Ahí va esta joya: Gary Cooper y Lauren Bacall. Solo trabajaron juntos en una película titulada El rey del tabaco (Bright leaf, 1950) de Michael Curtiz, el mítico realizador de Casablanca. La imagen es puro glamour, algo que se ha perdido hace tiempo en el mundo del celuloide. Tanto Cooper como Bacall siempre me han seducido, él por ser uno de los mejores actores de la historia del cine y por su apostura, su sola presencia llenaba la pantalla, y ella con sus excelentes trabajos interpretativos, especialmente junto a Humphrey Bogart, y con su belleza, que rompía moldes, y su voz dura y ronca que le daba ese «toque».