«TODO ACABA EN MARCELA», DE SERGIO BARCE, SEGÚN TINA SUAU

Me llega otro comentario o reseña sobre mi novela Todo acaba en Marcela (Ediciones Traspiés). En esta ocasión, de la catedrática de Filología Tina Suau, que, además, es una tanyaui de pura cepa. Así que sus palabras tienen doble valor para mí. No me resisto, con el previo permiso de ella por supuesto, a compartir las sensaciones que ha experimentado con mi libro. 

Sergio Barce, 16 de mayo de 2024

«Hola, Sergio, aquí van mis comentarios sobre “Todo acaba en Marcela”.

Te felicito por una buenísima novela, Sergio, eso para empezar.

He leído tu Marcela con mucho interés, por ser tuya y por las reseñas que te han hecho. Aparte de lo que ya se ha dicho, yo detectaba algo más en tu narrativa, y creo que ya sé lo que es. Se trata de tu estilo, claro, es parte de lo que me hace amar o no amar una novela.

Estoy de acuerdo con lo que dijo Susi Bonilla y otros, respecto a la visión cinematográfica que transmites, respecto a la crudeza que describes, respecto a la narración febril tan típica de novela negra, respecto a las “parejas” de personales: Marcela/Qodsya, Teo el bizco/Los hermanos de Qodsya, Ivan Sotogrande/Sadik Oubali, y los lugares dobles: Málaga/Tánger, barrios de Málaga/Khemis Sahel. No sé si es parte de tu diseño de la novela, o si te salió así de natural. La cuestión es que están ahí.

También tocas temas éticos muy interesantes, sobre cómo deben actuar los policías, y por supuesto, la violencia de género. Pero no solo va de violencia de género, es solo uno de los temas. La novela es para mí como un mosaico de todo lo que te estoy diciendo, a nivel temático, pero también a nivel formal, de escritura. Quizá por mi deformación profesional –soy filóloga y llevo años analizando el discurso-, he creído observar, además de lo anterior, otras características, que para mí son la esencia de tu narración y de tu estilo.

Por una parte, vas describiendo HECHOS, narrados cronológicamente y con algún flashback, hechos que son los puntales de la historia, desde el brutal asesinato de Marcela, hasta la también despiadada reacción de Dris y Abdelhamid, con la guinda del pastel que aporta Iván. Por otra parte, la narración va alternando estos hechos objetivos con descripciones emocionales subjetivas, que son para mí la salsa de tu estilo narrativo. Antes y después de cada hecho, de cada acto, hay una profundización emocional tanto de lo que sienten los personajes, como de lo que al lector le quieres transmitir, describiendo las situaciones con muchas, pero muchas metáforas e imágenes destinadas a causar sensaciones. Aquí es donde está uno de los secretos para mí.

Me he fijado en la cantidad de veces que utilizas la palabra “como”, muchísimas. Los “como” te sirven para hacer comparaciones plagadas de sensaciones e iniciar esas imágenes conectadas con sentimientos –de asco, de rabia, de dolor, de amor- que tú quieres transmitir, y lo consigues. Todo esto lo vas encauzando con completo dominio y te metes al lector en el bolsillo, causando una tensión enorme que tiene su punto álgido en Khemis Sahel, donde explota, y luego viene la liberación…es, perdóname la expresión y la confianza, como un orgasmo (espero que no te moleste esto). ¡¡Chapó!!

Me ha emocionado especialmente cómo describes el encuentro de Iván con su amigo Sadik y su familia. Se trasluce ahí con infinita dulzura tu amor por Marruecos, por Tánger y por sus gentes.

¡Enhorabuena y un abrazo!

Tina Suau» 

Tina Suau y Sergio Barce
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