Hace días, colgué un relato inspirado en esta fotografía de la otra banda que me había enviado Pepe García Gálvez. Ahora, Francisco Morales (Fran Morgar) vuelve a hacer maravillas con uno de mis textos, como hizo ya con «La cautiva». Me decía Fran en el correo que me ha enviado:
<Nuevamente sucumbo ante uno de tus relatos.Ya lo intuí en la primera lectura… Quién sabe qué fuerza inexplicable que llega de los adentros provoca estos impulsos. Lo hice ayer tarde con las últimas fotografías que tan generosamente Jose María López Cobos comparte con nosotros. Te confieso que en algunos párrafos me resultaba muy difícil desatar el nudo de la garganta y no se me notase una voz tan rubia acentuada por el sol de esos veranos. No alcanzaba los tonos graves, sobre todo, en los pasajes en los que haces referencia a tu padre a lomos de su espalda y esa estela celeste de tu abuelo. Espero que no se note demasiado y haya estado un poco a la altura del texto. Para mí ha sido un disfrute hacerlo.>
Fran, el que lo ha disfrutado de veras he sido yo. ¿Que si has estado a la altura del texto? ¡Has transformado mi narración en algo tan emocionante que ni siquiera lo reconozco como mío! Lo has engrandecido, lo has convertido en una pequeña joya, y no sé cómo darte las gracias. Espero que a quienes lo veáis os llegue tan hondo como a nosotros. Para verlo pincha en:
(…) Hagámoslo. Metámonos en esa foto de la playa de Larache, atravesemos el daguerrotipo e imaginemos que viajamos a ese año en concreto, aunque dé igual el año en realidad. Imaginemos que podemos hacerlo…


