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TÁNGER DE NUEVO, DE LA MANO DE FERNANDO CASTILLO Y DOMINGO MOLINA

Hace cuatro años escribí una reseña sobre uno de los mejores libros dedicados a Tánger: Un cierto Tánger, escrito por Fernando Castillo. Para quienes deseen leerla, aquí tenéis el enlace: 

https://sergiobarce.blog/2020/06/30/un-cierto-tanger-un-libro-de-fernando-castillo/

Editorial Renacimiento acaba de publicar un pequeño lidro escrito por el mismo autor, Fernando Castillo, titulado Explorador de bulevares. Y, claro, pensé, si hay un bulevar no podrá faltar el buvelar Pasteur, y compré el libro. Una edición preciosa para la colección El Clavo Ardiendo. Y, en efecto, ahí está Tánger y el bulevar Pasteur. (En realidad, Fernando ya me lo había anunciado).

Es un libro que habla tanto de las ciudades que le fascinan a Fernando Castillo como de esas mismas ciudades que, vistas desde el paso de la Historia y desde la propia imaginación del autor y de las leyendas o de la mistificación que las rodean, se crean en el imaginario colectivo a fuerza de sueños y quimeras. Y así nos lleva a Shangai, al París ocupado, a Lvov, a Toledo, a Estambul, a Vilna, a Berlín, a Alejandría, a Tánger… Un recorrido sin desperdicio que se compacta en pequeños capítulos, casi escritos a vuelo pluma, remitiéndonos a obras inmortales de la literartura o del cine (El tercer hombre y Viena o Durrell y Alejandría, por ejemplo) y a historias en blanco y negro o en un claroscuro tenebroso.

En el capítulo dedicado a Tánger en Explorador de bulevares, Fernando Castillo escribe una de las mejores frases que he leído dedicada a la ciudad y que abre precisamente es capítulo: «Tánger, ciudad con nombre de hotel destartalado…» Magnífica descripción.

Ya digo que este librito es una auténtica delicia.

También acabo de leer otro título dedicado a Tánger, aunque en esta ocasión es un libro centrado en su totalidad en la ciudad marroquí: Cuadernos tangerinos, de Domingo Molina Laguía, que ha publicado Colibrí de Poesía. Esta obra tiene un subtítulo: «Poemas y prosa poética«, porque Domingo Molina hace un recorrido por Tánger desde el verso y desde la prosa, alternando de esta manera ensueños, experiencias y fantasía. Reproduczo uno de los pequeños relatos poéticos que forman parte de este libro, titulado Iberia:

«Una conversación a su izquierda en español, a su derecha en árabe, a su espalda en francés. Frente a él el Instituto Español «Severo Ochoa», el Instituto «Cervantes» y el Consulado de España. Cogollo español junto a la «Grand mosqué». No se duerme y no es por el calor. De aquí a las discotecas que abren a la una y se ambientan después de las dos.

Los amigos se saludan y se acuerdan las compañías de la noche. En este bazar, que no cierra, todo se ofrece y se vende. La <virtud> de las doncellas, el hachís adulterado. Se saludan con dos besos en la mejilla y se miran sin pudor y con descaro. Se ocultan tras el velo y las gafas de sol, la chilaba y el carmín. Se ofrecen recatadas y risueñas, perfumadas, a destajo o por horas, o por VISA, o papeles, o contrato, o por nada, casi nunca.

Los cachorros tangerinos se presentan a caballo o en modernas carrozas derrapando, llamando la atención. El insomnio no los vence, se retiran agotados. Desayunan a las doce, al mediodía, en sus casas, en las playas, en sus cafés favoritos.

Es la una treinta, pocas chicas van quedando. Comienza la procesión de los cláxones de la fiesta de las bodas en las calles; que se escuchen, que se vea que se han casado en verano y lo están celebrando con esta procesión de coches e invitados; no hay descanso.

Así contempla la noche este turista de prestado.

Vol.2. Tangerinos 18. Tánger, Plaza Koweit, Café <Bristol>, barrio español. 14/08/2008. 01 h.»      

                         

 

 

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VIRIDIANA, DE BUÑUEL, SEGÚN EMILIO SANZ DE SOTO PARA CARMEN LAFORET

Una delicia leer la Correspondencia Inédita (1958-1987) entre Carmen Laforet y Emilio Sanz de Soto, que José Teruel ha recogido en un libro editado por Renacimiento. Sus confidencias, sus confesiones, sus temores.

Carmen Laforet es todo menos arrogante; al contrario, en sus cartas descubrimos a una mujer llena de humanidad, como Emilio, y llena de dudas sobre su narrativa y sobre la propia creación literaria. No deja de sorprender que una autora como ella sufriera de esa manera al enfrentarse a cuanto escribía. Pero la entiendo. Crear una nueva obra es un reto y un abismo. Pero Emilio Sanz creyó siempre en ella y, con cada una de sus cartas, le enviaba un soplo de aire fresco y de optimismo. Jamás dudó de que Carmen Laforet era una narradora fuera de lo común. Y se entusiasmaba pergeñando proyectos para ella, dándole ideas para sus artículos periodísticos o reconviniendo a sus inquietudes y a sus miedos.

Y Tánger presente en muchísimos instantes, como algo mágico que impregnó a Carmen Laforet y que añora en numerosas ocasiones.

En una de las cartas de Emilio Sanz, fechada en Tánger el 2 de junio de 1961, le habla de Carlos Saura y de su película Los golfos, y también de Luis Buñuel y de Viridiana, y estos párrafos me parecen modernísimos y actuales y, también, muy divertidos. Escribió Emilio Sanz de Soto:

“…¿De verdad te gustó la película de Carlos Saura? Yo por Carlos siento una verdadera debilidad. Me parece un artista sincero y directo. Que no se anda por las ramas. Que quiere que la imagen le dé <verdad>, y por ello lucha a brazo partido. Y en el cine español, donde todo es <camuflaje>, Los golfos me parece una pedrada en seco y españolísima.

¿Has visto el escándalo que se ha armado con la Viridiana, de Buñuel? La película es de padre y muy señor mío, de borrón y cuenta nueva, de punto y aparte… Con ello quiero decirte que la película es genial. Sobre su antirreligiosidad y sobre su carácter blasfematorio habría mucho que hablar. Comprendo que un <curita> del Observatore Romano se asuste. Pero me apuesto la cabeza de que, por ejemplo, un tipo a lo Cardenal Segura, la hubiese entendido, la hubiese tomado como lo que es: un puro <cachondeo> ibérico, y tras un coscorrón, habría absuelto a Buñuel, con tres Avemarías de penitencia. Porque un español no puede asustarse de Viridiana. A no ser que ese español se asuste de la novela picaresca, de Quevedo, de Larra, de Unamuno, de Valle Inclán, de Valdés Leal, de Goya… y de suma y sigue. De acuerdo en que es una obra inconformista y rebelde. Que arremete contra lo divino y contra lo humano. Contra las mayúsculas: la Iglesia, el Estado, la Burguesía, la Moral, el Código Civil… Pero todo ello, insisto, a la española: cabreado, a patadas, sin ton ni son… Buscarle a todo esto -como hacen los franceses- un sentido religioso o político, es no saber quién es Buñuel. ¿Y quién les explica a los franceses -o al Vaticano- lo que es un aragonés, cazurro y humano, con una visión del cine tan genial, como la que tuvo su compadre Goya de la pintura?

¿Sabes lo que yo haría Carmen? En vez de proyectársela a los del Opus, muertos de miedo y oliendo todos a perfume <Moustache>, se la pasaba a auténticos curas de pueblo, sin miedos y oliendo a cebolla, y estoy seguro, segurísimo, de que estos no le daban más importancia -religiosa- de la que ellos suelen darle a un buen taco o a un chascarrillo bestia.

Esta es mi opinión. Pues en la maldad de Buñuel jamás podré creer, conociéndolo como lo conozco. A sus sesenta y un año sigue siendo un niño travieso, al que se le saltan las lágrimas cuando oye cantar una Jota o La Marsellesa…” 

Leer esta correspondencia es darte de bruces con dos personas excepcionales y admirables.

Sergio Barce, 2 de febrero de 2024

  

  

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APRENDIENDO DE MÉNDEZ-LEITE

Ayer tuvimos la fortuna de que Héctor Márquez, una vez más, nos regalase un buen encuentro en el Tercer Piso de la Librería Proteo, en Málaga. En esta ocasión nos reunimos alrededor de Fernando Méndez-Leite, para hablar de su primera novela: Fracaso sentimental en la calle 50, que ha publicado la Editorial Renacimiento.

La presentación corrió a cargo de Moisés Salama y de Héctor. Moisés acaba de estrenar un documental dedicado precisamente a la figura de Fernando Méndez-Leite, titulado «La memoria del cine«, y se nos proyectó un atractivo tráiler que invita a ver ese documental. Pero la estrella, sin ninguna duda, fue el propio Fernando, que posee una memoria prodigiosa y milimétrica, capaz de retrotraerse a su niñez para recitar por orden alfabético sus compañeros de pupitre. Eso le permitió contarnos anécdotas muy interesantes y divertidas de los rodajes en los que ha intervenido (El hombre de moda o La Regenta), su relación con otros realizadores o con actores (Juan Luis Galiardo, Ana Belén, Juan Diego, Aitana Sánchez-Gijón…), su proceso creativo, su ardua labor para escribir esta novela. Luego, compartimos comida y café, Méndez-Leite, Moisés Salama, Rosa, Héctor y Mariángeles Tarifa, y José Garriga Vela y yo. Hablamos largo y tendido de cine y de literatura. Un día muy provechoso.

Sergio Barce, 26 de noviembre de 2023     

         

 

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Con el actor Joaquín Núñez
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