII, Hombre rico, hombre pobre, Holocausto, Raíces, 7ª Avenida, Los gozos y las sombras, Capitanes y reyes, Simplicissimus, Yo, Claudio, Fortunata y Jacinta, Cañas y barro, El pícaro, La barraca, Cervantes, Shogun... 

Y luego, llegó la década de los 80… Pero esa, es otra historia.

Sergio Barce, 27 de julio de 2024 

    

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Cuaderno de de Cine: FORTUNIO BONANOVA, un actor secundario excepcional

Fortunio Bonanova

    Antonio Banderas, Penélope Cruz, Javier Bardem… los actores españoles escalan puestos en Hollywood, se convierten en estrellas. Y a veces parece que ellos son los que lo han conseguido y que nadie antes lo había hecho. Pero la historia es bien distinta.

   Con Fernando Rey como referencia, que se convirtió en un actor reclamado en todos los países, que rodó bajo las órdenes de los mejores realizadores de varias décadas, otros actores y actrices españoles trabajaron mucho antes, incluso en el cine mudo, y también después, en Hollywood, y algunos llegaron a ser grandes estrellas. He pensado que sería interesante recuperarlos poco a poco, sacarles del olvido, y que las generaciones actuales sepan que fueron unos pioneros adelantados a su época. Sus nombres: Antonio Moreno, quizá el más deslumbrante de todos, Conchita Montenegro, Rosita Díaz, Julio Peña, María Alba, José Nieto…  

   Hoy me inclino por Fortunio Bonanova. Este actor español, cuyo verdadero nombre era José Luis Moll, formaría parte del reparto de varias de las películas más famosas de la historia del cine. Nacido en Palma de Mallorca en 1896, Bonanova fue un reputado actor de teatro que estrenó obras en Nueva York y en Chicago, pero también fue barítono y escritor. Tras debutar en el teatro de su ciudad natal, se haría famoso interpretando en su primer papel para el cine mudo a <Don Juan Tenorio>, dirigida por Ricardo y Ramón Baños.

Fortunio Bonanova como Don Juan Tenorio

   En 1924 se marchó a Estados Unidos, donde actuó en varias obras musicales como barítono, hasta que logra entrar en el cine actuando en una película que protagonizaba la gran Joan Bennet: <Careless Lady>. Pero hubo de volver a España donde era una auténtica estrella.

Bonanova como el profesor Matiste, en CIUDADANO KANE

   En los años treinta trabajó tanto en España como en Estados Unidos, y gracias a su papel en la obra teatral <Sex appeal> que triunfó en Broadway, Fortunio Bonanova comienza a ser tenido en cuenta en Hollywood para protagonizar films rodados en castellano, como <El Capitán Tormenta> del año 1935. Pero es en la década siguiente de los cuarenta, cuando el nombre de Fortunio Bonanova aparece en títulos míticos del cine americano rodado en inglés, y algunos de sus personajes, aunque secundarios, se han quedado grabados en la retina de quienes amamos el séptimo arte. ¿Quién no recuerda al desesperado profesor de canto Matiste tratando de que la esposa del protagonista no desafine en la mítica <Ciudadano Kane> (Citizen Kane, 1940) de Orson Welles? Pues el profesor Matiste era Fortunio Bonanova.

Fortunio Bonanova es el General Sebastiano, entre Anne Baxter y Erich Von Stroheim, todos dirigidos por Billy Wilder

   Actuó en otros cuatro films memorables protagonizados por Tyrone Power: <El signo del Zorro> (The mark of Zorro, 1940) y <Sangre y arena> (Blood and sand, 1941) ambas de Rouben Mamoulian, y en <Un americano en la RAF> (A Yank in the RAF, 1941)  <El cisne negro> (The Black Swan, 1942), las dos de Henry King. Fue el actor que encarnó al General Sebastiano en la magnífica <Cinco tumbas a El Cairo> (Five graves to Cairo, 1943) del maestro Billy Wilder, y encarnó a Fernando en la mitificada <Por quién doblan las campanas> (For whom the bell tolls, 1943) de Sam Wood, con Gary Cooper e Ingrid Bergman.

   Otro de sus papeles secundarios memorables, Sam Garlopis, lo interpretó en otra obra maestra: <Perdición> (Double indemnity, 1944) de nuevo de Billy Wilder.

   Intervino en muchas películas más, pero destacaría entre ellas, además de las ya citadas: <Siguiendo mi camino> (Going my way, 1944) de Leo McCarey, uno de los films más aclamados de Bing Crosby; <Pepita Jiménez> (1946) del gran Emilio Indio Fernández, en la que compartió cartel junto a Rosita Díaz, otra estrella española en tierras americanas; secundó a Henry Fonda en otro film inolvidable del gran amestro entre los maestros John Ford: <El fugitivo> (The fugitive, 1947), y otro de los grandes, Otto Preminger, le dirigió en <Vorágine> (Whirlpool, 1949), junto a Gene Tierney y José Ferrer.

     Ya en los años cincuenta sus películas no fueron tan extraordinarias, salvo quizá la romántica <Tú y yo> (An affair to remember, 1957) de Leo McCarey, con Cary Grant y Deborah Kerr, en la que destacó con su personaje de Courbet. Se refugió en westerns y en series de televisión, y ya al final de su carrera, regresó a España para rodar dos películas: una producción dirigida por Carol Reed, <El precio de la muerte> The running man, 1963) y un film dirigido por el inefable Jesús Franco, <La muerte silba un blues> (1964).

Fortunio Bonanova

     Un actor, en fin, de los llamados de carácter, que supo dejar su impronta tanto en sus protagonistas como, y esto es lo más difícil, en sus papeles secundarios, y Fortunio Bonanova lo logró.

      Sergio Barce, marzo 2012

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