En los últimos años, los mejores guiones se escriben más para las series de las plataformas que para el cine. Hay numerosos ejemplos de historias bien desarrolladas, brillantemente narradas, desde <Los Soprano> a <Better call Saul> pasando por <This is England>, <The wire>, <Breaking Bad>, <Cuando el polvo se asienta>, <El cuento de la criada>, <La Mesías>…
Últimamente me he zampado tres series con guiones excelentes y que recomiendo. Dos de ellas son argentinas: <Nada> y <El encargado>. Ambas creadas por Mariano Cohn y Gastón Duprat, quienes, además, han dirigido la mayoría de los capítulos.
En la primera de ellas, <Nada>, el actor Luis Brandoni hace un trabajo excelente y crea un personaje rico en matices, pese a su aparente dejadez y desgana; y Robert de Niro aporta una colaboración tan atractiva como enriquecedora.
En la segunda, <El encargado>, asistimos a un derroche de trabajo interpretativo del gran Guillermo Francella que, desde hace tiempo, ocupa un lugar destacado entre mis actores favoritos. Una serie de un humor corrosivo, llena de mala leche y de giros inesperados. Tanto Cohn como Duprat han construído dos personajes, el de Brandoni y el de Francella, difíciles de olvidar.
La tercera de las series es norteamericana y es sencillamente excepcional: <The Bear>. Creada por Christopher Storer, cada capítulo, acompañado de una banda sonora incansable, a veces histérica, a veces obsesiva, nos sumerge en el mundo de un pequeño restaurante que sus responsables y trabajadores se empeñan en sacar a flote. Las ilusiones, las frustraciones, los desengaños, las traiciones y las obsesiones de cada uno de los personajes componen un puzzle rico en matices. Una serie fresca, distinta, original y llena de adrenalina. Confieso que algún episodio me ha dejado literalmente agotado, como a sus personajes. El guion funciona como un reloj de precisión dentro del caos de una historia a punto de irse al traste, pero no, está todo bien medido y alambicado. Esperando ya a la tercera temporada, que espero que no se haga de rogar demasiado.