La noche temprana había sorprendido a Rachid terminando el balance contable mensual. Qué oscuridad, se dijo mientras caminaba con paso veloz hacia su casa , la lluvia no invitaba a otra cosa. Tardaría todavía un buen rato, pues tenía primero que llegar a la Alcazaba y luego adentrarse por el laberinto de sus callejuelas angostas y tortuosas. Tenía un presentimiento aquella noche, incluso en algún momento le invadió una extraña sensación de miedo, ¿Estaré nervioso? se preguntó mientras aceleraba el paso. Al atravesar la puerta que daba entrada a la Alcazaba, se sintió en casa, sin embargo se equivocaba…