Eso es lo que gritó alguien entre el público a mitad del concierto de despedida de Ennio Morricone: ¡Ennio, te queremos! Alguien tenía que decirlo, y lo hizo quien tuvo más arrojo de los asistentes. Pero todos lo suscribimos en ese instante. Cómo no querer a Ennio, si nos ha regalado las más hermosas composiciones de la historia del cine para que seamos un poco más felices. Eso ocurrió ayer en el segundo y último concierto de despedida en Madrid.
El pabellón del WiZink Center estaba lleno, unas 10.000 personas. Diez mil personas que escucharon y admiraron al maestro en un silencio reverencial durante casi tres horas de disfrute sólo interrumpidas por un descanso de veinte minutos. El tiempo voló. Y el concierto se nos hizo muy corto.

Querido Sergio,
por una vez suscribo al cien por cien tus palabras. Yo también tuve mi propia experiencia en un concierto de Morricone. ¡Fue inolvidable!
Es un placer leerte.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)