Este libro contiene los relatos más famosos del autor, como “La célebre rana saltarina del condado de calaveras”, que aparece en varios recopilatorios de la narrativa norteamericana. Pero es, sin duda, “El diario de Adán y Eva” el más divertido y desternillante, un relato que no ha envejecido en absoluto y que ofrece auténticas delicias y hallazgos.
Hola Sergio.
otro autor genial, para mi conocido por los inolvidables Tom Sawyer, Huckleberry Finn, el príncipe y el mendigo, por lo que lo tenia como un escritor de literatura juvenil, y quede bastante sorprendida al leer alguno de sus cuentos y descubrir que era un maestro del humor, la ironía y la crítica social.
El diario de Adan y Eva, como bien dices, es buenísimo y agrego otra parte.
«Lunes.- Este animal nuevo, de larga cabellera, está resultando muy entremetido. Siempre merodea en torno mío y me sigue a donde yo voy. Esto me desagrada; no estoy acostumbrado a tener compañía. Debería quedarse con los demás animales. El día está nuboso y sopla viento del Este; creo que tendremos lluvia. ¿Tendremos? ¿Nosotros?»
También es muy divertido «El billete de un millón de Libras».
y muy irónico sobre nuestro concepto de la riqueza » El romance de la doncella esquimal», del que también dejo un extracto.
«nací para amar; para mí no existe la felicidad sin el amor. Quería que alguien me amara por mí misma. Quería un ídolo, y yo quería ser el ídolo de mi ídolo; sólo la idolatría mutua puede satisfacer mi naturaleza ardorosa. Tuve una cantidad infinita de pretendientes, más que infinita, pero todos tenían algún defecto fatal; y tarde o temprano descubría ese defecto, ninguno de ellos pudo ocultarlo: no me querían a mí, sino mi fortuna.
—¿Tu fortuna?
—Sí; porque mi padre es el hombre más rico de esta tribu, y de cualquier otra tribu en estas regiones.
Me preguntaba en qué consistiría la fortuna de su padre. No podía tratarse de la casa: cualquiera podía construir una semejante. No podía tratarse de las pieles; para ellos no tenían valor. No podía tratarse del trineo, los perros, los arpones, el bote, los anzuelos de espinas de pescado y las agujas, y ese tipo de cosas; no, éstas no eran riquezas. Entonces, ¿qué era lo que lo hacía tan rico a este hombre y atraía hacia la casa a un verdadero enjambre de sórdidos pretendientes? Comprendí, finalmente, que la mejor manera de averiguarlo era preguntárselo. Así lo hice. La niña se mostraba tan complacida por la pregunta que supuse que había estado ansiosa por que se la hiciera. Deseaba tanto que le preguntara como yo deseaba saber la respuesta. Se me arrimó confidencialmente y dijo:
—Adivine cuánto vale mi padre; ¡jamás podrá hacerlo!
acercó su mano a mi oído y susurró, de modo impactante:
—¡Veintidós anzuelos, no de espinas, sino extranjeros, hechos de hierro puro!.
Sergio, me encanta compartir contigo tantas lecturas, porque no tengo esa oportunidad de hacerlo con mucha gente, sobre todo cuentos, que me gustan mucho.
un beso.
Gracias, Mayte. Tengo aún pendiente un relato, ya lo sabes. Y se ha convertido en un reto, porque no puede simaginar las vueltas que le estoy dando a la imagen que escogí.
besos
sergio
Creo que se a lo que te refieres, y me va a hacer mucha ilusión el día que lo lea, estoy segura que va a ser genial.
Gracias Sergio.