LOS JARIYÍES

Siempre escuchamos o leemos que las corrientes principales del Islam son la suní o sunita, ortodoxa, y la chií o chiíta, que derivan de los partidarios de que el califa fuera descendiente directo del profeta Mahoma. Pero había una tercera corriente que se nombra menos: la de los jariyíes. Esta vía defendía que cualquier musulmán digno y justo podía ser nombrado califa, sin tener en cuenta su origen, su raza e incluso que fuera esclavo negro, siempre y cuando, claro, perteneciese a la comunidad de creyentes. Y son quienes me interesan, porque esta corriente se desarrolló en Marruecos.

Tanto los chiíes en la antigua Persia como los jariyíes en Marruecos fueron dos de las diversas manifestaciones o ramas descontentas del islam primigenio y, por tanto, heterodoxas. Y fueron los bereberes de Marruecos los que se inclinaron en mayor medida hacia esa corriente jariyí, curiosa por defender la elección del califa por los propios creyentes y no impuesto por un orden sucesorio o por el poder. 

Su origen lo explica así María Rosa de Madariaga:

«El jariyismo surgió cuando el califa Alí, yerno del Profeta, aceptó someterse al arbitraje de los hombres en una batalla frente a su rival Moawiya, y un grupo de combatientes prefirió abandonar la batalla antes que sancionar con su presencia una decisión que correspondía a Dios y no a los hombres. Muchos de los partidarios de Alí dejaron después Kufa, donde acampaba el ejército, para unirse a los que habían abandonado primero el campo de batalla. A estos se les pasó a conocer con el nombre de jariyíes o jariyitas (literalmente «los salientes» o «los que salen»), que en este contexto significa los «disidentes», «heréticos» o «separatistas». En esta corriente del islam, puritana, austera e igualitaria, las reivindicaciones sociales se expresaron en forma de creencia religiosa. Frente al islam ortodoxo de los invasores árabes, los bereberes encontraron en el jariyismo una manera de afirmar su identidad y de manifestar su oposición.»

Fue precisamente un jariyí llamado Abd al-Rahman Ibn Mulyam quien asesinó a Alí en el año 661.

Su rigor en lo que al cumplimiento de los preceptos del islam se refiere tiene como contrapunto una gran tolerancia hacia las otras religiones.

SIYILMASA 1

SIYILMASA

Fueron los jariyíes los que en Marruecos, en el siglo VIII, encabezaron la sublevación contra el califa cuando se decretó la subida de impuestos, y, al mando de Maisara, se hicieron con el control de Tánger. Poco a poco, los jariyíes continuaron su expansión e infligieron una serie de derrotas a los ejércitos de los distintos califas de la época, hasta que fueron vencidos por el gobernador de Egipto que los doblegó cuando intentaban conquistar Kairuán. Esto dio lugar a que los jariyíes se dividiesen en diferentes reinos: el de Tahert, otro en Siyilmasa y el que se denominó «el reino de los oasis de palmeras del desierto».

Y varias tribus, que habían seguido en su momento a Maisara en su revuelta contra el poder del califa, encontraron en Salih a su nuevo líder. Curioso personaje el de Salih que se proclamó profeta de los bereberes y redactó un Corán en su lengua con variaciones en su ritual. 

Cuando los almorávides se apoderaron de Siyilmasa, arrasaron sus lugares de placer y, algo llamativo, también destruyeron todos los instrumentos musicales. 

Dentro del jariyismo surgieron distintas tendencias, unas más radicales que otras, y hoy en día los jariyíes que quedan pertenecen a la secta de los ibadíes y se reparten por Omán, Zanzíbar y por algunas pequeñas zonas del Magreb. 

Sergio Barce, mayo 2020 

SIYILMASA

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9 pensamientos en “LOS JARIYÍES

  1. Luis Moratinos Cuyaubé dice:

    Siempre se aprende algo ninguna idea de esa tercera corriente solo creia que existian los sunnies y los chiitas Buen trabajo de investigacion Animo felicidades Un abrazo Tu amigo Luis Moratinos

  2. Emilio Gallego dice:

    Querido Sergio, desconocía esta tendencia, gracias por compartir este interesante post, abrazos. Emilio Gallego.

  3. Tuve ocasión de leer sobre los jariyíes de la mano de D. Guillermo Gozalbes Busto, quien dedica unas páginas a estos acontecimientos, con revuelta tangerina incluida, y a algunos más de características similares, es decir, de inestabilidad social, en su “Estudios sobre Marruecos en la Edad Media” (1989). Sólo aclarar la convulsa época de las primeras décadas de anexión árabe y de introducción del Islam en un Marruecos tradicionalmente difícil de someter, y Guillermo se hizo eco de ello bebiendo en los anales del gran Ibn Khaldun. Este libro de D. Guillermo se ha convertido para mi en un recuerdo muy especial, entrañable diría yo, por existir poca literatura en el medievo marroquí, y porque me llegó de la mano de su hijo Enrique (qepd) poco antes de su fallecimiento. No tengo más que palabras de admiración para el uno y para el otro, para toda la familia Gozalbes, no en vano de casta le viene al galgo, y el amor por Marruecos, por la historia y demás materias de estudio son la gran herencia del profesor “Busto” como creo que aún es recordado por muchos en Tetuán. Gracias, Sergio, por contribuir a aportar luz a zonas oscuras de la historia.

    • sergiobarce dice:

      Me apunto el título de ese libro. Muy interesante, Antonio. Gracias. Un abrazo

      • Pasé meses intentando encontrar algún ejemplar, teniendo en cuenta que fue une edición personal y limitada de Guillermo, de 1989. Conseguí contactar con Enrique, por aquel entonces Profesor Titular de Historia Antigua de la Facultad de Educación y Humanidades de Cuenca de la Universidad de Castilla La Mancha. Según sus palabras, quedó emocionado por mi interés personal en esa obra de su padre (tiene otra sobre Al-Mandari), y se ofreció a mandarme uno de los ejemplares que podía quedarle, lo que hizo días después. Hablo de principios de 2018, y Enrique fallecería en julio de ese año, a los 61 años. De ahí el inestimable valor que tiene ese libro para mi. La familia Gozalbes (Carlo Gozalbes Cravioto es hermano de Enrique, y Helena Gozalbes García es hija de Enrique y vinculada a la Universidad de Granada, también en Historia Antigua, como anteriormente su padre) ha heredado un talante especial para con la historia, y para con Marruecos, que sin duda les viene de Guillermo, como decía ayer, de casta le viene al galgo. Guillermo nació en Ceuta, pero sus hijos en Tetuán donde permanece en gran medida su memoria. Un abrazo, Sergio.

      • sergiobarce dice:

        Ahora entiendo el valor de ese libro. Gracias, Antonio.

  4. Alberto Mrteh dice:

    Me ha resultado interesantísimo y me han entrado ganas de volver a Sijilmasa.
    Es un placer leerte.
    Alberto Mrteh (El zoco del escriba)

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