«…La discordia estalló abruptamente entre dos marineros entrados en años, y uno se pone siempre a divagar que si hay que dar ejemplo, pero, bueno, también es verdad que cada cual tiene un trip en el bollo como dijo Charly García, y cuando le tocan a uno el tornillo flojo, pues se nos va de las manos… Veo cómo se forma un círculo de curiosos alrededor de un señor alto, delgaducho, con gafas y gorro de pescador, que le espeta algo turbio a un gordo con gorro de marinero -qué remedio, en Larache- y colman mi atención y mi preocupación: que si se estarán diciendo de todo, pobres respectivas madres, si es que a esas edades ya uno se insulta así y está feo, porque se ataca a la raíz de la otra persona, el error de haber nacido y todas sus posteriores decisiones para haber seguido vivo… En esas edades la existencia ya casi va a adelantar a la esencia, y uno insulta entonces a todo el ser del otro, y yo divagaba esto esperando la muerte de alguno, pero llegó Abdellah con sus dientes amarillentos y sonrientes y los señala y me dice Huwa Real Madrid, Huwa Barcelona*, y ríe inocentemente.»
* Él es del Real Madrid, él es del Barcelona.
Este fragmento pertenece al libro «Yelía o el astillero», de Conrado Herráiz, con ilustraciones de Pepe Atencia. Una bellísima pequeña crónica que relata la experiencia del propio autor trabajando en un astillero de Larache.
El próximo 3 de enero lo presentamos en la Librería Isla Negra, de Málaga.
