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Dice el escritor AHMED OUBALI de Paseando por el Zoco Chico. Larachensemente:
Con esta extraordinaria obra autobiográfica, Sergio Barce nos obsequia con unos entrañables relatos (treinta) cuya lectura amena va hilvanando las vivencias de un pasado que sin ella se habría perdido para siempre.
Con palabras sencillas el escritor resucita una época que todos los larachenses añoramos. Nos invita a un viaje de tolerancia y coexistencia rumbo a una mítica ciudad, Larache, en la que convivieron durante milenios tres grandes culturas universales: la hebrea, la cristiana y la musulmana, en completa simbiosis, formando una sociedad homogénea pero profundamente pluricultural. En el libro y mientras va pasando el tiempo, el autor se lamenta doblemente, viendo cómo las huellas de las dos primeras culturas se fueron borrando de la ciudad cada vez más hasta ser una triste piel de zapa o “peau de chagrin” y observando la degradación urbanística de la ciudad. Sergio nos invita en Paseando por el Zoco Chico a brindar por tiempos de nostalgia, contemplación, evocación y recreación de una época paradisíaca, entregándonos una narración de un impoluto intimismo que reconstruye o reconstituye la ciudad y aquellas tres familias suyas en sus momentos más gloriosos, más tolerantes e inolvidables.
Lo más representativo de esta obra es que no se trata de una novela en la que se describen acontecimientos en forma estrictamente cronológica sino que los hechos se narran de forma poliédrica, como destellos de recuerdos que van viniendo a la memoria del narrador, a través de lo que los teóricos llaman “memoria involuntaria” donde olores, sabores e imágenes presentes sacan a relucir recuerdos olvidados del pasado. Varios de estos episodios de memoria involuntaria se producen a lo largo del libro, que son precisamente los que le permiten desarrollar la narración.
Todos estos elementos muestran la maestría que tiene el autor de los códigos narrativos: la conjunción de los temas que aborda, la forma coherente en que lo hace y el estilo característico de frases simples y a la vez placenteras que utiliza, hacen de esta autobiografía una obra realmente original y creativa, que no sólo prolonga o añade su grano de arena a la literatura marroquí en español sino también a la literatura universal.
Para mí la literatura es ficción, pero al leer Paseando por el Zoco Chico, tuve la impresión de revivir mi propio pasado, me vi progresando en cada frase descrita por el autor, en cada calle descrita, en cada detalle evocado, en cada emoción expresada, en cada decepción sentida por la deterioración de la ciudad y su cultura. Me sentí identificado con varios personajes, con varias experiencias, proyectado en varias circunstancias. Sin duda Sergio Barce es un gran conocedor del corazón humano, de las ilusiones y sueños más insondables, que en definitiva constituyen el teatro mismo de nuestra vida.
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