
LARACHE – foto de Akram Serifi Bouhsina
Larache son muchas cosas: los recuerdos, las vivencias, lo que quedó allí, nuestros abuelos, nuestros padres, nuestra infancia, casi siempre hay algo de felicidad en la retina antigua, una añoranza, una nostalgia, por supuesto una idealización, incluso una ficción. Larache son muchas cosas: la risa, los niños corriendo por la Medina, el viento y las olas erosionando melódicamente Ain Chakka, los partidos en la orilla de la playa, la voz del almuédano posándose con suavidad sobre los tejados igual que las palomas lo hacen en la plaza de la Liberación.

LARACHE – foto de Itziar Gorostiaga
Larache son muchas cosas: las ausencias y las presencias, el hanan habitando en sus moradas, las colinas de nieve de sus salinas, la plata de sus atunes, el fulgor resplandeciente de las penas y de los gozos, las cruces erguidas en su cementerio recortadas contra el horizonte igual que los minaretes de sus mezquitas, Larache es el eco de nuestras voces, las que se marcharon y las que se quedaron. También es una huella que el mar no puede borrar de la arena, una caricia que se ha escapado sin encontrar la piel sobre la que rozarse.

LARACHE – foto de Akram Serifi Bouhsina
Larache son muchas cosas: hoy me absorben los colores de sus especias y de sus frutas, y los colores de los ojos de sus mujeres, me absorben el color del río Lucus y el de sus barcas, los colores que aún logran hacernos soñar. Incluso los colores de su derrota y de su misera, los colores de sus ruinas. Me absorben esos colores que son los colores de toda una vida.
Sergio Barce, marzo 2017

LARACHE – foto de Akram Serifi Bouhsina