«HUELLA JONDA DEL HÉROE», UN LIBRO DE MONTERO GLEZ

TANGER  - Cuevas de Hércules

TÁNGER  –  Cuevas de Hércules

Hace unas semanas, me llegó un regalo inesperado por correo postal. María, una amiga, me enviaba un libro. No me explicaba la razón por la que me lo mandaba, porque no acompañó ninguna nota al regalo. Me resultó curioso tanto el hecho de que no hubiese ninguna efemérides cerca que justificara el regalo (pero qué mejor regalo es el inesperado) como el título del libro: Huella jonda del héroe. Comencé a leerlo, y no tardé mucho en comprender porqué María lo había elegido: Marruecos formaba parte de su trama, y, más en concreto, Tánger… Y para más inri, un tema recurrente en el libro es el jardín de las Hespérides. Eso es lo que nos une, entre otras cosas, a María y a mí: nuestro Jardín de las Hespérides de Larache. Ya lo entendía.

…El rey de Micenas encargó a Hércules guindar las manzanas de oro de un jardín; de un vergel fabuloso situado a la salida de Tánger y cerca de Asilah, habitado por las sobrinas de Atlas, conocidas como las Hespérides. Pero en su camino, Hércules se encontraría con un pillete gigantesco de nombre Anteo que le provocó de la misma forma que hoiy provocan al turista todos esos pícaros consumidos por la fiebre.

Hércules mantuvo una pelea a muerte con Anteo, un combate donde nuestro héroe los tuvo difícil pues Anteo era hijo de la Tierra y esta, cada vez que su hijo caía al suelo derrotado, le daba nuevas fuerzas. Así hasta que Hércules lo levantó en el aire y lo ahogó entre sus nervudos brazos. A continuación, el vencedor alivió toda la rabia genital  contenida en la pelea. Lo hizo por todos los agujeros del cuerpo de la viuda de Anteo, una mujer dulce y malvada a la par, como son algunas drogas, y de nombre Tingeria. Hércules se enamoraría de tal forma que fundó una ciudad en su honor, y le puso su nombre: Tánger.

(…)

Huella jonda del héroe

Curioso este libro de viajes. Montero Glez, con una prosa rica y muy ágil, combina elementos tan dispares como inesperados: Tánger, Hércules y sus trabajos, el mencionado jardín de las Hespérides, Camarón de la Isla, Kiko Veneno, los monos de Gibraltar, la grifa, el flamenco, los Rolling, viajes que sólo existieron en la mitología y viajes reales, Paul Bowles, Rancapino, el cante jondo, Cádiz, Triana, Sevilla, el Peñón… Confieso que me lo he pasado muy bien con este libro, muy bien. Te ríes, sonríes, descubres anécdotas curiosas y llegas a un Tánger muy diferente al que has tenido ocasión de conocer o imaginar. Montero González construye un universo tan personal como sugerente, fascinante, rico en matices y en giros inesperados… Sólo lamento que su jardín de las Hespérides lo sitúe en Tánger y no en Larache, pero es la eterna disputa. Para mí, siempre estará en Larache, entre otras cosas porque así lo dejó dicho Plinio el Viejo, y ya se sabe que más sabe el diablo por viejo que por diablo.

Esta obra fue galardonada con el Premio Llanes de Viajes de 2012, y realmente uno viaja a donde no podía imaginar cuando comienza a entrar en estas páginas llenas de música y de imágenes vertiginosas. Es otro libro con el que te trasladas a Tánger (llamativa la eclosión de títulos publicados en los últimos años de novelas, poemarios y libros de viajes ambientados o referidos a la ciudad tangerina), pero éste en concreto es probablemente uno de los más insólitos y originales. Así que tengo que agradecerle a mi amiga María que tuviese el impulso de regalármelo, sin más, sin una razón conocida. Gracias, María.

Para M.O. / Sergio Barce

(…) …De  premio, la bella Tingeria recibió los fluidos mitológicos de Hércules en su vientre, alumbrando un hijo luchador de nombre Palemón y fundando, en honor de Tingeria, la ciudad del pecado: Tánger, desde donde escribo estas líneas.

Es noche, a esas horas en las que las calles están vacías y los gatos se ponen a rebuscar por los cubos de basura, a la puerta de los cafés. Por lo que alcanza mi oreja, además de un eco místico, hay denuncia en sus maullidos. Las hambres siempre fueron poco originales, vienen a asegurarme. Mientras los gatos se revuelven, aparece un hombre que lleva un mono en sus brazos. Lo conozco de vista, a él y a su mono que, nada más verme, se abalanza hasta mi cabeza. Es experto en despiojar. Animalito.

Yo me dejo, y mientras el mono busca parásitos entre mis cabellos, me da por pensar que las costas son gemelas porque antes estaban pegadas. Prueba es la fauna del Peñón con sus famosos monos, una especie de macaco que se conoce como <mono rabón>, que es mono africano de rabo corto y que, por llevar la contraria a la mitología y no por otra causa, los científicos indican que llegó a nuestra península con el único fin de entretener a la población inglesa de la Roca…

Los fragmentos del libro están tomados de Huella jonda del héroe, Imagineediciones, Primera edición, abril de 2012.

Montero González

Montero Glez

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